CAPÍTULO 17 (RONDA 3)

VENGANZA
VS
VENGANZA

Brunhilde le explicó a Seiya la situación tan delicada por la que estaba pasando la humanidad, y es que después de su muerte hace ya muchos y muchos siglos, la humanidad jamás tomó conciencia de los actos que cometió y de sus atrocidades, y es por ese mismo motivo que los dioses habían decidido erradicar a toda la raza, pero ella de forma desinteresada —en teoría, por supuesto— decidió ayudar a la humanidad y propuso el Ragnarok, un evento en donde los seres humanos más fuertes que hayan existido en toda la historia de la humanidad se enfrentaban a los dioses en combate por la supervivencia.

Seiya se molestó al escuchar esas palabras, de por si los dioses no le agradaban en lo más mínimo, y ahora, con lo que había escuchado, había decidido que iba a participar y defender a la humanidad como lo hizo tantas veces en el pasado —aunque ya había sido seleccionado de todos modos—. Seiya preguntó por su diosa, Athena, la única diosa por la cual iría hasta el mismísimo infierno para rescatarla y aunque ya lo hizo en teoría, volvería a hacerlo, sin miedo.

Brunhilde y Göll se vieron a los ojos, ya que decirle lo que pasó con Athena no era sencillo, pero lo hicieron, era inútil esconder la verdad porque tarde o temprano se enteraría. Göll le explicó a Seiya, sin previo aviso, que Athena había sido asesinada por los dioses, ya que después de la muerte de Hades, los dioses se sintieron furiosos, querían erradicar a toda la humanidad por lo que hicieron, matar a un dios tan importante como lo era Hades; pero Athena, en su infinito amor a la humanidad, literalmente se puso de rodillas con la frente pegada en el suelo a la vista de todos los dioses en el consejo del Valhalla, suplicando con lágrimas que perdonen a la humanidad, que ella y sus caballeros solo habían defendido el mundo de un plan tan malvado como lo era el plan de Hades.

Pero a ellos no les importó eso, solo les importaba que Hades había sido asesinado.

Los dioses por más que escucharon sus súplicas, no sirvió de nada, ellos querían sangre, así que Athena sin temor alguno ofreció su vida por los humanos una ves más, se ofreció como pago por el enorme pecado de los mortales. Después de debatirlo, aceptaron, pero desgraciadamente los dioses en su enfermiza arrogancia y sed de venganza no la mataron de una forma rápida e indolora, no, literalmente pidieron sangre a gritos, así que le dieron una muerte tan horrenda que no se podría describir con simples palabras. Posterior a eso, también todos los caballeros que quedaban en el mundo fueron asesinados, y las armaduras, totalmente destruidas, borrando de la existencia que alguna vez los santos de Athena existieron, y demás santos también, todo lo que tenía que ver con ellos fué borrado de la historia.

Seiya quedó con los ojos abiertos a más no poder al escuchar ese relato de Göll, pero de un momento a otro, apretó sus puños con toda su fuerza y su cosmoenergia comenzó a emanar, tan poderosa cómo siempre, sentía rabia, una INMENSA rabia, escuchar todo ese relato le hirvió la sangre como no se imaginaban, ahora sí definitivamente iría en contra de los dioses, iba a vengar no solo a Athena, sino también a sus camaradas, a sus conocidos, y a la humanidad misma como tal.

Brunhilde sonrió, esa era la determinación y el coraje que se necesitaba, por lo tanto, colocó su mano encima de los cabellos de Seiya y le otorgó un poco de vitalidad, la que necesitaría para pelear en la tercera ronda. Seiya se sintió mejor, su cuerpo se sintió más fuerte, y sentía que podía moverse con mayor libertad, ahora sí, listo para el combate.

—¿Pero iré a combatir así como estoy? —preguntó Seiya—, según lo que dijo tú hermana todas las armaduras fueron destruidas, eso incluye la mía, mi armadura de pegazo, si me enfrento a un dios estando sin protección, no podré durar nada en el combate.

—No te preocupes por eso, para enfrentar a los dioses los humanos necesitan unir su alma con la de una valkiria y hacer Volundr, es la única forma con la que se puede pelear contra un dios —respondió Brunhilde.

—¿Unir mi alma?, No entiendo muy bien tus palabras pero si con eso podré derrotar a los dioses entonces lo haré, y haré eso contigo o... —observó a Göll—, o lo haré contigo, aunque no te ves muy fuerte que digamos, pequeña.

—¡Oye! —dijo Göll, un poco molesta.

—No, ya tengo preparada la Valkiria con la que harás Volundr. Vamos, sígueme —dijo Brunhilde.

Llevaron a Seiya a ver a la Valkiria con la uniría su alma, aunque a decir verdad, eso sería complicado. Dentro de una habitación, cierta jovencita se estaba arreglando el cabello, mientras esperaba ansiosa su turno para el Ragnarok.

—¿Quién será el humano con el que haré el Volundr?, ¿Será alguien tan imponente como lo fué el emperador?, ¿O será alguien tan genial y guapo como Itachi? —se preguntaba eso, y se emocionaba, se imaginó que sería alguien increíble, un humano sin igual.

Cuando tocaron su puerta, literalmente dió un salto por los cielos, diciendo que podía ingresar. En aquella habitación ingresaron Brunhilde, Göll, y el representante de la humanidad.

—Ya es tú turno, Alvitr —dijo Brunhilde, viéndole a los ojos a su hermana menor.

Alvitr se emocionó al escuchar esas palabras, pero toda, absolutamente toda esa emoción que sentía se fué al piso al ver con quién haría Volundr.

—¡¿Espera estás diciendo que uniré mi alma con la de ese tipo?! —dijo ella, de forma grosera y señalando a Seiya directo al rostro—, ¡No!, ¡Mil veces no!, Jamás uniré mi alma con la de ese... tipo, aparte míralo, se ve como un perdedor, no quiero morir ayudando a un fracasado como él, ¿Y lo llaman el asesino de dioses?, Qué vergüenza, que decepción, solo mira su aspecto.

Seiya, sonrió, pero por fuera quería ahorcarla por la forma en la se refirió a él, la cual no fué para nada con respeto.

—Este... perdedor como dices tú fué el asesino de Eris, Abel, y Thanatos, aparte, responsable de haber herido a Hades y de haber ganado la batalla en los campos Elíseos.

—¡Ja! No me imagino que tan estúpido debió sentirse Hades al ser herido por este perdedor, no hermana, lo siento, no haré Volundr con ese sujeto, lo lamento.

Seiya, con una vena palpitando a un costado de su frente le respondió...

—Tienes una boca muy grande, para ser tan enana, mocosa malcriada.

—¡¿A quién llamaste enana, idiota?! —dijo Alvitr, muy, enserio muy enojada.

—¡A ti, enana malcriada! —respondió Seiya.

Brunhilde los agarró a ambos por las orejas y les dió un fuerte tirón, diciéndoles que se callen y que dejen de actuar como niños inmaduros, que debían cooperar si querían ganar esta ronda. Seiya le dijo a Brunhilde que si tan solo tuviera su armadura, no necesitaría a esa enana, Alvitr otra vez se enojó con el castaño.

—¡Puedo hacer algo mejor que esa fea y de seguro maloliente armadura de bronce!

—¿Qué quieres decir con eso? —preguntó Seiya.

Brunhilde volvió a sonreír con arrogancia y le dijo que ya lo vería cuando vayan a la arena, pero Alvitr nuevamente le dijo a su hermana que no quería hacerlo, pero Brunhilde le miró muy seria, colocó su mano en su hombro y le dió un fuerte apretón, diciéndole... no, me equivoqué, ordenándole que haga Volundr con Seiya, que no estaba de humor para soportar sus tonterías.

A regañadientes, aceptó, pero en el trayecto a la arena ambos estaban discutiendo de nuevo, casi que parecían novios tóxicos después de una cita que salió mal. Göll suspiró, su hermana si era muy caprichosa y colérica en algunas ocasiones, pero no tenía más opción.

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ARENA DEL VALHALLA...

Los dioses y humanos estaban impacientes, ambos bandos se habían tardado mucho en presentar a los luchadores, mucho tiempo, tanto que cruzó por sus mentes, al menos para los mortales, que el Ragnarok había sido cancelado, pero no.

Ares había vuelto a su privilegiado lugar en la zona VIP para los dioses griegos, observando todo el combate, mientras su hermano Hermes permanecía a su lado.

—Finalmente la tercera ronda, y vaya que en esta ocasión se lucieron, mira lo hermosa y magnífica que se ve la arena, hermano —dijo Ares, observando toda la arena y la forma tan increíble en que la habían decorado para la siguiente ronda.

—Tienes razón, seguramente Melínoe se sentirá cómoda en este combate —dijo Hermes—, ella no puede perder, debe hacer pedazos a Seiya.

De un momento a otro, la arena se oscureció totalmente, y una gran luz apareció en el centro, iluminando únicamente a Heimdall quién estaba de pie en medio de toda la arena.

—Por fin, después de una larga espera, la tercera ronda del Ragnarok está a punto de comenzar —exclamó el narrador del Ragnarok—, ¡SEAN TODOS BIENVENIDOS A LA TERCERA RONDA DEL RAGNAROK!, ¡LUEGO DE UNA INCREÍBLE BATALLA ENTRE EL DIOS ZEUS E ITACHI UCHIHA, FINALMENTE, EL SIGUIENTE COMBATE, ESTÁ A PUNTO DE COMENZAR —Heimdall observó a los dioses y les preguntó a todo pulmón—, ¡¿DIOSES LES VAN A PERMITIR OTRA VICTORIA A LOS HUMANOS?!

Todos los dioses que yacían en las gradas gritaron que ¡NO! no iban a permitir que los humanos ganen una segunda vez, y de ser posible, ninguna otra, aún estaban furiosos y llenos de rabia por la muerte de Zeus.

—¡¿HUMANOS ESTÁN LISTOS PARA SEGUIR DEMOSTRANDO LO INCREÍBLE QUE USTEDES PUEDEN LLEGAR A SER?!

La humanidad entera gritó que ¡SÍ! qué estaban listos para demostrarles a los dioses de que eran capaces si se los proponían. Heimdall en ese momento señaló la puerta por donde la representante de los dioses haría su ingreso.

—¡TODOS LA CONOCEN! ¡TODOS CONOCEN SU INCREÍBLE PODER! ¡Y AUNQUE SU PARTICIPACIÓN EN EL RAGNAROK ES ALGO QUE NO ESTABA PLANEADO, NO SE ARREPENTIRÁN DE LA DECISIÓN QUE TOMARON LOS DIOSES! —gritó Heimdall a todo pulmón—, ¡DIGNA REPRESENTANTE Y HIJA DEL FALLECIDO DIOS HADES!, ¡NO HAY OTRA DIOSA MÁS GRANDE QUE ELLA! ¡¡CON USTEDES LA DIOSA DE LOS ESPÍRITUS, MELÍNOE!!


La puerta de abrió, y en efecto, Melínoe ya estaba lista para pelear, portando una especie de armadura que cubría su cintura, su cuello, parte de sus hombros, parte de sus piernas y brazos, observó toda la arena, y le gustó como lo habían preparado para la tercera ronda, si su padre estuviera vivo, de seguro se sentiría orgulloso de ver cómo su hija peleaba en esta ronda. Caminó hasta llegar casi a la mitad de la arena, en el lugar donde le correspondía, mirando fijamente la puerta del lado de los humanos. La veía con rabia, tras esa puerta se encontraba el ser humano responsable de la muerte de su padre.

—¡Y AHORA EL REPRESENTANTE DE LOS HUMANOS! ¡TODOS SABEN QUIÉN ES, NO EXISTE NINGÚN SER DIVINO QUE NO HAYA ESCUCHADO SU NOMBRE O CONOCIDO SU HISTORIA! —exclamó Heimdall—, ¡EL HOMBRE MÁS ODIADO POR LOS DIOSES! ¡EL HOMBRE QUE ASESINÓ A LA DIOSA ERIS, AL REBELDE DIOS ABEL, AL DIOS DE LA MUERTE THANATOS, Y HABER HERIDO AL DIOS HADES EN LA LEGENDARIA BATALLA DE LOS CAMPOS ELÍSEOS HACE MUCHOS SIGLOS!

Los dioses se vieron a los ojos unos a otros, escuchar las palabras de Heimdall les cambió el humor de repente, si estaban contentos de que una diosa tan formidable como lo era Melínoe sea la siguiente representante, ahora escuchar esas palabras les cambió el humor de un momento a otro.

—¡No puede ser! —dijo una diosa, furiosa.

—No es verdad, si es quién creo que es entonces no debe estar sucediendo —dijo otro dios de entre tantos que habían en las gradas.

—¿Acaso ese sujeto fué liberado de su castigo? —preguntó otro dios mirando la puerta de los humanos.

La puerta de lado de los humanos comenzó a abrirse de un momento a otro...

—¡¡DENLE LA BIENVENIDA AL LEGENDARIO CABALLERO DE ATHENA SEIYA DE PEGAZO!! —exclamó Heimdall, para todo el mundo, señalando al hombre que estaba en la puerta del lado de los humanos.

Seiya hizo su aparición en la arena del Valhalla, en tanto que Alvitr estaba a lado suyo, ingresando junto con él. Los dioses se enfureciero, gritaron con ira, desprecio, preguntando quién había sido el desgraciado que liberó a Seiya de su castigo. Göll, al ver la reacción de los dioses abrazó a su hermana por la cintura, tenía miedo, sabía que haber liberado a Seiya había sido una mala idea.

Seiya vió a todos los dioses, y se enfureció, puesto que recordó que por culpa de ellos, Athena y sus compañeros habían muerto, y ahora era el momento de la venganza.

—Malditos... —Seiya activó nuevamente su cosmoenergia al observar a todos los dioses, ya deseaba poder destrozarlos a todos con sus puños.

Melínoe vió a Seiya, y ya deseaba tirarse encima suyo y desgarrar su garganta o perforar su pecho con su mano, pero Heimdall tenía que dar el permiso de que podían pelear, así funcionaban las cosas.

Alvitr suspiró, sabía que fué una mala idea que la hayan emparejado con ese sujeto. Extendió su mano y le dijo a Seiya que la sujete firmemente, para poder hacer el Volundr.

—Toma mi mano, Seiya —dijo ella, extendiendo su mano, pero con una actitud muy grosera y mirando hacia otra dirección.

—Mira, tampoco me agrada tener que recibir ayuda de una mocosa tan grosera y caprichosa como tú...

—¡¿Qué rayos dijiste?! ¡¿Quieres que me vaya y te deje a tú estúpida suerte y ver cómo te masacran en menos de cinco segundos?!

Seiya le sujetó la mano con firmeza y la atrajo a su pecho, haciendo que la Valkiria guarde silencio abruptamente y abra sus ojos a más no poder ya que nunca antes había estado tan pero tan cerca de un chico.

—Pero te necesito ahora, así que no vayas a fallarme, cuento contigo, Alvitr —le dijo, con determinación, y sujetando su mano con mayor firmeza.

En ese momento el Volundr se dió, Alvitr brilló con una luz cegadora, y comenzó a cubrir a Seiya por todo su cuerpo haciéndolo levantar del suelo.

De repente, una increíble armadura comenzó a cubrir el cuerpo de Seiya, primero sus piernas, su cintura, el pecho, los hombros, su espalda, los brazos y finalmente, el casco el cual tenía el símbolo de la mitológica criatura, Pegaso, y del cual pertenecía su constelación guardiana.

Seiya aterrizó en el suelo, portando su nueva armadura de pegaso...

Seiya quedó sorprendido, esa armadura emanaba un poder tan gigantesco que ni siquiera las armaduras de oro podían comprarse, una armadura sin igual.

¡Fantástico! —pensó Seiya, al sentir el increíble poder esa armadura.

Aterrizó en el suelo, luciendo ahora una nueva armadura de pegazo, listo para lo que sería, una batalla de venganza.

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