Atardecer Capítulo 11

Era aquel día de verano, donde se sentía una noche de hiel, estaba tan preocupado del futuro, me encontraba perdido, chocando con muros, atrapado en miles de voces, pensando en más en los demás que en mi mismo, argumentando respuestas incrédulas, preocupándome de lo que fomentarán los demás, estancada había quedado esa nave, pues andromeda había desaparecido, tal ver por un agujero negro, este iba tan rápido que se dilato el tiempo,  me dio solo segundos de poder despedirme de aquel ráfaga de luz radiante que causo una sensación única de amar ciegamente, en un lugar donde solamente era pasar por un sucio pantano en el que se volvió arena movediza y que pronto me iba a hundir y ahogarme en mis propias penas o solamente no lo veía venir, mi intuición estaba apagada, mi cuerpo sin reaccionar a aquel laberinto difuso, en donde la salida era usar la razón donde el corazón azotaba la puerta para hacer asechos y dejar el alma más corrompida de lo que se encontraba, sin ganas, queriendo pensar nada, aunque pensando en blanco, estaba pensando en algo.

Me recomendaron que debía distraerme, haciendo que buscara una respuesta, por medio de un corto pensamiento, en donde la mente debería estar en paz después de tanta tormenta y lluvias que no cesaban, donde la rabia y el llanto era lo que más inundaba y la calamidad se hacía más fuerte haciendo que me sintiera muerto por dentro y fingiendo las cosas por fuera o eso es lo que hacemos todos ¿no?, rechazando aquella recomendación, no la veía como una elección, dejando pasar los días intente de diferentes maneras arreglar las piezas dañadas, pero no me sentía lleno, atrapado en una odisea, cómo última opción, debía elegir al menos una escapatoria por la desesperación que me generaba estar en esa monotonía inmóvil, decidí recorrer un camino puesto que era un lucha contra el espejismo del escozor de no sentirme tranquilo de encontrar tal punto de equilibrio.

El trayecto fue difícil pues no sabía el sentido de como retomar a aquella alegría robada por ella o por mi egoísmo de verla como el centro del universo, en el camino encontré a un tipo cualquiera, estaba tan desorientado que decidí seguirlo, para no llegar a un lugar en el que estaría más confuso, decidí hacerle preguntas puesto que estaba agotado de creer en mis propias creencias falsas, por los mal entendidos, por la duda hasta saber donde me ha llevado, me transmitía su tipo de pensamiento y poco a poco y por fin pude ver la luz a final de un túnel en donde el destino se disperso y el camino estaba libre para tomar una ruta diferente, pude comprender,que se debe pensar pero no mucho puesto que la lógica se sobrevuela y la duda se vuelve tan generalizada que la desconfianza aparece a los alrededores, sobré que hay que arriesgar puesto que la sensación de felicidad y satisfacción no siempre pasa dos veces por la misma ruta, también aprender a callar aunque la furia hierva por dentro puesto lo que hablamos puede suceder y arrepentirnos es algo que no se puede volver, aunque el lo siento este profundamente abastecido por el sentimiento el daño no se repara totalmente, aprender que las promesas, sólo se cumplen con el pasar de los años, púes las palabras solo se esfuman como el fuego con el aire y todo lo recorrido por nosotros en donde la muerte es una realidad y no querer arrepentirnos por aquellas cosas que no hemos hecho.

Transcurrido aquella travesía, me puse a pensar todo lo que había pasado, estaba cayendo el atardecer, para saber de qué llegaba la noche y que mañana  era otro día, la mente estaba empezando a equilibrarse, las cadenas se fueron rompiendo por aquel entendimiento donde mis heridas estaban volviendo a sanar, recordando aquel atardecer en donde supe que siempre puede volver a llover.

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