CAPÍTULO 66
MINUTOS ANTES DE LA NOVENA RONDA...
Tanjiro en compañía de Göll y Brunhilde se dirigían a la habitación de la siguiente Valkiria que haría Volundr con el representante de los humanos. El pelirrojo estaba más que dispuesto de realizar lo que sea con tal de salvar a los humanos, estaba dispuesto a arriesgar de nuevo su vida con tal de salvar a sus seres queridos.
—¿Quién será mi oponente? —preguntó Tanjiro, rompiendo un poco el silencio que había mientras avanzaban.
—¿Mm? —murmuró Brunhilde—, ¿Qué sucede, Tanjiro?
—Es que quiero saber quién será el dios con el que pelearé en la novena ronda. Ví junto con Akame y Ryuko la tercera ronda y..., quisiera saber qué tan fuerte es mi oponente —dijo el pelirrojo.
—El dios al que te vas a enfrentar es Belcebú, Tanjiro, el rey de los demonios, el señor de las moscas —rezpondió Göll. El pelirrojo se sorprendió al escuchar quién era su oponente a vencer.
—¿El rey de los demonios? —preguntó Tanjiro, sería una mentira negar un ligero escalofrío que recorrió su espalda, puesto que, se podría decir que él ya se había enfrentado a algo similar a ese junto a sus camaradas y los pilares de la cofradía.
—Belcebú es alguien muy extraño, es odiado por unos y temido por otros, es alguien que no siente ninguna clase de empatía por los humanos, ni siquiera por los mismos dioses. Es peligroso, pero..., eso no significa que no pueda ser derrotado, y el más apropiado para derrotar a ese bastardo eres tú, Tanjiro —dijo Brunhilde, sonando muy confiada en lo que decía.
—Espero poder derrotarlo. Göll, te prometí que no iba a perder, el sacrificio de tus hermanas no será en vano, es una promesa que voy a cumplir pase lo que pase —dijo el pelirrojo lleno de determinación.
Göll le observó unos instantes de después miró el suelo mientras avanzaba, de cierta forma se sentía un poco mal por haberle dicho a él y a Ryuko que merecían ser exterminados; pero escuchar al pelirrojo, tan amable, gentil y empático le devolvió de nuevo la esperanza en ellos. No todos los humanos son una basura.
Llegaron a su destino, la habitación de la Valkiria con la que Tanjiro uniría su alma para hacer el Volundr y poder salir a pelear en la arena.
Brunhilde tocó la puerta, pero no hubo respuesta, volvió a tocarla y de nuevo, no hubo respuesta. Göll y Brunhilde se miraron a los ojos unos instantes; posterior a eso la mayor de las Valkirias abrió las dos puertas de su habitación. Los tres se percataron de que la habitación, aparentemente, estaba vacía.
Brunhilde fué la primera en ingresar sola, dió unos cuantos pasos hacia el interior; pero, se detuvo en seco al sentir algo filudo tocar repentinamente su cuello.
No se asustó ni nada por el estilo, después de todo algo como eso ya se lo imaginaba viniendo de su hermana. Cerca de su oído alguien preguntó...
—¿Acaso no saben que entrar en la habitación de alguien sin su permiso es de mala educación? —preguntó una voz femenina cerca del oído de la mayor de las Valkirias.
Brunhilde giró su rostro un poco y se percató que su querida hermana menor se había colocado detrás de ella. Estaba flotando, pero se había escondido muy bien, colocando un pequeño puñal cerca de su cuello...
—¿Qué sucede pequeña Brunhilde? Eres la más poderosa de todas nosotras, pero estás con la guardia totalmente baja y muy confiada, fácilmente pude haber acabado con tú vida y ocuparía tú lugar ¿Sabes? —sonrió muy burlonamente esta señorita.
—La que posiblemente ocuparía mi lugar por desgracia murió en la séptima ronda... —respondió Brunhilde, con un tono sumamente serio.
—¿Mist? ¿Esa dormilona en serio ocuparía tú lugar? Creo que me estás subestimando, pequeña Brunhilde.
Esta Valkiria retiró el puñal del cuello de su hermana y, flotando, se colocó enfrente de ella. Su estatura y apariencia parecían ser la de una chica no mayor de 17 años. Cabellos rubios que llegaban a su cintura, su ojo izquierdo de color verde esmeralda y su ojo derecho de color magenta (heterocromía) vestido blanco de mangas largas con adornos azules en el bordes, cinturón negro con adornos de color dorado y botas similares a las de su hermana Brunhilde, largas que cubrían casi todas sus piernas.
—Es bueno volver a verte... Kára —dijo Brunhilde, mirando a su hermana menor.
—Lo mismo digo, pequeña Brunhilde —respondió Kára, mirando para arriba a su hermana, y con una sonrisa aparentemente agradable.
Göll y Tanjiro ingresaron al escuchar voces en el interior de la habitación. Cuando Göll vió a su hermana mayor, sonrió, contenta.
—¡Hermana Kára, que alegría volver a verte! —dijo Göll, con pequeños brillitos en sus ojos. No importaba a cual de sus hermanas volviera a ver, siempre sentía una gran emoción.
—Hola, pequeña Göll, hacía tanto tiempo que no te veía. Veo que has crecido y te has vuelto un poco más fuerte —dijo Kára, manteniendo esa misma sonrisa aparentemente agradable.
—Gracias, y tú tampoco no has cambi... —Göll fué interrumpida por su hermana.
—¿Dime qué se siente ser la más débil e inútil de todas nosotras, eh? Debe ser muy duro para ti, que ni siquiera te hayan escogido todavía para ayudar a los humanos ¿O no, pequeña Göll?
Göll borró poco a poco su sonrisa y aspecto alegre que tenía. Una expresión un tanto molesta y una pequeña gota de sudor cayendo por un costado de su frente. Desvío su mirada después de escuchar esas palabras...
—Había olvidado que mi querida hermana puede llegar a ser algo odiosa —pensó Göll.
—En fin, no pierdas las esperanzas, tú momento de brillar llegará... Tal vez, o quizás no jajaja —comentó Kára, riéndose de su hermana.
Pronto se percató que sus queridas hermanas venían acompañadas de un jovencito que estaba atrás de ellas y prestando atención en todo momento.
Kára se acercó a Tanjiro, comenzó a "inspeccionar" al representante de los humanos, viéndole desde diferentes ángulos y con una mano en su mentón, confundiendo al pelirrojo, parecía que estuviera viendo algo muy raro.
—Eh, yo... —murmuró el pelirrojo.
—¡Denegado! —dijo Kára, dándole la espalda al pelirrojo y cruzándose de brazos.
—¿Qué? —preguntó el pelirrojo.
—Denegado, ¿No conoces esas palabras, niño? Denegado, denegado, denegado y denegado. No haré Volundr contigo, así que, suerte para la próxima, tal vez si estoy de buen humor acepte.
Brunhilde rodó los ojos y suspiró, aquí vamos de nuevo, no solo Alvitr y Hlokk, Kára también era algo caprichosa y odiosa en ocasiones.
—¡¿Espera no harás Volundr conmigo?! —preguntó el pelirrojo.
—¡Nop! No lo haré, pensé que me iba a tocar unir mi alma con alguien increíble e imponente, no con un mocoso que ni siquiera sabe en qué se está metiendo.
Kára se acercó a Brunhilde flotando en una postura acostada y le preguntó...
—Oye pequeña Brunhilde ¿Por qué no escogiste a alguien mejor que este mocoso? ¿No había otro que no fuera este perdedor? —preguntó Kára, algo burlona.
—¡Hermana eso fué algo grosero! —dijo Göll.
—¡No fué grosero, fué sincero! La sinceridad ante todo, pequeña Göll —dijo Kára, manteniendo esa sonrisa burlona.
Brunhilde colocó su mano encima del hombro de Kára y, de un solo movimiento, le devolvió al suelo rápidamente dejando a su hermana en silencio y borrando esa sonrisa burlona.
—¡Este muchacho no es ningún perdedor! Es un chico increíble, es alguien ¡Más que digno! De pelear por los humanos y dar la cara por ellos, así que te recomiendo empezar a tratarlo con respeto porque harás Volundr con él te guste o no, Kára —ordenó Brunhilde, con voz firme y autoritaria.
—¿Y si me niego? —preguntó Kára, cruzándose de brazos.
Brunhilde entrecerró sus ojos, dejando ver y sentir una gran hostilidad que emanó de repente desde su interior. Miró a su hermana, Kára pudo sentir la hostilidad de su hermana mayor.
—Ok, ok, ok. No es necesario usar la violencia ¿Sabes? —kára dió un pesado y largo suspiro—. Solo recuerdenme por qué hacemos esto.
—Para salvar a la humanidad de la extinción que los dioses quieren hacer sobre ellos —respondió Brunhilde.
Kára volvió a suspirar y observó al pelirrojo. No podía creer que en serio haría Volundr con un niño, se imaginó a alguien imponente como Shirohige, Yujiro o tal vez Escanor, pero no a un chico como él.
—Muy bien, supongo que no tengo más opción. A ver, tú, niño, ¿Qué armas deseas usar? —preguntó Kára.
—¿Eh? —murmuró confundido el pelirrojo.
—Ya me oíste ¿Qué arma vas a usar? Dime rápido antes de que cambie de opinión, ¿O acaso este mocoso no sabes siquiera usar alguna arma eh, pequeña Brunhilde?
—Espera un momento ¿Puedes transformarte en cualquier arma?
—Kára puede transformarse en cualquier arma que el humano lo desee, con excepción de las armas de fuego, solo de combate cuerpo a cuerpo.
—¿Esperen significa que tiene el mismo poder que la Valkiria con la que Akame hizo Volundr? Ella también podía transformarse en cualquier arma.
—Gondul puede transformarse en cualquier arma que su humano imagine, y cuántas veces sean necesarias. Kára por otro lado, solo puede transformarse en una sola arma y una sola vez, es por eso que nuestra hermana Gondul es más fuerte que ella —dijo Brunhilde, y eso último que mencionó lo dijo con cierto tono burlón.
—¡YO SOY MÁS FUERTE QUE GONDUL! —gritó Kára, claramente ofendida—. Tal vez ella puede transformarse en lo que sea, pero solo hace réplicas, yo por mi lado puedo hacer un arma perfecta y sin ningún problema. ¡Puede transformarme en un arma perfecta y capaz de matar a un dios!
—Oh seguro, seguro, eres muuuuuy fuerte, no me caben dudas —dijo Brunhilde. Ella sabía exactamente como manejar y manipular a su querida hermanita.
—¡Ya lo verás! ¡Te cerraré la boca, Brunhilde! —miró a Tanjiro—. ¡Rápido, mocoso, qué arma sabes usar!
—Ah, soy un espadachín, por lo que él arma ideal para mí sería una espada, una katana mejor dicho. No necesito ninguna otra arma, solo esa.
—¡Perfecto! Toma mi mano, y hagamos el Volundr, te daré la katana más poderosa y resistente de todas —dijo Kára, extendiéndole su mano al pelirrojo.
—Bueno, respecto a eso ¿Podría hacerme un favor? —dijo Tanjiro.
El pelirrojo metió su mano en uno de los bolsillos que su traje tenía y, del interior de ese bolsillo, extrajo algo sumamente importante para su batalla contra Belcebú.
—¿Favor? —preguntó Kára, levantando una ceja.
—Así es, señorita Valkiria. ¿Podría usar esto en su transformación, por favor? —dijo Tanjiro, dejando ver lo que tenía en su mano.
Kára tomó aquella guarda y la miró bastante confundida...
—¿Qué rayos es esto? —preguntó Kára.
—Es una guarda. Una guarda con forma de flama, es bastante obvio, Kára —dijo Brunhilde.
—Exacto, es muy importante y valioso para mí, y significaría muchísimo para mí el salir a pelear con esa guarda. Representa a una flama que nunca debe extinguirse, no hasta derrotar a los dioses.
Brunhilde sabía exactamente TODO el contexto que había detrás de dicho objeto, y del inmenso valor sentimental que representaba.
—Es curioso saber que algunas almas como la de ese hombre no serán exterminadas —murmuró Brunhilde, mirando la guarda en forma de flama.
—¿Dijiste algo, hermana? —preguntó Göll.
—Como sea. Supongo que puedo acceder a tu petición. Nos perdamos más el tiempo, hagamos Volundr ahora mismo y tú... —miró a Brunhilde—, te cerraré la boca, ¡Y te darás cuenta de que soy más poderosa que Gondul!
Brunhilde sonrió muy burlonamente, lo que provocó más a su hermana.
Kára y Tanjiro en ese momento unieron sus almas dando nacimiento al Volundr entre los dos. Una luz cegadora iluminó toda la habitación y Kára poco a poco comenzó a transformarse en una katana de color rojo, quedando en las manos del pelirrojo.
Tanjiro se sorprendió de lo que tenía en sus manos, nunca antes había empuñado una katana como esa, y lo mejor de todo, es que su arma vino equipada con la guarda en forma de flama que previamente le había pedido de favor que la puede añadir.
—¡Fantástico! —dijo el pelirrojo, muy emocionado al respecto.
—Todo está listo, ahora sí, ha llegado el momento de ir a enfrentar a los dioses —dijo Brunhilde.
—Tanjiro, te deseo mucha suerte y por favor, no mueras, te lo suplico —dijo Göll, viendo a Tanjiro de manera suplicante. El pelirrojo sonrió de oreja a oreja, un rostro confiado y lleno de determinación...
—¡Te lo prometo! ¡No voy a perder, y no permitiré que tú hermana muera, Göll, te lo aseguro! —dijo el pelirrojo.
Brunhilde le miró con una pequeña sonrisa, pero, por unos instantes, en el rostro del pelirrojo vió reflejado también el espíritu del hombre que lo protegió aquella noche, de aquel hombre que encendió otras flamas antes de que la suya se apague para siempre.
Tanjiro miró su katana, después miró su guarda y sonrió muy confiado.
—No perderé esta ronda, no lo haré, es una promesa que voy a cumplir, se lo aseguro... ¡Señor Rengoku!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top