CAPÍTULO 65

Lejos de la arena del Valhalla, lejos de la novena ronda del Ragnarok, y lejos de cualquier cosa que estuviera sucediendo, se podía observar como, caminando por un largo pasillo, el dios Nórdico Supremo, el señor Odin, se dirigía hacia una habitación en específico.

Cuando llegó, dos guardias le detuvieron, diciéndole que no era una buena idea ingresar en aquella habitación, pero Odin simplemente les ordenó que se movieran, que lo dejen ingresar. Ante su presencia tan intimidante y su pesada y peligrosa aura, no tuvieron más remedio que dejarle pasar.

Cuando ingresó, observó a Loki y como había quedado después de su combate contra Johan. Balbuceaba frases sin sentido, la única frase coherente que repetía constantemente era "yo fuí el vencedor" seguido de risas repentinas, y espasmos musculares.

El dios Nórdico se sorprendió al ver el estado de Loki, no podía creer como alguien que ni siquiera fué un luchador, pudo dejar en un estado tan deplorable a un dios como él. Se acercó, Loki le reconoció, y como si fuera un desquiciado preguntó gritando si había visto su combate, si había visto cómo había matado a Johan, y le preguntó si realmente él fué el vencedor...

No tendré más opción que encargarme de esto yo mismo —pensó Odín. Colocó su mano encima de la cabeza de Loki, pronto comenzó a introducirse en su mente con la intención de poder restaurarla y devolverle... "algo" de su cordura. Borrando algo del daño que Johan causó, aunque a decir verdad, eso no sería muy fácil que digamos.

Lo necesitaba para su plan, Loki tenía que cumplir con las tareas que le fueron encomendadas. La recuperación del dios de las mentiras sin duda alguna tomaría algo de tiempo, un retraso inesperado en el plan del dios Nórdico Supremo.
.
.
.
.
.

En la arena del Valhalla, Tanjiro seguía intentando atacar a Belcebú con todo lo que podía, intentando con su espada hacerle algún daño, pero no lo lograba, cada ataque que él realizaba era esquivado por el señor de las moscas. El pelirrojo dió un salto bastante largo y, realizando un ataque en forma descendente, atacó a su rival pero de nuevo, sin éxito alguno.

¡Maldición, este sujeto es muy rápido! —pensó Tanjiro, dándose la vuelta y volviendo a ver a su oponente hacia los ojos.

—¿Eso es todo lo tienes, mocoso? —preguntó Belcebú.

—¡No, claro que no, aún tengo mucho que dar todavía! —respondió el pelirrojo, con un espíritu increíble y una convicción como pocas.

—Pues entonces, adelante, estoy esperando que empieces a pelear en serio, quiero que me demuestres el por qué ustedes los humanos deberían seguir viviendo —respondió Belcebú, mirándole con plena decepción.

Tanjiro se molestó por esas palabras, sujetó con firmeza su espada y se colocó en posición ofensiva.

En las gradas, cerca del borde, se podían observar a tres jóvenes observando el combate, dos de ellos eran varones y la otra era una señorita jovencita, misma que se encontraba preocupada por su hermano mayor...

—Al parecer Tanjiro se encuentra en graves aprietos, no le es posible atacar a su rival —comentó cierto jovencito de cabellos rubios, mirando muy preocupado el combate.

—Solo espero que mí hermano salga victorioso, no quiero que muera —dijo ella, igual estando sumamente preocupada.

—¡Oye Monjiro, ni se te ocurra perder este combate! ¿Me oíste? ¡Nos estamos jugando el cuello en esto! ¡No te he dado el permiso de perder este encuentro! —gritó Inosuke, a todo pulmón, no podía permitirse quedarse callado y no apoyar a su amigo casi hermano de armas.

—¡Ya cállate, Inosuke, deberías apoyarlo, no decirle tonterías! —dijo Zenitsu, viéndole a los ojos, molesto. Inosuke literalmente se puso de pie al borde de las gradas y a la vista de todo mundo y comenzó a gritar con todas sus fuerzas.

—¡Ah! ¡Pues quiero que me escuche muy bien! ¡VAMOS MONJIRO, NO PUEDES PERDER ESTA PELEA! —gritó Inosuke. Zenitsu intentó hacer que se siente pero misión imposible, por su lado, Nezuko cruzó los dedos de sus manos como si estuviera suplicando.

—Hermano... —susurró Nezuko—, no mueras...

No muy lejos de ahí, cierto tipo de cabellos azabaches y ojos azules veía también el encuentro, en silencio, o al menos, eso era lo que él quería hacer.

—No está totalmente concentrado en la pelea y eso le puede causar problemas —comentó cierta mujer jóven de baja estatura, y, extrañamente, sentada a lado de él—, ¿No es así, Tomioka?

Pero el pelinegro no respondió nada, solo la observó unos instantes y después, se encogió un poco de hombros al escuchar un fuerte grito detrás de él.

—¡Ánimo, Tanjiro, tú puedes hacerlo, acaba con ese demonio! —gritó con mucha fuerza una mujer de cabellos rosados y puntas de color verde.

—No grites tan fuerte, no me gustaría que te lastimes —dijo alguien sentado a lado de ella, un jóven de cabellos negros, una venda cubriendo su boca y con heterocromía.

—¡Espero que lo acabe de forma extravagante como cuando derrotamos a la sexta superior, eso sería increíble, aunque hubiera sido increíble también que yo, el dios de los festivales hubiera peleado en su lugar! —dijo un tipo bastante fornido, de cabellos blancos y vestimenta extravagante como a él le gustaba.

—Creo que yo también hubiera sido una buena opción para este combate, no solo tú, Uzui —dijo un tipo con una cicatriz en su rostro y de cabellos blancos.

—No quiero admitirlo pero, prefiero que Tanjiro pelee en lugar de tí, hermano —dijo Genya, ahora que finalmente había vuelto a ver a su hermano, quería permanecer a su lado al menos por esos instantes que habían vuelto a la vida.

—Genya, si me hubieran escogido, no hubiera dudado ni por un segundo en salir a pelear. No voy a permitir que nada malo te pase, hermano, no esta vez —respondió Sanemi, muy convencido en lo que decía.

—¿Creen que Tanjiro pueda ganarle a ese tipo? —preguntó Tokito, sentado al lado de Uzui, él tampoco se sentía muy convencido.

—Tiene que hacerlo, él no puede perder esta ronda —respondió Tomioka, sin apartar su mirada de la arena—, Tanjiro no puede morir.

—Solo tengan paciencia y observen, no pierdan la calma —respondió Gyomei, habló con mucha tranquilidad y suma serenidad.

—¡Vamos ánimo, él puede hacerlo, confíen en ese chico! —dijo Uzui, viendo a casi todos sus antiguos compañeros cazadores.

En la arena, Tanjiro de nuevo se lanzó a atacar a su enemigo. Belcebú, con una mirada sin mostrar ninguna emoción, sentimiento o tan siquiera..., "vida" le vió realizar sus ataques contínuos; pero, sin ningún éxito.

—¡Respiración de agua, primera postura: corte de superficie! —dijo Tanjiro, con todas las intenciones de realizar un corte limpio y volarle la cabeza Belcebú.

Belcebú esquivó ese ataque retrocediendo y dejando que la katana pase de largo. Volvió a tocar el suelo con su bastón, pero Tanjiro ya estaba preparado para eso, apenas observó que el bastón tocó el suelo, saltó lo más alto que pudo esquivando con éxito el ataque de Belcebú.

—Al menos ya sabe cómo evadir ese ataque de Belcebú —comentó Hermes.

—Pero no solo la pasará dando saltos sin cesar, a este ritmo Belcebú lo va a matar —comentó Ares.

El pelirrojo sostuvo de nuevo su espada y descendió con fuerza, realizando la octava postura "lago de la cascada" pero, de nuevo, fué en vano, logró esquivarlo.

Belcebú se alejó de su enemigo; no obstante, apenas Tanjiro tocó el suelo, se impulsó con todas sus fuerzas hacia donde estaba Belcebú para alcanzarlo.

—¡No te dejaré escapar, maldito! —dijo furioso el pelirrojo. Concentró su energía en sus pies para poder impulsarse a toda prisa, y logró hacerlo, fué mucho más rápido ahora.

Belcebú se percató de eso, de ese movimiento por parte del pelirrojo y de la velocidad que obtuvo de un momento a otro.

—¿Aumentó su velocidad? —preguntó Belcebú, un poco sorprendido.

Tanjiro acortó muchísimo la distancia que había entre los dos...

—¡Tanjiro logró acercarse a Belcebú! ¿Acertará su ataque por primera vez? —preguntó Heimdall viendo sin siquiera pestañear el combate.

—¡Respiración de agua, cuarta postura: Golpe de marea!

Aprovechó la distancia tan corta que había entre él y Belcebú, por lo que realizó un poderoso corte de izquierda a derecha. Belcebú alcanzó, ahora, por poco, a esquivar ese ataque...

—¡¿Esquivó el ataque de Tanjiro a esa distancia?! —preguntó Göll, asombrada, llevando sus manos a su cabeza.

Belcebú de nuevo usó vibraciones en su mano derecha, al tener al pelirrojo tan cerca de él, definitivamente en esta ocasión lo partiría en dos y acabaría con este combate...

¡El aleteo del diablo!

Tanjiro logró percatarse de eso, por lo que esquivó ese ataque dando un salto hacia adelante.

—¡Tanjiro también logró esquivar el ataque de Belcebú a esa distancia! —dijo Göll.

Belcebú se mostró un poco sorprendido por la hazaña del pelirrojo. Belcebú pasó de largo, ahora dándole la espalda a su rival. Tanjiro, al ver que le estaba dando la espalda, giró su cuerpo llevando su espada hacia adelante...

—¡RESPIRACIÓN SOLAR, QUINTA POSTURA: RUEDA DE FUEGO!

La espada de Tanjiro, envuelta en flamas muy brillantes, se acercó velozmente al rostro de Belcebú.

El señor de las moscas logró esquivar ese ataque otra vez, no obstante, en esta ocasión, recibió un pequeño corte en su mejilla izquierda gracias al ataque de Tanjiro.

El pelirrojo aterrizó en el suelo y rápidamente se volteó a mirar a su enemigo. Respiraba un poco cansado, realizar tantas posturas estaban comenzando a agotarle poco a poco; pero aún no podía bajar el ritmo, debía seguir en pie y seguir peleando pase lo que pase.

Belcebú llevó su mano a su mejilla, sintiendo la poquísima sangre que salió tras dicho corte. Miró sus dedos, manchados de su sangre, entrecerró un poco sus ojos y; luego de eso, miró a Tanjiro quien estaba a unos cuantos metros de él.

—¿Logró herirlo? —preguntó Göll.

—Eso no es nada —murmuró Brunhilde—. ¿Qué estás esperando Tanjiro? ¡Activa tu marca de cazador lo más pronto posible! ¡No estamos jugando!

Tanjiro al ver cómo Belcebú miraba sus dedos, se colocó en una postura defensiva, empezaba a comprender los ataques de su enemigo, si golpeaba el suelo con ese bastón en su mano derecha, podía generar vibraciones que eran como cuchillas, por lo tanto, si Belcebú realizaba ese ataque, él ya sabía cómo evadirlo.

—¿Esto es todo..., lo que ese supuesto potencial humano puede llegar a hacer, mocoso? —preguntó Belcebú.

—No..., aún hay más —dijo el pelirrojo, intentando sonar lo más confiado y sereno posible.

—¿Aún hay más, eh? —murmuró Belcebú. Colocó sus dos manos en su bastón y miró a Tanjiro a los ojos—. Oye mocoso ¿Puedo preguntarte algo?

—¿Eh? ¿Qué quieres saber? —preguntó el pelirrojo, sin bajar la guardia ni siquiera un segundo.

—Solo quiero saber una sola cosa antes de acabar contigo. Lo único que quiero saber es ¿Por qué estás aquí, peleando en el Ragnarok?

—¿Qué? —preguntó el pelirrojo. Aquella pregunta que escuchó por parte de su rival lo dejó algo confundido.

—Es lo único que quiero saber. Quiero saber por qué ustedes arriesgan su vida peleando en el Ragnarok, quiero saber por qué lo hacen, cuál es su objetivo, cuál es su propósito, quiero saber..., cuál es el sentido de arriesgar sus vidas.

—¿Por qué estoy peleando en el Ragnarok? La respuesta es más que obvia ¿No lo crees? —dijo Tanjiro, cambiando su postura, una postura que combinaba defensa y ataque.

—No, no lo creo, es por eso que deseo saber cuál es el sentido de arriesgar tu vida peleando aquí conmigo en esta ronda. Está claro que no eres rival para mí, pero aún así estás empeñado en querer derrotarme. No le encuentro sentido a eso...

—¡Ustedes desean erradicar a todos los humanos, eso incluye también a mis amigos, compañeros y también, a mí familia! No voy a permitir eso, ¡Jamás!, el rumbo y la historia de la humanidad no llegará a su fin a manos de ustedes —respondió el pelirrojo, sin titubear en lo más mínimo.

—Ay, es una ternurita ese niño —comentó Afrodita, ladeando su cabeza y mirando al pelirrojo con mucha atención.

Eso era algo que Belcebú no llegaba a comprender, en lo absoluto ¿Sacrificar su vida por sus seres queridos? ¿Por qué? ¿Para qué? Quería saber el motivo de eso porque simplemente no lo comprendía.

—¿Entonces la razón por la que estás peleando contra mí es porque quieres proteger a tú familia y amigos?

—Ni siquiera debo decir que sí, ¡¿Acaso alguien necesita alguna razón para proteger a sus seres queridos?! ¡Dímelo! —dijo Tanjiro, colocando su espada de manera diagonal frente a su rostro, dejando ver las palabras que estaban grabadas en su espada.

Belcebú guardó silencio unos momentos, sus dos manos las tenía puestas encima de su bastón. ¿Sacrificar la vida de alguien para salvar la vida de sus seres queridos? Belcebú miró a Tanjiro con los ojos más vacíos, ¡MUERTOS! que jamás haya visto...

—Patrañas...

—¿Qué? —preguntó Tanjiro.

—¿El querer salvar a tus seres queridos es lo que te motivó a pelear aquí? Arriesgar tú vida para salvarlos de su inminente extinción, no son nada más que puras estupideces. ¿Enserio crees que esos pecadores merecen ser salvados? Que estupidez.

—¡Deja de decir eso! ¡No son estupideces! —gritó el pelirrojo, viéndole con mucho enojo.

Belcebú de nuevo comenzó a crear vibraciones en su mano derecha, no consiguió lo que quería, que el pelirrojo le explicara el motivo que él quería escuchar para entender el por qué sacrificarse por otros.

Tanjiro se colocó nuevamente en posición defensiva, al ver que su rival de nuevo mostraba intenciones de querer asesinarlo...

—Tu tampoco pudiste hacerlo —dijo Belcebú, refiriéndose a qué, el pelirrojo tampoco consiguió hacerle entender el por qué sacrificarse para salvar a otros.

Ahora sí, estaba dispuesto a atacar al pelirrojo con todo lo que tenía.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top