CAPÍTULO 19

Göll casi se desmaya al ver cómo, con el ataque de Melínoe el cual fué una copia de los meteoros de pegaso, logró no solo herir a Seiya sino que también hacer pedazos la armadura de pegazo, es decir, su hermana Alvitr.

Brunhilde sostuvo a Göll antes de que caiga al suelo, y le dijo que no aparte la mirada de la arena.

Seiya aterrizó en el suelo, boca abajo, lastimado y con muchísimos trozos de la armadura esparcidos por su alrededor.

Melínoe al ver cómo había destrozado esa armadura con ese ataque entrecerró sus ojos porque era muy sospechoso, al menos para ella que esa armadura haya queda hecha pedazos así sin más. Los dioses la felicitaron y les gritaron a los humanos que ahí tenían a su patético representante, el mediocre caballero de Pegaso.

Sin embargo, los trozos de la armadura de pegaso comenzaron a brillar con una tonalidad verdosa de repente.

Göll creyó fielmente que su hermana y Seiya habían fallecido con ese ataque de Melínoe, ya que a simple vista esos meteoros negros se vieron muy potentes incluso más de los que Seiya lanzó, pero nada más lejos de la realidad.

Los trozos comenzaron a elevarse, a lo que Seiya volvió a recobrar la conciencia con ese ataque. Los trozos que estaban flotando comenzaron a unirse al cuerpo del castaño a una gran velocidad cubriendo sus piernas, rodillas, su cintura, pecho y hombros, los brazos, la espalda y finalmente, la cabeza, adoptando ahora una nueva forma, en pocas palabras, la armadura de pegaso evolucionó a la mítica armadura V2.

Göll respiró aliviada, secó sus lágrimas en lo que su hermana mayor le explicaba lo que ocurrió, y esa era la habilidad de Alvitr, regeneración, cada vez que la armadura era destruida regresaba con mayor poder y mayor resistencia.

—¡Es por eso que elegí a Alvitr para esta ronda, con su increíble habilidad de regeneración y evolución Seiya tiene una ventaja en este combate contra los dioses! —exclamó Brunhilde, confiada no solo en Seiya sino también en las habilidades de su hermana menor.

En la arena, Seiya veía su armadura y en cómo había evolucionado, y en lo poderosa que se sentía. Alvitr se manifestó a lado de él, un poco molesta.

—¡Te dije que tuvieras cuidado, sino fuera por mí poder estaríamos muertos en este momento! —dijo la jóven Valkiria a su humano, el cual la veía a los ojos directamente.

—Pero no fué culpa mía, ella... —observó a Melínoe—, ella copió mi técnica, esos meteoros fueron más poderosos que los míos, casi logra acabar conmigo —respondió Seiya, recordando como la hija de Hades literalmente trazó los puntos de la constelación de Pegaso y después arrojó los meteoros—, ¿Cómo fué que..?

—Ella puede copiar las técnicas de sus oponentes solo con verlas una sola vez, no solo su velocidad es superior a la tuya, sino que también puede copia y lanzarte tus propias técnicas —respondió Alvitr, viendo también a la oponente del castaño.

—Esto debe ser una broma, no puede existir alguien con esas habilidades —dijo Seiya, volviendo a colocarse en posición defensiva y con una expresión de preocupación.

En las gradas, de lado de los dioses, los cuervos de Odín se estaban burlando de lo que le estaba pasando a Seiya, y de la expresión que puso en la arena.

—¡Ah! Dentro de poco vamos a presenciar la muerte del asesino de dioses, ¿No lo crees? —preguntó el cuervo negro.

—Así es, es solo cuestión de tiempo para que Melínoe lo asesine de una manera espectacular, pero el poder esa valkiria me disgusta un poco, sin ese poder de regeneración Seiya ya estuviera muerto en este momento —respondió el cuervo blanco, viendo el combate.

Odin solo guardó silencio, pero no apartaba su mirada del combate, de momento todo parecía que estaba a favor de Melineo.

¿Qué es lo que tienes pensado hacer, asesino de dioses? ¿Cómo piensas defenderte ahora? —pensaba Odín, pero aunque quisiera estar tranquilo viendo el combate, Loki no se quedaba callado, su risa y sus comentarios burlescos eran muy molestos de escuchar.

En lo más alto de la arena, en donde no habían gradas ni dónde ningún ser humano común y corriente podría llegar, aquellos dos jóvenes que vieron el combate de Itachi en la segunda ronda, ahora estaban viendo ese combate.

—Cielos, por un momento creí que los dioses habían ganado esta ronda, ver a esa armadura destrozarse con ese ataque fué algo aterrador —dijo el muchacho pelirrojo.

—Ajá, pero es bueno ver qué el combate sigue en pie todavía, ahora se pondrá más difícil para él —mencionó la chica de cabellos negros y ojos rojos.

No obstante, aquellos dos jóvenes fueron sorprendidos por otra persona que también llegó a ese lugar.

—¡¿Con qué haciendo cosas indebidas, eh?! —preguntó una muchacha, con un particular uniforme de secundaria.

Tanto él como ella se voltearon de inmediato al escuchar esa voz detrás de ellos...

—¿Eh?, ¿A qué te refieres con hacer cosas indebidas? —preguntó el muchacho—, no estamos haciendo nada.

—No se hagan, por lo general los novios siempre buscan lugares solitarios como estos para hacer sus cosas sucias, lo que me sorprende es que hayan podido llegar a este lugar, no es fácil para alguien común y corriente.

—No estamos haciendo cosas indebidas, ya te lo dijo él —dijo ella—, ¿Y se puede saber quién rayos eres tú?

—Me llamo Ryuko, Ryuko Matoi una de las personas que fueron llamadas para participar en el Ragnarok, ¿Y ustedes quiénes son? —preguntó Ryuko, colocando sus manos en los bolsillos de su falda sumamente corta.

—Mi nombre es Tanjiro Kamado, y también fuí llamado para participar en el Ragnarok —dijo el muchacho pelirrojo y respondiendo la pregunta de la adolescente rebelde.

—Me llamo Akame, y también fuí llamada para el Ragnarok —dijo ella, con una expresión un poco fría.

—Que raro, jamás imaginé que una pareja de novios serían llamados para participar en esto.

—No somos novios —dijeron ambos al mismo tiempo, de manera concreta y seria.

—Como sea... —dijo Ryuko, quién después de eso se sentó y observó el combate—, supongo que estamos del mismo bando, entonces deben desearle suerte a ese tipo porque la pelea no será fácil.

—Una diosa con una velocidad como esa es aterradora, no creo que pueda hacerle frente tan fácilmente —dijo Tanjiro, quedándose de pie y también observando el combate.

—Pudiendo copiar las habilidades del otro... —mencionó Akame.

En la arena, Seiya seguía en posición defensiva, pensando en cómo poder atacarla de manera efectiva, ya había resistido dos ataques de ella, sino fuera por Alvitr que protegió su cuerpo estaría muerto ahora.

No encuentro ni un milímetro de espacio para atacarla, su defensa es perfecta no puedo hacerle daño, y aunque la encuentre, su velocidad es superior a la mía... —pensó, frustrado el santo de bronce—, pero no puedo quedarme de pie sin hacer nada, ni siquiera eh logrado tocarla.

—¿Qué pasa? ¿Por qué no me atacas? —preguntó Melínoe. Sonrió, al ver cómo Seiya dió un paso hacia atrás cuando ella dió un paso hacia adelante—. Jaja, es gracioso ver cómo me tienes miedo.

—¡Ja!.. claro que no, solo que no encuentro la forma de poder atacarte —dijo Seiya, con una sonrisa de aparentemente confianz, pero por dentro estaba preocupado.

—Entonces ríndete... y déjame desgarrarte la garganta —dijo Melínoe, dejando ver cómo de nuevo sus uñas crecieron pareciendo cuchillas afiladas.

Seiya en ese momento vió como Melínoe de nuevo lanzó su técnica, garras del infierno, con la misma velocidad con la que lo atacó por primera vez.

Necesito ver a través de esta técnica, con estos ojos pude ver el Gran Cuerno de Aldebaran, y el ken a la velocidad de la luz de Aioria —pensó Seiya, viendo fijamente esa técnica, pero no logró ver cómo era su ataque, por lo que de nuevo fué golpeado por Melínoe mandándole a estrellarse contra una columna de la arena del Valhalla.

La columna se agrietó y después cayó al suelo, muy cerca de donde aterrizó Seiya. Sangre salía de la boca del castaño, aunque intentó ver esa técnica, fué imposible, no pudo hacerlo, y no se había dado cuenta que la hija de Hades se le había acercado tanto.

—Esta armadura, sin duda alguna debe ser una estúpida Valkiria —preguntó Melínoe, doblando una rodilla estando enfrente del castaño. Melínoe en ese momento clavó una de sus garras en la mano del castaño, atravesando su mano por completo hasta el suelo, haciendo que Seiya pegue un grito desgarrador por los cielos—. Pues esa fué tú mayor desgracia, Seiya, porque esta Valkiria, puede regenerarse después de ser destruida, volviéndose más poderosa, pero eso solo prolongará más tú sufrimiento en este combate, si me hubieras enfrentado con una armadura normal de bronce, te hubiera hecho pedazos en cuestión de segundos.

—¡M-Maldita!.. —dijo Seiya, pero Melínoe en su enorme sadismo incomparable hundió más su garra en la mano del castaño causándole una mayor herida, y haciendo movimientos circulares.

—¿Te duele, Seiya? —preguntó ella, sonriendo de oreja a oreja—, No te preocupes, te haré sufrir tanto que me suplicarás la muerte —en ese momento, Melínoe clavó otra de sus garras ahora en el brazo del castaño, causándole un daño considerable.

Los gritos del castaño retumbaron por toda la arena, pero para los dioses verlo y escucharlo gritar de dolor fué tan placentero y tan increíble. Ares felicitó a Melineo, y le gritó sin sentir pena ni nada que lo haga sufrir, que lo haga arrepentirse de haber matado a tantos dioses en el pasado. Hermes por su parte no compartía el mismo pensamiento, no estaba a favor de la tortura, pero obviamente no podía hacer nada en contra de su hermano.

Göll se preocupó nuevamente por la situación y ver cómo lo dioses estaban actuando, y le preguntó a su hermana si actuar de esa manera estaba permitido, que si torturar al oponente estaba permitido en las reglas, supuestamente era luchar hasta la muerte, pero el sadismo y la tortura sin duda alguna no era aceptable.

Y en teoría, no estaba permitido, pero era Seiya, el hombre más odiado por los dioses, y pedir que paren el combate por la conducta de Melínoe no sería permitido por los dioses. Brunhilde apretó sus puños, se enojo ira maldijo a los dioses en todas las lenguas y de todas las formas conocidas.

Seiya concentró cosmoenergia en su puño izquierdo, y después le arrojó un solo meteoro al rostro de Melínoe. La hija de Hades retrocedió rápidamente, Seiya se puso de pie para atacarla,  pero Melínoe lo mandó al suelo de nuevo con una patada en su rostro haciendo que sangre salga de su boca.

Seiya aterrizó en el suelo, boca arriba. Alvitr se manifestó de nuevo, sosteniendo su muñeca, y su brazo se notaba muy mal herido.

—¿Te encuentras bien, Alvitr? —preguntó Seiya, al ver cómo su Valkiria estaba sosteniendo su mano.

—No te preocupes por mí, esto no es nada, aunque el dolor es soportable, no quiero volver a recibir una herida como esa —mencionó la jóven Valkiria, viéndole a los ojos, y con una sonrisa de confianza, que aunque por fuera se muestre fuerte, en realidad si le dolía y mucho esa herida.

—¿No puedes regenerarte? —preguntó Seiya, a él también le dolía las heridas que la hija de Hades le causó.

—Puedo hacerlo, pero toma tiempo, no es como que si pudiera hacerlo de manera inmediata, ese es el único punto débil de mi habilidad —dijo la jóven Valkiria.

—Maldita sea estamos en apuros —dijo Seiya, con una pequeña risa, y volviéndose a poner de pie—, si te destruyen ahora, me temo... qué hasta aquí llegaremos los dos.

—No quiero morir... —dijo Alvitr, con una sutil sonrisa.

—Ni yo tampoco... —dijo Seiya.

El caballero de Pegaso sin duda alguna estaba metido en grandes problemas, al no tener idea de cómo poder atacarla.

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