39- Venganza
Pasaron nueve meses desde que (Tn) se marchó del submarino, desde entonces no ha tenido ningún contacto con la tripulación a pesar de tener el den den mushi y el número de Law.
Durante todo ese tiempo ella había investigado y estudiado todos los movimientos, agendas y reuniones de aquellas personas a las que quería dar caza, siempre ocultándose en las sombras y escuchando todo lo que decían.
Más de una vez tuvo que morderse el interior de la mejilla para no salir de su escondite y matarlos a todos de una vez.
Pero a pesar de tener conocimiento de sus nombres, sus vidas privadas y sus actos públicos, a pesar de estar más cerca del objetivo que le había estado movido desde que era niña había algo que era innegable. Se encontraba y se sentía horriblemente sola.
No ha habido día en el que ella no se acordarse, justo antes de caer en los brazos de morfeo, de la tripulación, la tripulación a la que ahora ella pertenecía. No podía evitar pensar en Law, todas las noches se preguntaba dónde estarían, qué estarían haciendo, deseaba con todas sus fuerzas que estuviesen bien y sobre todo no podía evitar preguntarse si ellos la echaban de menos tanto como ella a ellos.
El consuelo que ahora tenía era que pronto volvería a verlos ya que justo esa misma tarde todos los peces gordos se reunirían en un lugar que ellos consideraban privado y secreto, ya que nadie más excepto los mismos miembros y sus sirvientas sabían dónde y cómo entrar a aquel lugar, todos a excepción de la chica.
Ese era el día que ella había estado esperando por tanto tiempo, ese era el día en el que ella pondría fin a todo el calvario que había pasado por dieciséis años.
Ahora se encontraba en una zona boscosa sentada en una roca mientras comía unas frutas que compró en el mercado con el poco dinero que le quedaba mientras pensaba en llamar a Law para acordar un punto de encuentro.
Tras unos minutos pensando en ello decidió tomar el den den mushi y marcar el número del chico mientras sentía su corazón latirle con fuerza por culpa de los nervios.
El aparato comenzó a sonar.
A medida que que pasaban los segundos y nadie aceptaba la llamada su corazón fue tranquilizándose y su rostro poniéndose cada vez más apagado.
El den den mushi le ofreció dejar un mensaje de voz cuando sonase la señal.
La señal sonó pero la chica se quedó en silencio los primeros segundos algo consternada pero decidió hablar.
(Tn)- Law, soy (Tn), esta tarde acabará todo y me gustaría acordar un lugar para encontrarnos, espero tu llamada.
Cortó el mensaje y abrazó sus piernas mientras miraba el den den mushi pensando que quizás él estaría ocupado con algo importante y que en cuanto escuchase el mensaje la llamaría.
Pasaron las horas y el momento de marchar había llegado, recogió sus cosas y se cargó la mochila a sus espaldas y empezó a caminar hacía el lugar donde tendría lugar la reunión.
Pasaron varios minutos hasta que la chica llegase a una pequeña mansión en la espesura del bosque oculta por miles de herredaderas.
Rodeó aquella mansión ignorando la puerta de entrada y abrió ventana que ella misma había usado para entrar otras miles de veces para estudiar toda aquella mansión memorizando todos los escondites posibles, todos los pasadizos y todas las estancias hasta tal punto de que aquella mansión ya no escondiese secretos para ella.
Se adentró volviendo a cerrar la ventana, se puso en pie y caminó por los pasillos en penumbra decorados con cuadros que daban escalofríos. Se escondió en uno de los escondites que vigilaban la cocina y al cabo de unos minutos comenzaron a entrar las sirvientas, las cuales habían jurado guardar en secreto la ubicación aquel lugar, y comenzaron a preparar las comidas que prepararían para la reunión que se celebraría en una hora.
Con mucho cuidado la chica sacó de su mochila un vestido parecido al que llevaban las cocineras, se lo puso sobre sus ropas y se colocó un pañuelo en la cabeza mientras guardaba un frasco bajo el vestido.
Salió de su escondite intengrándose en la cocina actuando como las otras chicas pasando así desapercibida.
Caminó a las jarras de vino que las estaba preparando otras chica y cuando llegó le puso una mano en las de la chica deteniendola, hizo un gesto con la cabeza y la chica asintió marchándose a otro puesto.
Se puso de espaldas a las demás y con mucho cuidado y con calma fría comenzó a vertir el líquido del frasco en todas y cada una de las jarras de vino.
Cuando acabó miró a las demás con cuidado y sin que se diesen cuenta volvió a desaparecer.
Se adentró nuevamente en otro escondite y sin ensuciarse el vestido comenzó a caminar a paso rápido hasta el final de aquel pasadizo, el cual daba al salón en el que aquellos hombres se reunirían.
Al llegar aseguró todas las ventanas y salidas exceptuando la puerta por la que entrarían y la otra más pequeña al otro extremo por la que llegarían las sirvientas con las comidas.
Tras unos minutos oyó ruido y voces provenientes del otro lado de la primera puerta.
Aquellos hombres habían llegado
Las sirvientas comenzaron a entrar con bandejas de comida para recibir a aquellos hombres.
La chica bajó la cabeza ocultando su rostro y se puso al lado de las chicas.
La puerta principal se abrió y comenzaron a entrar veinte hombres en total vestidos con una túnica roja brillante. Todos se pusieron frente a sus respectivos sitios en la amplia mesa que formaba un "U" abierta a un pequeño altar donde se encontraba la mesa personal del más importante de ellos, un hombre mayor de nombre Máximo.
La chica miró como todos todos esperaban a que Máximo se sentase para hacerlo ellos también.
Las sirvientas comenzaron a servir las comidas mientras la chica se paseaba lentamente por toda la mesa con una bandeja de comida observando seriamente como todos comenzaron a hablar y reír sobre todas las islas que habían mando a quemar, las cuales según sus palabras, estaban infectadas de brujas.
Pasaron varios minutos hablando de diversos temas hasta que la máxima autoridad en aquella sala pidió que se sirviera el vino.
La chica tomó una jarra y se acercó lentamente a la persona que estaba sentada frente a todas las que habían allí. Subió los tres escalones del altar y se puso a su lado. Aquel hombre levantó su copa y la chica la llenó de vino.
La levantó la copa hacía los suyos con una sonrisa.
Máximo- Un brindis y mis más sinceros deseos para que el que me suceda al poder siga asegurándose de que esa plaga no vuelva a parecer.
Todos rieron y dieron un largo sorbo al vaso de vino.
Máximo- Ya iba siendo hora de eliminar a toda esa mala hierba.
Todos asintieron riendo mientras las sirvientas seguían llenando sus vasos.
La chica sonrió ladinamente mientras sentía la sangre hervir en sus venas.
(Tn)- Si, muy valientes, todos vosotros.
Todos quedaron en silencio y miraron a la chica, cuyos ojos estaban ocultos bajo el pañuelo, tan solo podían ver su labios esbozando una sonrisa extraña.
(Tn)- A mujeres inocentes las quemasteis, a otras las ahogasteis y fusilasteis. -hizo una pausa mirándolos a todos. - Y luego tomasteis a sus hijas y tras obligarlas a mirar les rompisteis el cuello.
Algunos hombres empezaron a toser.
(Tn)- ¿Pero por qué celebráis? Aún no habéis conseguido acabar con todas ellas.
Varios hombres junto al que tenía la chica al lado comenzaron a toser sangre mientras se retorcían en el asiento.
(Tn)- Y nunca lo vais a conseguir.
Aquellas personas comenzaron a caer al suelo bajo la mirada asustada de las sirvientas y la mirada divertida de la chica.
Mientras tanto...
Pinguin corría alarmado por todo el submarino gritando el nombre de su capitán. Llegó a la biblioteca donde abrió la puerta de golpe sobresaltando a Law.
Pinguin- ¡CAPITÁN!
Law chasqueó la lengua y lo miró enfadado.
Law- Estoy ocupado.
Pinguin- ¡Capitán, es urgente!
Law lo miraba sin decir nada esperando a que el hablase.
Pinguin- ¡Es (Tn), ha llamado esta mañana!
Law abrió los ojos sin creérselo, se levantó y corrió hacia su habitación, lugar donde tenía su den den mushi.
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