[04]-Gravity Falls UA: Idilio (MA)

Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene temas de violencia situaciones de tema erótico y sexual, imágenes eróticas leves. Lenguaje ofensivo y vulgar.

Mabel Pines – 17 años.

Bill Cipher – Sin edad.

––––•(-• (Idilio) •-)•––––

"Sabes que no puedes escapar de él"

El campo extenso de una capa de ceniza oscura era lo que cubría lo que antes era una ciudad habitada por los ciudadanos del viejo pueblo de Oregón. Las criaturas de las pesadillas caminaban recorriendo los viejos edificios que alguna vez fueron los negocios de la gente que habitaba en la zona.

El cielo oscuro como la noche y con un arrebol de nubes que reflejaban un color escarlata ante la luz de la brecha multidimensional abierta, creaba un ambiente desnudo y gélido sobre el pueblo. La vegetación pereció y los árboles se tiñeron de negro hasta la última punta de aguja de pino que los recubría del verde antes vivo. Las flores del bosque ya nunca fueron las mismas y en su caso fueron reemplazadas por hectáreas de la flor amapola teñidas del aclamado color rojizo como la sangre de lo que alguna vez fue los últimos sobrevivientes del Raromagedon.

"Esto es lo que sucede a las personas que intentan ser héroes"

Fue lo último que recordaba el gemelo menor antes de irse del pueblo, él y su familia junto con el resto de sus amigos que lograron escapar del terrible dominio del tirano Bill Cipher.

El demonio se lo mostro antes de irse, como atrapo a su tío abuelo nuevamente petrificándolo en oro macizo y puro, solo que ahora estaba encadenado. Como cubrió la ciudad de una ola de locura y como a su paso deterioraba el camino y asesinaba cualquier sujeto que se encontraba al frente incluido a los símbolos de su zodiaco.

Esta vez ya no había forma de enfrentarlo, a su hermana y a él los obligaron a ver como mutilaba al grupo de amigos de Wendy cuando intentaban combatirlo. Durante el escape había muy pocas decisiones y acciones a realizar, la adrenalina golpeaba fuertemente en sus cuerpos y solo podían salvar lo que tenían en su disposición.

Stan ayudo a Soos y a Melody a subir a la furgoneta a los que podían salvar en su momento, Dipper y Mabel gritaban con desesperación a sus amigos de que se apuraran a subir tomando su mano.

Mabel en un intento por salvar a sus mejores amigas Grenda, Candy y Pacifica tuvo que bajarse cuando ellas venían corriendo con un Gideon mal herido de su cuerpo e inconsciente.

«Prioridad»

Cuando Mabel escucho esa palabra de su tío Stan las lágrimas cayeron sobre su rostro, odiaba tanto esa palabra. Como si fuera una maldita sentencia. ¿Cómo le pedía decidir entre la vida de ellos y llevar un herido de gravedad? Los minutos los comían y todos estaban terminando de acomodarse en la camioneta.

Ella miraba a su amigo Gideon, recordó el antiguo Raromagedon. Todo era su culpa y aunque no había desatado este segundo apocalipsis infernal, se sentía igual la misma desesperación y la carga de miedo.

Pacífica y Candy estaban llorando inconsolablemente cuando Grenda hablo y dijo: "Si podían revisar a Gideon, su cuerpo se siente helado". Este segundo Raromagedon nadie sobrevive y aquel demonio se los estaba haciendo quedar claro.

Lo siguiente que ocurrió fue como Dipper visualizo atrás de las chicas al demonio triangular posado con el ojo curveado y el ejército de secuaces maniáticos que lo seguían.

Dipper no lo pensó dos veces antes de tomar la mano de Pacifica y Mabel tirando de ellas mientras que ambas tiraban de las otras dos chicas restantes.

Pero las criaturas atraparon a Grenda y a Candy siendo tiradas contra el ejército, en cambio la gemela mayor no permitiría que sus amigas fueran atrapadas. Se soltó del agarre de su gemelo y salto de la furgoneta para correr hacia ellas y tomar sus manos tirando con fuerza ante el impulso de la adrenalina, antes de que su tío pisara el acelerador y arrancara el vehículo. Las dos chicas quedaron libres y pudieron ser atraídas por Dipper, Pacifica y Soos tirando de ellas hasta llegar a subirlas. En cambio para Mabel fue atrapada y lo último que escucho fue a su hermano gritar y pedirle a Stan que parara la furgoneta.

Pero en ningún momento el vehículo paro continuo acelerando durante el camino.

- - ¡¡TÍO STAN!! – Grito Dipper con todas sus fuerzas mientras golpeaba la ventanilla de la furgoneta junto con los demás. - ¡ESTAS LOCO! ¡MABEL SIGUE AHÍ! ¡ES MI HERMANA MALDITA SEA!

- - ¡DETENGASE! – Suplico Pacifica con lágrimas en los ojos. - ¡POR FAVOR! ¡POR FAVOR!

- - ¡STANLEY PINES! – Grito Soos quien nunca había llamado por el nombre completo a su jefe.

Stan nunca llego a detenerse hasta llegar a la carretera alta y que estuvieran fuera del pueblo y vieran el campo que recubría el pueblo de Gravity Falls. Fue en ese momento que el gemelo mayor se derrumbó sobre el volante del vehículo y se soltara llorando desconsoladamente entre gritos de ansiedad y desesperación.

- - ¡MABEL! – Soltó un grito desgarrador el anciano cuando recordó el rostro de su sobrina ser tragada por las criaturas y como aun la chica con los ojos cubiertos de lágrimas trato de ayudar a sus amigos. – Lo último que le dije fue... decide, decide si tu vida o la de un muerto.

- - Señor Pines – Dijo Melody intentando calmar al señor. – Soos ¿Puedes reemplazar al señor Pines en conducir esto?

- - Supongo... - Sus manos temblaban de tan solo pensar que hace una hora abandonaron a su amiga Mabel, mientras aun escuchaba al grupo llorar. – Voy a buscar un lugar... donde pasar la noche.

- - Lejos de aquí – Dijo Melody temblorosa de su voz. – Muy lejos.

Dipper estaba ido con lo que sucedió volviendo a recordad los acontecimientos de hace un rato. Las criaturas tragándose a su hermana y la salpicadura de sangre manchando su ropa.

- - Mabel... Mabel no está muerta, ¿Cierto? – Hablo Candy con voz temblorosa. – Díganme que no lo está... por favor.

- - Ella fue comida por esas criaturas – Dijo Grenda con la mirada abierta.

- - ¡¡Cállense!!

- - Dipper – Dijeron las chicas asustadas por la voz fuerte del chico.

- - Por favor... cállense, solo cállense un momento – Sentándose y agarrándose de las rodillas. – Por mi hermana... mi gemela...

- - Dipper... - Abrazo con fuerza al castaño escuchando al chico romperse a llorar y aferrarse a su torso.

- - ¡No es justo! – Grito el castaño aferrándose a la rubia.

- - Nada es justo.

Una voz agravada y maligna resonó en su cabeza, Dipper levanto la mirada junto a los demás y presenciaron a un sujeto rubio parchado con una sonrisa colmilluda. Aquel sujeto que los engaño desde un principio cuando regresaron al pueblo.

- - No escaparan de esta, Pines – Invocando las sombras a su alrededor. – En especial tú... ¡PINO!

Varias manos se materializaron sujetando el cuerpo del chico, el rubio se transformó en una criatura horripilante en forma de pirámide, entre sus múltiples bocas estaba listo para devorarse al castaño.

- - ¡¡NOOOOO!! ¡¡AYUDA!!

Una mano suave lo despertó haciendo que el adolescente se sobresaltara y gritara con fuerza dentro de la habitación.

- - ¡¡NO!!

- - ¡Dipper! – las manos intentaban sujetarlo para calmarlo de su ataque de ansiedad.

- - Pa...Pacifica – Hablo tembloroso y con el cuerpo cubierto de sudor y una sensación de escalofríos.

- - Tuviste... tuviste otra pesadilla – Menciono la rubia atrayendo a la mesita de noche un pañuelo para limpiarle el sudor en la cara.

- - C-Creo que sí – Soltando un bufido cansado mientras se pasaba una mano removiendo unos mechones castaños de su cabello.

- - Odio esto – Recomponiendo su postura. – Pensé haberlo olvidado.

- - Mmh... no, no se olvida – Negando con su cabeza. – Yo también las tengo, ahora muy frecuentes por este mes. – Viendo el reloj que marcaba la fecha y hora.

- - 30 de agosto – Recostándose y mirando el techo. – Mañana es...

Pacifica noto que seguía temblando el chico mientras sujetaba la sabana con firmeza. Ladeo la mirada a la puerta de la habitación y se retiró las balerinas negras de sus pies y dio un brinco a la cama cayendo a un lado del castaño.

- - ¿Paz? – Pregunto viendo a la rubia acomodarse a su lado.

- - Mañana es tú cumpleaños – Sonriendo suavemente. – Me gustaría que esta vez vayamos a comer a ese establecimiento de hamburguesas que mencionaste el otro día.

- - ¿La Holy Cow?

- - Sí... no nos caería mal comer hamburguesas grasosas y tomar muchas malteadas.

- - Ja, no lo creo Pacifica – Ladeando su cuerpo para quedar frente a la rubia. – Pero... se me antoja una hamburguesa doble con queso.

- - A mí también – Sonrosándose de sus mejillas.

- - Pacifica.

- - ¿Sí?

- - Ya estoy bien – Tomando su rostro y dando un beso casto en sus labios. – Gracias por quedarte conmigo.

- - Oye, mañana iremos a dejar flores – Sonriendo al recordar que hace 4 años escaparon del Raromagedón – La extraño...

- - Igual yo, pero Mabel no querría vernos tristes.

- - Cumplir mañana 17 años.

- - Todo estará bien. – Dijo Pacifica tomando su mano.

En se momento tocaron a la puerta entrando Wendy junto con Soos quienes traían cornetas para despertar al castaño. Un estruendoso ruido provoco que Dipper y Pacifica cayeran de lado contrario de la cama.

- - Muy bien tortolitos a levantarse.

- - Pacifica te enviamos para que despiertes a Dipper, no para que te duermas con él. – Dijo Wendy de brazos cruzados.

- - Puedes callarte tú, tonta cabeza roja – Dijo avergonzada la rubia.

- - Dipper – Hablo Stan detrás del grupo. – Listo para iniciar tú pree celebración de cumpleaños. – Sonriendo. – Te prestare el Cadillac.

- - ¡Ya estoy despierto! – Dijo emocionado el castaño.

- - Momento yo cumplí años en mayo y ni me prestó su auto.

- - Wendy eres mi empleada, es una cosa diferente.

Dipper por un momento quiso olvidar de la pesadilla y solo tratar de vivir su presente a lado de las personas que le quedaban en su vida.

══════ஜ══════

"Dicen que nuestro amo tiene un nuevo juguete"

"Es su favorito desde hace años"

El demonio caminaba por los extensos pasillos de su castillo escuchando a sus súbditos y aliados hablando sobre lo que resguardaba en la burbuja que se encontraba flotando encima del viejo puente, cubierta de cadenas y un cerrojo. Siempre que le preguntaban que había en la burbuja él solo respondía que tenía una aliada a la cual le debía mucho desde la primera creación del Raromagedón.

Llego a la habitación abriendo de par en par las puertas de madera de su estudio cuando se encontró a Stanford des petrificado sin cadenas y con un traje elegante, bebiendo de la copa de vino intergaláctico que encontró en su momento. El demonio de los sueños cerro las puertas tras de él y dio una breve mirada a la mesa en donde se encontraba su juego de ajedrez. Soltó un suspiro y se acercó mientras se retiraba el saco de su traje para acomodarlo en su silla.

- - No te veo en tú habitual humor, Cipher.

- - ¿Cuál sería mi habitual humor? – Frunciendo el ceño.

- - Llegar riéndote como un loco desquiciado después de tomar una alianza con tus generales y darles el permiso de tener poder sobre cualquier humano que camine sobre el pueblo y desobedezca tus órdenes. – Dando un sorbo a su bebida. – Han entrado mucha gente al pueblo sin saber que sucedió aquí, ¿Por qué de pronto está plagado de criaturas y seres multidimensionales sedientos de sangre y poder? – Soltando una risa amarga. – No eres tú, y solo te escucho soltar un resoplido cansado y hastiado de esta locura.

- - Solo hoy no tengo ni las ganas de reírme, sabiendo que es otro día más sin la fórmula de la ecuación para expandir mi reino. – Haciendo aparecer una copa y servirse un trago bebiéndolo completamente sintiendo el ardor en su garganta semi humana.

- - No me culpes, tengo mis propios motivos y decisiones, darte la ecuación es poner fin a lo último que puedo salvar de la humanidad.

- - ¿O tal vez prefieras que le inflija daño alguno a tú sobrina nieta? – Apretando la copa y quebrando el cristal en su mano antes de dar un puñetazo a la mesa. – No te veo intenciones del día para oponerte, maldito egoísta de mierda.

- - Hoy podría dar unos cuantos latigazos y después colgarla boca abajo por unas cuantas horas para ver como la sangre se le sube hasta la cabeza y empiece a perder la conciencia. – Embozando una curva en sus labios. – Tal vez los latigazos sean la mejor tortura.

- - ¿Para Mabel?... - Soltó un simple murmullo Stanford antes de embozar una sonrisa. – Lo siento pero eso no obligara a que te lo diga. Que me perdone mi sobrina si es de ser lastimada para salvar a la humanidad.

- - Bien – Moviendo una pieza del ajedrez antes de comerse otro peón de su contrincante. – Serán los azotes.

- - Que mal, no vi venir esa jugada tuya – Viendo el tablero. – Me darás tiempo en pensar que movimiento haré.

Cuando volteo a ver al demonio se encontró solo nuevamente en la habitación y con otra botella nueva de vino.

- - Bueno pues... veré como me acerco a derrotar su alfil.

══════ஜ══════

Las sombras habían capturado las muñecas de la menor y las retuvieron contra el sofá de tercio pelo rosa, se encontraba ahora semi desnuda del torso sin su suéter rosa fucsia, sin su camiseta blanco perla y sin su brasier rosa pastel con decorativo de moñitos, sus senos estaban expuestos y colgando por la gravedad de la inclinación de su cuerpo.

La castaña miraba con un sonrojo fuerte en su rostro viendo al demonio rubio que había irrumpido en su sala de reuniones en medio de una junta con los habitantes de Mabelandia, había sacado a todos por la fuerza y a ella la había tomado llevándosela a su habitación en la punta de la torre. La chica no tuvo tiempo de protestar cuando aquel sujeto rubio la desnudo y la doblego con sus sombras contra el sofá.

Aquel demonio llevo sus manos acariciar su pecho y apretar sus suaves senos redondos de señorita que provocaban los gemidos bajos de la gemela Pines ante su agarre un poco fuerte.

- - Ahmm.... – Sentía la yema de sus dedos acariciar y apretar sus pezones teniendo cuidado de que las garras no desgarraran ni pincharan su delicada piel. – Mmm.... Ahmm.

- - ¿B-Bill? – Llamo la castaña sintiendo las caricias sobre sus senos y el cuerpo del demonio acercarse al suyo.

Su mano dio un apretón a su seno y descendió por su torso tocando su abdomen blando y suavecito. Bill coloco varios besos en su cuello y lamio más su piel dando mordiscos que le dejarían una marca rojiza en cuestión de minutos. Escuchaba a la joven adolescente gemir suavemente tras la caricia. En cuanto llego a su falda la alzo y fue encima de su braga a recorrer con un dedo el punto donde se escondía su perlita para frotarla y escuchar una exclamación de sorpresa y ansiedad en la castaña.

- - B-Bill... espera... espera... - Dijo la menor sonrojada de sus mejillas, sentía los besos del demonio ir en aumento atrás de su cuello y su mano apretar su seno derecho y la otra mano frotar contra su clítoris dejándola muy sensible. – Bill...

Su mano abandono su seno y descendió para reunirse con su otra mano y tomar el dobladillo de las bragas para retirarlas bajándolas por sus piernas esbeltas y tersas, trozando la tela de ambos lados. Se arrodillo y sujeto a la menor de las caderas alzándolas un poco y viendo su intimidad apenas revestida por la lubricación de su sexo. El demonio se acercó y dio una lamida larga en su vulva entre varias cortas rozando por sus labios lampiños mayores y entre medio de su uretra.

Mabel soltó un chillido y sus manos apretaron contra el reposa brazos del sofá soltado un berrido de su voz, sentía la lengua caliente y gruesa del demonio tocarla con insistencia cerca de su clítoris y rozando mucho su uretra provocando una serie de escalofríos. Las afiladas garras del demonio se clavaron en sus glúteos y aumento las lamidas dentro de su canal vaginal escuchando el lascivo sonido de su sexo mezclándose con la humedad de su saliva y el roce de la lengua, provocando que ella comenzara a gemir con fuerza y sintiera sus piernas debilitarse.

- - Bill... Bill... ahm... ah, ah, ah... - Sus piernas temblaban entre cada lamida, su sexo sentía ese escalofrío recorrerla y la necesidad de acabar pronto y orinarse. – No más... no más...

- - Vamos solo te preparo – Dando una caricia con su mano encima de su perlita rosada. – Aun no te he castigado... Estrella fugaz.

- - ¿Castigarme? – Pregunto confundida la adolescente. – Pero si...

El demonio se levantó y atrajo la cadera de la menor dando una nalgada en sus glúteos provocando un grito de sorpresa en la chica.

- - Dije que voy a castigar a la Estrella Fugaz – Descomprimió sus pantalones abriendo y sacando su miembro fuera del bóxer ceñido, estaba completamente erecto y alzado, se froto contra hendidura de la chica probando la deliciosa humedad tibia de la menor. – Mabel... voy a castigarte. – Hundió su miembro dentro de la vagina de la castaña escuchando un grito en ella.

- - ¡¡AAH!! – La castaña sentía la intrusión del miembro grueso y venoso del demonio, recibiendo la primera embestida con profundidad ya que el rubio la sujeto de sus caderas antes de moverse. – Ah, ah, ah... ahm... ah

- - Dije azotes - Dando otro golpe en su cadera con suma profundidad. – Y eso haré.

- - ¿A-Azotes? – Dijo confundida la menor con un rubor en su rostro, sentía aumentar el ritmo de las primeras embestidas en su sexo e ir con rapidez.

Una nalgada aterrizo en su trasero redondo provocando un grito en la menor. Ella no había sido nalgueada desde que llego, otro azote en su trasero y sentía su piel irse calentando. Las duras embestidas en su sexo y con la profundidad en que lo hacía dejaban a Mabel gimoteando de dolor, sus piernas temblaban terriblemente y su vagina solo se lubricaba más con cada golpe y la fricción en su sexo.

Bill soltó un jadeo dando otro azote en el trasero de la castaña, sintiendo ese placer y la excitación de escucharla gemir y soltar chillidos cada vez que golpeaba su culo. Su pene rozaba la carne estrecha de su vagina, como se amoldaba perfectamente a su miembro y apretaba exquisitamente. Sus secreciones cubriéndolo y emanando con cada penetración, su aroma siendo un perfume cautivador y dulce.

Le gustaba tener a la Pines menor a su merced, la silueta de su frágil figura siendo cubierta por su cuerpo. Tocando sus suaves senos e invitándole a marcarla dejando sus besos y mordidas por toda su piel.

- - ¡¡BILL!! – Grito la chica sintiendo su cuerpo temblar ante las intensas embestidas y los azotes en su trasero. - ¡Por favor! ¡Por favor!.... ¡Bill! – sentía su trasero arder con los golpes y una punzada de dolor.

El demonio vio la piel enrojecida de su trasero tan caliente y punzante, tras los azotes había marcas de arañazo creando una apertura a las heridas frescas de su piel. La sujeto de por debajo del abdomen y dio varias embestidas rápidas con su miembro viendo a la chica intentar aguantar mantenerse de pie siendo empujada al reposa brazos del sofá, hasta que vio sus piernas patalear y gemir con fuerza.

Su vagina expulsaba un líquido transparente que mojaba mucho su pelvis y volvía las penetraciones más lubricadas y con fácil desliz en su interior.

- - ¡Bill! ¡Bill! ¡Bill! - Su voz se escuchaba como plegaria entre lloriqueos y gemidos altos. - ¡Me vengo! ¡Me vengo! ¡No aguanto! ¡Ahh! ¡Ahh! ¡Me haré! – La castaña lloraba con fuerza sintiendo su cara enrojecer y su cuerpo temblar violentamente. Ella jamás había sentido esa fuerte necesidad de orinar, estaba avergonzada de haberse orinado encima. Pero sentía al rubio penetrarla con rudeza y profundidad sin importarle que hubiera derramado tanto líquido acuoso.

- - Bill... Ahmm... ahmm... para... - Escucho al demonio jadear laboriosamente cerca de su oído y sentir su mano apretar de forma a pasional su pecho. Su corazón latía con fuerza de tan solo tenerlo cerca. – Bill...

- - No quiero parar – Dando un beso en su hombro. – Estas muy caliente, no me importa... no me importa. – Dio varios golpes con su pelvis escuchando a la joven soltar gemidos altos y agudos sintiendo su lubricación resbalar y empapar su entrepierna y testículos. – No me importa... no me importa... - Bajo más sus pantalones hasta sus rodillas y abrazo a la menor evitando que se alejara, aumento las embestidas moviendo el sofá por los movimientos bruscos y escuchando los gritos altos de la menor que juraría que se escuchara por toda la torre y por fuera.

- - ¡AAH! ¡AAH! ¡BILL! – Mabel sentía el placer invadirla en su cuerpo y escuchar los jadeos y gruñidos del demonio en su oído. - ¡BILL!.... no, no, no.... – Su pelvis masculina tocando su trasero y sintiendo esos abdominales restregarse en su cadera, Mabel sentía su corazón salirse en cualquier momento si seguía escuchando a Bill muy cerca de su oído. Sus besos y caricias se volvieron demandantes por parte del demonio, fue empujada cuando la penetro con rapidez escuchando gruñir con fuerza al demonio como si se tratara de una bestia, su sexo se empapaba cayendo lo restante de su orgasmo. - ¡No pares! ¡No... no pares! – Suplico la menor resignada admitir que le gustaba las embestidas y que su cuerpo convulsionaba de placer ante esa actitud que traía el demonio. - ¡BILL!

Bill la atrajo abrazándola detrás y susurrando a su oído varias palabras impropias y lujuriosas, su pene palpitaba con cada fricción de entrada y salida. Sujeto el cuerpo delgado y pequeño de la adolescente cuando sintió su descarga, se corrió dentro de su útero llenándola de su líquido seminal caliente. La castaña lloro y gimió con fuerza cayendo rendida entre los almohadones del sofá. El demonio dio varios empujones antes de salir de ella y ver como dejo su pequeña vagina inundada de su lubricación y su semen con sus dos nalgas rojizas y con aruños en la piel.

- - Bill.... – Hablo exhausta la castaña y con una mirada humedecida de sus ojos de tanto llorar.

- - No fue tan malo este castigo – Arreglando su ropa y parte de su cabello antes de liberar las muñecas de la chica. – Solo fueron unos cuantos azotes.

Mabel intento levantarse pero se cayó al piso sintiendo sus piernas debilitadas, su vagina goteaba del semen que escapaba de su vulva, sus glúteos dolían a mares ye estaban rojizos por la sangre acumulada. El demonio se acercó a ella para inclinarse y sujetar el mentón de su rostro alzándolo.

- - Mabel – Beso los labios de la chica disfrutando del dulce sabor de su boca y el calor. Sabía que Stanford no le diría la fórmula de la ecuación y que jamás podría lastimarla. Mabel Pines era la única humana que le importaba en su reino oscuro.

- - Te iras...

- - No puedo llevarte conmigo.

- - Soy tú prisionera – Bajando la mirada antes de sentir una caricia en su mejilla.

- - Por el momento solo espera aquí – Besando su frente. – Espera.

La castaña quería levantarse pero sentía sus nalgas entumidas al igual que sus piernas. Bill la tomo en brazos y la coloco de regreso al sofá rosa escuchando su quejido.

- - Mierda... - Rezongó el demonio viendo a la menor darle esa mirada inocente en sus ojos. – Debo irme.

- - S-Sí... - Dijo la chica bajando la mirada y quedando recostada en su lugar.

Ella solo escucho como se cerraba la puerta y se quedaba sola en la habitación, mientras intentaba regular los latidos de su corazón.

══════ஜ══════

- - ¿Y bien?

- - ¿Y bien qué? – Rehízo la pregunta del Pines mayor, mientras salía de sus pensamientos.

- - Castigaste a mi sobrina solo por no darte la respuesta – Comento Stanford dando una mirada en la apariencia del rubio, su ropa estaba limpia pero no cubierta de sangre. – ¿Fue grave? ¿Sigue con vida?

- - Estrella fugaz sabe acallar sus gritos durante los azotes, es muy resistente cuando se trata de rudeza, descuida sigue viva ese saco de carne – Moviendo otra pieza del ajedrez para comerse el peón de su contrincante. – Hiciste una mala jugada al intentar acabar con el alfil.

- - Se hace lo que se puede – Tomando un trago del vino. - ¿Qué dice mi sobrina?

- - Te odia y me odia a mí – Embozando una sonrisa cínica. – Me dice que me odia cada día, y solo la hago sufrir y que espera que su tío me dé la respuesta o se muera de una vez el maldito viejo.

- - Puede aguantar mi sobrina – Dijo Ford seguro de su palabra. – No veo que este apuntó de morir. Ella es fuerte.

- - No te importa los castigos que recibe – Dando una mirada perspicaz al anciano. – Pensé que no te importaba tu familiar.

- - Me importa – Continuo. – ¿Cuántos azotes le diste?

- - No los conté, ya sabes que la ira hace que no cuente la cantidad de azotes – Recordando como abrazaba su figura fémina y escuchaba su voz llamarlo, solo recordarlo lo estremecía y le daba ganas de abandonar la partida y reunirse con ella. – Pero fueron suficientes para abrasionar su piel y desgajarla dejándola sangrar en el piso.

- - Bill... - Viendo al demonio apretar los nudillos y distraerse, aunque poco creía en la palabra de su enemigo. – Ahh... Necesito descansar. – Moviendo su reina para dejarla a exposición del demonio. – Juguemos mañana otra partida.

- - Solo bastaba decirme que no te apetece jugar ajedrez ahora. – Tomando a la reina de su contrincante. – Jaque maté.

Stanford camino hasta su habitación antes de ver al demonio perdido en el fuego anaranjado de la chimenea, ardiendo fuertemente y tirando leves chispas crepitantes de la madera oscura. El Pines mayor sabía lo que sucedía, no era de oídos sordos cuando un ejército de pesadillas chismorreaba la noticia de que Bill Cipher tiene un nuevo juguete al cual frecuentaba verlo cada minuto del día.

Ese juguete no era él y claramente no se quedaban a largas horas de partida de ajedrez o cartas, tampoco el demonio había insistido en que le diera la ecuación a través de sus torturas o los arrebatos de ira.

Bill estaba cada día perdido en los pensamientos y siempre buscaba una excusa para amenazarlo con torturas para su sobrina nieta. Dejo de creerle a la segunda amenaza cuando noto sangre en su camisa pero en la parte abdominal y con una severa preocupación de cortar su conversación 15 minutos después de que apareció jadeante y con los guantes cubiertos de sangre.

Ya las siguientes amenazas no hubo titubeos y él iba decidido aplicarlas, siempre regresando unos minutos más tarde o hasta casi la media hora.

- - No te quedes mirando mucho tiempo el fuego Cipher – Caminando dentro de la habitación. – O terminaras apagando la llama.

══════ஜ══════

El reino dentro de la burbuja estaba cubierto por el cielo nocturno revestido de un firmamento de estrellas, varios de los súbditos imaginarios de la castaña estaban dormidos. El silencio reinaba y algunas criaturas que debían estar custodiando la entrada de la torre estaban dormitando.

Subió los escalones de la torre y abrió las puertas para entrar a la habitación donde estaba la joven recostada viendo un álbum de fotos. No necesitaba una invitación cuando la menor solo se sentó y dejo el álbum a lado de la cama.

Se acercó a paso lento a su cama retirándose su abrigo y desatando los nudillos de su corbatín. En cambio la menor alzo el camisón blanco hasta su muslo, para sentir en ese momento las manos del demonio y dejar que retirada la prenda alzándola por encima de su cabeza y dejándola caer en el piso.

Beso sus labios con hambre y pasión siendo correspondido por la adolescente, sus manos tocaron su cuerpo color cremoso dando caricias atrás de su espalda baja. Ella tembló ante su toque y un rubor rojizo cubrió su rostro y cuello al ver que estaba expuesta ante ese demonio.

- - ¿Me vas a castigar? – Pregunto la castaña recordando lo que hicieron esta tarde, no le había gustado quedarse sola después del sexo.

- - No – Colocando un casto beso en sus labios y recargando su frente contra la de ella. – No hay castigo. Esta noche quiero quedarme aquí y...

- - ¿Me harás el amor? – Tomando su rostro en sus manos dando una sutil caricia en sus pómulos y cerca del parche ocular que se situaba del lado izquierdo. – Tendremos relaciones... aquí en la cama.

- - Mabel – Beso sus labios sintiendo como la chica lo recibía, se separó un momento antes de retirar sus prendas.

La castaña busco la oportunidad para besarlo y devolver las caricias tocando su cuerpo, escuchaba al rubio gemir lento y suspirar con cada toque. Lo atrajo a que subiera a la cama y continuaran sus besos disfrutando del sabor y el contacto con sus labios, lo que hacían solo incrementaban la tensión entre ellos y el demonio ya no venía solo a una visita de control o vigilancia. Ahora la buscaba porque probo lo que es ser amado y el calor de estar con la persona que amaba.

Bill la recostó en la cama besando su rostro y acariciando su cuerpo, grabándose de su silueta femenina y delicada. Desde que probó el toque y el calor de un cuerpo no quiso estar separado de ella. Dio una caricia entre sus muslo y separo sus piernas antes de frotar contra sus dedos su vulva y su clítoris escuchando la voz dulce de la castaña.

- - Mabel... - Viendo a la chica sonrojada y llevar sus manos a su pecho. – No acalles tú voz, estás conmigo.

- - Aun sigo sensible por lo de esta tarde.

- - ¿Fui brusco? – Pregunto el demonio temiendo haber lastimado a la chica.

- - Me nalgueaste muy fuerte y me dejaste ahí – Frunciendo el ceño. – No me gusto que hicieras eso.

- - Estaba jugando una partida con Seis dedos – Soltando una risa, sus dedos sentía la humedad de la menor crecer y empaparlos indicándole que estaba lista y lubricada. – Le dije que azotaría a su sobrina.

- - Pero azotarme el trasero – Alzando una ceja. – Fue muy grosero.

- - Estrella fugaz – Guio su miembro frotando su glande contra su vulva. – Enserio no entiendes que es azotar. – Empujo dentro de su canal vaginal robándole un suspiro larguero a la chica. – ¿Debo recordártelo?

- - ¡Bill! – La chica lo abrazo sintiendo las embestidas del rubio ir a un ritmo lento y profundo en su interior. – Ahmm... ah, ah, ah~

- - Mabel... Mabel – Aumento el ritmo de los empujes escuchando sus pieles chocar y tocarse con más intensidad. – Mabel...

- - Más... más... más... - Enrollo sus piernas contra el torso del demonio moviendo sus caderas al ritmo de sus embestidas.

El demonio sintiendo el placer de una forma deliciosa cuando la menor cooperaba y movía sus caderas contra él. Poso una mano contra el colchón y sujeto de la corva de su muslo para dar impulso a sus estocadas más fuertes y escuchar la cama moverse y golpear la pared. Sus cuerpos sudaban y los gemidos se intensificaron en la habitación, ambos se miraban al rostro y respiraban cerca del uno al otro.

- - Mabel... - Musito Bill entre jadeos disfrutando de lo mojado y húmedo que estaba el interior de la chica, sus testículos dando el choque contra sus glúteos siendo un estímulo placentero.

- - Bill... me gusta, me gusta... - Dando una mirada entrecerrada al rubio cuando de repente su cuerpo tembló completamente sintiendo aquel líquido caliente emanar de su entrada. – Ahh... ahh.... Bill.

- - Es delicioso – La sujeto de las caderas y la embistió con rapidez y rudeza contra el colchón escuchándola gritar alto. - ¡Mierda! – Exclamo al sentir su vagina muy mojada y rozar contra el cérvix su glande. – ¡Mabel!

- - ¡Bill! ¡Espera! ¡E-Espera! – Dijo asustada la castaña sintiendo esa necesidad de orinar. – Bill... espera... me haré, otra vez...

- - Córrete – Disfrutando de ver la cara enrojecida de la castaña y verla morirse de vergüenza. – No lo retengas.

- - ¡No! – La chica no pudo aguantar más y libero aquel líquido acuoso mojando la cama y escuchando el chapoteo en su vagina tras la entrada y salida de sus penetraciones. – Dios... oh Dios...

- - Entonces... te gusta – Colocando un beso en su mejilla. – Te corriste deliciosamente.

- - Bill... - Abrazando al rubio y arañando su espalda. – No te detengas... no te detengas.

- - Mabel... - La arremetió con fuerza contra la cama importándole poco que los escucharan, su protegía lo disfrutaba y ambos estaban juntos.

- - Bill... - Dando una mirada al demonio. – Quiero sentirlo...

- - Me correré... Estrella fugaz – Tocando su rostro y dando golpes profundos en su entrepierna. – Mabel, Mabel... Mabel...

- - ¡Ahh! – Abrió sus labios emitiendo un grito alto perdiéndose en la habitación. Sentía aquel líquido seminal tan caliente alojarse en su útero.

Abrazo a la castaña saliendo de ella y atrayéndola recelosamente a su cuerpo, estaba a gusto con su compañía antes de recordar que lo que dijo Stanford en el estudio era cierto.

- - Sé que no es el momento apropiado – Dijo Bill con una risa ahogada entre el jadeo. – Pero... feliz cumpleaños, mocosa.

- - Por Dios Bill – Soltando un gemido entre risas. - ¿Enserio?

Se volteó a ver a la adolescente que aún seguía respirando con rapidez y con el rostro enrojecido.

- - Hablo enserio.

- - ¿No podías haberme hecho un pastel?

- - Porque no comernos el pastel, puedes repetir el pedazo – Dando una insinuación pervertida a la menor.

- - Jeje... basta – Empujando suavemente su hombro.

- - Estrella fugaz... - Viendo que alzaba la mirada a él. – Quédate conmigo.

- - ¿Quedarme? – Suspirando con fuerza. - ¿De qué hablas?

- - Hablo de quedarte conmigo, por la eternidad – Dando una caricia cafuné a su cabello, viendo su rostro enrojecido. – Se mía.

- - Ser tuya... - Recordando que estaba atrapada en la burbuja y que parte de afuera era un caos.

- - Bill... - Dando una mirada al demonio. – Soy humana... recuerdas eso, lo hablamos.

Era un círculo vicioso el cual continuaría, el demonio le pediría cada vez que cumpliera años la petición de quedarse con él. Ella respondería lo mismo porque ese era la verdad, su vida era efímera.

- - Bill... - Bajando la mirada. – Debes acabar con esto o matarme.

- - ¿Qué me hiciste Mabel Pines? – Embozando una sonrisa al símbolo del zodiaco. – Estoy terriblemente enamorado de ti.

- - Bill – Viendo al demonio abrazarla a la fuerza y escucharlo llorar.

- - Maldita sea, maldita seas Mabel – Dijo enfurecido en su voz y con tristeza. – Estoy enamorado de una maldita mortal.

- - No te dejare solo – Dando una caricia a su espalda.

- - Quédate conmigo, por la eternidad – Cerrando su orbe. – Estrella fugaz.


Solo me alienta el deseo divino de hacerte mía

Mas me destruye la incertidumbre que estoy pasando

Es que la nieve cruel de los años mi cuerpo enfría

Y se me agota ya la paciencia por ti esperando

Y se me agota ya la paciencia por ti esperando

Que a besos yo te levante al rayar el día

Y que el idilio perdure siempre al llegar la noche

Y cuando venga la aurora llena de goce

Se fundan en una sola tu alma y la mía

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top