2.Sala samobójców 2: SYLVIA LO INTENTA POR DOMINIK
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Ella salió de su casa aunque *no* hayas ido al jardín. Después de dos años, quería a Dominik como alguien con quien se identificaba, como un amigo o un novio virtual. Dominik veía a Silvia como una guía; le contaba sus problemas, ella lo escuchaba y lo aconsejaba. En la sala suicida, Silvia era la más fuerte, pero en el mundo real era igual de débil que todos los que estaban allí. Por qué Silvia no salía de casa, o incluso de su cuarto, no se sabe, pero uno puede imaginar que era por alguna debilidad para relacionarse, por haber sufrido un daño grave, por sentir miedo de volver a sufrir una herida; su mejor forma de protegerse fue enclaustrarse. ¿Qué haría Silvia después de la muerte de Dominik?
, Silvia, en el campus universitario.
el día no podría ser mejor, al menos para mí. ¿Sería una señal de buena suerte que me sugiere que esto es una buena idea? Hoy no lo sé, pero al menos me siento bien con esta fría mañana. Sonreí , era alrededor de las 9:00, pero la nubosidad ha ensombrecido el campus; parecen las 7:00 o las 6:00 incluso. Un montón de alumnos se mueve a mi alrededor; algunas caras somnolientas se mueven como zombis, pero una ligera sonrisa se dibuja en alguno de esos rostros al encontrarse con algún conocido. Alguno que otro, en cambio, parece irradiar una energía y motivación asombrosa; bañados y limpios a pesar del frío, al parecer se levantaron temprano con el fin de tener tiempo para asearse y llegar impecables a la universidad. Sus movimientos y pasos son enérgicos, rápidos y seguros; parece que tienen apuro por llegar a algún sitio, quizás su salón de clase. Quizás son tan buenos estudiantes que perderse una simple clase representa para ellos quedarse sin la bendición de Dios, o incluso saltarse una comida. Quizás otros solo quieren llegar a clase porque saben que allí hay otros como ellos, más gente superficial con quien hablarán de cosas efimeras; se contarán a qué chica o chico besaron en vacaciones, los viajes que hicieron, la ropa que compraron, y los más íntimos, si son chicos, se contarán a qué chica pudieron tocarle los pechos, y si son chicas, a qué chico tocaron por primera vez ¡Eso!. Ahhh, qué asco me dan todos; son como uno de los grotescos monstruos de una novela de Stephen King. El murmullo de todo a mi alrededor de pronto se me hace un eco distante; el mundo parece tan apartado de mí; a mi alrededor es una tormenta para mí, un lugar al que no debería entrar. Me pregunto por qué vine, por qué sigo intentando, por qué me mantengo viva.
Prefiero dar media vuelta y ...¿otra señal?... una voz me interrumpe: "¡Silvia!", gritan desde la otra vereda. Es Andrea. "Te he estado buscando", dice mientras cruza la pista. "Pensé que hoy no vendrías. Te he dejado varios mensajes en el celular, no me has contestado". "No tengo celular, quiero mantenerme alejada de esos dispositivos por un tiempo". "Entiendo", me mira, parece entender lo que quiero decir. Andrea estaba en la misma sala que yo y Dominik , ella se convirtió en su principal apoyo, y gracias a su presencia se animó a esto, porque le hizo caso.?
Yo Tenía dudas sobre qué carrera elegir; para mi la escuela de arte era una opción, pero entre *otras*, Andrea dijo que iría a la universidad, a la facultad de biología, y estuvo viniendo seguido a mi casa después de ¨aquello¨ y no paraba de hablar del cuerpo humano, las enfermedades, la herencia, la reproducción humana. No sé aún si ese interés desperto en mí solo porque me dejé guiar por ella, porque era la única persona con la que hablé cara a cara en dos años.
Andrea era una chica con anteojos y con unos kilos de más; tal característica la había hecho blanco de burlas en la secundaria. Así es como terminó encontrando la sala suicida. Sin embargo, a diferencia de Dominik y Silvia, que sí *se* aislaron del mundo, Andrea no podía hacerlo; ella sigue asistiendo al colegio a pesar de todo, y a pesar de todo logró terminar la secundaria sin guardar rencores, era una chica que olvidaba y perdonaba. No hay duda, las buenas personas son las más débiles. En la sala suicida, Silvia era la líder; aquí, en la realidad, Silvia se había abandonado, *a* la guía de Andrea; necesitaba a alguien en quien apoyarse y no podía sola, no tenía valor para hacer lo que Dominik hizo, así que tuvo que seguir con vida. Era débil, lo sabía; Andrea era su fuerza, ella era su muralla ante el mundo.
...Así, más o menos, sería el inicio de mi primer capítulo de la secuela de *Suicide Room*. Estaría ambientado en el primer año en la universidad, en la facultad de biología, carrera que ella no eligió; la eligió su amiga Andrea y, como necesitaba hacer algo, necesitaba a alguien, decidió seguirla a ella. Una carrera de ciencias elegida por su amiga, que era una nerd en la secundaria. Silvia siente miedo de estar allí; los recuerdos del pasado no son bonitos y sabe que las cosas siempre pueden estar peor, pero es más optimista y está segura , ella piensa de que hay luz en la oscuridad y que todo lo malo que les pasa a los chicos en la sala suicida es porque se perdieron en un laberinto y ahora ella y *Andrea* están buscando la salida.
Silvia tendrá dificultades; salir de una jaula después de tanto tiempo no es fácil; ella es una observadora, evalúa a todos, la actitud de muchos le llega a molestar, solo habla con Andrea y, cuando tiene que hablar con otras personas, le cuesta trabajo, su siguiente expresión *lo demuestra* y algunos la empiezan a ver como rara. Pero Silvia tiene una estrategia: siempre trata de pasar desapercibida y expresarse solo a través de Andrea.
No cualquiera puede decir que ha sido amigo de alguien que decidió quitarse la vida, y no cualquiera puede decir que lo entiende, que lo justifica, que siente lo mismo y que muchas veces ha querido hacer lo mismo. Silvia es una chica que caminará con ese estigma; volverá, después de dos años, a enfrentarse al mundo, a volver a pelear una batalla que ya antes ha perdido. ¿Ganará esta vez?
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