Cadena de recuerdos.

En la playa de las Islas Destino, justo después de la medianoche, donde la Luna y las estrellas iluminaban el despejado cielo; un par de niños observaban sentados en la arena ese cielo que unía todos los mundos. El silencio reinaba entre ellos, sólo acompañados por el sonido de las apacibles olas.

Para Riku, era raro ver a su amigo de cuatro años tan calmado, normalmente era una esfera de energía infinita, y contagiosa, muy contagiosa; y aunque al pelo plateado nunca le desagradó su actitud —¿Cómo podría? Seguían siendo niños pequeños—, momentos como este se le hacían agradables.

Creyó ver una estrella fugaz y con asombro la contempló, siendo rápidamente distraído por el llanto de su amigo.

—Sora, ¿qué sucede?—indagó preocupado. El menor escondía su rostro entre sus piernas pegadas al pecho, un vano intento de aminorar sus sollozos.

— ¿Qué pasaría si un meteorito cae en nuestra isla?—contestó con otra pregunta, claramente atemorizado. Para un niño de su edad, un miedo justificable.

Riku no meditó la respuesta del menor, sólo se levantó, agitando animadamente su espada de madera, llamando la atención del moreno, que sin limpiar sus lágrimas, observó al pelo plateado.

— ¡Si eso llega a pasar, yo te protegeré!—Riku sonrió—. ¡Lo juro!

Sora observó maravillado a su amigo y poco a poco limpió sus lágrimas hasta que desaparecieron.

—Muchas gracias, Riku.

El nombrado le ofreció su mano y sin dudar, Sora la aceptó. De su bolsillo el pelo plateado sacó una cadena con un dije de corona y se la entregó a su amigo.

—Para que una parte de mí siempre esté contigo—Riku sonrió con calidez, siendo correspondido.

El dulce recuerdo se fragmentaba y distorsionaba, la espada ahora reposaba en la mano de Sora y en vez del collar, un amuleto similar a una fruta de paopu ocupaba su lugar. Nada era estático, cambiando constantemente de forma; pero el más grande cambio se produjo cuando en vez de mirar el rostro sonriente de su amigo, una niña rubia de ojos llorosos le sonreía.

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Poco después de la lucha contra Larxene en el Castillo del Olvido, Sora mostró sonriente el amuleto similar a una fruta de paopu a sus amigos.

— ¿Qué es eso?—preguntó Goofy confundido.

— ¡Me lo dio Naminé, es muy preciado para mí!—contestó sonriente—. Juré protegerla.

Tal vez algún día, esos recuerdos ocultos en nuestro corazón salgan a la luz.

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Conixiwa 😎✌️

Volví con otro drabble Soriku, oh sí.

Este está basado en una teoría muy interesante que encontré en el Tumblr de Steam Whistler donde discutía la posiblidad de que el recuerdo manipulado donde Naminé le el amuleto a Sora, sea en realidad Riku entregándole el collar a Sora la misma noche que Kairi llegó a la isla, y que por eso significa mucho para él y no se lo quita, es el recuerdo que lo une a sus dos amigos (💘).

En fin, yo apoyo la teoría hasta que el mismo Nomura lo desmienta ✌️

Y lo confieso, el Sorinami es otra de mis OTP's del fandom, no llegando al mismo punto que el Soriku, pero lo que importa es que los amo. ¡Son unas wawitas!

Bueno, sallonada, ¡Selemi se despide!

P.D. Perdonen la narración tan culera 😔

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