Aire se sorprende al ver a Acero.

—¡¿As?!

—Sí, soy yo. —Ella le sonríe amigablemente.

—Pero tú.... bueno, estás cambiada.

Acero se ríe.

—Lo sé, han pasado muchas cosas. —Suspira.

—Pues cuéntame. —La mira curioso.

—Basta de esto —interrumpe Iris enojada—. Esa mujer no es la chica que conocías de pequeño. —La señala.

Aire sonríe.

—Lo sé, me lo está contando.

—¡No entiendes, está loca! —grita.

—Eso fue muy grosero de tu parte, Iris, creí que estabas mejorando. —La mira decepcionado.

—No te enojes con ella —acota As—. Mejor preséntame a tus amigos.

—¡Sí, eso sería estupendo! —Aire se emociona—. ¡Vamos!

Se van caminando mientras la dama de blanco los ve irse.

—Te voy a desenmascarar, maldita. —Los sigue detrás.

El capitán sale de su escondite y camina en dirección opuesta, sonriendo con un gesto de victoria.