CAPÍTULO 72 (RONDA 10)
EL GUERRERO MÁS TEMIDO
VS
EL SHINOBI MÁS TEMIDO
ARENA DEL VALHALLA...
Luego de varios minutos, finalmente la arena del Valhalla había sido modificada dejándola como al inicio de los combates, por órdenes de Apollo, cualquier petición que se haga sobre la modificación de la arena del Valhalla sería inmediatamente rechazada, no querían volver a presenciar algo tan extraño como lo ocurrido en la octava ronda entre Loki y Johan.
Todos se encontraban tensos y ansiosos de querer saber cómo se iban a dar las cosas, puesto que, con la victoria de Tanjiro, los humanos ahora solo estaban a dos victorias más de su salvación. Los dioses, al menos los que todavía mantenían las ganas de querer exterminar a los humanos, no podían permitir que se salven, no después de todos los dioses que habían muerto.
Las luces del Valhalla fueron bajando su intensidad hasta quedar en completa oscuridad, únicamente, dejando una luz iluminando el centro de la arena, dónde se encontraba parado Heimdall, quien estaba vestido con un atuendo similar a los atuendos ninjas que todos conocemos, trajes negros y la cara cubierta.
—Ya va a comenzar la décima ronda. Hermana Brunhilde, ¿Cómo crees que vayan a terminar la cosas? —preguntó Göll.
—Fácil, con la victoria de Minato. Ares podrá ser muy peligroso y todo lo que quieran, pero no deja de ser un cabeza hueca —dijo Brunhilde, muy confiada.
—¿Estás segura de eso? Nadie que haya visto su modo berserker de la guerra ha vivido para contarlo, por desgracia no puede reconocer a aliados de enemigos, para él, en ese estado, todos son individuos por asesinar. Se transforma en una máquina de matar.
—Y Minato..., es alguien perfecto para contrarrestar todos sus ataques —dijo Brunhilde, sonando tan segura y tan confiada de lo que decía. Göll por su lado, no, algo le decía que no, algo no andaba del todo bien—. Tranquila, Göll, estoy segura de la victoria de Minato.
Göll miró la arena del Valhalla y, después, miró de reojo a su hermana mayor...
—Hermana..., a este punto ya no sé si creerte, y tampoco sé si creer que tus intenciones enserio son buenas —pensó Göll, mirándole de reojo a la mayor de las Valkirias.
Brunhilde sonrió con sutileza...
—Ares no estaba en la lista de objetivos del señor Odin, pero creo que se sentirá complacido de saber que ese idiota fué eliminado —pensó Brunhilde—. Dentro de poco..., podré volver a verte, solo espérame un poco más.
Heimdall por su lado, esperó a que todo estuviera listo para dar inicio a la décima ronda del Ragnarok. Respiró profundamente y comenzó con su presentación...
—¡DAMAS Y CABALLEROS, DIOSES Y DIOSAS PRESENTES, TODOS USTEDES SEAN BIENVENIDOS A LA DÉCIMA RONDA DEL RAGNAROK, LA BATALLA FINAL ENTRE DIOS Y EL HOMBRE! ¡LA BATALLA FINAL POR LA SUPERVIVENCIA! —gritó Heimdall para todo el público presente.
Los dioses y humanos en general comenzaron con el bullicio, un griterío tan alto que inundaba toda la arena, y es que al saber que solo faltaban dos victorias más para ser salvados, los llenaban de mucha determinación y entusiasmo.
—¡No van a poder extinguirnos, dioses! —gritó un humano desde las gradas.
—¡Así es, la humanidad se salvará, ya lo verán! —dijo otro humano.
—¡Esto aún no ha terminado, humanos, todavía no canten victoria! —dijo un individuo entre las gradas de lado de los dioses, pero no con una sonrisa malévola, sino con una sonrisa de... ¿entusiasmo también?
—¡Así es, ahora es el turno de que los dioses se lleven la victoria! —dijo un ser divino entre las gradas, también entusiasmado de que la pelea comience.
En la zona VIP, Artemisa terminó su taza con té dejándosela a Hermes.
—Por fin, será interesante ver cómo Ares destrozará al representante de los humanos —comentó Artemisa, extrañamente ansiosa de que se den las cosas en esta pelea.
—Solo espero que no haya mucha violencia, Ares suele tomarse las cosas enserio cuando se trata de pelear —comentó Afrodita, y lo que dijo era MUY IRÓNICO sabiendo TODA LA PUTA violencia y sangre que había sucedido en las rondas anteriores.
—Por algo es el dios de la guerra —comentó Apollo—. Espero que no me decepcione.
—Y no lo hará, Apollo, no lo hará —comentó Hermes.
Heimdall en esos momentos señaló la puerta del lado de los humanos y comenzó con su presentación...
—¡AHORA, EL LUCHADOR, O MEJOR DICHO, EL SHINOBI ENCARGADO DE MANTENER EN PIE LA HISTORIA DE TODA LA HUMANIDAD, SE PRESENTA ESTA NOCHE PARA ALZAR SU PUÑO CONTRA LOS DIOSES QUE DESEAN LA EXTINCIÓN SOBRE ELLOS! —gritó Heimdall ante un público que estaba Eufórico, ansioso de que comience la pelea.
La puerta del lado de los humanos se abrió apenas Heimdall terminó de decir eso.
Cuando terminó de abrirse por completo, en medio de toda la oscuridad del pasillo, una tenue y casi imperceptible luz de color verdoso, característico color del Volundr, apareció por efímeros segundos, desapareciendo de nuevo.
Desde el interior de ese pasillo, la figura de un hombre alto y delgado comenzó a emerger, la aparición de una verdadera leyenda en toda la historia había empezado...
—¡NACIDO EN LA LEGENDARIA KONOHAGAKURE, ÉL..., FUÉ ALGUIEN TEMIDO EN LOS CINCO ANTIGUOS PAÍSES NINJA DURANTE LA TERCERA GUERRA MUNDIAL SHINOBI!
—Aquí viene —comentó Göll, mirando muy seria la entrada del lado de los humanos.
—Así es —dijo Brunhilde.
—¿Tercera guerra mundial Shinobi? ¡Esperen, no me digan que..., acaso se trata de..! —comentó un humano, con ropas que no pertenecían a la época actual.
—¡No puedo creerlo, se trata de ese hombre! ¡Es increíble!
—¡EL NINJA MÁS RÁPIDO EN LA HISTORIA DEL MUNDO SHINOBI, AQUEL QUE ENTREGÓ SU VIDA CON VALOR PARA DEFENDER LA ALDEA EN DONDE NACIÓ, AQUEL QUE CON ESFUERZO PROPIO LOGRÓ CONVERTIRSE EN EL LÍDER DE SU PROPIA ALDEA Y NO SOLO ESO, DERROTAR A UNA CRIATURA CUYO PODER SE CONSIDERA EL MÁS GRANDE DE TODOS!
El representante de los humanos levantó su mano, la cual cargaba un arma ninja, al menos la que él por lo general usaba en sus combates.
Este hombre, mejor dicho, esta leyenda sonrió y, sin previo aviso ni nada por el estilo, arrojó ese kunai hacia la arena del Valhalla clavándose en el suelo muy cerca de donde se encontraba Heimdall. Su kunai voló varios metros adentrándose en la arena.
Todo mundo pudo ver lo que este hombre había arrojado a la arena, era nada más ni nada menos que su legendario kunai...
—¡Veloz, fuerte, astuto e inteligente, todos ustedes denle la bienvenida a este hombre ¡EL RELÁMPAGO AMARILLO DE KONOHA!.. ¡KIIROI SENKÕ!..
Antes de llegar a poner siquiera un pie en la arena, y a la vista de todos los espectadores, él literalmente desapareció por completo dejando solo una pequeña estela de polvo en su proceso.
—¡¿Desapareció?! —preguntó Artemisa, sorprendida.
Heimdall no señaló hacia la puerta donde había desaparecido ese hombre, sino que señaló el kunai en dónde en menos de un segundo, apareció este hombre.
—¡EL LEGENDARIO CUARTO HOKAGE ¡MINATO NAMIKAZEEEEEE!
(Minato Namikaze, el legendario Cuarto Hokage)
Oh sí, gran parte de los dioses quedaron boquiabiertos al ver la ridícula y hasta casi imposible velocidad de ese hombre rubio. Minato recogió su kunai, parándose firme ante la vista de todo el mundo, sonrió, sin duda alguna volver a la vida se sentía muy bien, volver a estar vivo era algo incomparable.
—¿Pero qué rayos? ¿Como pudo moverse a esa velocidad? Es imposible —dijo Artemisa.
—Creo que el nombre "Kiiroi Senkõ" debería darte una idea, Artemisa —comentó Hermes, sonando un poco burlón al respecto.
—Pero es absurdo, ningún humano podría moverse a esa velocidad, ¡Es imposible!
Apollo, el mismo dios del sol enfocó completamente su atención en la arena, sonrió con sutileza al ver la entrada y la increíble velocidad de ese humano.
—Esto será muy interesante de ver —murmuró Apollo, plenamente interesado en esa pelea.
Heimdall en ese momento señaló la puerta del lado de los dioses...
—¡AHORA, EL DIOS ENCARGADO DE ENFRENTAR A ESTA LEYENDA HUMANA ES TAMBIÉN, OTRA LEYENDA EN EL PANTEÓN GRIEGO! ¡¿DEBERÍA NARRAR LAS ATROCIDADES EN LOS COMBATES QUE ÉL HA COMETIDO CONTRA SUS ENEMIGOS?! ¡NO! ¡MIL VECES NO! ¡USTEDES MISMOS SE DARÁN CUENTA EN ESTA RONDA!
Las puertas del lado de los dioses se abrieron apenas terminó de decir eso, y; de aquel interior, una luz muy brillante rozando casi lo cegador, apareció de repente...
—¿Pero quién es? —preguntó un humano, preocupado.
—¡Se les borrará esa sonrisa arrogante, humanos, ya lo verán! —gritó una divina con bastante malicia dirigida hacia ellos.
—¡HIJO DE PADRE ZEUS Y HERA, NACIDO DE UNA INTENSA RELACIÓN SENTIMENTAL ENTRE EL PADRE DEL OLIMPO Y LA MONARCA DE LOS CIELOS ¡ÉL, ES LA GUERRA EN SÍ MISMA! ¡ÉL! REPRESENTA TODOS LOS DOLORES Y MALES DE LA GUERRA MISMAAA!
Minato observó el suelo, una pequeña piedra comenzó a brincar bruscamente, luego de eso, el salvaje relinchar de enormes caballos se escucharon desde el interior de ese pasillo...
—¡NADIE AMA MÁS LA GUERRA QUE ÉL, NADIE AMA MÁS EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO DE LOS ENEMIGOS QUÉ ÉL!
Otra vez el relincho de los caballos se escucharon, un relinchar aterrador, como anunciando que la violencia y el sufrimiento iban a comenzar.
Acto seguido, aquellas bestias hicieron su aparición en la arena, caballos grandes, blancos con crin de color anaranjado simulando el fuego, tirando de un gran carruaje en el cual, iba Ares.
El dios de la guerra, hizo su entrada triunfal, al igual que Hércules en su batalla contra Akame, Ares también hizo una entrada como la de su colega caído, ya que sentía una gran admiración por el indómito dios de la fortaleza y la convicción.
Ares tiró de esos caballos con una fuerza incomparable, deteniendo su marcha y quedando enfrente de su rival.
Los caballos expulsaron una gran cantidad de aire por sus narices, moviendo los rubios cabellos del cuarto Hokage. Minato, mirando a su rival, simplemente sonrió, sin duda alguna, sería un combate bastante interesante.
Tanto el guerrero más temido, como el Shinobi más temido, se miraron a los ojos, sin apartarse la mirada en ningún momento. Minato apretó su kunai, tenía que ser sincero, ante alguien tan alto e imponente como lo eres Ares, debía tener cuidado.
Ares, se bajó de ese carruaje, y cuando hizo eso, los caballos se retiraron de la arena haciendo un gran estruendo en su marcha hacia ese pasillo, dejando ahí de pie, y en el lugar que le correspondía, al mismísimo dios de la guerra.
—TODOS DENLE LA BIENVENIDA AL GUERRERO MÁS TEMIDO... ¡EL DIOS DE LA GUERRA, AAAAAARES!
(Ares, dios de la guerra)
Los dioses empezaron a gritar y alentar a Ares, al igual que los humanos a Minato. Ambos guerreros sin lugar a dudas, estaban siendo alentados por sus respectivos bancos con todas sus fuerzas.
Heimdall, observó hacia todas partes, esa emoción, ese sentimiento, esas ansias de querer ver el combate eran incomparables, no importaba que ya fuera la décima ronda, sentía esa misma emoción como si fuera la primera ronda. El Ragnarok, los dioses y los humanos alentando, avivan la llama de querer ver un gran combate.
—Si que están emocionados. No los voy a defraudar... —Ares en ese momento se volteó sutilmente para ver la zona VIP, en específico, para ver a Apollo. Sonrió con mucha confianza al ver que el dios del sol le estaba observando también con una sutil sonrisa—. ¡Mira Apollo, mira con mucha atención, pronto sabrás por qué me llaman el guerrero más temido en el campo de batalla!
Ares en ese momento se retiró su capa de color rojo y la arrojó lejos. A diferencia de Minato, quién conservó su capa característica de los Hokages. Llevaba en sus hombros todo el peso de siete millones de años de historia de la humanidad.
—No pienso perder, y no lo haré. Puedo escuchar claramente los gritos de apoyo de todos los humanos, la salvación está cerca ¡No puedo fallar! —pensó Minato, dando un vistazo rápido a todos los humanos que lo estaban alentando al grito de "Minato, Minato, Minato"
Heimdall observó a ambos luchadores a la vez para dar inicio al combate...
—¡¡NO HACE FALTA DECIR CUÁLES SON LAS REGLAS! ¡LUCHADORES COMIENCEN EL COMBATE AHORAAAAAA!!
Minato en ese momento dió un gran salto hacia atrás alejándose de su rival, puesto que, se encontraba demasiado cerca del dios de la guerra.
—Es alto, es musculoso y puedo sentir un gran espíritu de lucha, debo ir con cuidado y probar primero que tan hábil es este sujeto.
Ares simplemente..., sonrió....
—Muy bien. ¡Es hora de empezar este combate!
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