Ares había cometido una falta imperdonable, atacar al público estaba totalmente prohibido y era motivo suficiente para que el dios de la guerra sea descalificado inmediatamente, y es que era algo muy obvio, solo debía atacar a su rival, no al público, ni del lado de la humanidad ni del lado de las deidades.
Seiya, quién aún seguía mirando esa pelea, quedó asombrado pero también, sintiendo una rabia inmensa por lo terrible que podían llegar a ser los dioses...
-¡Ese bastardo, atacar al público es un acto imperdonable, deberían descalificarlo ahora mismo! -dijo Seiya, mirando el combate a través de la pantalla que su Valkiria hizo para él.
-Tienes razón, esa falta no puede ser perdonada y los dioses lo saben bien -dijo Alvitr, igualmente mirando esa pelea.
.
.
.
.
.
ARENA DEL VALHALLA...
En la arena, mejor dicho, en las gradas de lado de la humanidad, las consecuencias del impacto del cañón de Ares comenzaban a asomarse. Las paredes estaban destruidas, y las que no, totalmente agrietadas, al igual que los asientos, los humanos que estuvieron cerca de la zona del impacto corrieron con la enorme suerte de no morir en ese momento.
De entre el humo producto del impacto, una silueta masculina comenzaba a notarse todavía de pie sobre las gradas, ese era Minato. Nuestro querido cuarto Hokage aún se encontraba de pie al borde las gradas, llegó ahí gracias a su Hiraishin; sin embargo no le dió el tiempo suficiente para realizar un jutsu lo suficientemente potente como para contrarrestar la técnica de Ares.
Seguía de pie, jadeante, cansado, herido gravemente, sus brazos extendidos a cada lado, su capa blanca de cuarto Hokage había sido destruida, su chaleco ninja manchado de rojo debido a las heridas que le había provocado esa onda de choque, su ojo izquierdo estaba totalmente destrozado y medio rostro cubierto de sangre, era un verdadero milagro que aún siguiera con vida.
Heimdall, observó a Minato de pie en el borde de las gradas, sorprendido de lo que había ocurrido...
-¡MINATO NAMIKAZE, EL CUARTO HOKAGE DE LA LEGENDARIA KONOHA..., AÚN SIGUE CON VIDAAAAAAA! -exclamó Heimdall a todo pulmón y para todo el público presente.
Minato era visto por todo el público presente, aún estando de pie sobre las gradas, luchando con todas sus fuerzas para no caer, no enfrente de su hijo.
Naruto, quien afortunadamente no murió por el impacto de ese ataque gracias a que Kakashi lo alejó a él y a Sakura, observó a su padre, entre lágrimas observó el estado tan crítico en el que se encontraba...
-Papá... -susurró Naruto, entre lágrimas.
-Na-Naru... Naruto... -dijo a duras penas el hombre rubio, expulsando sangre por su boca. Su estado enserio era crítico-, ¿T-Te encuentras b-bien?
-¡¿Papá por qué..?! -dijo su hijo, dolía muchísimo ver a su padre en ese estado.
-Hokage-Sama, usted nos salvó a todos nosotros, muchas gracias -dijo Sakura, con uno que otro rasguño pero nada que sea de gravedad.
-Minato-sensei, sino hubiera Sido por su Hiraishin no hubiéramos podido sobrevivir a ese ataque -dijo Kakashi, y lo que dijo era verdad, muchos humanos hubieran muerto con ese ataque.
-Ese..., es... -casi no podía articular bien las palabras-, es el..., d-deber de un Hokage, p-proteger..., a su gente, a como dé lugar -volvió a expulsar sangre de su boca, se notaba que estaba sufriendo.
Minato bajó sus brazos luego de decir eso, mismos que quedaron colgando, al parecer su estado era peor de lo que se podía ver, en cualquier momento moriría si no era llevado con urgencia a la enfermería.
Los dioses comenzaron a gritar, asombrados de lo que había sucedido, un humano sobrevivió al impacto directo de una de las técnicas más fuertes del Olimpo...
-¡¿Ese hombre aún sigue con vida?! -preguntó sorprendida una deidad de entre las gradas; puesto qué, ni siquiera los guerreros más imponentes y salvajes habían sobrevivido al impacto de ese cañón.
-¡No puede ser posible algo como eso! ¡Ni siquiera los guerreros más aguerridos han sobrevivido a ese ataque! -gritó otro sujeto de entre las gradas.
-¿Ese hombre en serio es un simple humano? No me lo creo -preguntó un sujeto, con sus ojos bien abiertos y sin perderse nada de lo que estaba sucediendo en la arena.
En la zona VIP, Artemisa apretaba sus dientes, esperaba que Minato muera con ese ataque pero verlo todavía con vida, todavía de pie, todavía conciente era algo que le enardecía por dentro.
-Ese maldito aún sigue vivo, ¿Cuánto poder pueden llegar a tener esas cucarachas? ¡No me jodan!
-Apollo, esto es enserio, no podemos permitir que esta ronda continúe, Ares cometió una falta imperdonable, debemos descalificarlo en este preciso momento -dijo Hermes, mirando al dios del sol. Estaba a punto de confirmarle a Heimdall que la ronda se terminaba y que Ares era descalificado, pero Apollo le detuvo de hacer lo correcto.
-Detente, no hagas nada -dijo Apollo, causando la impresión de Hermes.
-¿Qué? ¿Qué estás diciendo? Apollo no podemos... -dijo Hermes, pero fué interrumpido por el dios del sol, nuevamente.
-Dije que te detengas..., ¿Acaso planeas ir en contra de lo que estoy ordenando, Hermes?
Hermes guardó silencio ante esa pregunta, sintiendo una gran hostilidad de parte del dios más fuerte del panteón griego. Apretó su puño derecho y agachó su cabeza, no quería aceptarlo, pero Apollo había permitido demasiadas cosas que no eran correctas, desde alterar el orden de los luchadores hasta lo que hizo Anubis contra Zoro en las rondas pasadas.
-La voluntad de ese hombre es increíble, me interesa saber que tan lejos puede llegar esa dichosa voluntad de fuego -pensó, con mucho interés, Apollo, mirando con una pequeña sonrisa la arena y el combate que se estaba llevando a cabo.
En la arena, a Heimdall le apareció un pequeño círculo de color azul cerca de su oído, le estaban confirmando que la ronda todavía continuaba...
-¡A PESAR DE LA FALTA QUE COMETIÓ EL SEÑOR ARES CONTRA EL PÚBLICO, LA DÉCIMA RONDA DEL RAGNAROK CONTINUA!
En la enfermería, Seiya estaba sumamente molesto por lo que había dicho Heimdall, enserio quería ir a la arena y detener, de alguna forma, lo que estaba ocurriendo pero, claro, no podía hacerlo.
-Esos malditos... -apretó sus puños, su cosmoenergía comenzó a manifestarse, era frustrando no poder hacer nada al respecto.
Eso enfureció a la humanidad, puesto que los dioses a sabiendas de la falta cometida por Ares, decidieron no descalificarlo y que la ronda continúe como lo estaba haciendo antes. Nada podía detener el Ragnarok una vez haya comenzado.
-¡Eso no es justo, todos ustedes son unos tramposos! -gritó una valiente mujer de entre la multitud.
-¡Eso es verdad! ¡Si un humano hubiera hecho eso, de seguro lo hubieran descalificado enseguida! ¡Dioses tramposos! -gritó un hombre en contra de los dioses.
Poco a poco todos los humanos comenzaron a gritarle a los dioses que eran unos tramposos, aunque en realidad lo eran por permitir algo como eso. Los dioses comenzaron a gritarles a los humanos que ellos eran seres perfectos y que no necesitaban hacer trampa para vencer a unos seres tan inferiores como lo eran los humanos.
Sin embargo, todo el mundo guardó silencio al ver que, en la arena, Ares había doblado una rodilla, un vapor blanquecino comenzó a emanar del cuerpo del dios de la guerra, respirando muy cansado sus músculos comenzaron a reducir su tamaño y su piel rojiza comenzaba a cambiar de color.
-¡Hermana Brunhilde el señor Ares está llegando a su límite! ¡Lo logró, Minato logró llevar al límite a ese tipo! -dijo Göll, viendo sin siquiera pestañear un momento lo ocurrido en la arena.
-¡Al fin, a ese maldito imbécil se les están acabando las reservas de energía! -pensó Brunhilde, sonriendo como una maniática al ver que Ares también estaba en las últimas-, ¡Haber usado su cañón dos veces con todo ese poder terminó por agotarlo! ¡Perfecto, perfecto, perfecto! ¡PERFECTO!
El modo berserker de Ares estaba llegando a su fin...
Minato, con mucha dificultad llevó su mano a su bolso táctico y extrajo un kunai, estaba tan lastimado que hasta sostener su arma ninja le era algo muy difícil de mantener.
-¡Papá, por favor, no lo hagas! ¡No estás en condiciones de seguir peleando! -dijo Naruto, intentando detener a su padre, sin embargo, guardó silencio de un momento a otro.
Su padre, el cuarto Hokage, el décimo representante de los humanos en el Ragnarok se volteó a verlo y, con una pequeña sonrisa le dijo...
-Naruto..., no voy a perder.
Naruto abrió sus ojos a más no poder al escucharle decir eso, pero, algo no andaba bien, algo le decía que esa pequeña sonrisa significaba otra cosa.
-¡Hokage-Sama usted no se encuentra bien, no debería ir a combatir de nuevo! -dijo Sakura, sintiendo también que algo no andaba nada, nada bien.
-¡Ella tiene razón, Minato-sensei, por favor detengase! -dijo Kakashi, pero fué en vano.
Minato no escuchó a ninguno de ellos y levantó ese kunai, y con un esfuerzo increíble y más que sobrehumano lo lanzó de nuevo a la arena, al frente de su rival, quien se encontraba perdiendo el modo berserker y volviendo a su forma normal.
Minato apareció enfrente de Ares, se notaba cansado y vulnerable a cualquier ataque, incluso Ares, estaba batalla se decidiría dentro de poco, quien logre conectar su ataque primero sería el vencedor.
Ares, mostrándose molesto por estar perdiendo su modo berserker y empezando a sentir un inmenso dolor debido a los ataques de Minato, levantó su mirada y le dijo, de forma muy hostil...
-Eres un grandísimo imbécil, Minato... -dijo Ares, volviendo a recuperar incluso el poder hablar-, pudiste acabar conmigo cuando lancé mi ataque a ese estúpido mocoso, pero preferiste ir a salvarlo recibiendo tú el impacto. No me caben dudas, ustedes los humanos son unos completos imbéciles.
-Ese estúpido mocoso..., es mí hijo.
Ares entrecerró sus ojos al escucharle decir eso.
-¿Tú hijo? ¿En serio fuiste a proteger a tú hijo en vez de acabar conmigo? -preguntó Ares, mostrando que las heridas de los jutsus, kunais y Shuriken que Minato había utilizado comenzaban a dolerle y mucho.
-Sí -le respondió casi susurrando.
-¿Por qué? ¿Por qué fuiste a protegerlo en vez de acabar conmigo? No lo entiendo, tenías la victoria asegurada y aún así, fuiste a proteger a ese mocoso.
-No lo entiendes, y jamás lo harás, ustedes jamás lo entenderán...
-Papá... -susurró Naruto.
Minato se paró firme, siendo observado por todo el mundo, dioses y humanos por igual. Minato, observando el cielo mencionó las siguientes palabras...
-Ningun padre, que ame a su hijo..., necesita algún motivo para protegerlo. En el pasado sacrifiqué mi vida para salvar la de mí hijo, y lo volveré a hacer cuántas veces sean necesarias, no solo yo, otros también lo han hecho, el emperador Barbablanca peleó hasta lo último por sus hijos, y Yujiro hizo lo mismo por el suyo.
Algunos y solo algunos dioses quedaron ligeramente conmovidos con las palabras de Minato, a pesar de ser solo un humano, había logrado tocar el frío corazón de las deidades.
-Minato... -susurró Göll, entre lágrimas, era verdad, ellos habían peleado hasta la muerte, todo con tal de salvar y proteger la vida de sus hijos.
Ares observó la voluntad de su rival, a pesar de estar tan, tan lastimado se negaba a caer derrotado, ¿En serio proteger a un hijo era motivo suficiente para estar sufriendo de semejante manera?
-Minato, recibiste directamente el impacto de mi cañón, tus costillas deben estar rotas, tus órganos internos severamente dañados, una hemorragia interna sin duda alguna, debes estar sintiendo un dolor insoportable, ¿Y todo eso por qué? Porque fuiste a proteger a tu hijo, que tipo tan patético eres ¿Y sabes qué es lo peor? Todo ese sufrimiento será en vano...
Minato levantó su kunai y le apuntó a Ares directo al rostro...
-Eso pronto lo veremos, voy a matarte Ares, voy a matarte y ganaré esta ronda, ¡Lo juro por mi hijo!
-¡VAMOS, MINATO, DEMUÉSTRAME LO QUE ERES CAPAZ DE HACER POR TU HIJO!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top