CAPÍTULO 41

Escanor de nuevo dió un largo y pesado bostezo, no entendía muy bien por qué le tenían tanto miedo a los dioses si eran seres que podían ser derrotados, y él era una clara prueba de eso.

Los dioses nórdicos de nuevo le gritaron insultos por lo que hizo, para ellos, era como si el humano se estuviera burlando del Berserker del Trueno. Después vió a Thor directo a los ojos y se empezó a acercar a él caminando con firmeza, mucha seguridad, y confiando plenamente en su poder y fuerza.

No me tiene miedo en lo más mínimo, sin duda alguna es alguien particular, alguien con quién podré pelear con toda mí fuerza —pensó Thor al ver a Escanor acercarse tanto a él.

Cuando el León del Orgullo estuvo a pocos metros del dios Nórdico, levantó su pesada Hacha Divina hasta lo más alto que sus fornidos brazos le permitían. La luz del sol se vió reflejada en la punta del hacha y después, tan rápido como un parpadeo, descendió con mucha fuerza.

Thor usó su martillo para bloquear ese ataque, lo levantó con un solo brazo y se cubrió muy bien; no obstante, se llevaría una enorme sorpresa. La fuerza de Escanor fué tanta que hizo doblar una rodilla al dios Nórdico, el suelo se hundió de repente, se agrietó y el dios Nórdico quedó literalmente con una rodilla doblada enfrente del león del orgullo.

—Un dios se arrodilla ante mi gran fuerza, sin duda alguna soy impresionante —dijo Escanor, levantando de nuevo su hacha hasta lo más alto mientras observaba a Thor.

Thor frunció el seño, y al ver que su rival de nuevo iba a atacarlo retrocedió de repente arrojándose hacia atrás. El hacha pasó de largo y golpeó el suelo con una fuerza abrumadora.

—¡Esto es increíble, el dios del trueno está retrocediendo ante su enemigo! —exclamó Heimdall al ver la acción del dios del trueno.

—¿Retroceder? ¡¿Cómo se le ocurrió decir eso a Heimdall?! ¡Un dios jamás retrocedería ante un simple humano! —dijo Ares, intentando hacerse el valiente e insuperable, pero por dentro estaba sorprendido de la fuerza del pecado del orgullo.

—Ese sujeto no es alguien normal, esa fuerza... —murmuró Hermes.

—Jaja, que divertido es ese humano —dijo Anubis con una amplia sonrisa en su rostro—, me gustaría tenerlo en mí colección, esa fuerza sin duda alguna me sería de gran ayuda.

Apollo seguía observando el combate sin mostrar ningún tipo de expresión, pero si le molestaba un poco por dentro que un dios haya tenido que retroceder ante un ataque como ese. En la arena, Escanor observó a su rival retroceder ante su ataque, se rió de eso y volvió a poner su hacha en su hombro.

—¿Qué pasa? ¿No vas a atacarme? —preguntó el león del orgullo, ladeando su cabeza hacia la izquierda.

Thor sonrió con mucha malicia. Levantó su brazo y señaló a Escanor directo al rostro, entrecerró sus ojos y acto seguido, destellos de electricidad salieron sus brazos generando un gran poder. Después de eso, agarró el Mjolnir con ambos brazos viéndose muy poderoso ante los ojos tanto de dioses como de humanos...

—Hermana, Lord Thor ahora empezará a atacar —dijo Göll, estaba muy cerca de su hermana para abrazarla en caso de que algo malo ocurra.

—Debes confiar en Escanor y en su poder, no morirá tan fácilmente ante el dios del trueno —comentó Brunhilde muy concentrada en la pelea.

El Mjolnir desprendía electricidad y poder de manera exagerada, el poder del Berserker del Trueno se veía a simple vista. Los dioses Nórdicos le gritaron a Thor que le demuestre a ese humano una "pizca" de su poder. Dió un salto por los aires, Escanor levantó su mirada al cielo y observó cómo su rival se había elevado tanto por los cielos.

—¡Prepárense para el impacto! —dijo Ares, viendo a Thor en lo más alto de la arena.

El Berserker del trueno descendió con una fuerza incomparable. Escanor por unos momentos abrió sus ojos a más no poder al ver la magnitud de ese ataque. El suelo se hundió, toda la arena del Valhalla se desgarró, el suelo se hundió a algunos metros y las gradas quedaron algunas destruidas.

Ese era el poder del dios Nórdico, el guerrero más fuerte de todos. Las ráfagas casi mandan a volar a muchos humanos de no ser porque tuvieron que agarrarse de lo mejor que pudieron para evitar morir con eso. Apollo vió el impacto sin pestañear en lo más mínimo. Las descargas eléctricas hicieron que vapor salga del Mjolnir luego de haber golpeado el suelo.

—Ay no puede ser, ese Thor arruinó todo y acabó demasiado rápido —dijo Anubis, ya se sentía fastidiado al ver lo que el Berserker del Trueno hizo.

—Te equivocas... —dijo Apollo.

En la arena, Thor aún seguía sin levantar su pesado Mjolnir, algo no andaba bien. Pronto fué impulsado por una fuerza abrumadora hacia atrás haciéndole retroceder a él y a su martillo.

El león del orgullo utilizó muy bien su hacha Divina para defenderse de ese ataque, aunque si recibió uno que otro rasguño y cortes en su cara, pero su arma no parecía haber recibido ninguna clase de daño.

—¡Increíble, señores, Escanor sobrevivió al ataque de Lord Thor! ¿Será acaso que tienen una oportunidad de ganar en esta ronda?

Los humanos se impresionaron ante eso y gritaron emocionados, por unos momentos creyeron que su representante había muerto con ese golpe, pero estaban equivocados, faltaba más que eso para poder vencer al pecado más fuerte de todos.

Brunhilde sonrió de oreja a oreja, no debía hacerlo, debía hacerles creer a Loki y a Odín que seguía el plan a la perfección, pero es que era difícil no evitar ver cómo el orgullo de los dioses se volvía pedazos ante el poder de los humanos.

—¡Escanor por favor, cuida de mí hermana no la fuerces mucho! —gritó Göll desde las gradas.

Thor sonrió al ver a Escanor sobrevivir ante ese ataque...

—Felicidades, no eres alguien patético cómo pensé que eras —dijo el dios del trueno viendo a su rival haber resistido muy bien ese ataque.

—Debo admitir que por unos momentos creí que ibas a lastimar mi rostro, no quiero que hagan un monumento de mi con una marca en mí cara, sería lamentable eso —dijo Escanor, tocando su rostro y sintiendo que no había sido lastimado.

Thor se rió ante las palabras de su rival...

—Sí que eres arrogante maldito humano, y me encantará ver cómo esa arrogancia se va haciendo pedazos poco a poco —dijo Thor, volviendo a levantar su mazo con todas las intenciones de atacarlo, pero...

—¡Mi señor tenga cuidado! —gritó una divinidad nórdica a todo pulmón.

Thor giró su rostro ante ese grito y se llevó una gran sorpresa. Una bola de fuego se dirigía hacia él, pero logró defenderse usando su martillo para detener ese ataque. La bola de fuego explotó poco después de chocarse contra el Mjolnir desprendiendo una gran cantidad de humo.

—El que va a terminar hecho pedazos si baja la guardia es otro, Thor —dijo Escanor, esa maldita y pequeña sonrisa arrogante no hacía más que demostrar la enorme confianza que tenía en su fuerza.

En las gradas, de lado de la humanidad, cierto hombre jóven de cabellos blancos y una particular chaqueta roja y pantalones de una tonalidad más oscura observaba atento el combate.

—Ese Escanor si que sabe cómo ponernos nerviosos —dijo. Luego de ver qué el león del orgullo no murió con ese ataque pudo respirar aliviado.

—Jaja, ¿Acaso dudas del poder de Escanor? —preguntó cierta mujer de cabellos negros y muy largos, ojos preciosos pero con una particular marca en su boca.

—No dudo, es solo que su arrogancia a veces puede costarle caro, no estamos en un torneo o un concurso, literalmente nos estamos jugando el cuello en esto —dijo él.

—Bueno, me siento un poco más segura al saber que Escanor es el que está peleando por los humanos —dijo cierta mujer jóven de cabellos marrones y un vestido de color rosa.

—Eso también me alegra pero de cierto modo me hace sentir menos —dijo cierto jóven, de cabellos casi anaranjados y con un peculiar cabello.

—Debemos darte las gracias Merlin, sin tus hechizos no estaríamos aquí, yo con esta estatura y King ocultando muy bien sus alas —dijo ella, la que no pertenecía a la raza humana como tal, pero que hizo todo lo posible para ir a ver a pelear a su compañero. Tomó la mano de su esposo ya que él también no era de la raza de los humanos pero de todos modos estaba ahí igual.

—De nada, la potencia de mis hechizos aumentó durante estos milenios —dijo ella, con una sonrisa relajada.

—Se siente bien haber vuelto a la vida aunque sea unos momentos, espero que Escanor no vaya a perder.

—No perderá, te lo aseguro —dijo Merlin, depositando su confianza en el león del orgullo.

—¡Jum! Sin duda alguna en la arena hay un gran espectáculo... —dijo cierto enano rubio quien, y ni porque la situación era delicada, dejaba a un lado sus tonterías—, pero ningún espectáculo se compara con esto, ¿No lo crees así, Elizabeth?

—M-Meliodas, no... —murmuró cierta mujer jóven, de cabellos blancos y ojos de un particular color amarillo y forma llamativa, a la cual, el amor de su vida le estaba tocando los pechos, lo cual no es nada malo si estuvieran en privado y a solas lo dos, pero en público...

—¡No hagas eso en público, tarado! —dijo King, furioso, y dándole a su capitán un buen golpe en la cabeza para que deje las pendejas a un lado. Meliodas sorprendentemente hizo caso.

En la arena, Thor quedó sorprendido ante lo que su rival hizo sin que se haya dado cuenta de cuando había realizado esa bola de fuego.

—¿Cuando hizo eso? ¿Puede generar fuego como ese estúpido ninja? —murmuró el dios del trueno, dando un paso hacia atrás luego de que esa bola de fuego chocó contra su martillo.

Escanor dió un paso hacia adelante bajando su hacha Divina por unos momentos.

—Ahora, para divertir a todos los dioses que nos observan, ¿Qué te parece si vemos como te defiendes de esto? —preguntó Escanor, empezando a generar fuego en su mano el cual poco a poco se fué formando en una bola de fuego.

—¡Esto es asombroso, Escanor creó una bola de fuego en su mano! ¡Al parecer existe otro Humano aparte de Itachi que tiene esa habilidad! —dijo Heimdall, narrando lo que los combatientes hacían.

Thor levantó su mirada hacia su rival...

—Veremos si puedes sobrevivir a este ataque, por favor Thor no vayas a morir ahora.

—¿Pero quién es este maldito Humano? —se preguntó a sí mismo el Berserker del trueno.

—¡SOL CRUEL! —exclamó el león del orgullo, arrojando esa bola de fuego hacia su enemigo con una fuerza abrumadora.

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