Nadie será como yo

Era un día oscuro, lluvioso, incluso el onsen era deshabitado excepto por dos almas en ella, un hombre de 40 años, cabellos en hilos negros, ojos violetas, y un conjunto de saco y pantalones de vestir en negro, un juego que nadie más llevaría más que él, el jefe de la Port Mafia en Yokohama, Mori Ougai. Su solitario mirar esta vez no existía, tenía una fina compañía, nada menos que su ex compañero, de cabellos ligeramente largos y recaídos en sus hombros, algo revueltos también, sus hilos tan blancos como la nieve y sus ojos tan grises y seguros como un lobo, así es, su ex compañero, el presidente de la Agencia Armada de Detectives en Yokohama, Fukuzawa Yukichi – lo sentimos, todas las habitaciones tienes goteras excepto la del fondo – decia la joven castaña mientras hacia una y otra reverencia – discúlpenos en verdad

- No hay problema, solo buscamos refugiarnos de la lluvia – dijo el azabache – por favor, ¿puede darnos las llaves?

- Cla-claro – dijo la castaño entregando el llavero – el desayuno será gratis, lamentamos las molestias

- No se preocupe

Una vez más, extrañas situaciones lo juntaban ¿destino? ¿Codicia? Algo más... ambos adultos llegaron a la habitación, el azabache dejo su equipaje a un lado y sonrió – tomaré un baño primero – menciono - ¿seguirás sin hablar?

- Quiero dormir, e irme

- Fukuzawa-dono si te quedas así pescaras un resfriado

- ...

- Oh, ya sé – sonrió – permíteme desvestirte

- Ni lo pienses

- ¿Por qué no? – tomo la barbilla del mayor – ya lo he hecho muchas veces atrás

- No será así está noche, ni en mucho tiempo más

- Fukuzawa-dono ¿no piensas más en mí? – dijo mirándole a los ojos – recuerdo aquel pequeño lobo que apenas se había distanciado... no podía dormir si no tenía algo de su querido doctor

- Puedo dormir y lo haré, déjame tranquilo

- Bien, bien... - dijo levantándose - si quieres usar el baño, lo dejaré abierto – menciono mientras entraba al baño

El peliblanco suspiro profundo, soportar la compañía del actual jefe de la mafia le había agotado, su vista estaba nublosa. ¿Cuántos años habían pasado de la última vez que estuvieron solos de esa manera? ¿Cuántos años debió soportarlo tanto? No era negación, era su propia superación, no volvería a caer por aquel hombre, mucho menos por un actual líder de la port mafia. – realmente tomaré un gran resfriado si no tomo un baño... pero ese imbécil está allí

- Fukuzawa-dono – le llamo desde el baño – el agua está calientita, no como lo frio que debe estar tu yukata

- Estoy odiándolo... - se dijo a si mismo

- ¡Oops! – grito desde el baño – creo que me he tropezado, oh rayos, necesito ayuda – continuaba

- Si, ya lo odio – se dijo a si mismo

- ¡Ah! Con el shampoo eh podido crearme orejas de gato – dijo y el golpe en la puerta fue seco

- Me tienes harto

- Lo sé, ven por tu gatito

Fukuzawa llevaba la bufanda del jefe de la mafia, Mori se sorprendió al verla pero más fue su sorpresa al ser atado con ella y sacado del baño mientras el presidente de la agencia tomaba un baño – me tomará más tempo está vez – suspiro Mori en la habitación... - ¡HUBIERAS DEJADO QUE ME QUITARÁ EL SHAMPOO! – protesto en el suelo de la habitación.

El lobo solitario había logrado tomar su baño en paz, ignorando los constantes quejidos del doctor, pensó en todo lo que paso con aquel chico, cuando solo era un doctor, sus noches en vela, sus encuentros, todo era hermoso, todo era de ellos, no había cosa que no pudieran hacer y fue cuando él tomó la decisión de hacer cosas correctas, recordar el rostro afigido del doctor cuando se marchó le detuvo su pensar y suspiro profundo, era lo último que hubiera querido ver. Fue hasta que salió del baño con una bata que decidió desatar al hombre. – ahora puedes tomar tu baño

- Eso fue cruel Fukuzawa-dono

- No están cruel como lo que hacías, nunca serás tan lindo como un gato. No los deshonres con tu mal disfraz

- Eso es cruel... Yuki-kun – sonrió y el presidente volteo a verlo, aquella mirada seca que tanto amaba el líder de la mafia, la mirada de un asesino - ¿Qué? ¿olvidaste la última vez que te llame "Yuki-kun"? tantos recuerdos, pensar que algunos pocos saben de tu nombre "Yukichi"

- Deja de mencionarlo

- ¿Por qué? – sonrió amplio – amo tu nombre Yuki-kun

El golpe fue certero, el presidente de la agencia golpeo el suelo donde reposaba el líder de la mafia, fue tan seco que incluso podía retumbar en el oído del líder de la mafia – Yuki-kun... - murmuro – nuestros trabajos nos separan... pero te sigo amando al igual que el primer día – menciono mirando al hombre a los ojos – tantos años, tantos momentos...

- No hay más que decir, Rintaro

- Eso es un golpe bajo Yukichi

- Rintaro...

- Dime Yukichi

- Me tienes al límite de mi paciencia

- ¿y qué debo hacer para desasearme de ella?

- Como si no tuvieras tus trucos

- Me conoces... Yukichi – sonrió amplio.

El líder de la mafia fue encima del presidente de la agencia, mafioso, agente, se miraron a los ojos y se perdieron en el limbo de su beso, duro, seco, entre cortado y muy apasionado. El beso se enlazo entre sus lenguas las cuales más que llevar una paz amorosa, era una guerra entre ambas pretendiendo buscar a un ganador, aquel que diga: "está noche, te cogeré yo" y como si fuese una apuesta o un reto, Fukuzawa Yukichi ganó provocándole un gran gemido a Ougai Mori – de-detente – menciono el mafioso avergonzado

- Es lo que menos pretendo hacer ahora. – declaro el agente.

- Es-espera, no he terminado de ba-bañarme

- Como si no te conociera Rintaro – menciono burlón el agente mientras dejaba su dedo entrar en la intimidad del barón – fue lo primero que limpiaste

- Yu-Yukichi, esperaagh – se quejó adolorido

El dedo del agente perforo el hueco yaciente, lo movió y acaricio cada una de sus paredes ayudando al azabache a dilatar, esté por su parte no pudo evitar gemir, mientras sostenía la bata del baño – Yu...kichi – le llamo sediento de él y el peliblanco le atendió, un fino beso comenzó donde el líder de la mafia... No, recapitulemos, en esos momentos tanto el líder de la mafia como el presidente de la agencia no existían, no habían oposiciones o bandos, solo eran Yukichi y Rintaro, una vez más juntos, una vez más demostrando cuanto sabían el uno del otro, de sus cuerpos y de su maravilloso tiempo

Yukichi había introducido el segundo dedo y con esto crear espasmos en el cuerpo de Rintaro quien comenzaba a moverse por tales impulsos en su zona erógena, no iba a perder el tiempo, quería más, el peliblanco comenzó por los pezones del azabache, beso y lamio como si se tratase de una paleta helada la cual se derrite, seguido, rápido, sin piedad. Sus dedos abrían y cerraban provocando al azabache gemidos más profundos y respiraciones cortadas, estaba listo. – Yukichi, estas duro. – seguro sonriente el azabache y el peliblanco tapando la abertura de su uretra

- Y tú al límite ¿no?

- Bas-basta por favor, déjame terminar – pidió

- No, no terminaras hasta que yo lo diga "Señor jefe de la mafia"

- Entonces, debo obedecer al "presidente de la agencia armada de detectives"

- Debes pedirlo bien – dijo besando el cuello del azabache

- Yu-Yukichi... sos-sostenme en tus brazos

- ¿y?

- Hazme tuyo... por favor

Fukuzawa sonrió victorioso, una vez más ganaba ante el jefe de la mafia y sinceramente eso era lo que más le motivaba, hacer que Mori olvidará su gran puesto como jefe.

Quito su bata de un solo movimiento, sus dedos también haciendo al azabache quejarse, se miraron a los ojos, morado contra gris, dejo al menor reposar en el suelo mientras sostuvo sus piernas abriendo paso a sus caderas – levanta la cadera – pidió, y el azabache obedeció. Fue cuando Fukuzawa suavizo su rostro y eso le dio una idea a Mori, más bien una sensación pues comenzaba a entrar en él. Mori extendió sus brazos, necesita de un abrazo, las punzadas en su columna vertebral iban subiendo su intensidad y el miembro dentro de él estaba matándolo.

- des-despacio – pidió

- No me pidas algo así cuando voy a medio camino

Los gemidos subiendo de tono, el dolor se intensifico, Fukuzawa tenía problemas para seguir su camino – deja de apretarme – pidió

- No puedo evitarlo – respondió entre sollozos.

Fukuzawa tomo las muñecas de Mori y sonrió ligeramente – todo está bien ¿Cuándo te he lastimado?

- Mu-muchas veces

- Entonces puedes soportar esto

- ¡Eso es trampa! ¡Yukichi! – le regaño.

El peliblanco se absorbió en besar al azabache, le soltaba ligeramente por ello y Fukuzawa ahora podía seguir su camino, avanzo hasta llegar al fondo y una vez allí, hizo gritar a Ougai – así que allí estaba tu punto

- Ca-cállate

- Pensé que volverías a imitar a un gato

- Lo haría si fueses una niña

- Ya que, una niña pequeña no puede hacerlo lo que yo te hago

- Mucho menos un gato, bueno si... pero sería enfermo

- y con niños ¿no?

- Ya cállate y mueve – pidió adolorido

- No, ahora no me moveré. Quizá me duerma así

- N-no puedes hacer algo así, vas a expandirme y tendré problemas, no puedo ir al doctor así, me conocen mis colegas

- Entonces discúlpate – dijo amenazante

- Yu-Yukichi – gimoteo – po-por favor, di-disculpa~! – grito al final

Fukuzawa había comenzado a moverse rápido y certero dejando al líder de la mafia más que mudo, todo lo que salía de él eran gritos de súplica, gritos de pasión, dolor y buen sentir, grito y gimió, rogo y sollozo – Rintaro, ne-necesito terminar, no puedo más – dijo el presidente débil

- Ha-hazlo, juntos – pidió

Fukuzawa tampoco se dio al rogar, dejo que su semen corriera por su tronco y llenará al azabache sin problema alguno, llenándolo, golpeándolo, gimiendo. - ¿te sientes bien?

- ¿no me escuchaste en todo el sexo? Te dije que se sentía bien – menciono molesto

- ¿Por qué tan molesto?

- Ya no aguanto como antes...

- Hemos crecido, tengo 45 años y tu

- 40, lo sé... - menciono cansado – quiero otra ronda

- Estas cansado, descansa

- No, tu y yo hacíamos muchas rondas antes y así podía aguantar todo el tiempo sin ti

- El pasado queda atrás Rintaro – beso su frente – importa lo que hacemos ahora

- Hagamos algo nuevo

- ¿Cómo qué?

- Vamos a dormir juntos Yukichi – dijo abrazando al peliblanco

- Ya lo hemos hecho

- Abrazados – pidió

- Mhf – se burló

Fukuzawa cargo a Mori en sus brazos y ambos se acomodaron en el futuro, tapo ambos cuerpos y el azabache se acomodó en su hombro, Yukichi aprovecho para acariciar el cabello de Rintaro

- ¿Algo más?

- Tienes que contarme toooooooooodo lo que has hecho – menciono sonriente

- ¿y tú me contarás todo?

- Si, lo prometo, incluso la vez que te mande a asesinar

- ¿lo hiciste?

- Solo un par de veces... me haces extrañarte

- Eres un demente

- Nadie te querrá como yo a ti Yukichi

Los ojos de Fukuzawa se expandieron como platos, sonrió ligeramente y beso la frente de Mori – nadie te querrá como yo a ti, Rintaro

- ¿Cómo estas tan seguro? Hay niñas que podrían

- Por qué las niñas podrán amarte solo por ser amable, yo te amo aun siendo el líder de la Port Mafia

- Te amo presidente de la agencia armada, Fukuzawa Yukichi

Ambos sonrieron, continuaron su plática hasta quedarse dormidos, era muy cierto, su edad ya no era la misma pero ahora podrían disfrutar del pasar de los años juntos 



¡Hola a todos!

Muchas personas me han preguntado sobre si escribo FukuMori o RanPoe, la verdad es que sí, incluso tengo algunos escritos sin terminar de otras parejas, sinceramente me identifico mucho con el Shin Soukoku (AkuAtsu) como ya habrán notado, pero me habían estado pidiendo muchas veces un FukuMori por que los menciono mucho. Así que les traje una probadita de ellos, es lo primero que escribí de ambos 

Si les gusta, haganmelo saber tengo algunos borradores que no me atrevo a compartir por que no estoy segura de los personajes, ambos son hombres rudos y serios, aunque Mori sea amable no le quita lo sádico mientras Fukuzawa es completamente neutral ante todo, no lleva expresiones y esto me hace un poco difícil pero tierno el escribir sobre ellos, por lo que no estoy segura si les agrade. En serio apreciaría sus comentarios sobre este fanfic.

¡Gracias por leer!

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