CAPÍTULO 39 (RONDA 6)
EL MÁS FUERTE
VS
EL MÁS ORGULLOSO
Ares golpeó el suelo con todas sus fuerzas, haciendo que el suelo del lugar se hunda algunos metros. Dentro de aquella habitación donde se reunían antes de cada ronda, el dios de la guerra, Ares, Hermes, incluso Loki, sentían el impacto que generó la victoria de los humanos. La lágrimas caían sobre su puño y el suelo, seguía llorando la muerte de Hércules, confío en él, confío en que el eterno héroe ganaría la quinta ronda del Ragnarok, pero no, se sacrificó por la humanidad otorgando una victoria más de su lado.
—Maldita sea, Hércules, confíe en tí... confíe en tí, eras el indómito dios de la guerra, el eterno héroe y el más increíble de todos. Solo faltaba un golpe, ¡Solo un golpe!
—Pues Hércules amaba demasiado a los humanos, Ares, es por ese motivo que decidió sacrificarse por ellos. Que valentía, es un héroe.
—Aún así, él... —continuó derramando lágrimas por él.
No obstante, en aquella habitación hizo acto presencia el ser más temido incluso por Ares. Las puertas se abrieron de repente dejando entrar la luz que este ser divino emanaba. Acompañado de su querida hermana, Artemisa.
—Que patético y miserable te ves, Ares, un dios llorando por la muerte de otro dios que incluso nació como un ser humano, que bajo has caído —dijo Apollo, con esa voz tan sublime, tan poderosa, tan... majestuosa.
Ares abrió sus ojos, rápidamente secó sus lágrimas y se puso de pie, se volteó a ver al poderoso dios del sol. Apollo se acercó tanto a Ares que quedaron a poco menos de un metro.
—¿Qué es lo que estás haciendo aquí, Apollo? —preguntó Ares.
—¿No es obvio? Dicen que eres un estratega nato de la guerra, el guerrero más implacable en el campo de batalla, aquel que puede acabar con sus enemigos en pocos segundos. No eres más que un perdedor, Ares. Por eso estoy aquí, te dejamos en claro que sí los humanos volvían a ganar una ronda más, sería yo quién tomaría el mando de este... juego de niños, y eh venido a cumplir con mi palabra.
—¿Qué estás diciendo? —trató de hacerse el valiente, aunque el fondo se estaba cagando en los pantalones—, yo estoy a cargo del Ragnarok, desde que padre Zeus murió yo soy quien tomó las riendas de esto.
—Y ahora seré yo quien ocupe tú lugar, no necesitamos a un mediocre como tú al mando —dijo Apollo, muy serio.
—Mi hermano Apollo tiene razón, él es más que competente para continuar con el Ragnarok —interfirió Artemisa, poniéndose al lado del dios del sol.
—Pero yo...
Apollo dejó salir un aura muy siniestra pero también sublime, un aura poderosa que hizo a Ares retroceder dando unos pocos pasos. Una gota de sudor cayó por un costado de su frente.
—¿Acaso quieres ir en contra de lo que digo? —amenazó Apollo.
Ares, el mismísimo dios de la guerra inclinó su rostro, asustado, nervioso. No tuvo más remedio que aceptar lo que Apollo dijo o mejor dicho, exigió. Apollo se iba a dar la media vuelta, pero algo similar a un humo de color violaceo comenzó a emanar del suelo de la habitación.
—Oigan, oigan, no es necesario amenazarlo, Apollo, Artemisa, al parecer Ares ya entendió que su mediocridad puede arruinar las cosas —mencionó otro ser divino de inmenso poder, el cual apareció de aquel humo violaceo como un fantasma.
Apollo entrecerró sutilmente sus ojos al verlo hacer su aparición...
—Anubis.
—Hola, Apollo, hacía tanto tiempo que no nos veíamos jeje —dijo el guía de los muertos, el dios egipcio Anubis, con su particular e incomoda sonrisa en su rostro.
Loki sonrió al verlo hacer su aparición en esa habitación...
—Aparte de Apollo, Anubis también es otro objetivo del plan de Padre Odin —pensó Loki, guardado silencio de manera sorprendete.
Anubis se acercó a Ares y colocó su mano en la mejilla del dios griego, le dió unas cuantas palmaditas como si fuera un pequeño niño al que le tienen pena por algo erróneo que cometió. Ares sintió la mano de Anubis en su rostro, que sensación tan terrorífica...
—Ares ya aprendió la lección, no volverá a interrumpir otra vez —le vió directo a los ojos y le sonrió—, ¡¿Verdad, Ares?!
—S-Sí, dejaré que Apollo sea quien comande el Ragnarok en mí lugar, solo espero que haga un buen trabajo.
Apollo lo observó de manera irónica y después lo ignoró. Ahora sí, había llegado el momento de que las cosas se pongan serias en el Ragnarok, ya los humanos habían tenido suficiente sentimiento de esperanza. Apollo empezó a retirarse de la habitación siendo seguido por Artemisa.
—De momento el panteón griego frenará a sus representantes. Loki, el panteón nórdico comenzará a moverse ahora, supongo que debes imaginar de quién estoy hablando.
—Por supuesto, y será un placer verle luchar en la sexta ronda del Ragnarok —dijo Loki sonriendo de oreja a oreja.
—Muy bien. Anubis, tú participación será más pronto de lo que imaginaste.
—Jaja, algo de ejercicio no me caería mal después de todo —dijo Anubis, aceptando que pronto participaría en el Ragnarok.
—Perfecto, muy bien dioses, prepárense porque vamos a erradicar a los humanos, y quiero que alguien... No, ¡Ares!..
—¿S-Sí, Apollo? —preguntó con nervios el dios de la guerra.
—Dile a Belcebuu —se volteó a verlo—, que pronto peleará también. Eso es todo, me retiraré a la zona VIP.
—¿Vas a ver los combates en la zona VIP, Apollo? —preguntó Ares con muchos nervios. Apollo ni siquiera le respondió, ya había hablado lo suficiente y no quería seguir hablando más con el mediocre dios de la guerra.
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ARENA DEL VALHALLA...
Luego de que la quinta ronda haya terminado con la victoria de los humanos, siendo que estos tenían tres victorias y los dioses solamente dos a su favor.
La arena del Valhalla fué reconstruida totalmente, desaparecieron la capital imperial y ahora era solo una arena común y corriente, eso sí, reforzada con muros más gruesos y sólidos puesto que, el siguiente luchador, no se contendría en lo más mínimo.
Todo se oscureció de repente, la luz del reflector iluminó el centro de la arena en dónde Heimdall se encontraba de pie, a la vista de todo el mundo.
—Por fin, después de algún tiempo ya todo está listo para la sexta ronda. ¡SEAN TODOS BIENVENIDOS A LA SEXTA RONDA DEL RAGNAROK, LA BATALLA FINAL ENTRE DIOS Y EL HOMBRE! —exclamó Heimdall a todo pulmón—, la quinta ronda de seguro fué dura, fué una batalla muy dura para la representante de los humanos, el eterno héroe decidió sacrificarse por los humanos, esperemos que ese sacrificio no sea en vano.
En la zona VIP, el nuevo dios que comandaría el Ragnarok de parte de las deidades ya había hecho su aparición. Apollo se sentó en dónde se sentó Zeus ante de ser derrotado por Itachi. Su hermana, Artemisa, se sentó a su lado siendo como su mano derecha por decirlo así. Ares, le cedió su lugar a Anubis de forma "voluntaria". Ahora sí, la zona VIP estaba llena de deidades de inmenso poder, sobre todo, Apollo, el temido dios del sol.
Los dioses quedaron impactados, asustados, ¡Aterrados! De ver a Apollo en la zona VIP junto a Artemisa, Anubis, y los demás dioses, Ares, Hermes, Afrodita, Odin y Loki. Y hablando de Odin, él se sentía tan... complacido, de que Apollo y Anubis hayan hecho su aparición finalmente.
—Ahora veremos cómo un dios debe aplastar a esos insectos —dijo Apollo, sentado cómodamente en su privilegiado lugar.
—Eso es verdad, esto será interesante —dijo Artemisa.
—¡DE MOMENTO EL PANTEÓN GRIEGO FRENÓ A SUS REPRESENTANTES A LUCHAR CONTRA LOS HUMANOS, Y AHORA, EN ESTA RONDA TENDREMOS LA PARTICIPACIÓN DE ALGUIEN MUY PODEROSO!
En las gradas, con nuestras queridas Valkirias, Göll estaba más que asustada de ver a Apollo sentado en la zona VIP. Brunhilde no estaba para nada contenta, alguien como el dios del sol no debe tomarse a la ligera, y en su mente, ya estaba planeando quién sería el humano que lo enfrentaría, o al menos, el que trataría de hacerle... Algo... a Apollo.
—Hermana Brunhilde, Apollo... —dijo Göll, abrazando a su hermana por la cintura.
—Apollo... ese maldito... — Brunhilde apretó sus dientes, finalmente el dios del sol y dios griego MÁS PODEROSO hizo su aparición. Zeus era el dios más importante por ser el padre de la mitología griega, pero Apollo, y aunque suene raro, Apollo era el más poderoso, temido y respetado de TODOS los dioses.
—¡AHORA DEMOS LA BIENVENIDA A ESTE LUCHADOR! —dijo Heimdall, señalando la puerta por donde ingresaban los dioses—, ¡Todos conocen a este dios! ¡Los pasillos del Valhalla retumban con historias acerca de sus hazañas! ¡Su poder es... incomparable, incluso para el guerrero más acérrimo y despiadado! ¡Todos desean verlo luchar con todo su poder y es ahora, con su Mjolnir en mano, que participará en la sexta ronda del Ragnarok!
En lo más profundo del pasillo, y sentado en un trono, se encontraba el guerrero nórdico más fuerte e implacable de todos. Al escuchar que hacían su presentación, abrió sus ojos y en un parpadeo apareció en la arena con todo y su trono, aparecieron destellos de electricidad y sonidos de tormenta en todo el lugar. Se puso de pie, se retiró su túnica blanca y en un parpadeo, el trono desapareció de la misma forma en la que apareció en la arena.
—¡TODOS DENLE LA BIENVENIDA AL DIOS NÓRDICO Y BERSERKER DEL TRUENO... LOOOORD THOOOOOOR!
(Lord Thor, dios Nórdico)
Las gradas con los otros dioses nórdicos gritaban emocionados de que finalmente Thor haya hecho su aparición en el Ragnarok. Odin sonrió un poco al ver a su hijo estar de pie en la arena del Valhalla.
—Aplasta a esa cucaracha, hijo —dijo Odin.
—Thor, no te contengas en lo más mínimo —susurró Apollo.
—¡Y ahora, el representante de los humanos está a punto de hacer su aparición! —dijo Heimdall, señalando la puerta del lado de los humanos.
La puerta se abrió cuando Heimdall terminó de decir eso. Al principio no parecía que nada fuera de lo normal estuviese sucediendo, pero, un sonido, un sonido pequeño como de pisadas, pisadas firmes y poderosas empezó a escucharse...
—¡HACE MILES DE AÑOS EXISTIÓ UN HOMBRE, UN... SER TAN PODEROSO QUE CASI NADIE PUDO HACERLE FRENTE POR UNOS MOMENTOS AUNQUE SEA! ¡ESTE HOMBRE QUE ALGUNA VEZ PERTENECIÓ AL GRUPO DE "PECADORES" CONOCIDOS COMO LOS SIETE PECADOS CAPITALES, SE PRESENTA EN ESTE MOMENTO!
Luego de decir eso, ese hombre hizo su aparición. Un hombre alto, fornido, musculoso, con una presencia como ninguna otra que hayan visto. Con un bigote característico de él. Thor entrecerró sus ojos sutilmente al ver a su rival que, a decir verdad, no era para nada un ser humano común y corriente —aunque bueno, ¿Quién de los trece es alguien común y corriente?—.
—¡ESTE HOMBRE PREFIERE MORIR MIL VECES ANTES DE ADMITIR QUE PERDIÓ, ALGUIEN QUE DE SEGURO MORIRÍA DE PIE Y CON ORGULLO ANTE SUS ENEMIGOS. EL GUERRERO MÁS ORGULLOSO Y FUERTE QUE HAYA EXISTIDO Y SU NOMBRE ES...
Ese hombre dió un pasó más, quedando a solo pocos metros de su enemigo, viéndole a los ojos y sin decir nada al respecto...
—¡EL LEÓN DEL ORGULLO ESCANOOOOOOOR!
(Escanor, León del Orgullo)
Los dioses quedaron boquiabiertos al ver el guerrero de que representaba a los humanos. Apollo, solo abrió un poco más sus ojos, aunque tenía un físico increíble y una presencia sin igual, no parecía que realmente sea capaz de hacerle algo a Thor...
¡Qué equivocado estaba!
Heimdall vió a los dos representantes y les dijo, sumamente emocionado...
—¡LUCHADORES, PELEEN HASTA LA MUERTE!
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