único.
Nene a veces, no podía evitar sentir que su maestro, Amane Yugi, la explotaba.
En el sentido de que la hacía limpiar los baños o le pedía ayuda para controlar ciertos asuntos con algunos alumnos y a veces, hasta maestros.
Y en la gran mayoría, yendo él a su rescate cuando parecía que todo, iría mal.
Muy mal.
Y es que, en serio, ¿Qué maestro en su sano juicio le pide ir a un alumno a razonar con personas visiblemente problemáticas?
Además de que él, era un pervertido. Kou salvándole de que se sobrepasara —aunque obviamente, ella también le daba sus buenos golpes cuando se pasaba de imbécil—.
Sin embargo... Él también la recompensaba.
Cuando terminaba de ayudarle o hacía las cosas correctamente —aunque con ayuda—, solía felicitarla con una sonrisa traviesa.
A veces palmeando su cabeza e incluso, haciendo insinuaciones, haciéndola sonrojar.
Pero, lo que según para Amane Yugi, era una recompensa... Era un beso suyo.
Y sí que lo había hecho, dándole uno que otro beso en la mejilla o frente, haciendo que su corazón se alocara y su rostro enrojeciera.
Yashiro tenía la creencia de que su maestro solamente jugaba con ella. Y también, a pesar de que una relación entre ambos era imposible —porque ella era menor de edad y él su maestro—, no podía evitar sentirse mal al pensar que Amane jugaba con ella.
Que tal vez, sus sentimientos, no los tomara en serio.
Y por estar pensando en ello, no fue consciente de que él semáforo estaba en rojo y un auto iba a arrollarla, cuando se dio cuenta de la situación, fue cuando ella se encontraba en los brazos de él, su maestro.
Amane Yugi.
— ¡Yugi-sensei! ¿Está bien!
— Quien debería preguntar, sería yo, Yashiro. — la estaba cargando al estilo princesa, algo de lo que no era consciente, por el momento. Amane sonrió molesto. — ¿En qué estabas pensando cuando cruzabas la calle?
¿Debería decirle o no?
— Yo...
— ¡Senpai! — ambos voltearon a ver, encontrándose con Kou, corriendo a dónde ellos estaban —obviamente, teniendo cuidado—. Amane sonrió travieso.
— ¡Huyamos, Yashiro!
— ¿EH!
Literalmente huyeron de Kou, para al final perderlo. Permitiéndole a Yugi relajarse y caminar tranquilamente con Nene en brazos, cuando ella finalmente reaccionó a este hecho, le pidió con vergüenza y un gran rubor que la bajara; claramente, él se negó con una sonrisa y se sentó con ella en una de las bancas del parque.
— Ahora, ¿Qué me ibas a decir, Yashiro?
Mirarlo a los ojos, solamente hacía que la ansiedad, nervios, los latidos de su corazón y su rubor crecieran. Le estaba haciendo mal, muy mal.
— Yo... ¡Yo no iba a decir nada, Yugi-sensei!
— Oh, ¿En serio? — no le creía en absoluto, pero, quería ver hasta donde la mentira llegaba. Se acercó un poco más, rozando su nariz con la de ella, sobresaltándola. — Si no era nada... Entonces, ¿Por qué estabas tan distraída, eh?
— ... S-Sólo estaba pensando en... ¡En lo que iba a comer hoy!
Grandioso Yashiro.
Amane parpadea una, dos, tres veces, no sabiendo si reír o mirarla incrédulo. Así que opta por reír, avergonzando más a Nene.
Jóvenes, piensa con una sonrisa al haber calmado su risa. Mira con cariño a Yashiro y palmea su cabeza con suavidad, provocando ahora que su rubor fuese de lo que él provocaba en ella y no vergüenza.
Sabe lo que Nene siente por él, y es por eso que decide esperar a que ella se anime a confesarle sus sentimientos y así, premiarla.
— Te acompaño a casa, Yashiro.
— ¿E-Eh? P-Pero puedo ir sola.
— No puedo dejar que mi estudiante vaya sola, menos si estuvo por ser atropellada.
— Uk.
Y él sonríe, y diciendo un animado "Vamos", se encaminan al hogar de Nene.
Y por un momento, se permite pensar que Nene Yugi, no suena mal.
(Claro, si ella quiere.)
-Traumada Taisho
En unas horas lo editaré, jsjs.
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