Siguiendo a Ether durante casi toda la noche, los elementos ya están cansados y de pronto, él se detiene.

—Ahí está. —Sonríe.

—¿El qué? —pregunta Tierra.

—El castillo del jefe. —Lo señala.

—¡Wow, es enorme! —grita Fuego.

—Me costó mucho encontrarlo, pero sabía que era por una de estas direcciones, por aquí será mejor buscar, tiene que ser aquí.

—¿Y cómo entramos? —pregunta Agua confusa.

—Pues rompo la pared y listo. —Fuego levanta el puño.

—No, no puedes, el castillo también tiene un campo de energía. —Lo detiene Ether—. Te lastimarías a ti mismo.

—¿Entonces qué hacemos? —dice Agua preocupada.

—¿Los ayudo?

Todos se dan vuelta.

—So... Sombra —tartamudea Agua y se pone tras de Fuego.

—Hola, preciosa, te extrañé. —Sonríe y se pone un cigarro en la boca.

Fuego lo mira furioso.

Sombra ha vuelto.