° Pidiendo un consejo:

Pico caminaba por el centro comercial cuando recibió una llamada del peliazul.

—¿Qué?—Pregunta Pico cuando respondió.

—Se dice hola.

—Beep.

—Beep boop también para ti.

—¿Qué pasa?

—Necesito tu opinión.

—¿En qué?

—¿Qué te parece más romántico, un restaurante o un jardín?

—Espera, ¿me estás coqueteando?

—No, estoy preparando algo especial para mi novia.

—¿Y por qué no ambos? Una cena en un jardín.

—¡Buena idea! ¿Y te parece exagerado llevar flores y cantarle?

—¿Tú cantando? Woah, qué sorpresa—Responde sarcásticamente—Y si, sería exagerado llevarle flores, así que llévale un ramo gigante.

—Bien, je...estoy un poco nervioso.

—Suena a cosa seria, ¿celebran algo?

—No, pero…

—Espera, alguien más me está llamando—Pico atiende el otro número—Nena ¿qué sucede?

Pico acostumbra a llamar nena a la castaña, pero de un modo cariñoso ya que no sabía su nombre cuando la conoció, ahora es su mote.

—Necesito tu consejo—Dice la castaña.

—La tercera, y no, Matrix no es un documental.

—Oh, gracias, pero no era eso.

—¿Entonces qué? Son los únicos consejos que conozco.

—¿Crees que me sienta bien el azul marino?

—¿Supongo? Deberías preguntárselo a tu gomita.

—Es una sorpresa, pero no sé si sea buena idea, siento que no me veo bien.

—¿Sabes que deberías hacer? Ponerte el vestido azul y usar gafas sin aumento.

—¿Porqué?

—Porque te verías distinto, quién sabe, a lo mejor tu novio te lo agradece.

—Jaja, es un gran consejo, esta bien, espero que Gomita también te lo agradezca, es que...estoy un poco nerviosa.

—Espera, necesito atender otra llamada, no cuelgues—Pico vuelve a su llamada con el peliazul—Oye, ¿de qué color serán las flores?

—Rojas, le encanta el rojo.

—Pero si siempre son rojas ¿no crees que ya es muy repetitivo? ¿Y si las compras blancas?

De esta manera combinarían con el vestido azul.

—El blanco también es muy bonito, supongo que viene bien por ser una ocasión especial.

—Oh cierto ¿porqué es una ocasión especial?

—Eh...pues creo que hoy es la noche.

—¿La noche de qué?

—...en qué le voy a proponer matrimonio.

Si Pico hubiera estado bebiendo lo hubiera escupido de la impresión. Si tuviera problemas cardíacos hubiera tenido un ataque. Si estuviera haciendo un castillo de naipes las cartas hubieran perdido su equilibrio.

Maldita sea, si no estuviera en el centro comercial habría gritado.

—¿En serio? Ah…¿qué? ¿qué qué qué?

—Lo he estado pensando y...en verdad la amo, je, lo sé suena loco, ¿crees que es mala idea?

—Es solo que...te conozco desde hace tiempo, no creí que te vería en tu boda.

—Hey, la melancolía no va contigo, quizás me rechace.

—Je, es culpa tuya, y no te preocupes, todo saldrá bien, ahora tengo que atender otra llamada—Y antes de que el peliazul pueda despedirse, Pico cuelga para hablar con la castaña—¿Nena?

—¿Si?

—Dijiste que estabas nerviosa.

—Si, Gomita me pidió que no hiciera planes para este fin de semana, creo que me está preparando algo.

—Busca el vestido azul más hermoso del mundo, y la ropa interior más linda que tengas.

—¿Eh? ¿Sabes algo que yo no?

—No, pero tienes que verte reluciente, y un último consejo.

—¿Qué?

—Di si.

—¿Sí a qué?

—Solo si, nos vemos—Pico cuelga la llamada—«Je, soy un padrino de primera».

Esos dos tortolitos se lo agradecerán.

••••

La siguiente parte es la última.