CAPÍTULO 76

El modo berserker de la guerra sin duda alguna era una técnica terrible, puesto que, su portador..., es decir, Ares, entraba en un trance colérico que lo llenaba de fuerza y de una resistencia sin igual, era idéntico a una bestia iracunda sedienta de sangre y dolor. Minato estaba metido en serios problemas, puesto que su rival no se detenía con nada.

Siguió lanzando golpes tras golpes, mismos que Minato lograba esquivarlos como mejor podía. Ares lanzó una poderosa patada dirigida al torso del hombre rubio, mismo que Minato logró esquivar agachándose. La potencia de esa patada fué tal que logró llegar hasta los muros de la arena, causando pequeñas grietas.

Minato estuvo a punto de realizar un jutsu aprovechando la distancia corta entre él y su rival; pero Ares lanzó un rápido y potente puñetazo con todas las intenciones de aplastarlo y dejarlo como un masa de huesos y órganos aplastados.

Minato tomó su Kunai y lo lanzó hacia arriba, escapando del ataque; en tanto que el puño de Ares pasó de largo y se enterró en el suelo creando un gran agujero y grietas al rededor.

—Casi lo logra —comenta Artemisa, con una sonrisa burlesca.

Gracias a su Hiraishin, Minato se teletransportó a su kunai, mismo que estaba en el aire, y estando en el aire, Minato aprovechó para lanzarle una poderosa patada al rostro del dios iracundo. Su ataque dió en el blanco, haciendo girar el torso de su oponente, sangre salió de la boca de Ares; mas sin embargo, eso no lo detuvo. No se iba a detener con eso.

Miró a Minato con ganas de hacerlo trizas. Extrajo su fornido brazo del suelo y rápidamente tomó a su rival de su pierna izquierda, lo levantó lo más alto que pudo para después, querer estrellarlo contra el suelo. Nuestro querido cuarto Hokage lanzó su kunai lejos y logró teletransportarse hacia esa dirección, por su parte, el puño de Ares siguió su trayectoria y terminó por golpear el suelo.

Minato llegó a su Kunai, dió unas vueltas en el aire y aterrizó en el suelo doblando una rodilla. Levantó su mirada y observó a Ares ponerse de pie y darse la media vuelta para seguir peleando.

Maldición, este tipo no se detiene con nada —pensó Minato, respirando cansado, utilizar tanto su Hiraishin lentamente empezaba a debilitarlo—. Así que este es el modo berserker de la guerra del que me hablaron. Me pregunto a cuántos enemigos habrá asesinado estando en ese estado, debieron ser muchos.

En las gradas, Göll miró a su hermana mayor, quien se encontraba cruzadas de brazos y mirando con mucha atención la arena del Valhalla.

—Hermana, Minato se vé muy cansado, a este ritmo el que terminará por agotarse será él. Al parecer el plan no está resultando como lo esperábamos —dijo Göll, mirando con mucha preocupación el combate.

—No te preocupes por eso, Göll. Yo sé que funcionará, después de todo, Minato tiene a Gunner ayudándole, este combate será ganado por Minato, ya lo verás —dijo Brunhilde, sonaba tan confiada pero, algo no andaba bien.

En la arena, Minato se puso de pie, y cuando hizo eso, su Valkiria se manifestó a un lado suyo...

—¿Cómo te encuentras?

—Por el momento, bien. Las heridas que tengo no son la gran cosa, el verdadero problema es pelear con ese sujeto, no deja de atacar en ningún momento —confesó Minato, viendo a su rival directo a los ojos.

—Ese el problema de lidiar con Ares estando en ese estado, cuando ingresa en su modo berserker, nada lo detiene, muchos lo han intentado pero ninguno lo ha conseguido —dijo Gunner, y lo que dijo fué verdad, nadie había sobrevivido al modo berserker de Ares—. Al parecer, aún no está cerca de llegar a su límite.

—Entonces... —Minato levantó su kunai a la altura de su mejilla—, seré el primero en conseguirlo. No solo voy a vencer su modo berserker, sino que también voy a derrotarlo. Aún tengo el chakra suficiente para seguir peleando en este combate.

—No olvides el plan, tenemos que esperar a que se le termine el modo berserker a ese imbécil —dijo Gunner, viéndole con seriedad.

—¡Por supuesto!
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MINUTOS ANTES DE COMENZAR LA RONDA...

Brunhilde, en compañía de sus hermanas menores, Göll y Gunner, se dirigían hacia la habitación del hombre que sería el encargado de representar a la humanidad en la décima ronda del Ragnarok.

—¿Y entonces, hermana Brunhilde, ya tienes listo al hombre que va a pelear en la décima ronda? —preguntó Göll, mientras caminaba junto a sus hermanas.

—Así es, nos confirmaron que Ares sería el siguiente en salir a combatir representando a los dioses, y gracias a eso pude escoger al hombre adecuado para enfrentarlo —dijo Brunhilde, mientras seguía avanzando a la habitación del siguiente representante.

—Espero que hayas escogido a alguien que sea capaz de hacerle frente. El señor Ares es peligroso cuando entra en su modo berserker de la guerra, se vuelve imparable y nadie ha logrado detenerlo en ese estado.

—Ah, respecto a eso, no escogí al hombre que sea capaz de detenerlo usando fuerza bruta.

—¿Espera qué? —preguntó Gunner, viendo a su hermana mayor—. ¡¿Acaso escogiste a un debilucho?!

—No, claro que no —respondió Brunhilde, con una amplia sonrisa arrogante.

Estas tres señoritas llegaron a la habitación de aquel sujeto al final del pasillo, una habitación bastante grande siendo sincero, con puertas de madera y que tenian grabadas las palabras "Yondaime Hokage" con adornos de color dorado.

—¿Yondaime Hokage? Cuarta sombra de fuego, hermana acaso el hombre que escogiste es... —murmuró Göll, algo confundida.

Brunhilde abrió las puertas de aquella habitación, cuando hizo eso, se pudo percibir un gran silencio en el interior. Las paredes estaban adornadas con diferentes armas ninjas, desde shurikens, kunais de diferentes tipos, espadas cortas, etc. En el centro de la habitación, se encontraba Minato, sentado con las manos sobre sus rodillas, al parecer, se encontraba meditando.

—Ya es tú turno, Minato, te necesitamos para la décima ronda —dijo Brunhilde.

El legendario Cuarto Hokage abrió sus ojos cuando escuchó la voz de aquella mujer. Se puso de pie y sonrió sutilmente.

—Finalmente ha llegado mi turno, siendo sincero pensé que te habías arrepentido de elegirme —dijo Minato.

—En lo absoluto, solo estaba esperando a que tú rival salga a combatir —respondió Brunhilde, cruzándose de brazos.

—¿Entonces, hermana Brunhilde, este hombre será el encargado de enfrentar al señor Ares? —preguntó Göll.

—Así es —respondió. Se acercó a Minato y colocó su mano encima de su hombro derecho—, eres el más adecuado para enfrentar a alguien como ese individuo, eres el ninja más rápido que ha existido en toda la historia del mundo shinobi, además de tu increíble capacidad para combatir y tú inteligencia sobresaliente.

—Pero..., hermana —miró a Minato, y siendo sincero de nuevo, Minato no tenía un tamaño imponente como Shirohige, músculos como los de Yujiro o Escanor, sino más bien tenía el aspecto de un hombre común y corriente—, ¿Estás segura de lo que estás diciendo? Nadie ha visto el modo berserker del señor Ares y vivió para contarlo.

—Muy segura —dijo Brunhilde.

—Eh escuchado que fuiste un legendario Hokage, Minato, también he escuchado todas tus hazañas en el mundo shinobi. Espero que podamos derrotar juntos a ese sujeto —dijo Gunner, también acercándose a Minato hasta ponerse enfrente suyo.

—Mencionaron que mi rival será Ares, ¿Correcto? Me parece que ese nombre es del dios de la guerra o algo así, ¿Estoy en lo correcto? —preguntó Minato.

—Sí, así es —dijo Brunhilde.

—¿Y qué es eso del modo berserker? —preguntó nuestro querido cuarto Hokage.

—Es la técnica más poderosa que posee Ares, cuando ingresa en su modo berserker luego de ser herido, se vuelve una verdadera máquina de matar, iracundo y sumamente violento; sin embargo..., no es invencible —comentó Brunhilde—, y ya tengo el plan más adecuado para enfrentar a Ares.

—¿Y cuál es ese plan? —preguntó Gunner.

Brunhilde sonrió muy confiada...

—El Hiraishin de este hombre.

—¿Eh? ¿Hiraishin? —murmuró Göll.

—Es muy sencillo explicarlo, Göll. El modo berserker de Ares no es eterno, ni invencible, consume una gran cantidad de energía tanto física como espiritual; y cuando se le acaba, queda extremadamente cansado y vulnerable para cualquier ataque, y ahí es donde entras tú, Minato.

—Espera un momento, Brunhilde ¿Estás diciendo que, en caso de que Ares llegue a usar su modo berserker debemos esperar a que se le acaben sus energías para después atacarlo y derrotarlo cuando esté cansado? —preguntó Gunner, levantando una ceja.

—Exacto, ese es mi plan.

—Y quieres que utilice mi Hiraishin no Jutsu para poder escapar de los ataques de ese tipo hasta que se le agoten sus energías y quede muy débil, ¿Verdad? —preguntó Minato.

—Correcto —respondió Brunhilde—. Es gracias a tu increíble velocidad que eres el más adecuado para enfrentar a Ares y no solo eso, sino también derrotarlo. Podrás escapar de él manteniendo la distancia y también, forzarlo para que se le acaben sus energías.

—¿Y cuánto tiempo dura su modo berserker? —preguntó Minato.

Brunhilde borró por completo su sonrisa...

—Ese el único inconveniente, no lo sé. Nadie ha sobrevivido para revelar cuánto tiempo puede durar Ares en ese estado, pueden ser minutos a como pueden ser días, sus reservas de energía son demasiadas.

—Ok, entonces tú plan consiste en resistir lo más que podamos hasta que se le acaben las energías a ese imbécil y después matarlo —dijo Gunner.

—Correcto —dijo Brunhilde.

—Suena muy sencillo pero no lo es, hermana —comentó Göll.

—No hay otra opción, Ares si o sí va a recurrir a ese poder, y tendrán que aguantar hasta que sus energías se agoten.

Brunhilde miró a Minato y a Gunner cuando terminó de decir eso...

—Confío en que ustedes dos podrán encargarse de ese sujeto, ambos son inteligentes y juntos se volverán imparables, podrán vencer a ese maldito sin dudarlo —dijo Brunhilde.

No había otra opción más viable, ese era el plan que tenían que llevar a cabo para poder derrotar a Ares. Minato y Gunner hicieron Volundr en ese momento, al cuarto Hokage lo envolvió una luz de color verde apelardo cuando unió su alma con la su Valkiria.

Un pequeño bolso apareció en la cintura del hombre rubio, un bolso del cual podía sacar infinitas armas ninjas que lo ayudarían en su pelea contra Ares.

Todo estaba listo, los tres salieron de aquella habitación rumbo a la arena del Valhalla, donde se llevaría a cabo la décima ronda del Ragnarok.

No obstante, y sin que nadie se diera cuenta, ni Göll ni Minato, Brunhilde sonrió con sutileza pero también con una malicia increíble, ya que todo estaba saliendo como se lo había planeado desde un principio. Todo lo que se planeó estaba saliendo a pedir de boca.

Señor Odin, a este paso el panteón griego quedará devastado, tal y como usted lo planeó —pensó la mayor de las Valkirias—, espérame un poco más, solo un poco más y podremos vernos..., cariño.

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