🍎 En la universidad 🎶
° Día 17:
Es tan triste tener que pedir direcciones sobre dónde está tu clase, sería comprensible si fuese su primer día, pero lleva estudiando ahí dos semanas. El peliazul siempre ha sido un tanto olvidadizo.
—Otra vez llegando tarde—Reprocha la maestra rubia—Usted es un adulto, así que solo usted tomará las consecuencias de sus actos.
—Lo se, es la décima vez que me lo dice…—Responde el joven antes de tomar su asiento, a lado de aquella chica misteriosa.
Esta es la única clase que comparten (Artes musicales), ni siquiera se han dirigido la palabra, él la mira de reojo, es muy linda, siempre viste de rojo y su cabello está alborotado, una que otra vez se pone los audífonos en mitad de la clase mientras toma apunte.
El chico desde que la vio ha querido presentarse pero nunca ha sido bueno con las chicas, es un tanto tímido. Pero ha decidido que hoy es el día, hoy hablará con ella, ¿pero cómo empezar?
“Hola, eres muy bonita” No, que miedo. “Esta clase aburre” Muy presumido. “Siempre nos sentamos juntos” Demasiado desesperado. “Hola, me llamo...”, quizás pueda funcionar.
—¿Está prestando atención?—Le pregunta la maestra mientras lo mira con el ceño fruncido. Toda la clase lo está mirando menos la chica.
—Eh...no.
La castaña ríe un poco, y tras otro regaño de la profesora, la clase continua. El peliazul suspira agobiado, está en la universidad, debería actuar como un adulto y sin embargo tiene los mismo problemas de siempre; distraerse, comiéndose la cabeza por cosas que ni siquiera han sucedido.
—La composición de la música es interesante, pero la maestra lo vuelve insoportable—Comenta la chica con una sonrisa—¿No crees?
¿Le está hablando? Si, está hablando. Vamos, tranquilízate, solo no hables sin pensar.
—Lamer una piedra sería más interesante.
Su cerebro lo ha traicionado, pero ella cubre sus labios con una mano para amortiguar la risa. El peliazul sonríe, su risa es muy tierna.
—Si, supongo que si, a veces no entiendo nada de lo que dice, habla como si la música fuese una fórmula que sigue un patrón.
—¿Por eso te pones los audífonos?
—Amm, si, no creí que se notara mucho—Ella sonríe con malicia—¿Me observas mucho?
Él desvia la mirada, sonrojado. Y por eso no tiene amigas, porque no es nada sutil con estas cosas. Sin escapatoria, opta por seguir su instinto.
—Es que eres más interesante que la clase.
Ella sonríe, sintiéndose halagada. El peliazul no lo puede creer, acaba de coquetear y ha funcionado. La magia de la universidad.
—Llegas tarde y no prestas atención a la clase—Comenta ella—¿Eres una mala influencia?
—Quizás, pero eres tú quien escucha música a mitad de clase.
Ambos mantienen sus sonrisas. Es raro lo bien que se dejan llevar por la actitud del otro.
—La música no se cuantifica, se crea, se comparte y se da una perspectiva—Responde la castaña—No explicas porque usaste esos colores en una pintura o porque ese baile significa algo para ti, simplemente...tiene sentido en lo ve cada quien.
Él está de acuerdo. La música sigue una composición, una estructura y un proceso, pero no una serie de reglas. Si existiera un patrón inquebrantable, la música ya no sería experimental ni personal.
—La música no sería arte…—Dice él en voz baja.
—Exacto—Ella mira a la profesora—Por eso no le veo sentido a sus explicaciones.
—Aunque para nuestra desgracia, tenemos que prestar atención si queremos conseguir un título.
—Si...oye, no me suena tu cara ¿solo nos vemos aquí?
—Si, es la única clase que compartimos.
—¿Y siempre te sientas ahí?
—Si, en la última fila.
—¿Y yo siempre me siento aquí?
—Si, al lado de la ventana.
Ella parece pensativa, por lo visto no sabia que tenia un patrón.
—¿Qué otras cosas sabes de mí?
—Pues que siempre vistes de rojo, llevas el cabello suelto y usas audífonos a mitad de la clase.
—Oh, pues no había notado todo eso...je, soy mas aburrida de lo que pensaba.
—No creo que seas aburrida.
—No puedes saberlo, no me conoces.
—Podríamos cambiar eso.
—¡Silencio ahi atrás!—Exclama la maestra molesta.
Ambos fingen prestar atención, pero ella responde en voz baja.
—¿Por qué quieres conocerme? Dejame adivinar, es porque soy bonita.
—En un principio sí, pero…—Decide ser sincero—Tras esta charla siento que podemos ser amigos.
—Eso…—Ella muestra una sonrisa tímida—Eso me gustaría.
—Deberíamos empezar con nuestros nombres.
Ella está de acuerdo. La universidad es ahora un poco menos infierno ahora que ha surgido la oportunidad de conocer a alguien.
••••
Esto contaría como un universo alterno (^^) espero les haya gustado.
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