Parte Única.


Joooooo, hola a todos, bienvenidos a una nueva idea loca, cortesía de la Norisu9.

Posiblemente esto no sea leído por nadie, pero quise publicarlo de igual manera :^)

Gracias a una linda tarde de lluvia mientras veía la película "Ralph el Demoledor" se me ha ocurrido hacer esta cosa, teniendo de base el imaginarme lo que Turbo, el antagonista de dicha peli, hizo desde la desconexión de su juego hasta la actualidad.

Una pequeña aclaración, la secuencia del One-Short se ubica en la parte donde King Candy toma la medalla de Ralph para convencerlo de que no deje que Vanellope entre en la carrera,es por si las moscas. También recuerden que todo lo que está escrito aquí aparte de eso, no es canon, obviamente.

Ya sin más, pasen a leer, espero les guste.

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Dos de la madrugada.

Eran las dos de la madrugada, y nada que lo lograba. Pasaban las horas y el gobernante de Sugar Rush seguía sin poder dormir.

King Candy, el adorable rey de acento peculiar, caminaba de un lado a otro de su habitación, tratando de conciliar el sueño; sin embargo, por más que lo intentara no podía. 

¿La razón? Simple: El solo imaginar que esa niña mocosa obtuvo una oportunidad de correr, le generaba cierta inquietud. Era verdad, había manteniendo todo bajo control durante años, desde que se apoderó del juego nada ni nadie ha podido descubrir su plan, pero ésta vez... Sentía que algo podía pasar.

Y pensando sobre el demoledor, Dios ¿Por qué no se quedó en su juego? ¿Qué acaso no le habían enseñado que no hay que meterse en asuntos ajenos? En ese momento maldecía su suerte. Eran tantas las cosas en las que razonaba simultáneamente que ya le comenzaba a doler la cabeza.

La situación en la que se encontraba le exasperaba de manera exagerada, y para qué ocultarlo; tenía miedo del futuro. Recordó lo que siempre estaba presente en sus pensamientos "Si Vanellope cruzaba la línea de meta, el juego se iba a resetear y perdería todo".

—No, no puedo permitir eso. —Habló para sí mismo el de corona.

King Candy llegó a la conclusión de que tenía que descansar sí o sí, o moriría de un colapso mental. 

El gobernante caminó lentamente hasta su cama, tratando de apagar su cerebro y dejar de pensar. Ya acostado, hizo el esfuerzo para lograr dormirse, pero entre una y otra cosa; empezó a recordar cómo había llegado hasta ahí.

//Hace muchos años//.

TurboTime.

¿Quién lo no conocía o había oído hablar de el? En aquél entonces, era el mejor juego de carreras que podías encontrar en el Arcade del señor Litwak, montones de niños se turnaban para jugar o a veces hasta apostaban quién podía llegar a establecer un nuevo récord.

Todo era muy bonito, tanto para los jugadores como para los personajes de dichoso juego. Sobretodo para uno de ellos, de traje blanco y rayas rojas.

Y sí, estamos hablando de nada más y nada menos que Turbo.

Todo el mundo dentro del Arcade sabía que ese chico era un egocéntrico al que nunca le gustaba perder. También eran conscientes que le encantaba ser el centro de atención.

Aunque a pesar de todo, nunca esperaron que al llegar el nuevo juego 'Revolucionario' de las carreras, RoadBlaster, la gran fama que el de traje blanco quería lo iba a cegar completamente, ocasionando un trágico final para ambos juegos.

Su desconexión.

Desde ese fatídico día para los dos videojuego, se volvió famosa la expresión "Hacerse Turbo" cuando un personaje de cualquier juego quería alterarlo o hasta salir de él para invadir otro.

¿Y del chico egocéntrico qué fue? Muchos tenían por entendido que al ser desconectado por siempre y para siempre, todos los pertenecientes a éste se irían con el.

Pero no fue así...

(...)

Todos, y sin exagerar, absolutamente todos los residentes del Arcade; veían donde antes se hallaba enchufado uno de los desconectados juegos.

—En serio TurboTime... ¿Fue desenchufado? —Félix, el optimista y reparador del juego Repara Félix Junior; preguntó sin aún poder creerse lo que estaba sucediendo, era bien sabido que el de gorra era buen amigo del corredor, pero jamás se imaginó que terminaría así.

—Wow... —Ésta vez, fue el turno de hablar para uno de los héroes del Reino Champiñón —¿Realmente llegó tan lejos como para hacer eso? —Añadió Mario.

—Es muy triste que ambos hayan terminado así. —Declaró Sonic mirando la escena con melancolía.

—Muy bien, les pido a todos que se aparten de aquí. —El policía de Corriente que siempre estaba en cada puerto de la estación central, apareció en medio de la multitud que rodeaba el lugar. —Hay que tener cuidado; nunca se sabe.

Dada la orden, todos se fueron alejando hacia sus respectivos juegos, menos uno; quien trataba de ocultarse entre las sombras para no ser visto.

—Au. —Se quejó el individuo al golpearse contra algo, provocando que el guardia azul volteara para ver si alguien lo seguía.

El causante de dicho sonido se escondió como pudo, no por favor, si el policía lo veía lo iban a descubrir, y hasta lo más seguro era que inciara con esas odiosas preguntas de ¿Quién eres? ¿A dónde vas? ¿Cuál es tu juego? Ya se las sabía al derecho y al revés, de arriba hacia abajo, en inglés, español y cuidado si en idioma Q*bertés también.

Sin embargo, al fijarse que no estaba ninguna persona, el hombre de azul solo decidió ignorar el ruido de antes y seguir con su camino.

Al no ver a nadie por allí, el chico escondido lanzó un suspiro y salió de su escondite, "Gracias al Cielo" pensó esbozando una sonrisa.

—¿Pero ahora qué haré? —Indagó para sí, sentándose en el suelo y observando el vacío, su casco estaba roto y tenía una que otra herida.

No pensaba que el salir de un juego en media desconexión lo dejaría algo herido.

Seguidamente, el chico volteó hacia Tapper y recordó que allá siempre estaba disponible la caja que mayormente guardaba cosas perdidas.

—Perfecto. —Dijo sonriendo malvadamente, encaminándose al lugar.

De una forma que casi le costaba la vida, y que nadie seguro se lo creería...

Turbo logró escapar.

(...)

Habían pasado ya once años desde el cierre de TurboTime y RoadBlaster, y el de piel grisácea vivía bajo la sombra de todo el mundo, yendo de juego a juego tratando de sobrevivir y buscando una manera de volver a ser quien era antes.

Aquella vez en Tapper encontró una chaqueta negra y otras ropas, las cuales siempre portó consigo; pues no iba a dejar que nadie se diera cuenta que él aún existía.

Turbo iba caminando por la zona más alejada de la estación central, releyendo por enésima una lista que había creado sobre qué juego debería visitar ahora.

—Super Mario Bros... No. Dig Dug, tampoco. Sonic, no. Space Invaders, no. Pac-Man, no. Éste tampoco, no no no. —Mientras Turbo leía más nombres de juegos iba tachándolos de mala gana, al punto de casi romper el papel. Se encontraba tan molesto que ni siquiera se fijaba por donde iba, provocando que chocara contra alguien.

—Pero fíjate por donde... Vas. —No había expresión alguna que explicara la cara del de piel grisácea, al frente de éste, estaba nada más y nada menos que una chica con traje... Una corredora.

—Lo siento mucho. —Se disculpó la chica de cabello negro, al momento en que le extendía la mano al otro. —Soy Vanellope.

Éste dudó si recibirle la ayuda o no, a lo que optó por darle un gruñido de respuesta, pararse él mismo e irse inmediatamente.

Vanellope quedó extrañada por la actitud del de chaqueta negra. —Ay, qué malo. —Dijo haciendo un puchero.

Ya a pocos metros, Turbo seguía sin poder dar créditos a lo que acababa de suceder, una corredora, ¿Cuándo y cómo? En todo el transcurso desde el cierre de TurboTime y RoadBlaster hasta ahora, en el Arcade del señor Litwak no había llegado un juego de carreras... ¿Acaso es que era nuevo?

El chico giró su cabeza disimuladamente por la ruta que Vanellope tomó y comenzó a seguirla, teniendo cuidado de que no lo viera. Al llegar, pudo leer en el medio de la entrada que conectaba el juego con la estación central, el nombre del ya mencionado.

—Sugar Rush... —Expresó en un susurro, sin dejar de observar la delgada pantalla por donde se veía el título.

Pasados unos segundos, reaccionó al ver que el pequeño transporte iba a partir directo a su nueva oportunidad, así que sin más se escabulló a éste para irse.

Porque sí, no importa como lo intentara o cuantas veces le tomaría lograrlo.

Turbo tomaría Sugar Rush.

(...)

Al arribar, el de tez grisácea se sorprendió con el paisaje. Se veía genial, pero a la vez muy empalagoso, a lo lejos había un castillo inmenso, al igual, se podía ver también la pista, oh, anhelada pista, ya estaría corriendo de nuevo en una de ellas y volvería a ser tan famoso como lo era antes.

—Esto es tan... ¡Ah! —Tan concentrado estaba Turbo imaginándose en un futuro, que no se percató cuando el mini-ferrocarril frenó tarde, ocasionando que se golpeara la cabeza contra el asiento delantero y casi se cayera.

—Eh. —Vanellope bajó rápidamente y se dirigió a paso lento al final del vehículo. —¿Hay alguien ahí?

—No... ¡Rayos! —Respondió el chico molesto consigo mismo, era el maestro del disfraz, mintiéndole a todo el Arcade por once años sin fallar, pero le contestaba a una mocosa una pregunta que haría que lo descubriesen.

Turbo, eres un tonto, un super mega corredor que es tonto. —Pensó al instante, ya no tenía escapatoria.

—Oh, así que eres tú ¿Te vas a presentar? ¿O a disculpar? ¿O las dos? —Indagó Vanellope divertida. —Vamos~ ¿Cómo te llamas amigo?

—T... —Y ahí ya la iba a regar de nuevo. —Ryan. —Mintió el de chaqueta. 

Estuvo a punto de darse la vuelta e irse por donde llegó, pero más rápido de lo que canta un gallo, vio todo de una manera distinta; Turbo, deja esa mala actitud.

—¿Y tu juego es nuevo? —Preguntó el de piel grisácea con un tono inocente, haciéndose el interesado de la conversación.

—Sí, uf, llevamos dos días conectados, pero han sido los mejores dos días de mi vida. —Le contestó la corredora emocionada. —Quita esa mala cara, ven, sígueme y te mostraré todo el lugar. 

En ese momento, Vanellope no supo que en un tiempo... Habría un giro de 180 grados en Sugar Rush.

(...)

—Su majestad, es hora de la carrera. —Un pequeño dulce verde con cara de amargado entró al salón real de Vanellope, anunciando que ya estaban a nada de iniciar con un nuevo circuito.

—Gracias por avisarme Agrio Bill. —Contestó la gobernante sonriente. —Ryan, nos vemos después. —Le dijo la pelinegra al de capucha, despidiéndose se éste y yéndose con el de verde.

—Sí, nos vemos. —Cuando la chica dejó por completo el salón, Turbo lanzó un grito de victoria, era la hora, ha llegado el día... Volvería a correr. 

Sin esperar un segundo, partió emocionado hasta la sala de códigos del juego para poner en marcha su plan. 

—Fue tan simple. —Pensó riéndose. 

Desde el momento en que Vanellope le dijo al de tez grisácea que le mostraría el lugar; para la chica se creó un "supuesto" lazo de amistad, pero para Turbo... Nació la oportunidad de adueñarse de Sugar Rush. Mientras la chica iba a las carreras en horas del día, él probaba sin cesar miles de combinaciones para poder acceder a la dichosa sala, hasta que entre tantos fallos; logró conseguirla.

Al llegar al lugar, esbozó una sonrisa tétrica y sacó de su capucha una pequeña hoja, en la cual estaba escrito el patrón de desbloqueo correcto.

—Se acabó el ser un don nadie. 

(...)

—¿Soy yo o ésta carrera estuvo mejor que las otras? —Preguntó Vanellope bajándose de su auto, brincando de un lado a otro.

—Sí su majestad, fue la mejor. —Respondió su acompañante amargado.

—Oye ¿Cómo crees que estará... —La pelinegra no pudo terminar de hablar, pues hizo algo que dejó en shock a su ayudante. Vanellope había tenido una falla.

Ambos se miraron sorprendidos ¿Por qué la chica tuvo una? 

—Vayamos al castillo, su majestad. —Expresó dudoso Agrio Bill.

.

Cuando arribaron, Ryan ya no estaba en el salón como de costumbre. Preocupados, buscaron por todo el lugar, hasta llegar al cuarto donde se ubicaba el chico, quien se hallaba destruyendo poco a poco el código de Vanellope.

—Ryan ¡Qué haces! —Gritó la pelinegra al momento en que tenía otra falla.

—Mi nombre no es ese, mocosa. Yo soy Turbo, el mejor corredor de éste Arcade y de todo el mundo. —Declaró quitándose la capucha y dejando ver su traje blanco con detalles rojos.

La chica decidida, se adentró a vacío para intentar detenerlo... Pero era demasiado tarde, estando tan cerca de éste, logró desconectar todo el código de Vanellope; volviéndola una falla permanentemente.

—Game Over niña. —Finiquitó el de piel grisácea antes de cambiar su aspecto a uno de un hombre mayor y sencillo.

Seguidamente, Turbo, ahora conocido como King Candy, bloqueó la memoria de todos los habitantes, ocasionando la re-programación total del juego.

Lo logró, después de tantos años sin correr, sin tener fama, sin volver a la pantalla para ser aclamado. 

Turbo se hizo dueño de Sugar Rush.

(...)

King Candy despertó de su FlashBack, el recordar todo eso lo calmó por un rato... Y también le hizo pensar una solución.

—Agrio Bill... Acompáñame. —Ordenó el rey irrumpiendo los sueños del ser amargado.

Ambos se dirigieron hasta la sala de códigos, Turbo tenía una idea.

Entró al enorme lugar negro lleno de las configuraciones de todos los corredores y se encaminó hasta el suyo, el que más destacaba de los demás por ser el central.

—¿Donde estará? —Se preguntó rebuscando en éste algo en particular. —¡Ajá! —Cantó victoria al encontrarlo, con simplemente tomar y hacer un click, en su cuello apareció la medalla dorada de Ralph, la cual fue utilizada por Vanellope para inscribirse a la carrera.

Al terminar, se apresuró a salirse del cuarto para dentro de unas horas, convencer al demoledor que no permitiera que Vanellope entrase en la carrera.

—No voy a dejar que nadie acabe con lo que he creado. —Dijo Turbo decidido.

Fin.

._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._._.

Gracias enserio si alguien se tomó la molestia de leer esto.

Nos leemos luego.

Norisu9

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