25- Buscando la felicidad

Todos bajaron del submarino y se adentraron en aquella isla primaveral.

La brisa fresca, el sol radiante iluminaba desde lo alto del cielo aquella isla y calentaba el ambiente sutilmente.

Un aroma a flores hizo que la chica cerrase los ojos disfrutando aquel aroma tan cautivador.

Oía a los niños correr y reír, veía a la gente pasear, unos cogidos de la mano mirándose con amor, otros hablando amistosamente, otros tantos iban en grupos y otros solos pero había algo que les unía y es que todos tenían una sonrisa en el rostro.

La chica observó las calles, suelos de piedra, casas blancas con grandes balcones decorados con numerosas plantas, las puertas de las casas adornadas con macetas y heredadas verdes con florecillas trepaban los muros de las casas.

Miró al frente y vio una colina tan verde y hermosa que sintió las ganas de explorarla.

Pinguin- (Tn)

La chica lo miró sin darse cuenta de que estaba sonriendo desde que se bajó del submarino.

(Tn)- ¿Sí?

Pinguin- Te estábamos llamando desde hace un rato, ¿estás bien?

(Tn)- Sí, es solo que este lugar es hermoso, ¿no os lo parece?. -dijo sin dejar de sonreír. -¿Queríais algo?

Law- Te preguntábamos si necesitabas algo. -dijo sin dejar de observar su rostro sonriente.

La sonrisa de (Tn) se achicó un poco pero sin llegar a desaparecer, bajó la mirada sin mirarle y negó.

(Tn)- No, estoy bien.

Siguieron caminando hasta que empezaron a escuchar una música que a la chica le hizo abrir los ojos sorprendida.

Sachi- ¿Es otro festival?

Pinguin- ¿Podemos ir?

Law- Tenemos que hacer las compras.

Bepo- Capitán. -dijo apuntando con su patita al frente.

Pinguin- Pues (Tn) se adelantó. -dijo riendo.

Law suspiró y comenzaron a seguir el camino que la chica estaba tomando.

Llegaron a una plaza bastante grande donde había gente bailando un baile que a los chicos se le hizo extraño, bailaban en el centro de la plaza bajo un techo hecho de heredaderas con flores blancas. Al rededor había puestos de comida, mujeres con puestos de piedras de diferentes colores, otras con cartas y libros.

Buscaron a la chica que se encontraba entre la gente mirando aquel baile con una gran sonrisa en el rostro.

Pinguin- ¿Te gusta? -dijo mirando el baile.

La chica los miró con ilusión y felicidad en sus ojos, algo que llamó la atención de Law.

(Tn)- Es un baile celta, lo bailaba mucho cuando era niña.

Law la miró sin poder evitar sorprenderse.

Sachi- ¿Eras de aquí? - dijo sorprendido.

La chica negó. -No, mi Isla está muy lejos de aquí. - los miró algo apenada. -¿Podría quedarme aquí mientras vosotros hacéis las compras?

Sachi y Pinguin se giraron con mirada amenazante a Law.

Law- Claro, puedes quedarte aquí nosotros vendremos cuando hayamos acabado.

Pinguin -Y de paso nos quedaremos nosotros también cuando terminemos. -dijo sonriendo.

La chica sonrió. - Gracias.

Law miró a otro lado girándose. -Vamos.

Pinguin y Sachi sonrieron. -¡Sí capitán! -dijeron al unísono comenzando a seguirlo junto a Bepo.

La chica sonrió y siguió mirando el baile y a los músicos tocar de fondo.

Mientras tanto...

Sachi- Qué linda está cuando sonríe...

Pinguin asintió. -No dejó de hacerlo desde que bajemos del submarino.

Bepo- Parece muy feliz con ese festival.

Pinguin- Dijo que bailaba mucho esa danza de pequeña, ¿sabias algo de eso capitán?

Law negó. -Tuvo que ser antes de conocerla.

Sachi- ¿Cómo es posible que ella sepa de tu pasado y tú del de ella no?

Pinguin- No te interesabas por ella ni lo más mínimo...

Law no respondió, bajó la mirada pensando en aquello mientras sentía una presión en el pecho mientras recordaba las palabras que le dijo un día la chica.

"(Tn)- No sabes nada de mi."

Mientras tanto la chica recorría aquella con una sonrisa en su rostro. Llego a uno de los puestos de piedras y las observó con detenimiento.

Anciana- ¿Te gustan? -dijo con voz dulce mientras miraba a la chica.

(Tn)- Son preciosas. -tomó una de color rosa palo.

Anciana- Cada una tiene un propuso distinto, la que has cogido es el cuarzo rosa es para atraer el amor incondicional, puede ser el de un amigo, una mascota o el de tu amor.

La chica sonrió. -¿Tiene alguna para atraer la felicidad? -dijo devolviendo la piedra a su sitio.

Anciana- Esta. -dijo tendiendole una. -Aunque, si me permites el atrevimiento, la verdadera felicidad se haya en tu corazón, debes abrir la mente y el corazón para poder encontrarla.

(Tn) sonrió sintiendo un nudo en la garganta. -¿Cuánto es? -dijo abriendo el bolsito color negro que traía consigo.

Anciana- Nada.

La chica la miró confusa. -¿Nada?

La anciana le puso su mano en la que tenia la piedra y sonrió. -Te hace falta más que una piedra para encontrar la felicidad, te la regalo en señal de ayuda para que la encuentres.

La chica sintió sus ojos empañarse levemente y sonrió tomando la mano de la anciana. -Gracias señora.

La anciana sonrió y la soltó viéndola marchar con una mueca triste.

La chica suspiró un par de veces intentando calmar sus ganas de llorar por las palabras de la señora, guardó la piedra y siguió caminando por aquel lugar sin que la música dejase de sonar.

Observó todo el lugar hasta que se topó con la mirada de un chico, se le quedó mirando por unos segundos provocando que el chico bajase la mirada con un leve rubor en las mejillas hacia una manualidad que estaba haciendo con varias flores.

La chica suspiró un poco y se acercó hacia él mientras no dejaba de mirar lo que estaba haciendo.

(Tn)- Es muy bonita. -dijo con voz dulce mientras sonreía viendo la corona de flores que estaba haciendo.

El chico levantó la cabeza y sonrió un poco nervioso al verla. -Son azaleas.

(Tn) miró a los chicos que tenía a su lado, los cuales también estaban inmersos en sus obras mientras las comentaban y reían entre ellos.

Chico- No eres de por aquí, ¿verdad?

(Tn) lo miro y negó con una sonrisa.

Chico- Lo sabía. -dijo sonriendo mirando su corona mientras seguía entrelazando ramilletes.

(Tn)- ¿Es tan evidente? -dijo riendo un poco.

Chico- Sí, sí fueses de aquí serias muy conocida en la isla.

La chica lo miró confusa. -¿Ah si?

El chico volvió a levantar la mirada con una sonrisa. - Eres muy linda y según nuestras creencias dirían que te pareces a una ninfa.

La chica no pudo evitar reír provocando también la risa del chico.

Chico- ¿Puedo saber tu nombre?

(Tn)- (Tn), ¿y el tuyo?

Chico- Arthur, mucho gusto. -sonrió tendiendole la mano.

La chica le estrechó la mano con una sonrisa y volvió a bajar la mirada a su obra. (Tn) lo observó, tenía el pelo rubio desordenado, sus ojos eran negros y su piel dorada por el sol. Parecía un personaje sacado de alguna historia de fantasía, con duendes, elfos, ninfas y brujas.

La chica se sentó a su lado y observó atentamente como ataba las flores para que no se soltarán, percibió su aroma, un aroma suave a lavanda y canela.

Arthur- Listo. -anuncio viendo la corona de azuzenas blancas unidas por los ramilletes verdes.

(Tn)- Es preciosa.

Arthur la miró con ella en las manos. -Te la regalo.

La chica se sorprendió. -¿De verdad?

Arthur se levantó y se puso delante de ella. -¿Puedo?

La chica asintió algo nerviosa y el chico procedió a ponerle la corona con cuidado, tomó un espejo de un puesto cercano con el permiso del propietario y se lo dio a la chica.

(Tn)- Es preciosa... -susurró.

Arthur- Es más bonita cuando la luce alguien.

La chica sonrió y le devolvió el espejo.

Arthur- Aún tengo que quedarme aquí, pero ¿te gustaría si más tarde...? bueno, ¿te gustaría bailar conmigo?

La chica sonrió y asintió.

Mientras tanto...

Bepo- ¡Ya está! -dijo saliendo del submarino.

Sachi- Ya hemos dejado todas las compras en el ambarino, ¿podemos ir a donde está (Tn).

Pinguin- Ha pasado tres horas allí sola, ¿estará bien?

Law- Vamos.

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