película: El Secreto de Adaline

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Aquí les dejo el artículo que originalmente escribí para el desafío de Tu Amor platónico del cine de peliplat, espero puedan seguirme y darle me gusta.
Pdta: si tienen cuenta, me gustaría leer sus artículos y seguirlos también

Platónico, ese amor que flota entre las nubes del deseo y las estrellas de la imaginación, surge cuando la atracción se desliza hacia alguien inalcanzable o idealizado: un personaje de película, un héroe literario, un actor famoso, o esa persona que conoces pero parece de otro mundo. Bajo el manto de la perfección que construyes, esta figura adquiere una belleza intangible, propia de ese reino de ideas del que Platón nos hablaba con tanto fervor.
Un ejemplo claro es lo que nos ocurría de niños cuando veíamos animes o dibujos de superhéroes. Nos embelesaba la forma en que los héroes vencían sus batallas, cómo superaban obstáculos imposibles, y al jugar, soñábamos con ser ellos. Esa admiración, en mi opinión, es una forma pura de amor platónico, ya que no hay mejor momento para idealizar a un personaje que durante la infancia. Recordemos por un instante aquellos años: los juegos, las fantasías de ser Batman o el Hombre Araña. En mi caso, aún guardo en la memoria la emoción que sentía al ver *Pokémon*, cómo me envolvía tanto en ese mundo que deseaba con todas mis fuerzas que los pokémon existieran en la realidad.
Así, poco a poco, aprendemos a idealizar y a enamorarnos de personajes ficticios. Ese sentimiento, que empieza en la niñez como una simple admiración, puede madurar con el tiempo y volverse algo más profundo, más romántico. Algunos incluso llegan a sentir una atracción tan intensa por estos personajes como la que han experimentado por personas reales. Pero, al ser platónico y ficticio, creo que es un amor más puro, más sano, libre de las complejidades y sombras de la realidad. Aunque tengamos fantasías de todo tipo con ese personaje, esos pensamientos solo nos pertenecen a nosotros, un refugio agradable en la imaginación, un ideal de lo que quisiéramos encontrar en el amor verdadero.
Como ya mencioné, mi personaje platónico es Adaline, la protagonista de *El secreto de Adaline*. En la película, Adaline nace a principios del siglo XX. Cuando tenía veintitantos años, una noche nevada tiene un accidente automovilístico y cae a un lago congelado lo. Su cuerpo, sometido a la hipotermia, sufre un paro cardíaco, pero un rayo cae al lago y provoca una especie de efecto galvánico que reanima su corazón. A medida que pasan los años, Adaline descubre que no está envejeciendo, manteniéndose tal como era cuando el rayo la golpeó. Al principio, no le da mucha importancia, pero su condición empieza a llamar la atención, y es perseguida por el gobierno. Se da cuenta de que debe huir, por lo que decide vivir una vida de ciertos años en un lugar y luego mudarse. Así, viaja de ciudad en ciudad, de país en país, utilizando identidades falsas y abandonando continuamente amigos y amores. En este artículo presentaré las razones por las cuales Adaline se ha convertido en mi amor platónico.
Todo amor surge de una atracción, y obviamente la primera atracción suele ser física. No se puede negar que Adaline es una mujer hermosa, pero la belleza física no es suficiente, en mi opinión, para idealizar a alguien y llevarlo al mundo perfecto de las ideas de Platón. Eso sería superficial y efímero; no sería un amor profundo y verdadero. Lo que yo encontré en Adaline es algo más intenso y duradero, como su larga vida.
¿Qué me atrae de Adaline? Tras darse cuenta de que no envejecerá, Adaline viaja por el mundo, aprende idiomas (habla seis con acento perfecto) e incluso aprende braille. Se sumerge en la literatura y su cultura es elevadísima. Trabaja en una biblioteca y estudia medicina por sí misma, intentando encontrar una respuesta a su condición. Adaline es una mujer inteligente, alguien con quien un científico, historiador o músico podría mantener interminables conversaciones. Como lo menciona un personaje secundario de la película, que la conoció en Londres cuando él era joven y la recuerda ya en su vejez, Adaline es una mujer muy sofisticada.
Ella influye positivamente en las personas que la rodean, utilizando su vasta experiencia y conocimientos. Por ejemplo, le da consejos a un joven que le consigue una identificación falsa, dejándolo sorprendido por su perspicacia. Además, tiene una profunda conexión con su mascota, un perro al que ama como a un hijo. Su tristeza tras la muerte del perro me habla de su bondad y belleza interna. Adaline es una mujer que se encariña, ama sinceramente, y esta bondad también se refleja en la manera en que ama a los hombres de su vida.
Se casó y tuvo una hija. Tras la muerte de su esposo, conoció a un médico que deseaba cambiar su profesión por la de astrónomo, pero temía ser demasiado mayor para hacerlo. Adaline lo alentó a seguir sus sueños, y fue la mejor decisión para él. Se enamoraron, pero cuando él deseaba pedirle matrimonio, Adaline se alejó y siguió con su rutina de mudarse cada cierto tiempo. Ella teme enamorarse, porque sabe que su condición la obliga a ver envejecer y morir a las personas que ama, mientras ella permanece igual. Al final, cuando un segundo rayo cae sobre ella y su cuerpo empieza a envejecer, se siente feliz al ver sus primeras canas y arrugas, pues sabe que podrá envejecer y morir junto a la persona que ama.
Ella se alegra de perder la eterna juventud, se alegra por culpa del amor, pues deseaba envejecer con el hombre que amaba y morir igual que él, morir juntos. Ella sabe que el abismo entre la vida y la muerte no será eterno, ahora que ha perdido su don. Sabe que algún día cruzará ese abismo acompañando al hombre que ama, no dejándolo ir solo por el eterno camino de lo desconocido.
Así, su inteligencia, su educación, su forma de querer, de amar, de ser buena amiga, son las características que, para mí, más allá de su belleza física, hacen de Adaline un personaje digno de ser llevado al mundo de las ideas de Platón.
Hay mucho de Adaline en mí. Me he sentido identificado con ella, sobre todo en su forma autodidacta de aprender, porque ella tiene ese don de la eterna juventud que utiliza sabiam
ente para estudiar y conocer mejor este misterioso mundo lleno de enigmas. Ella tiene ese don que quisiéramos todos aquellos que sentimos que las horas del día son demasiado pocas para todo lo que quisiéramos aprender, y que de forma autodidacta aprendemos, estudiamos, seguimos el camino del conocimiento, y sentimos la angustia de que algún día moriremos sin conocer la verdad absoluta de este mundo. Todos aquellos que han sentido esa sensación desearíamos también ese misterioso rayo galvánico que, en Adaline, congeló la enfermedad de la vejez.