[03]-Monster Falls : El conejo y el cazador (MA)

Advertencia: Lectura para mayores de 18 años en adelante, contiene temas de violencia situaciones de tema erótico y sexual, imágenes eróticas leves. Lenguaje ofensivo y vulgar.

Mabel Pines – 16 años.

Kill Cipher – 25 años

––––•(-• (El conejo y el cazador) •-)•––––

Una tarde de verano a mediados de agosto, se encontraba un joven cazador pelirrojo persiguiendo un ciervo por los senderos del bosque oscuro. Le había encomendado un cliente el favor de cazar el animal y disecarlo para la creación de la piel de unos abrigos más finos para una dama.

El mayor estaba casi pisándole los talones al animal, y lo hubiera atrapado sino fuera porque alguien abrió la trampilla de púas que instalo en la fosa del bosque.

- Maldita sea, ven aquí. – Apuntando con su arma al mamífero. – Lo siento amigo... solo son negocios. – Se detuvo apuntando el ángulo y la distancia antes de tirar el gatillo.

De repente una piedra voló del otro lado golpeando el arma, provocando que el disparo terminara en la rama de un árbol de aguja de pino.

El pelirrojo gruño furioso al ver que su presa escapo y que perdía la oportunidad de un buen negocio que tendría con su cliente.

- ¡Maldición! – Grito frustrado dejando su arma en la firme tierra.

- ¡Kill! – Le grito desde lo lejos la castaña con el ceño fruncido. - ¡Lo sabía eras tú!

- ¡Niña insolente! – Apretó un puño viendo a la híbrida de especie acercarse a él. – Debí saber que tú liberaste al ciervo de su trampa.

- Ese ciervo los cuida mi hermano mellizo. – Frunciendo el ceño. – Te dijimos que está prohibido cazar en esta parte del bosque, ¿o acaso ya se te olvido?

- ¡Estaba del lado izquierdo! – Apuntando en dirección al lago. – ¡Mi lado! Así que el ciervo me pertenece.

- Entonces.... ¿Qué haces aquí? – Cruzándose de brazos.

- ¿De qué hablas? – Dijo la menor un poco despabilada de sus palabras.

- El ciervo cayó en mi lado y estaba en mi trampa. – Curvando una ceja. - ¿Qué hacías tú en mi lado?

- Bueno yo... - Sonrosándose de sus mejillas. – Es fácil, fui a visitarte y traerte una tarta. – Sonriendo. – Pero vi que te tardabas mucho en llegar a tu casa.

- Eso es porque estaba hablando con el cliente. – Cruzándose de brazos. – Le había dicho que por fin capture un ciervo, y no ilegal. – Resaltando una venita de enojo. – Pero cuando salí al porche, el ciervo se escapó.

- Sera porque tu trampa no sirve. – Soltando una risa. – Tus trampas están estropeadas.

- ¡Mabel! – Le llamo la atención molestó. – Era un negocio, ahora no tengo el animal para trabajarlo.

- ¿Te sentirías más aliviado si lo tuvieras?

- Conoces la respuesta niña. – Chasqueando su lengua en señal de enojo.

- Ven sígueme. – Tomando su mano.

- ¿A dónde me llevas? – Soltó un bufido. - ¿Me pagaras el ciervo?

- Tú solo cállate, tomate gruñón.

El pelirrojo dejo de protestar y siguió a la joven híbrida de conejo, cruzando el sendero del bosque encantado que conectaba a Monster Falls, ambos iban tomados de la mano antes de que un grupo de gnomos criticaran al humano que ingresaba a las tierras casi inexplorada por los de su especie.

- Mabel, ¿otra vez andas con ese sujeto? – Dijo un gnomo de barba café y semblante serio. – Sabes que el viejo Stanford te dijo que te alejaras de él.

- Es mi amigo – Respondió la castaña tirando más del pelirrojo. – Trátalo bien Jeff.

- No, no lo soy. – Dijo Kill aún molesto. – No soy su amigo, esta coneja siempre está loca.

- Agallas tienes para hablarle así a Mabel, sucio humano degenerado y salvaje. – Dijo Jeff. – Escúchame bien cazador, ella es muy apreciada por todos nosotros y es mi más apreciada y linda conejita, y no dejare que un estúpido cazador la insulte. – Grito furioso. - ¡Hazle daño y sufrirás las consecuencias!

- ¿Qué le pasa al enano gruñón? – Pregunto Kill viendo como los gnomos empezaban a pintar su cara en un pergamino para después utilizarlo como puntería. - ¡Otra vez lo esta haciendo! – Señalando al grupo. – No me quieren aquí.

- Déjalo, Jeff solo no le agrada a los extraños – Comento Mabel. – Y tú no deberías mentir, cazador.

- Aunque en algo tiene razón.

- ¿En qué?

- Deja que la esfinge se entere que ando aquí y mi saque a patadas de su terreno. – Menciono molesto. – Sabes que ese viejo me odia.

- Que negativo eres Kill. – Soltando una risa. – Vamos es por aquí.

De repente llegaron a una vieja casa deteriorada, la coneja soltó la mano del cazador y toco la puerta de la casa dejando que se abriera y mostrara el interior de esta. En ese momento apareció un chico albino casi de la edad de la coneja, solo por dos años mayor que ella.

- Mi querida y hermosa coneja. – Salto el chico tan pálido como la nieve frente a la castaña. Se arrodillo tomando su mano y besando su dorso. - ¿Qué te trae por aquí?, mi hermosa y preciosa conejita iluminada por el casi astro sol.

- Gideon. – Apartando su mano y limpiando el dorso de esta. – Recuerdas a Kill.

- Así, el idiota que disparo a mi primo Henry mientras volaba por el este. – Frunciendo el ceño. – Creí haber dicho que las bolsas de sangre no debían caminar por aquí en nuestro terreno.

- En realidad estaba volando muy cerca del foco de mi porche, gordo seboso. – Gruño el pelirrojo. – Y créeme que odio a los de tu especie por comerse el huerto de cerezas que sembré.

- Eres un descarado al atreverte a venir aquí. – Bufo molesto el albino. – Mabel sácalo mi vista. Sabes muy bien que un humano no es bienvenido en Monster Falls. Y aparte apesta a sangre echada a perder... ¡Melena!

- ¡No apesto a melena! – Gruño furioso. – ¿Quieres que te golpee?

- ¡KILL! – Le grito Mabel deteniéndolo. – Recuerda el tratado.

- Hmm... Por él lo rompo.

- Cobarde – Dijo Gideon tentándolo.

- Gideon basta – Le regaño Mabel. – Tampoco lo trates así.

- ¿Qué quiere el maldito humano?

- Bueno sobre eso... - Dijo ella tímidamente acercándose al vampiro. – Gideon, ¿te acuerdas del favor que me tienes?

- Sí, gracias a eso evitaste que me quemara ese día cuando se abrió un boquete en el techo de mi casa. – Dijo sonriente. – ¿No me digas que aceptaras ser un vampiro? Si es así serás... ¿Mi reina vampiro?

- No – Inflando sus mejillas. – Quería pedirte si tenías un ciervo.

- Ah... es eso – Sonando desanimado se hizo un lado mostrando una pila de cadáveres de animales. – Bueno creo que debe quedar uno moribundo.

- ¿Es enserio? – Viendo a la coneja.

- Quieres el ciervo ¿Sí o no? – Colocando sus manos en la cadera en señal de protesta. – Gideon tiene algunos.

- Enfermos – Musito. – Espero que uno mantenga el brillo en su pelaje aun.

- Agarra los que tiene menos de cuatro días.

- Eso no, gordo. – Busco entre los ciervos hasta encontrar uno más o menos con el pelaje brillante y marrón rojizo. – Este está bien.

- ¡No ese! – Se quejó el albino. – Tiene menos de dos días.

- Gideon – Le llamo la castaña golpeando con su pie el suelo.

- De acuerdo, puede llevárselo. – Cruzándose de brazos.

- Gracias.

Kill tomo el animal cargándolo en su espalda para llevarlo por el mismo sendero que tomo. No sin antes ver que Mabel seguía hablando con el albino. En cuanto iba regresar con él, el chico la tomo del brazo para susurrarle algo rápido en su oído y dejarla ir.

La luz del sol poco a poco iba bajando y dejando al descubierto más criaturas a su alrededor, entre ellas apareció una loba pelirroja de ropa de franela y pantalón, debía ser una mitad humana e hibrida al ser casi como la coneja. Enseguida de ella estaba un chico que era de su similitud pero con orejas puntiagudas.

- ¡Kill!, espérame. – La castaña salto abrazándolo de su cintura. – Oye, no mires mucho a Wendy.

- Parece que sigo sin ser recibido por ellos. – Dijo el pelirrojo. – Tú amiga me quiere matar con esa hacha.

- Wendy solo ayuda proteger la parte del bosque, junto con Robbie, Nate y Lee. – Señalando al otro par de chicos mitad zorro y gacela.

- Vaya bienvenida. – Viendo a otras criaturas mirarlo con recelo. – ¿Odian a los humanos?

- Bueno... solo es complicado. – Caminando junto al cazador.

De repente apareció su mellizo junto con una esfinge de apariencia de león y gárgola, y una bestia alada.

- ¡Aquí esta! – Dijo el chico de apariencia de cervatillo. – Les dije que otra vez se cruzó a nuestro lado.

- Kill Cipher, ¿Qué te dijimos si volvíamos a verte? – Dijo furioso la bestia alada. – No eres recibido por esta parte del bosque.

- Miren.... Esta vez yo no fui. – Dijo en modo de fastidio el cazador. – Fue esta coneja loca del peligro quien arruino la caza del día.

- Aja, otro perro con otro hueso. – Sacando su manopla de acero. – Te dije que no te acercaras a nuestro territorio, sucio cazador asesino de especies.

- ¡No tío Stan! – Se interpuso la coneja colocándose enfrente del pelirrojo. – Es mi invitado y yo fui quien arruino su caza de esta tarde.

- ¡Mabel! – Le llamo su mellizo. - ¿Qué hiciste? Me dijiste que Kill tenía uno de los ciervos en su trampa.

- Sí, pero... él tenía razón, el ciervo cayo en su trampa y en su lado.

- ¡Aja!, tenía razón. – Se burló de la coneja. – Admites que si fue tú culpa. Sabía que me mentías pequeña coneja.

- Pero ya le había dicho que está prohibido tener uno de los tuyos, Dipper. – Aclaro la castaña. – De todos modos, mañana Kill debe entregar un pedido y quedo muy formal con un cliente humano.

- En realidad era para pasado mañana, debo disecarlo para evitar que la sangre coagulada arruine la piel y el pelaje. – Hablo el cazador. – Pero como liberaste el ciervo, dudaba en encontrar otro ejemplar.

- Pero ya lo tienes. – Dijo la coneja.

- Independientemente lo que haya sido. – Hablo Ford. – Conoces las reglas Mabel, él no tiene permitido andar en Monster Falls.

- Vamos Seis dedos, esta vez yo no andaba cazando por su terreno. Y aprendí la lección cuando me tiraste por el risco y dejaste una marca en mi espalda – Dijo el pelirrojo. – Fue un regalo del seboso este ciervo.

- Kill, no confió en ti. – Acercándose al cazador. – Cada vez que vienes a pisar un pie en Monster Falls, provocas que las criaturas se pongan nerviosas y asustadas de tu sola maldita presencia.

- Sí, pues... ya sabes que no vendría aquí. – Apretando su arma. – Pero tampoco voy a dejar que me intimides o me des amenazas estúpida bestia autoritaria. – Paso por un lado de la esfinge siguiendo su camino.

Mientras que Mabel miraba con tristeza al cazador, iba ir tras él pero su mellizo la detuvo.

- Mabel, entiéndelo. – Tomando su mano. – No hagas esto más difícil para nuestros tíos. Sabes que no podemos relacionarnos con los humanos, debes dejar de ir a ese lado.

- Dipper... - Apartando su mano. – Ese tonto no lo puedo dejar solo, si lo esta va perder la cabeza.

Ambas criaturas vieron a su sobrina nieta alejarse, razonar con ella era difícil y a pesar de haberle explicado que era peligroso traer humanos al bosque encantado. Ford y Stan no podían aceptar aun la relación que su sobrina tenía con aquel cazador.

Un tratado había hecho con los humanos y no podían invadir la zona donde vivían, el pueblo de Gravity Falls no estaba listo para recibirlos aun, ni para saber la existencia de ellos. Kill había sido cuidadoso de no involucrarse o mencionar la ubicación o entrada de Monster Falls. Con la condición de dejarlo habitar el lado oeste del bosque.

Mabel corrió lo más rápido que pudo para alcanzar a Kill y evitar que se cerrada la puerta, tenían un horario antes de que se desvaneciera la luz del sol y cerrara por completo el portal de protección. Choco contra la espalda del cazador topándose con la mirada gris del pelirrojo.

- Mabel – Viendo a la coneja fuera del campo de protección, sabiendo que se terminaría de sellar el portal. – Oye, regresa te quedaras afuera.

- Descuida tengo permiso de mis tíos para andar afuera esta noche. – Mostrando una sonrisa. – Aparte andar por aquí de paseo no es tanto problema.

- Ponte tú abrigo y cúbrete esas orejas. – Subiéndole el gorro de su capucha a la joven.

- C-Cierto... - Sintiéndose nerviosa, sus mejillas se sonrojaron mientras caminaba a un lado del cazador.

- Ven aquí – La acerco a su lado para evitar que alguien más la viera. – Debemos tener cuidado.

- Sí – Asintiendo.

- Elegiste un mal día para llevarme a ese lado.

- Ya lo olvidaran jeje.

- ¿Qué me preparara esta conejita de cenar? – Tarareo el pelirrojo al ver a la chica animada a su lado.

Ambos llegaron a una cabaña un poco grande cerca del lago. Desde que Kill había llegado al pueblo de Gravity Falls, no había sido bien recibido por la gente. A nadie le gusta los forasteros, pero el cazador no podía hacer nada. Quería empezar una nueva vida, explorar el bosque y descubrir por accidente el otro lado del bosque cruzando el portal secreto. El quedo sorprendido de lo que encontró.

A pesar de que su primera impresión de conocer Monster Falls y ver criaturas mágicas, lo dejo casi impresionado y con una sonrisa en el rostro. Se había hecho amigo de un par de mellizos híbridos de un cervatillo y un conejo.

Todo podía haber quedado en una simple amistad con las criaturas de Monster Falls y de seguir como un simple cazador ignorante de la situación. Si no fuera por los rumores que escucho de la gente.

Luego después de enterarse en el pueblo que cazar una de esas raras especies podría traerle fortuna y buena reputación entre el gremio de cazadores. Kill no tardo en decirles a los tíos de los mellizos. Cosa que cuando se enteró el jefe de lo que le comento Kill, inmediatamente lo desterró y le prohibió acercarse a ellos o de divulgar información del lugar. Puesto que al cazador ahora lo veía como una amenaza mayor. Y se lo hizo saber cuándo empezaron a agredirlo al punto de dejarlo en la muerte.

Cuatro meses de amistad tirados a la basura es lo que pensó Kill, pero eso no evito que la coneja se acercara a él y se colara al otro lado del bosque. Una amistad secreta que duro 3 años en los que Mabel colaba a Kill de su lado teniéndolo del otro lado el bosque y le pedía siempre algunas criaturas guardar el secreto, aunque esto no paso de desapercibido para sus tíos. Siempre terminaban desterrando a Kill o impidiendo a su sobrina verlo, pero las constantes fugas de la joven eran imposibles de detenerla.

De algo temían Stan y Ford y era el hecho de que su sobrina haya quedado enamorada de un asesino. Saben que separar su especie es difícil y es porque sabían que los conejos son suicidas, si no están con su pareja.

Mabel entro a la cabaña junto con Kill, sabía que este terminaría de matar al ciervo en el patio. Un corte limpio y lo dejaría dentro de la jaula colgado para dejarlo desangrando hasta la mañana siguiente. Tardaría un rato para darle un trato al cuerpo y limpiarlo.

Mientras que la coneja se quitaba los zapatos y la capa para dejarlo en el perchero y se apuraría en ayudarle hacer la cena. Conocía la casa del cazador como la palma de su mano.

Ella sacaba del refrigerador los ingredientes para hacer un estofado de carne, se colocó un delantal blanco que tenía y se ató su cabello largo en una coleta, teniendo cuidado en sus orejas de conejo. Tarareo una canción mientras preparaba la cena. Afuera de la cabaña el cazador la escuchaba mientras daba el trato al cuerpo del animal, siempre se sentaba en las escaleras del porche escuchando a la coneja cantar. No le molestaba el ruido y siempre que estaba ella sus noches ya no eran solitarias, solo lleno de compañía y largas platicas.

Pasado unos 40 minutos el cazador termino con una parte de su labor y dejo el resto del cadáver ya despedazado y con la piel intacta. Tenía una bodega para guardar el resto en un refrigerador y revisar que el generador de energía funcionara bien, terminaría el trabajo mañana temprano para trabajar en la piel.

Regreso adentro de la cabaña para asearse y encontrar a la coneja terminando de hacer la cena y poner la mesa.

- Kill, ve a bañarte y luego bajas o se enfriara.

- Sí, sí pequeña. – Sonriendo.

- No quiero comer con el estofado frío. – Inflando sus mejillas

- Entonces espérame conejita. – Pinchando su mejilla con ternura.

- No tardes.

- Eres muy exigente.

El pelirrojo aunque no quisiera admitirlo se sentía en hogar cuando ella se quedaba a dormir en su cabaña, siempre tenía listo una habitación para ella o casi tenía todo para la comodidad de la híbrida. Había comprado sabanas, almohadas extras y un pijama extra. Sonaría tonto pero el cazador se hacía siempre la ilusión de tenerla. No negara que ambos tenían una relación prohibida y secreta entre ellos.

Los dos habían decidido que actuarían distintos frente a las criaturas de Monster Falls, su relación solo se basaría de una simple amistad. Pero estando solos era distinto.

Unas manos suaves y delicadas atraparon la cintura del cazador siendo abrazado por detrás mientras se duchaba. Sintiendo el cuerpo femenino de la joven apegándose al suyo.

- Diablos conejita. – Dijo el pelirrojo encontrándose con la mirada miel de la castaña.

- ¿Te ayudo a lavar tú espalda?

- Ya te estabas tardando en subir. – Volteándose para quedar frente a la híbrida de conejo. - ¿No nos iremos a tardar mucho?

- No – Soltando una risa.

- Unas cuantas caricias aquí y allá. – Provocando cosquillas en el vientre de la joven. – Y unos cuantos por aquí – Quitándole la toalla a la menor.

- Kill jejeje – Se abrazó a su cuello para que se inclinara y pudiera tallar su cabello con un poco de shampo. – Vamos cazador no hay que esperar la cena.

- Entonces conejita, deja que termine de limpiar tú cuerpo. – Colocando besos en su cuello y hombros.

- Mmm... Kill...

- Mabel – Atrapo sus labios en un beso profundo y suave. – Solo diez minutos...

- ¿Solo diez? – Dando besos entrecortados en sus labios.

- Sí – atrayendo a la menor a la ducha mojando ambos su cuerpo.

- Kill... - Sintió las manos del pelirrojo subir lentamente por arriba de su muslo y dar caricias que provocaban su cuerpo estremecerse y su colita de conejo temblar.

- Solo diez o tal vez quince – Soltando un jadeo el pelirrojo cuando atrapo a la chica acorralándola en la esquina de la ducha besando su cuerpo con mayor intensidad.

La castaña no pudo evitar dejar de masajear su cabello y llevar sus manos acariciar con vergüenza el cuerpo del mayor, tocando y frotando su pectoral hasta descender a su abdomen y tentar su evidente erección alzada. Vio aquel pene grueso y venoso golpear su abdomen níveo. Ella dio una mirada al pelirrojo y con sus manos tomo su miembro comenzando a masajearlo entre sus palmas de arriba hacia abajo escuchando un sonido gutural placentero del pelirrojo.

- Kill...

- No pares... no pares Mabel – Inclinando cerca de la castaña. - Déjame besarte – Busco sus labios atrapándola en un beso apasionado.

- Hmm... ahm... - Continuo masturbando su miembro mientras recibía caricias de aquel cazador tocando su cuerpo. Aquel pene palpitaba en su mano de forma caliente, fue con rapidez frotando antes de escuchar al pelirrojo gruñir y soltar un quejido.

- Ahh, ah, ah... - Sujeto las manos de la chica guiándola en una caricia lenta en el ritmo antes de correrse en su palma. – Mabel...

- Kill... - Viendo la cantidad de esperma que cayó en su mano y lamio delante del pelirrojo, antes de relamerse y deglutir una parte.

- Maldición eres una cruel coneja – Soltando una risa antes de tomar su mano y lavar lo sobrante junto con su miembro.

- ¿Estás enojado?

- No... - Besando sus labios. – Espera aquí... - salió de la ducha y busco el preservativo que estaba en el cajón del lavabo, junto con un espermicida. Se lo coloco y regreso junto a la castaña que traía sus orejas agachadas. – Ven aquí conejita. – Saco el cinto de su albornoz para atar las muñecas de la menor y colocarlas en la regadera.

La castaña fue cargada por el pelirrojo colocándola de espaldas contra las baldosas, sintió que el cazador introducía en su vagina aquel liquido viscoso y frío. La menor miro al sujeto con sus ojos empañados y un rubor en su rostro, su vulva se sentía caliente y su cuerpo temblaba de la tensión sexual.

- Grita mi pequeña conejita – Guiando su miembro a su entrada húmeda. – Quiero escuchar tu voz.

- Kill... - La castaña grito alto al sentir su pene dar la estocada y empezar el movimiento de sus embestidas rápidas y fuertes. - ¡Ahh! ¡ahh! ¡Ahh! – Sentía el pene del cazador rozar sus paredes vaginales con frecuencia dando esa sensación placentera que tanto le gustaba.

Kill escuchaba a la pequeña coneja gritar tan fuerte, sabía muy bien que la coneja se excitaba bastante en situaciones de tensión y cuando aprisionaba sus manos, al punto de escuchar su sexo humedecerse demasiado. Sus cuerpos cubiertos por el agua tibia de la ducha y sintiendo ese roce embriagante en sus sexos.

Los sonidos haciendo eco en el cuarto de baño, sus testículos chocando contra sus nalgas y su pene saliendo y entrando repetidas veces hasta crear ese líquido viscoso y azul blanquecino. Solo tenía que esperar unos tres minutos a que el espermicida se activara. Salió de ella y se retiró el condón dejándolo tirado en el piso de la ducha, ingreso nuevamente a su interior aprisionando su cuerpo al suyo y aumentando el roce profundo y fuerte de sus embestidas.

Mabel grito y lloro ante el placer embriagante que recibía, envolvió sus piernas a su torso siendo sujetada de sus muslos por Kill. Sus manos hacia un intento por liberarse pero sabía que el nudo era fuerte, y apenas seria liberara hasta que el pelirrojo la soltara.

Los besos calientes no se hicieron esperar, Kill estaba muy embriagado por escucharla gemir y gritar de placer. Sintió como su pequeña conejita se corría en cada orgasmo siempre apretando su miembro y provocando los sonidos roncos del cazador.

- Voy acabar dentro... lo haré... - Le advirtió a la menor viendo a la chica asentir y llorar sobre su pecho. – Mabel... Mabel...

- ¡AAAH! – La coneja grito con fuerza temblando completamente de su cuerpo y sintiendo el esperma caliente del cazador dentro de ella.

Abrazo su cuerpo antes de soltar las muñecas de la castaña y caer cansada la menor sobre su cuerpo. Termino de lavar su cuerpo y eliminar los residuos de semen en su vulva.

Cerró las llaves de la ducha y la tapo llevándola a la habitación para terminar de secarla y colocarle la ropa. La castaña despertó unas 2 horas después de su encuentro tenia las muñecas rojizas y estaba con una manta encima de su cuerpo. Se dio cuenta que el cazador ya no estaba en la habitación y las luces estaban apagadas.

Ella se levantó y salió de la habitación de huéspedes antes de ir a la habitación del pelirrojo y entrar con sumo cuidado.

Levanto las cubiertas de las sabanas y abrazo al cazador antes de aspirar su aroma y emitir un murmullo de felicidad.

- Pensé que estabas dormida – Dijo el pelirrojo.

- ¿Por qué no te quedas conmigo mientras duermo? – Pregunto la menor antes de ver al pelirrojo voltearse y mirarla con seriedad.

- Porque temo enamorarme más de ti – Acariciando su rostro. – Y que ellos te lleven lejos de mí.

- Kill... - Abrazo su cuerpo sintiendo la caricia del pelirrojo. – Algún día tendrás que cazarme.

- Quiero que seas mía, solamente mía – Abrazando con fuerza a la menor. – No quiero que nadie más te tenga, me perteneces.

- Sí – Dijo la castaña sonrojada, aun sabiendo que mañana regresaría a Monster Falls y estaría castigada por una buena semana. Pero eso no impediría que volviera a ver al cazador.

- Kill – Le llamo la coneja al pelirrojo. – No me sueltes.

- No la haré.

- Mañana... mañana despiértame con muchos besos y no me sueltes.

- Eres mía – Besando sus labios.

Kill sabía que mañana tendría que dejar ir a Mabel, solo por un tiempo. Pero la próxima vez la atrapara nuevamente y tal vez no la soltaría hasta dentro de un mes. Aunque se ganara el odio de las criatura de Monster Falls.




[Nota de la autora]

DarkLunacii si lees esto yo no copie tu fanfic calor XD 

Bueno me base para crearlo pero me gusto la idea de Kill siendo cazador y Mabel una conejita, solo que yo no lo hice tan largo como tu sueles hacerlo :3

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