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Amargos errores

Me hubiera gustado no llegar a esta parte, hasta dudé mucho en colocarla, pero aquí estoy, continuando, escribiendo una de las épocas más dolorosas que viví hasta ahora.

Cuéntame, ¿Algunas vez diste algo a alguien importante para ti porque sentiste que ya tú perdiste la oportunidad? Bueno, déjame relatar esa vez que ya me sentía superada, llegó ella e inicié de cero por segunda vez.

Supongo que la recuerdas, pero no como yo lo hago, es hora de presentar la cara de la otra moneda de quien llamé hermana alguna vez, una chica que convivió conmigo por tres y medio de largos años como si fuera la uña de mi carne, con la que compartí largos recreos que sentí cortos, que conté tantas cosas, pasamos tantas cosas y recibí la peor de todas al final: La decepción.

De nuevo retrocedo: La conocí en mi segundo año de secundaria, teníamos una amiga en común que hizo la cortesía de presentarnos y de ahí volvernos inseparables, o eso creí, por lo que restó de los siguientes tres años.

Ya yo la había visto en los pasillos un par de veces, cursábamos el mismo año, pero nuestras secciones eran distintas, y yo por alguna razón nunca me junté con personas de las demás secciones; al menos no hasta ese año en que por fin se cumplió lo que habíamos querido y nos pusieron en el mismo salón, era muy feliz, éramos...

¿Por qué lo digo en pasado? Las desilusiones también se vuelven amargos recuerdos, sobre todo cuando pierdes a alguien muy querido y hasta a ti mismo.

Ese año muchas cosas cambiaron.

Las primeras semanas fueron como un paseo por el jardín, todos estaban felices de la unión de las secciones, yo incluyéndome, como nunca parecíamos el alma perdida de la otra y me sentía menos sola de lo habitual, tenía a alguien en quien apoyarme si me caía; no contaba que ella fuera la causa de mi caída.

Lo sabías, ¿Verdad? Lo admitió frente a tu ex y todos, <<No, pero correspondo>> ella te quería, mejor dicho le gustabas y mucho.

Pero a que no sabías que eso me trajo un mal, que digo mal, un horrible sabor de boca; es decir, ¡Le gustabas a mi mejor amiga! ¡A mi mejor amiga le gustaba el chico que me rechazó y cuya ex me molestó hasta lo insoportable! ¿Cómo crees que reaccioné?

—Oh...

¿Oh? Si, oh, un maldito y sin sentido OH, más mi carita ahí toda pendeja sin saber qué coño decir.

Señor, ¿A dónde te llevabas mi mente cuando me pasaban estás vainas?

¿Sentiste alguna vez que tenías las cuerdas vocales ahogándose en agua? Así me sentí, como la propia estatua de piedra ahogándose en su peor pesadilla, que no hizo más que empezar, ¿Por qué? Vuelvo a repetir: ¿Algunas vez diste algo a alguien importante para ti porque sentiste que ya tú perdiste la oportunidad?

Si, así es, le dejé el paso libre, no me objeté, ni me opuse, no hice nada, solo dejé que caminara y se te acercara, sabía que se llevarían bien, aunque en secreto deseaba que no la aceptaras, no lo hubiera soportada.

Por Dios, ¿Qué tan jodida debía estar para que ustedes terminaran juntos? Al parecer no lo suficiente, porque no sucedió, pero si se volvieron lo suficientemente cercano como para que sus madres los juntaran, se vieran fuera de clase y le pidieras al padre de ella ser tu padrino en tu acto de confirmación en la iglesia.

Algo en mi, si aun era posible, se quebró.

1ero: La conocí.
2do: La declaré mi hermana.
3ero: Deseé que estudiara en mi salón.
4to: Mi deseo se cumplió y todo se fue abajo.
5to: La amistad no dio para más.

Ese es el resumen de una más de las tantas asquerosidades que conforman mi vida, pero la verdad hay tanto que contar que una nota no sería suficiente para ello así que debo aguantarme los detalles.

Siempre me consideré una persona de pocos amigos, pero no fue hasta ese año en que vi que en realidad no tenía ninguno, que eran solo personas con que estudiaba, y ni acaso eso, extraños que no necesitaban de otra extraña para prevalecer como eran.

¿Recuerdas esa actividad de "Elijan a la persona en quien más confían" que hizo la profesora? ¿Recuerdas que quedé sola y la profesora se tuvo que poner conmigo?

¿Y esa hermana donde estaba? Mi error, no lo era.

¿Y ese sueño del super cierre y graduarnos juntas? Creía que todo iría de lo mejor. Otro error, hablar antes de ver los hechos.

Me la pasé con ella todo un lapso, éramos nosotras en casi todas las actividades, y cuando eran grupos éramos nosotras y otros dos buenos amigos, ¿Qué mejor que eso? Tercer error.

Mis notas bajaron ese lapso y a presión de mi madre tuve que dejar de ponerme con ellos y centrarme en mis estudios; admito que fue lo mejor, me recuperé gratamente y pasé gustosa a mi último año.

Pero antes de eso ocurrieron varios problemas que nos terminaron de distanciar: Ella cambió, yo cambié y ahora no nos entendíamos en nada, parecíamos perros y gatos cada vez que se veían; ahí vi mis errores y en definitiva me terminé de alejar de ellos.

Quedé sola, demasiado diría, cada vez que elegían grupos yo era el miembro por caridad, es decir me metían en un grupo porque siempre quedaba afuera; así hasta terminar el año. En vacaciones no supe nada de ellos, ni de nadie de mi salón, salvo de ti que te volviste como decir el único que terminaba de soportar a esta indigente loba solitaria.

Al acabarse el mes de recreo la clases nos pisaron y me reencontré con ellos, para ver más de lo normal, he de agregar, como antes vi ya no había lazos entre nosotros y menos entre nosotras dos.

En poco tiempo explotó la bomba... Y todo porque a nuestro querido profesor de valores le apeteció de juntar mi grupo con el de mis antiguos amigos.

—No expondré —decretó ella.

—No podrás decir no toda la vida, siempre habrá una exposición, dime sino, ¿Qué piensas hacer cuando estés en la universidad? —objeté yo.

—No iré, haré cursos.

—Será lo mismo, te lo aviso, debes corregir eso.

—¿Y a ti desde cuando te importa mi vida? —Mi mandíbula se tensó, no podía creer lo que oía.

—Si no lo hiciera, ¿Crees que te hablaría?

—Desearía que no lo hicieras.

Si... Lo dijo, y estallé, literalmente me levanté y le dije que se fuera para la mierda, furiosa lancé mi cuaderno y hasta la puerta del aula; primera vez que me salía a mitad de una clase con el profesor presente, y también primera vez que me daba un ataque de ira tan fuerte como ese que tuve que encerrarme en el baño sin importar si me perdía el resto de la hora y me llevara una posible citación más tarde.

Y aquí no terminó, no tuve citación, perdí la nota de la evaluación, y no deseaba hablar con nadie de lo ocurrido, pero, de nuevo, alguien pensó distinto y decidió meterse, dejándome peor parada de lo que ya estaba.

Ese mismo profesor nos puso otra actividad y el señor lo cuidó muy bien, porque lo iba a matar, aun después de lo ocurrido se atrevió y me metió de nuevo con ella en otro grupo —Algunas personas no entienden que es mejor no meterse en peleas ajenas—, y peor aun debíamos hacer una dinámica con el grupo entero y que hablaran los que tenían problemas entre ellos.

Qué convenientes, querido, metiche, profesor.

Como lo recuerdas, nos puso a nosotras de últimas y fue peor aún, querían que me disculpara y aceptara que la disculpara a ella, así como así, ¿Hola, no conocen el dicho "darle tiempo al tiempo"? Me iba a dar otro ataque ahí mismo, ¿Cómo pensaba ella que la iba a perdonar en ese momento después que me pidió prácticamente que me alejara de su vida?

Sí, porque la caraja con su cara bien lavada se atrevió a decir:

—¿Crees que ella pueda mejorar? —preguntó el profesor.

—Sí, ella es una persona muy capaz.

Lo soy, pero no era estúpida ni hipócrita como aparentar que me agradaba la idea y fingir que lo que dijo no me había afectado y le estrecharía la mano, no, no entraba en mi cabeza en ese momento.

¿Conclusión? No la volví a ver, se fue del país meses después y yo terminé mi último año en paz con el grupo de extraños.

Y si te lo preguntas, ya la perdoné, pero ella no lo sabe, hay recuerdos que se borraran y personas que nunca se olvidaran; tú y ella son eso para mí.

Tal vez está parte no tendrá mucho que ver, pero... Es doloroso dar mucho por alguien y recibí una decepción de su parte, es doloroso porque los peores rechazos y traiciones no siempre provienen del que te da chocolates en San Valentín tras rechazarte y mandarte a la friendzone, a veces solo necesitas darle un poco de confianza a alguien para que todo se venga abajo.





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