Capitulo 1
Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—Prométeme que cuidarás de ella como si fuera tu propia hija... promételo Ko-san—rogó Hikari minutos después de dar a luz a su hija. La joven madre no dejaba de sangrar y sabía que pronto llegaría su fin. Ko lloraba desconsolado, él le había tomado mucho cariño a esa chica mientras estuvo con Hiashi y cuando lo engañaron para apartarlo de ella, se la dejó encargada, por lo que el cariño se fue fortaleciendo y la veía como a su hermana menor.
—No hables así, tú te pondrás bien, estarás sana con tu niña para ayudar a Hiashi-san—el Hyuga se resistía al inminente hecho, no obstante, el parto se presentó una semana antes y los rumores decían que los Otsutsuki estaban rondando los hospitales, razón por la cual, ella optó por quedarse en la vivienda que compartía con el amigo de su amado.
—Ambos sabemos que de hoy no pasaré, por favor Ko-san—él se lo prometió acercándole la bebé a ella para que la sintiera antes de llevársela.
—Te prometo que la protegeré con mi vida de ser necesario—afirmó limpiando el sudor de la frente de Hikari.
—Eres un buen hombre y se que contigo, ella estará a salvo de esas malvadas personas... Mi niña se llamará Hinata y cuando salgas por esa puerta, será tu hija hasta que su padre logre encontrarte—la joven acunó a la niña y derramó amargas lágrimas, sabiendo que crecería sin su madre y tampoco tenía la certeza de que Hiashi logrará salir con vida del lugar a donde su malvada familia lo mandó—Toma la bolsa que está en el primer cajón del buró—el varón obedeció y encontró una bolsa de terciopelo negro.
—¿Que es esto?—cuestionó sin querer hurgar.
—Allí encontrarás dinero en efectivo y la mayoría de mis joyas, véndelas para que puedas mantenerte por un tiempo, sólo deja para mi niña el dije de luna que su padre me regaló cuando me pidió ser su esposa—Ko asintió—Ahora debes irte, márchense antes que ellos los encuentren.
—Pero Hikari-san, no puedo irme dejándote así—el Hyuga se resistía a dejarla morir sola. No iba poder con su consciencia, pero si por mala suerte, los Otsutsuki los encontraban, asesinarían a todos, principalmente a la pequeña Hinata. Se sentía entre la espada y la pared.
—Yo ya no importó, pero mi hija tiene toda la vida por delante... por favor vete, no me falles—él asintió y la chica se despidió dándole un beso a su niña—Perdóname por dejarte mi amor, perdóname por no haber podido darte una vida tranquila y llena de amor—las lágrimas no dejaron de estar presentes en ambos adultos—Márchense ya—cerró los ojos deseando ya no abrirlos. Se sentía muy cansada y cada dos o tres minutos, mas sangre abandonaba su cuerpo, trayéndole una sensación de frío, posiblemente, el frío de la muerte.
No sabía cuanto tiempo había pasado cuando escuchó ruidos. La habían encontrado, sin embargo, se permitió sonreír sabiendo que su retoño ya se había ido y no podrían asesinarla.
—¡Hikari!—sus ojos se abrieron ante el llamado del hombre a quien consideraba su hermano mayor.
—¡Indra...! ¿De verdad eres tú?—la joven lloró amargamente, dado que creyó nunca mas volvería a verlo.
—Oh cielos ¿que sucedió en nuestra ausencia?—el varón le sostuvo la mejilla y se asustó al percatarse de la sangre bajo las mantas—LLAMEN UNA AMBULANCIA... DE PRISA—asustado intentó levantarla, pero ella hizo uso de sus últimas fuerzas para detenerlo.
—Nii-san... ya no hay tiempo—Indra sintió la frialdad de las pálidas manos de su hermana.
—¿Es cierto? ¿La encontraste?—Ashura entró sin ceremonias y se asustó con lo que veía—Hikari-chan—la chica trataba de sonreírles y rogaba por tener un poco de tiempo para contarles todo lo que vivió en su ausencia a manos de su propia abuela. Nadie sabía sobre la existencia de un hijo ilegítimo y ella se los haría saber.
—Escúchenme, tengo algo muy importante que decirles—tratando de no omitir ningún detalle, la joven les contó absolutamente todo a sus primos, incluso les reveló dónde podían encontrar pruebas—Busquen entre mis pertenencias, allí encontrarán pruebas que logré recaudar... ayuden a Hiashi-kun, ellos le tendieron una trampa.
—Te juró que lo haremos—Ashura lloraba sin reparos, mientras que Indra lo sabía disimular, no obstante, los dos tenían el corazón oprimido por el dolor y la culpa.
—Hay algo más... Ko-san, se marchó con mi hija, yo le rogué que la ocultara de mi familia para mantenerla a salvo—ellos negaron con la cabeza sintiéndose mucho más culpables—Su nombre es Hinata, prométanme que la buscarán y la reunirán con Hiashi-kun. Por favor, no dejen que mi abuela le haga daño.
—¡Perdónanos!—en ese momento, Indra ya no pudo contenerse y se hincó al otro lado de la cama para estar a su altura, tal como lo había hecho Ashura—Si hubiéramos estado aquí, nada de esto te sucedería, incluso hay otra víctima de la maldad de esa mujer sin alma.
—Ustedes fueron los mejores hermanos que Dios pudo darme y no tengo nada que perdonarles, sólo les ruego que cuiden a mi niña y salven a su padre—les rogaba con desesperación—Cuiden de mi Hinata hasta que pueda reunirse con Hiashi y háblenle de lo mucho que la amé aún sin conocerla.
—Te prometo que haremos pagar a todos los que te dañaron y cuidaremos de esa niña, como no lo hicimos contigo—Indra se veía determinado y sus orbes le dejaron claro a la joven que no mentía. Ashura tenía la misma mirada y fue entonces que ella sintió que la opresión sobre su pecho, poco a poco se iba haciendo menos pesada. Les regaló una sonrisa y finalmente se rindió al cansancio.
—¡HIKARI-CHAN!—gritó Ashura cuando la vieron cerrar los ojos.
—Esta muerta—declaró Indra apretando los puños mientras pensaba en su abuela.
[...]
Hizashi se unió a los hermanos Otsutsuki para acusar a las personas corruptas que se vendieron y mantuvieron a Hiashi encerrado y drogado. La familia Hyuga era respetada en todo el país, por lo tanto, cuando las acusaciones llegaron a la luz, Hiashi en seguida quedó exonerado, sin embargo, tras estar tanto tiempo privado de la libertad, como también bajo la influencia de los fuertes fármacos, la condición del castaño era muy mala.
La familia Hyuga ordenó su traslado a Hong Kong que era donde residían y para cuando Hiashi logró quedar completamente curado, ya habían pasado mas de cinco meses.
El joven de veintiséis años enloqueció cuando le contaron sobre la muerte de la mujer que amaba y apenas pudo valerse por si mismo, viajó hasta Konoha para llorarla en su última morada.
—No fue justo lo que nos hicieron mi amor... Se dice que sólo una vez se ama con todo el corazón y estoy seguro que ese sentimiento nos involucra a nosotros mi hermosa niña—Hiashi se echó a llorar sin importarle la presencia de los guardias que no lo dejaban bajo ninguna circunstancia. Para él había sido un duro golpe enterarse de la muerte de Hikari y aún sin haberlo procesado, le soltaron que ella si logró dar a luz—Te prometo que no descansaré hasta encontrar a nuestra hija y haré que las personas involucradas, paguen muy caro lo que te hicieron... no moriré sin cumplir mi promesa y nunca más volveré a sentir compasión por nadie—el Hyuga colocó el ramo de flores que le había traído y después de hacer las promesas, se marchó con el dolor de la culpa, ya que se dejó engañar por aquellas personas que se decían amigos. Ko le había advertido que no confiaba en ellos, pero fue tan tonto creyendo que le estaban ayudando en su noviazgo y no se enteró de lo equivocado que estaba, hasta que no lo apresaron y ellos se encargaron de dar el falso testimonio que terminó hundiéndolo. Por medio de Indra, se enteró que uno de ellos fue Zetsu, quien frente a él, se presentó con otro nombre y seguramente las otras personas hicieron lo mismo.
—¿Estás bien?—Hizashi no dejaba a su gemelo mayor, dado que temía por su estabilidad emocional ahora que se encontraba tan devastado.
—Lo estaré cuando encuentre a mi hija y haga pagar a quienes hicieron esta infamia. Yo a diferencia de ellos, los haré caer por medios legales y la primera en la lista es esa maldita mujer... Kaguya Otsutsuki—Hiashi confiaba en los hermanos Otsutsuki y ellos ya se habían separado de ella reclamando la herencia que por derecho les correspondía. Lamentablemente, no podían reclamar la parte que le tocaba a Hikari, ya que sólo ella o un descendiente directo podían hacerlo, por lo tanto, ella podía disponer de todo a su antojo, tal como siempre lo deseó y era en su preciada fortuna por donde la atacaría. Él también podía ser astuto y despiadado a la hora de arruinar a quienes se proponía.
—Te ayudaré mientras mi salud me lo permita, también yo quiero que tu hija se reúna con nuestra familia—Hizashi había sido diagnosticado con cáncer y lamentablemente, las expectativas no eran buenas. Hiashi atribuyó la preocupación de su desaparición a que su hermano empeorara, por lo tanto, también añadió ese sombrío diagnóstico a las acciones de esas malditas personas.
—No hables así, buscaremos mas opiniones, no puedes darte por vencido, tú hijo te necesita—Hizashi era el padre de Neji, quien perdió a su madre a la edad de dos años, por lo tanto, el niño de cinco años sólo tenía a su padre.
—Sabes que no pretendo darte mas cargas de las que ya tienes, pero el día en que yo falte, Neji quedará huérfano y...—el menor ya no pudo continuar, debido al nudo que se formó en su garganta.
—Escúchame... si lo que temes ocurre y no se puede hacer nada por ti, yo cuidaré de Neji como si fuera mi propio hijo y puedes sentirte tranquilo sabiendo que nada le faltará—palmeó el hombro de Hizashi, quien se enterneció con la emotiva declaración.
—Estoy seguro que cuando Neji conozca a tú princesa, se tomará al pie de la letra el papel de hermano mayor, incluso sin conocerla, ya me pregunta constantemente cuando llegará ella y todo porque le dije que él deberá ser su protector, lo cual se tomó muy a pecho—Hiashi sonrió con tristeza pensando que quizás no lograría encontrar a su niña antes que su hermano pudiera conocerla. Pensar en eso le daba mucha tristeza y cuando veía a Neji, no podía evitar pensar en el dolor que estaba por enfrentar ese pequeño al quedarse huérfano también de padre.
—Neji es un niño muy maduro para su corta edad y no dudó que cumpla con lo dicho, incluso lo escuché diciendo que será el mejor en artes marciales para defender a mi Hinata—Hiashi no pudo evitarlo y derramó amargas lágrimas ¿y que pasaba si no lograba encontrarla? Peor aún ¿que pasaba si esos bastardos la encontraban primero y los asesinaban? Lamentablemente, Ko no iba ser rival para ellos y por mucho que deseara protegerla, acabaría muerto.
—Desahógate... necesitas sacar todo ese dolor que te consume—el mayor finalmente se quebró y lloró sin importarle la presencia de su hermano, ni tampoco mostrarse como un niño. El dolor de perder el amor de su vida ya era agobiante y aunado a no saber el paradero de la hija de ambos, lo llevaba al límite.
—Fue mi culpa, no debí ser tan confiado—ese hecho era lo que mas lo ahogaba.
—No lograrás pensar con claridad, si no dejas de culparte, tu y ella, como también tu hija, son víctimas de los Otsutsuki. Tú no tenías como saber sobre el elaborado plan para desaparecerte y debo decir que de no ser por Ko, a estas alturas, ellos hubieran conseguido lo que planeaban y tanto tú, como tu hija, estarían muertos—su hermano tenía razón, Ko había sido pieza clave en destruir el plan, ya que gracias a él, Hikari logró escapar y poner a su bebé a salvo. Por otro lado, Indra y Ashura pudieron hablar con ella antes de su muerte, exponiendo las atrocidades a las que la sometieron.
—Lo se y no me alcanzará la vida para agradecerle, pero precisamente es por ser Ko quien esconde a mi hija, que me temo no lograr encontrarla... sabes lo bueno que es él en ese ámbito—era cierto, ya que Ko no sabía que Kaguya había sido expuesta y tampoco llegó a encontrarse con los hermanos Otsutsuki, quienes no dudarían en proteger a Hinata, por lo tanto, el Hyuga ausente pensó que Hiashi seguramente ya había muerto al igual que Hikari.
[...]
Ko llevaba mas de un año ocultándose junto a Hinata. Al principio contó con la ayuda de unas monjas, quienes le ayudaban con la niña, mientras él se encargaba de mantener el orden en el orfanato. No era usual que una niña con padre, se quedará en ese lugar, pero las monjas se conmovieron al verlo con Hinata en brazos sin saber como bajarle la temperatura corporal. Rápidamente, ellas se la llevaron y él les contó su historia. Al día siguiente le propusieron quedarse a cambio de laborar en la propiedad. El Hyuga aceptó sintiéndose agradecido y de no ser porque se enteró de unos desconocidos pidiendo información sobre un hombre joven con un bebé de exóticos ojos luna, no se hubiese visto obligado a huir con su hija.
Todo indicaba que Zetsu le estaba siguiendo los pasos y agradeció no haber dado su verdadero nombre, ademas nunca salía sin ocultar el color de sus orbes, lo cual no era posible con su niña, dado que su edad no lo permitiría.
Decidido a salvar a su hija, se mudó a un lejano campo donde logró comprar una granja. Estaba seguro que nadie lograría encontrarlos en ese remoto lugar, ya que raras veces los desconocidos se aproximaban al pequeño pueblo donde las personas les tomaron mucho aprecio, puesto que eran él y su niña los encargados de repartir huevos, leche y quesos, una vez por semana.
Rápidamente, Hinata y él se ganaron la simpatía de sus clientes y siempre les regalaban ropa de medio uso, por lo que ella no carecía de nada, incluso logró comprarle una muñeca cuando cumplió dos años.
—¡Papá!—el corazón de Ko, se sintió acelerado al escuchar la vocecita llamándolo así.
—Así es mi niña... ven aquí—la cargó de manera protectora y su rostro se bañó con lágrimas. Aunque Hinata no era su hija biológica, Ko ya la sentía como suya y estaba dispuesto a todo por mantenerla a salvo. Hinata era todo lo que le quedaba. Todo lo que ella hacía, le parecía adorable y cuando lo comenzó a llamar papá, lo derritió por completo, logrando que el vínculo entre ellos se hiciera mas grande.
...
Durante su estancia en la granja, ambos vivían de la caridad de los residentes, quienes no dejaban de regalarles lo que ya no necesitaban y fue así que obtuvieron un televisor en blanco y negro donde su pequeña veía los dibujos animados.
La niña lo ayudaba en las labores diarias y durante las noches, él le enseñaba a escribir, como a comportarse de acuerdo a una dama educada, tal como lo hacían las damas de la familia Hyuga. Ella era muy inteligente y aprendió rápidamente, así que tras el cuarto cumpleaños, comenzó a mostrarle como se usaban los contactos en los ojos y poco antes de cumplir cinco años, Hinata ya sabía hacerlo sin problemas.
Un día que ambos entregaban los artículos de la granja, se encontró con una hermosa mujer de cabello negro, quien rápidamente miró en dirección a su niña.
Presa del pánico, tomó a la niña y se fue a la granja, dado que no confiaba en nadie.
Los días continuaron y poco a poco se fue olvidando de el extraño encuentro, pero durante una tarde mientras encerraban los pollos en las jaulas, arribó un lujoso auto negro frente a su granja y antes de poder ocultarse, la misma dama de cabello negro ya se encontraba frente a ellos. Ni él, ni Hinata portaban los contactos y sus ojos color perla resaltaban a la vista de la mujer azabache.
—¿Que desea?—sin demora, Ko cargo a Hinata y la mantuvo abrazada. Tendrían que matarlo antes de tocar a su hija.
—No estoy aquí para dañarlos, mi nombre es Mikoto Uchiha y estoy segura que esa niña es la hija de mi mejor amiga—Ko se sorprendió cuando escuchó ese nombre, ya que Hikari le pidió buscarla, no obstante, cuando lo hizo, ella se hallaba de viaje y no podía esperar hasta su regreso—Estoy al tanto de lo sucedido y sólo buscó ayudarlos—Mikoto se entristeció cuando se enteró de lo sucedido a su amiga. Trató de hablar con su familia y al día siguiente, la misma Kaguya junto a dos hombres se presentaron frente a ella contándole una gran mentira. La Otsutsuki quería obtener información, incluso se molestó cuando creyó que ocultaba algo y le ofreció dinero, fue entonces que Fugaku se puso en alerta y los echó de la mansión Uchiha.
Kaguya los amenazó mostrando su verdadera personalidad y sin intimidarse, Fugaku los volvió a echar. El matrimonio comenzó a indagar y pronto supieron la verdadera razón por lo que Kaguya la buscaba. Mikoto se sintió muy culpable por no haber estado en Konoha durante la estancia de Hikari, ya que de haberse encontrado con ella, quizás las circunstancias fueran diferentes y su amiga continuaría con vida.
Mikoto conoció a Hikari cuando se mudó con Izuna su pequeño hermano menor, su esposo Fugaku y sus dos hijos, a la misma ciudad en donde vivía la Otsutsuki. Pronto se hicieron buenas amigas, ya que Hikari era la encargada de ayudar a su hermano con las materias atrasadas. Izuna de catorce años, no podía permanecer siempre con Madara, su otro hermano quien se encargaba de una parte de las empresas familiares, por lo tanto, ella se lo llevó a su hogar.
Los cuatro hermanos quedaron huérfanos poco después del nacimiento de Izuna. Kagami el mayor y padre de Obito y Shisui, luego Mikoto, seguida de Madara y por último estaba Izuna.
Mikoto era la tutora legal de Izuna, así que no tenía problemas para sacarlo del país como lo hacían con sus hijos. Fugaku le ayudó con el chico y prácticamente ya lo sentía como si fueran de su propia sangre y lo mismo sucedía con sus hijos, quienes lo veían como a su hermano mayor.
Hikari sabía la historia de la Uchiha, sin embargo, ella se limitaba a contar muy poco sobre su vida familiar y pronto los Uchiha dedujeron que quizás no le resultaba agradable hacerlo, por lo tanto, no insistieron en preguntar. Lo único claro, era que ella pertenecía a una de las familias mas importantes, e influyentes de esa cuidad, lo cual era extraño, puesto que la joven trabajaba para obtener su propio dinero. Sin mas, la familia se dedicó a aceptarla sin cuestionar.
La joven adoraba a Sasuke, quien se escabullía de sus padres para entrar a la biblioteca donde su tío recibía las tutorías de la hermosa chica, sin olvidar que se sentía celoso de Itachi, dado que a Hikari le parecía encantador y no perdía oportunidad para adularlo por su alto coeficiente intelectual. Sasuke parecía molesto con la Otsutsuki por monopolizar a su hermano y a pesar de tener apenas tres años, él siempre encontraba la manera de irrumpir tomando de la manó a su hermano mayor.
Durante los dos años que la familia vivió en la misma ciudad, crearon lazos muy estrechos con la chica y cuando tuvieron que regresar a Konoha, ella lloró desconsolada y dejó escapar lo mucho que los extrañaría, dado que su abuela la odiaba. Esa fue la primera vez que Hikari reveló algo sobre su vida y por desgracia, con su partida ya no pudieron ayudarla.
A pesar de la distancia, la joven se mantuvo en contacto con Mikoto y le contó que se sentía feliz, porque se había enamorado. Poco tiempo después le confesó que estaba embarazada y que se casaría. Mikoto le ofreció ayuda en todo lo que pudiera necesitar, ya que tiempo después, la llamó muy alterada diciéndole que necesitaba escapar de su familia.
La dama Uchiha volvió a llamarla y ya no volvió a contactarse con ella, luego se enteró que estuvo durante meces viviendo en Konoha, donde murió. Con esa poca información le bastaba para saber que Kaguya no era una buena persona y al no saber mucho sobre la personalidad de sus primos, tampoco confiaba en ellos.
—Está bien, pase—Ko no bajó la guardia pero al escuchar los relatos de la Uchiha, fue entendiendo que no mentía, por lo tanto, le contó parte de lo sucedido. Mikoto quedó horrorizada y sin pensarlo le ofreció ayuda.
—¿Porque no vienen conmigo a Konoha? Les garantizo un techo donde vivir, ademas de un trabajo para usted y la mejor educación para la niña—Hinata se encontraba dibujando. Ko, siempre le enseñó que cuando los adultos hablaban, ella no debía intervenir, ni escuchar.
—Pero no podemos hacerlo, ellos nos encontrarán fácilmente y no se tentarán el corazón para asesinar a mi niña... yo le prometí a Hikari-san que cuidaría de su hija con mi propia vida y eso es lo que haré—Mikoto se conmovió por la afirmación del Hyuga, no obstante, debía insistir. Las condiciones en las que vivían no eran aptas para ninguno de los dos y ella podía proveerles algo mejor.
—Si hacemos todo bien, ellos nunca lograrán encontrarlos, ademas, piense en Hinata-chan, ella merece convivir con niños de su edad... Piénsenlo, entre mas tiempo pasen en la clandestinidad, mas difícil se les hará pasar desapercibidos en un lugar concurrido—Ko lo sabía, sin embargo, no quería poner en riesgo la vida de su hija y optó por posponer el tema todo el tiempo que pudiera hacerlo.
—Agradezco su ofrecimiento Uchiha-san, pero no es fácil tomar una decisión tan importante y también esta el hecho de que usted y yo, nunca antes nos habíamos visto, lo cuál me deja en desventaja... No me lo tome a mal, pero mi única prioridad es mi hija.
—Lo se y no lo juzgo, pero no pienso desistir hasta que acepte mi ofrecimiento. Mi familia quiso mucho a Hikari-chan y ayudarlos a ustedes es como contribuir con su último deseo ¿no cree?
—Por lo menos déjeme pensarlo—Mikoto estuvo de acuerdo y se despidió de la ojiperla antes de marcharse, dejando sus datos personales. Ko alzó a su hija y la abrazó posesivamente. No quería perderla y en su interior, sintió que eso podía suceder, dado que quizás su pequeña iba preferir a la elegante dama, antes que a él. Hinata era una niña y como tal, podía verse deslumbrada por todo lo que la amiga de su madre podía proveerle, olvidándose de él.
—¡Amo a papá!—Ko se echó a llorar. No, su niña jamás cambiaría, ni siquiera por todos los juguetes de una tienda departamental, ella era demasiado buena para elegir bienes materiales, antes que a él.
—También te amo cariño, nunca lo olvides, papá te ama hasta la luna.
—Y yo lo amó hasta la luna, dos vueltas y de regreso—ambos solían decirse esa frase cuando veían la luna durante las noches que el cielo permanecía despejado.
...
Pasaron alrededor de tres meces, hasta que Mikoto logró convencer a Ko de mudarse a Konoha. Fugaku se encargó de conseguir nuevas identidades y él se ocupó de preparar a Hinata para la nueva vida que enfrentarían.
Apenas llegaron y los temores de Ko se hicieron realidad, puesto que la dama Uchiha se empeñó en mantener a Hinata con ella y su familia. El Hyuga temía que ella lo olvidara, pero eso no sucedió. La ojiperla no dejaba de ir a verlo para decirle que extrañaba pasar mas tiempo a su lado, como lo pasaban en la granja. Su niña no parecía contenta, pero aunque le preguntó en repetidas ocasiones, ella no dijo nada.
La realidad, era que a Hinata le había costando mucho adaptarse a su nueva vida, sobre todo, a las personas que iba conociendo, incluyendo al hijo menor de la dama Uchiha, quien no perdía oportunidad para hacerla sentir menos.
Durante los primeros años de escuela, la niña logró adaptarse bien. La escuela era de solamente niñas y eso le resultó mas sencillo, pero todo cambió cuando ya tenía mas de dieseis años y asistiría al mismo colegio donde Sasuke pasaba su último año antes de elegir la universidad.
—Escucha bien Sasuke, debes cuidar de Tsuki-chan, no dejes que nadie la moleste o estarás en serios problemas con nuestros padres y también conmigo—Itachi ya había terminado su carrera empresarial y a esas alturas asistía a la empresa perteneciente a los Uchiha. El apuesto joven, se encariñó mucho con la niña y cuando veía a su hermano molestándola, no dudaba en reprenderlo, al igual que sus padres. Eso sólo hacía que el rechazo de Sasuke hacia ella fuera aumentando, ya que según él, esa mocosa le estaba robando el cariño de su familia. Sus padres la veían como a una hija, Itachi siempre estaba pendiente de ella y hasta Chiyo, su nana, se había encariñado con ella.
—No te parece que ya bastante esfuerzo hago por soportarla en casa y ¿ahora también quieres que me convierta en su guardaespaldas?—ese tipo de comentarios no eran raros para ella por parte del chico, quien no mostraba ningún tipo de simpatía hacia su persona, por lo que la niña, le rogó a Mikoto que la dejara cambiar de habitación, según ella, quería estar cerca de Chiyo, quien vivía en la parte trasera de la mansión, donde también había pequeñas habitaciones para los otros empleados y fue tanta la insistencia de la Hyuga, que Mikoto se vio obligada a ceder. Para ese momento, Hinata ya tenía claro que no era mas que la hija del jardinero y aunque la dama Uchiha era muy buena con ella, no quería seguir gozando de lo que no le correspondía, después de todo, no había nada de malo en ser personas humildes. Ella adoraba a su padre y jamás se avergonzaría de él.
—N-no es necesario Itachi nii-san... s-seguramente S-Sasuke-san, tiene otras cosas que hacer—frente a los miembros de la familia, evitaba llamarlo Uchiha-san, como él mismo se lo había ordenado y ella siguió la orden al pie de la letra. Itachi sonrió y le dio un golpecito en la frente, lo cual desquició al azabache menor.
—¿Lo vez? Ya escuchaste a la tartamuda, así que deja de molestar—Hinata sintió que le atravesaron el pecho con una flecha, pues a pesar de saber que jamas la tomaría en cuenta, ella se había enamorado del arrogante y apuesto Uchiha. Las circunstancias estuvieron en su contra, dado que siendo una niña, escuchó a Mikoto diciendo que cuando crecieran, quería que ellos se casaran. La niña creyó que en realidad eso pasaría, incluso se atrevió a acercarse al chico y lo llamaba Sasuke-kun, no obstante, en uno de los cumpleaños del muchacho, unos años atrás, ella se levantó temprano y le preparó el desayuno. Chiyo le ayudó en todo y cuando entró en la habitación del chico, lo encontró de muy mal humor.
Flashback on
—Feliz cumpleañeros Sasuke-kun—él la miró con despreció, pero la Hyuga no desistió—yo te preparé el desayuno con mucho tomate, tal como a ti te gusta—la escalofriante mirada de Sasuke la hizo retroceder unos pasos y ella ya no sabía si había sido buena idea entrar a esa habitación, a donde nunca se había aventurado a poner un pie.
—¿Que demonios haces aquí?—el chico de doce años se hallaba de muy mal humor y verla frente a él, había sido la cereza sobre el pastel—¿Quien te autorizo entrar aquí?
—Pero Sasuke-kun, hoy es tu cumpleaños, no debes estar molesto—durante el tiempo que llevaban viviendo bajo el mismo techo, casi no se veían. El azabache la evitaba, pasando largas temporadas con sus primos mayores y cuando estaba en casa, simplemente la ignoraba.
—Deja de llamarme Sasuke-kun como si de verdad fuéramos cercanos—deliberadamente se acercó y de un manotazo derribo la charola con el desayuno que tanto esfuerzo le costó preparar—¿De verdad crees que un día nos casaremos?—ella lo veía con miedo—Eso nunca pasará, no te soportó, me ahoga tu presencia y maldigo el día en que mi madre se empeñó en traerte a vivir como a uno de nosotros.
—P-perdón... y-yo no—la joven comenzó a tartamudear, como lo hacía cuando tenía miedo y eso sólo sucedió en un par de ocasiones durante su estancia en la granja, en las noches de tormenta.
—Eres patética, ni siquiera puedes hablar normal—sin ningún tacto, el chico paso pisando los restos del desayuno—Cuando regrese quiero que hayas limpiado todo y jamas vuelvas a poner un pie aquí—a partir de ese desafortunado encuentro, la niña no dejó de tartamudear y las constantes burlas de Sasuke, agradaban el problema.
Flashback off
—¡Sasuke!—Itachi se puso furioso contra su hermano. Tsuki no tenía la culpa de tartamudear y Sasuke no perdía oportunidad para burlarse.
—Como sea—el menor ignoró a su hermano y salió hasta su auto, donde para su mala suerte, también iría Hinata.
—Cuídate mucho Tsuki-chan y no dudes en decirme si alguien te molesta ¿de acuerdo?—ella asintió.
—Cuídate bien cariño—la joven sonrió y se dirigió a los cálidos brazos de su padre, quien al igual que Itachi, fue afuera a despedirla para darle ánimos en su primer día en otra escuela.
—Tsuki-chan—Mikoto salió corriendo junto a Chiyo y le entregó un bento—olvidaste tu almuerzo mi niña.
—Es sólo un cambio de escuela, tampoco es que se marche del país... ¡que patético!—solto Sasuke ya mas molesto con el espectáculo. Los Uchiha lo miraron con enfado, mientras que Ko, se concentró en la triste expresión de su pequeña princesa. Para él, no pasó desapercibido el amor que su hija le tenía a ese joven y eso le dolía, dado que él no la tomaba en cuenta.
—H-hasta luego y n-no se preocupen por mí—sin más, subió al auto y optó por mirar las concurridas avenidas de la cuidad.
En quince minutos ya se hallaban en el estacionamiento. Sasuke bajó y caminó sin prestarle atención. Hinata suspiró y también avanzó.
—Hasta que llegas Uchiha—la ojiperla miró a tres apuestos chicos que se acercaron al azabache. Ella los había visto en la mansión Uchiha, obviamente desde lejos, dado que evitaba mostrarse cuando la familia tenía invitados, ni siquiera cuando el resto de los Uchiha llegaban, ella se adentraba en la mansión—mira lo que conseguimos—un rubio de largo cabello le mostró una pequeña bolsita que contenía una especie de polvo blanco. La joven se tapó la boca, pues sabía bien que era.
—Aquí no Deidara—Sasuke miró a la ojiluna y los otros tres también la miraron.
—¿Pero que tenemos aquí?—un pelirrojo se acercó a ella y la escudriñó de arriba abajo, logrando que se sonrojara—Seguramente eres nueva ¿no es cierto?—para ese momento, el rubio también se acercó a ella. Itachi le había comentado a la Hyuga, su temor acerca de los hábitos de Sasuke. El joven creía que su hermano andaba en malos pasos y sus "amigos" no eran una buena influencia para él, al menos dos de ellos, quienes andaban metidos en negocios ilícitos. Hinata no lo creía, pero ahora todo quedaba claro ante sus ojos.
—Escúchame bien—Sasuke la tomó del brazo con brusquedad—no se te ocurra contarle a nadie sobre esto ¿entiendes?—ella asintió mostrando una mueca de dolor y miedo.
—Suéltala cabron ¿no vez que la estás lastimando?—el agarre del moreno cedió cuando el otro de los chicos empujó al azabache—¿Estas bien?—ella asintió mirando a un apuesto peli plata con un exótico color de ojos.
—No te metas en mis asuntos Hidan—advirtió enfadado—y tú, ya estás advertida—Sasuke continuó su camino apretando los puños. El imbecil de Hidan ya lo tenía harto y defender a la andrajosa fue la gota que rebalsó el vaso.
—Si continúas cabreando a Sasuke, llegará el momento en que explote en tu contra—advirtió el pelirrojo de nombre Sasori, antes de girarse para seguir los pasos del Uchiha.
—¿Y que putos me importa lo que haga ese pendejo? Yo a diferencia de ustedes, no suelo lamer el piso por donde ese arrogante camina—respondió sin inmutarse.
—No somos unos lambisconees hm—se defendió el rubio. Hinata quería marcharse y aprovechó que no la veían para escabullirse, no obstante, Hidan fue mas rápido.
—Espera pequeña, por lo menos déjame acompañarte hasta tu nuevo salón—la joven pensaba negarse, dado que no conocía a ese hombre—Suponiendo que este es tu primer día aquí, no te será fácil encontrar tus clases y yo conozco este lugar como a la palma de mi mano... y por cierto, soy Hidan para servirte—ella sabía que él esperaba escuchar su nombre y suspiró derrotada.
—Tsuki Ikeda, encantada de conocerlo Hidan-san—ella le hizo una educada reverencia y el chico sonrió.
Ambos entraron en la concurrida edificación mientras atraían las miradas curiosas de algunos estudiantes. Tal como se lo dijo, Hidan la condujo a los lugares a donde ella debía ir y por último, la dejó en el que sería su salón de clases.
—Esperó verte por los alrededores Tsuki-chan—Hidan le sonrió antes de marcharse a su respectivo salón.
Continuara.
Aquí esta el primer capítulo, espero que haya quedado bien explicado. Lamentó no haberlo subido junto al prólogo, pero accidentalmente lo borré y no lo tenía salvado. Me disculpo por las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron sin que las notara, apenas las encuentre y las iré corrigiendo 😊💕
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