🍎 Vacaciones a la playa 🎶

° Día 11:

—Por favor, póntelo—Dice el peliazul mientras levanta un traje de baño rojo de una pieza, por supuesto, es para su novia—Porfis.

—¿Y qué recibo yo a cambio?—La pareja se encuentra en la habitación del hotel, a costas de la playa, hace un día precioso y quieren tomar el sol—Mi plan era salir envuelta en una cobija, ni siquiera verías mis tobillos.

—Te conozco, adoras las minifaldas y siempre has querido un bikini—El chico se acerca con la prenda aún en sus manos—Te lo compré porque es la primera vez que visitas una playa, y quería que te sintieras hermosa.

—Je...—La chica desvía la mirada, avergonzada—Si mi novio se preocupa tanto por mi entonces debo agradecerlo como es debido.

La castaña toma el bikini y corre hacía el baño, después se encierra. El peliazul se sienta en la cama, esperando con las mejillas sonrojadas, nunca ha visto a su novia en traje de baño, ¿porqué la temperatura de la habitación ha aumentado? Debe ser el sol del verano ¿cierto?

—Estoy lista—Comenta la chica desde el baño—Voy a salir...

Y ahí está ella, luciendo un traje de baño de una sola pieza color rojo, hace juego con sus sandalias amarillas y su sombrero blanco para el sol. El peliazul la mira de pies a cabeza.

—¿Qué he hecho yo para merecerte?—Comenta el chico.

—Supongo que existir, con eso basta—La chica se mira a un espejo que hay junto a la cama—Me encanta, por cierto ¿tu no usarás traje de baño?

—No traje ninguno.

—Vaya, pues que coincidencia—La castaña se da la vuelta y rebusca en su maleta puesta sobre la cama—Te compré esto.

Un bonito short para la playa, color azul marino con notas musicales. El chico lo toma con ambas manos.

—No tengo mucho que enseñar, pero me gusta.

Y ahora es el peliazul quien entra al baño. Tras unos minutos sale, incluso se retiró su clásica gorra roja, dejando revuelto sus cabellos azules, en su lugar hay unas gafas para el sol.

—Bien, vámonos—Expresa la chica entusiasmada.

No solo es la primera vez que la castaña conoce el mar, también es la primera vez que sale de la ciudad acompañada de su novio.

Un rato después yacen sobre unos camastros disfrutando del sol. El chico con los lentes de sol puestos mientras que ella se cubre con su sombrero blanco. Relajados, dejándose llevar por el sonido de las olas.

—Tengo sed—Dice la chica mientras se levanta—Traeré algunas bebidas.

—¿Quieres que te acompañe?

—Descuida, mejor cuida el sitio.

La chica observa a su alrededor hasta ver un puesto de bebidas no muy lejos. Camina y compra un par de limonadas. 

Comienza a caminar de regreso hasta que de pronto un balón inflable se estrella en su cabeza sin causarle daño.

—Lo siento, es mío—Un chico alto y rubio se acerca—¿Estás bien?

—Si, toma—La chica le entrega el balón y continua caminando pero el rubio la detiene.

—¿Puedo invitarte algo para compensar mi error?

—No—La chica sigue su camino pero el rubio vuelve a detenerla—«¿Es en serio?»

—Vamos, déjame invitarte algo, las chicas guapas no deberían pagar nada.

—Y los rubios fastidiosos deberían aceptar un no por respuesta.

—Jaja, podemos conocernos si quieres, y quién sabe, quizás cambies de opinión.

—No, conozco esta técnica y conmigo no funciona—La chica sonríe orgullosa, y apunta con una limonada a su camastro—Vine con mi novio.

—¿Qué? ¿Ese pequeñín? Parece más bien tu hermano menor, vamos nena, puedes conseguir un verdadero hombre.

Las ganas de querer romperle el cuello aumenta en la castaña, entonces continúa su camino no sin antes pisar con todas sus fuerzas el meñique de aquel rubio engreído, quién se doble en el suelo chillando del dolor.

—«Los que presumen ser "verdaderos hombres" son los primeros en caer con un solo toque»—Piensa la castaña mientras llega a su camastro y deja las limonadas en una mesita. Su novio no se dió cuenta de nada.

Entonces la chica, en vez de recostarse en su propio camastro, decide recostarse al lado de su novio, entrelazando las piernas.

—¿Está todo bien?—Pregunta el peliazul mientras se retira las gafas de sol.

—Si, es solo que me gusta estar aquí contigo—La chica cierra los ojos—«No te preocupes, no permitiré que nadie nos juzgue».

—Estaba pensando en que fuéramos a nadar.

—Si, quiero disfrutar este día al máximo.

La castaña no permitirá que nadie se burle de su relación. Para ella, esto es ideal, es más de lo que hubiera imaginado que tendría.

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Gracias por leer! ✨

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