1) Paseo por el infierno
Nota: Relato que puede herir la sensibilidad de algunos. Se recomienda discreción. +13
Paseo por el infierno:
"Hay días que no tienen modo y personas que no tienen remedio".
Me desperté alrededor de las nueve de la mañana, era un día frío y nublado. Bajé a la cocina a buscar algo para desayunar y ahí estaba mi madre maquillándose, tenía un semblante serio.
—Buenos días.
—¿Dónde está Evelyn? —contestó tajante— No está en su cuarto...
— No sé, anoche fue a mi cuarto...—mentí— Me dijo que acompañaría a Jessica a una entrevista de trabajo porque no quería ir sola... —mi madre me miró suspicaz, en el fondo quería creer que decía la verdad. No me gustaba mentirle, pero odiaba las peleas que tenía con mi hermana por irse sin avisar, después Evelyn me reclamaba por no ayudarle y todo estaba tenso.
—Si llego y tu hermana no está en casa vamos a tener muchos problemas, ya no soporto su actitud —dijo mi madre, tomó sus cosas, se despidió de mí y se fue a trabajar.
Después de desayunar me puse a limpiar a la casa, intenté comunicarme con mi hermana pero no contestaba, cada timbrazo era desesperante. Era medio día y seguía sin saber nada, tuve que ir a casa de Jessica a buscarla.
Me puse ropa cómoda, tomé mi bicicleta y salí a buscar, no fue difícil, Jessica vivía a sólo 3 tres calles, además fui en bicicleta. Toqué la puerta, abrió la chica en cuestión, al verme borró su sonrisa.
—¿Qué pasa, Joselyn? —me preguntó.
—Nada, estoy buscando a Evelyn, ¿no la has visto?
—Justo estaba buscándola; ayer vino en la tarde a pedirme dinero, ¿sabías que ya no somos amigas? —parecía molesta.
—No, no sabía... Cada vez es más difícil encontrarla —le comenté.
—Culpa del aborrecido, ese feo... Bueno, tu hermana vino a pedirme dinero, yo tontamente se lo presté, pero si la ves dile que me pague en cuanto pueda.
—Si, yo le digo... ¿De casualidad ayer iba...?
—¿Mal? Pues si estaba mal pero parecía sobria... Andaba mal de ánimos, pero no sorprende, ese diablo le comió el alma —me dijo.
—Lo sé, gracias. Si la ves dile que la estamos buscando en casa, que llegue temprano.
Me quedé parada en el asfalto, observando el día tan tranquilo, demasiado tranquilo. El sol estaba saliendo entre las nubes, yo tenía que seguir buscando. Subí a la bicicleta, iba preguntando a los vecinos pero solo obtuve respuestas negativas y consejos de donde ir a buscar, pero ir ahí era la última opción. Recorrí las calles, el sol salió, empecé a tener tanto calor, terminé maldiciendo el hecho de haberme puesto suéter.
Regresé a casa para confirmar que nadie había llegado, intenté llamar, pero de nuevo me quedé esperando. Me senté en el sillón a pensar en donde podía estar mi hermana, mientras esperaba su regreso preparé algo para comer.
Iban a ser las cinco de la tarde y seguía sin saber nada, tuve que ir a buscarla a aquel lugar olvidado por Dios, donde ella se pasaba las tardes acompañada de muertos.
Salí de mi casa, me costaba caminar de solo recordar donde iba a parar, no me llevé la bicicleta porque probablemente terminaría sin ella. Conforme me acercaba más aquella casa "abandonada" más nervios sentía. Hasta que estuve justo en frente de ella: No tenía ventanas, ni puertas, el jardín (si es que se le podía llamar así) no era más que una maraña de suciedad y mala hierba, justo como sus habitantes. En la pared se podía leer un graffiti con mala ortografía "aki vibe el Dyablo" "Anda suelto zatanas".
Me paré justo enfrente de donde se supone debería haber puerta, pero solo había una pestilente cobija, se podía percibir el sonido de una música sin sentido y los murmullos de las almas en pena. Me quedé ahí hasta que un tipo delgado con los ojos inyectados en sangre, salió. Me miró sorprendido.
—¿Está el diablo? —le pregunté. El tipo quitó la sorpresa de su rostro, supongo que pensó que era otra chica que buscaba transformar al vago rudo en un hombre de bien.
—Pasale, ahí anda —movió la cobija, dejando salir un intenso olor a marihuana, cigarro y alcohol. Apenas entré y un grupo de gente me miró como si fuese un ser de otro planeta, y si, era demasiado diferente a ellos. Estaban en círculo, cuando me vieron intentaron guardar las jeringas, pero mejor me volteé, solo ver sus decrépitos rostros me atormentaba.
Seguí caminando, había más personas fumando en bombillas de luz, algunas me sonreían mostrando una desordenada fila de dientes amarillosos. Caras arrugadas, cabezas faltas de cabello, manos callosas, olor a orines, sudor y mierda.
—¿Qué hace una niña tan bonita aquí? —me preguntó una mujer extremadamente delgada, con poco cabello de color negro y muchas arrugas a pesar de su corta edad. La ropa le quedaba grande, tenía que sostener el pantalón con la mano para que no se le cayera.
—Vengo a buscar al diablo.
—Pues bienvenida al infierno, él está en aquel cuarto de allá, pero grita antes de entrar, puede que esté ocupado.
—Gracias —le dije, luego caminé hasta donde me señalaron, le grité varias veces antes de obtener respuesta. El hombre en cuestión apareció abrochándose el pantalón, detrás de él una mujer que apenas podía caminar.
—¿Qué quieres? ¿Quién eres? —me preguntó con fiereza.
—Soy la hermana de Evelyn, la estoy buscando... ¿No está aquí?
—No, a esa no le he visto desde ayer... Pero a ti no te veía desde hace mucho, estás muy crecidita —me dijo acercándose.
—Qué cerdo, soy la hermana de tu novia.
—Uy, uy, uy, ni que fueran de oro tú y ella, ¿Pues qué? ¿No quieres pasar a esperarla? Tengo tele adentro.
—No, ni un millón de años —respondí molesta.
—Eso mismo decía tu hermana y mira como terminó —me dijo haciendo movimientos como si tuviera sexo.
Sabía que era inútil seguir preguntando, mejor me regresé, pero antes de salir de ese pequeño infierno el tipo dijo.
—Si ves a Evelyn dile que venga. Después de que le ayudé con su problema debe agradecerme —sonrió de forma perversa y a la vez asquerosa.
No le hice caso, solo me fui a seguir buscándola hasta que cayó la noche.
Regresé a casa desanimada, me senté en el sillón mientras pensaba en hablarle a mamá para avisarle que Evelyn no estaba, que quizá algo había pasado. Tomé mi suéter para llevarlo al cuarto, así evitaría más problemas con mamá, mientras subía las escaleras noté una luz en el cuarto de mi hermana prendida, parecía venir del baño.
—¿Evelyn, estás aquí? Abre la puerta te estoy buscando como loca... —no contestó —¿Estás bien? —más silencio— Voy a entrar.
Abrí para encontrarme el cuarto vacío, pero la luz del baño seguía encendida. Toqué la puerta varias veces al no obtener respuesta decidí abrir. Evelyn estaba ahí, tirada sobre un charco de su propia sangre. Empecé a gritar, corrí a llamar a emergencias pero era demasiado tarde, ella estaba muerta.
Según los forenses Evelyn estaba embarazada, trató de realizarse un aborto con unas pastillas, pero tuvo una hemorragia, no buscó ayuda y terminó matándose ella misma.
Las pastillas las compró con el dinero que Jessica le había prestado sin saber para que era, "El Diablo" las había conseguido y se las vendió para ayudarla. Fue una decisión desesperada de una chica que se perdió en la vida; Lo cual me dejó a mi con el alma a medias, pensando en que pude haber hecho para ayudarla si hubiera acudido a mi.
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