II
Llegamos a una casa, no no olvidemos eso, llegamos a una ¡Mansión!.
Mi mandíbula cayó de inmediato a la vez que el coche se sacudió para pararse.
- Cierra la boca, gatita. No es atractivo.
Leonardo sonrió antes de inclinarse hacia mi asiento, posando su boca en mi oreja.
- Quiero esa boca para hacerme cosas en otro momento.
Le lance una mirada de asco y me burle antes de abrir la puerta del coche y cerrarla de un portazo.
Leonardo también salió y se puso a mi lado en segundos.
-No puedes escaparte ahora, ¿Verdad?
Preguntó, cómo si fuese gracioso, envolviendo sus brazos alrededor de mí y forzándome de un tirón hasta el porche de la casa.
Desbloqueo la puerta y se abrió de par en par. El interior de su casa era realmente preciosa. Tenía una araña de diamantes, una cocina enorme, todo lo que me imaginaba en la casa de mis sueños, estaba aquí.
Solo había un problema.
Él estaba aquí.
Leo puso dos dedos en su boca y dejo salir un agudo y alto silbido, haciendo que dos Germán Shepards y dos Rottweilers vinieran corriendo.
- Mía
Habló firme y los perros vinieron corriendo hacia mí, tirándome al suelo y oliéndome.
- Fuera
Ordenó nuevamente y los perros obedeciendo, corrieron de nuevo a su lado, sentándose delante de Él como si fuesen soldados.
- Ahora, tengo solo cinco simples reglas que deberás seguir ¿Las desobedeces? Recibirás un castigo.
El empezó a andar hacia mí y agarro mi muñeca arrastrándome al porche, se sentó y me puso en su regazo, envolviéndome en sus brazos por mi cadera.
- Regla N 1: No mientras, puedo saber cuándo estas mintiendo y debería se respetado.
Enumeró con sus dedos.
-Regla N2: Haz siempre lo que te digo, no te quejes, ni nada. Regla N3: Nunca intentes escapar. Si lo haces, serás encontrada y castigada.
- Espera
Le interrumpí
-¿Qué , que pasa con la escuela? Bueno, quiero decir , me he graduado del instituto pero debo de estar a punto de recibir mi carta de aceptación pronto
Hable rápido, si estaba siendo una estúpida, lo se.
- ¿Escuela?
El reflexionó y asentí levemente con mi cabeza.
-Bueno, quizás cuando puede confiar en ti y me quieras, puedo dejarte ir.
Casi me atraganto.
¿Quererlo?
Nunca le querría. Es un criminal, me saco de mi vida, maldita sea ¡Me secuestro!
-¿Quererte?
Escupí, luchando en su fuerte agarre.
-Nunca te voy a querer.
Hable ya frustrada, era una locura. Y él simplemente se limitó a mirarme.
- No me hagas enfadar, gatita, no
-No me puedes controlar.
Gruñí escapándome de su agarre y corriendo a lo primero que vi, escaleras arriba.
- Vuelve aquí, ¡Ahora mismo! ¡Abigail!
Grito pisando fuerte detrás de mí.
Corrí directa a una de las habitaciones,dándome cuenta que era el baño, rápidamente cerre la puerta y le eché traba.
Mi respiración silenciosa y errática intentando calmarme a mí misma.
Los puños de Leo aporrearon la puerta .
- ¡Abre la puta puerta ahora mismo!
Me estremecí al oír su enfadada voz, mire todo y vi una pequeña ventana.
Podría con ella, no tendría problema.
-Abigail, juro que si no abres esta puerta ahora mismo la echare abajo.
Subí como pude hasta la ventana y la abrí con dificultad.
Mire hacia abajo, joder, era bastante alto. Los golpes de Leonardo fueron más fuertes y la puerta estaba saliéndose poco a poco de las bisagras.
- ¡5! ¡4!
Leonardo empezó a contar regresivamente y di un salto, sin pensarlo, cayendo en la hierba.
Sentí una fuerte punzada en mi tobillo en el cual caí de lleno, intente ignorar el dolor y mire hacia arriba, Él estaba allí, mirando fijamente.
Estaba furioso. Eso era seguro.
Tome eso como una señal para empezar a correr y empecé a correr por la dirección que recordé que veníamos.
- ¡Brook!
Miré hacia atrás y Leonardo venia justo detrás de mí, así que di un paso a la izquierda y gire, entrando en el bosque de al lado de su casa.
Me tropecé con varios troncos pero mantuve el equilibrio y seguí corriendo, o lo más parecido a eso, según mi tobillo me dejaba.
Después de correr aproximadamente unos 15 minutos , mi caminar disminuyó hasta acabar apoyada en un árbol, masajeando mi tobillo con mi mano.
De pronto oí ramas crujir detrás de mí, gire para ver las orejas arriba de uno de los German Shepards de Leonardo, justo mirando directo a mí.
- Eh, cachorrito
Hablé en susurros esperando que no empezase a ladrar y llamará a su amo
- Shh, estas a salvo, ven aquí lindo chico, vas a estar bien.
El perro inclinó un poco su cabeza y empezó a acercarse a mí con sigilo.
Me puse sobre mis rodillas y espere a que él termine por acercarse, con cuidado puse mi mano en su cabeza y el perro comenzó a mover su cola.
- Buen perro, Shh ven ¿Me vas a ayudar a salir de aquí?
Rasque su oreja y empecé a incorporarme cuándo note un increíble peso en mi espalda, otro perro había saltado sobre mí, inmovilizándome.
Escuche palmadas venir de alguna parte.
- Gran trabajo en equipo, chicos.
Leonardo rio.
Palmeo al perro con suavidad y este salió de encima, se inclinó y me recogió del suelo, tirándome sobre sus hombros.
-¡Bájame! ¡Para!
Chille, golpeándome mis nudillos en su espalda , exigiéndole que me bajará pero era inútil .
- Si crees que eso va a ayudar a que tu castigo sea menos doloroso, debes ser jodidamente estúpida.
Siseó, fortaleciendo su agarro en mis piernas.
-Lo siento.
Susurré , rendida y pare mis frenéticos golpes.
-¿Qué dije de mentir, gatita?
Gruño a la vez que entrabamos a su casa.
Me quede en silencio mientras me conducía a una habitación, al final del hall, asumí que era su habitación y así era.
-Esta es mi habitación, bueno, ahora nuestra. Dormirás aquí.
Ordenó,bajándome y andando como si nada hacia su armario.
-No voy a dormir contigo.
Me burle, cruzando mis brazos encima de mi pecho. Al parecer sus únicas dos neuronas no hacían contacto.
-Bueno, es una pena.
Ignoró mis palabras, tomando ropa del armario.
- Porque no era pregunta.
Rodee mis ojos.
Mi culo dormirá con él.
Me lanzo un par de sus boxers y una camiseta negra.
- Cámbiate, y luego vuelve para tu castigo.
Dijo de lo más normal, andando hasta la mesita de noche y jugueteando con el cajón.
- ¿Cuál... cuál castigo?
Pregunte con inseguridad.
- Bueno, como soy una buena persona.
Sonrió burlón ante tal testimonio, es un chiste¿Verdad?
-Te daré a elegir.
Me burlé
- Wow, gracias por ello, es jodidamente amable de tu parte.
La cara de Leonardo pasó a ser confusa .
-¿Qué acabas de decir? ¿Acabas de maldecir ante mí?
Junté mis cejas, fruncidas
- ¿Si...?
Me sonrió, negando con su cabeza.
- Las señoritas no maldicen, gatita
Negué con mi cabeza hacia él y me introduje al baño, cerrando con traba la puerta.
Intente cambiarme tan rápido como pude pero para mí era muy lento.
-¿Gatita?
Me llamo a través de la puerta.
-¡¿Qué?!
Pregunte molesta, luchando para quitarme la camiseta,sólo necesitaba un segundo de paz.
-Solo sigue hablando, hazlo.
Gruño tocando la puerta con su cabeza.
-Bien.
Bufe, finalmente quitándome la camiseta.
-Estoy casi acabando, de todos modos.
Suspiré, poniéndome su camiseta por encima de la cabeza.
-Entonces ven aquí.
Empezó a mover el picaporte, con intensidad.
-Lo siento, estoy muy ocupada saltando por la ventana.
Moleste, andando hacia la puerta.
-Brook, abre la puerta ahora mism...
Corte su discurso al abrirla puerta y pasando por su lado.
-Crédulo
Jadee burlona, posando mis anteriores prendas en el suelo a un lado de la cama.
Rodo los ojos y ahora fue él quien sonrió.
- Así que, tus dos opciones...
Hizo silencio unos segundos.
Asentí rápidamente con mi cabeza, haciendo gesto para que continuase.
-O saco mi pistola eléctrica y hago lo que me plazca, o te agacharas encima de mis piernas y te azotare
Habló con tono tranquilo.
¿Es en serio?
- ¿Perdona?
Escupí sin poder creer mis dos "Maravillosas" opciones.
- Escoge.
Se encogió de hombros, girándose y caminando hacia la otra puerta que se encontraba en la habitación.
- ¿Qué dolerá menos?
Gemí, retrocediendo,rogando que sólo sea una estúpida y mala broma.
- Uhm, diría la opción número dos, pero duele de todas formas
- Po por favor no hagas nada.
Gemí cuando me tiro de la mano metiéndome al otro cuarto, todo tipo de elementos de castigo se encontraban en ella.
-Inclínate sobre mi regazo
Me dio instrucciones, pero me puse de pie, recta, sacudiendo mi cabeza en negación.
- No , no , no puedo.
Susurré, lagrimas se abultaban en mis ojos
- No llores, gatita. Acabará antes de que te des cuenta.
Me tranquilizo, cómo si esto no fuera ya lo suficientemente traumante, el prosiguió, se sentó en el borde de la cama y me guió, haciéndome tumbar en sus piernas.
- Cada vez que pegue, quiero que digas a quien perteneces. Di mi nombre completo.
Me siguió dando instrucciones.
Asentí con cuidado y cerré mis ojos con fuerza, preparándome para el impacto.
Empezó el primer azote.
Un agudo grito se escapó de mis labios, cerré mis ojos con mas fuerza.
Más allá de lo doloroso, era horrible la situación. Humillante.
-Soy tuya, Leonardo McCann
Dije débilmente, hundiendo mis uñas en el suelo.
-Dos más, vale ¿Cariño?
Hablo con ¿Cariño? antes de pegarme nuevamente
-Tuya, Leonardo McCann.
Gemí.
-Buen trabajo, gatita. El último.
Me pego más fuerte que las otras dos veces y solté un aullido, presionando mis palmas en el suelo.
-T-tuya Leonardo McCann. Soy tuya.
Susurré en medio de un llanto, a la vez que el me levantaba y me posaba en su regazo.
-Buena chica, Shh, no llores, está bien.
Susurró, acariciando mi pelo.
Lo odio.
-¿Estas lista para dormir?
Preguntó calmado, tumbándose en la cama.
-No no contigo, no.
Supliqué, mi voz se tensó y me puse de pie.
-Solo, relájate ¿Vale?
Gruño por lo bajo, envolviéndome otra vez en sus brazos y llevándome a la cama, me recostó y puso una mano caliente sobre nosotros, apagando la luz.
-Buenas noches, gatita.
Susurró posando un beso en mi mejilla, antes de permanecer despierta, escuchando su lenta respiración.
(...)
Eran alrededor de las 03:00 am y todavía permanecía despierta en los brazos de Leonardo. Su agarre se había vuelto más fuerte sobre mí, desde que se quedó profundamente dormido. Cada vez que me movía un poco él se aferraba más.
¿Cómo podría decir que le querría? Esto es un reclamo, un secuestro, no un romance.
Me moví entre sus brazos, intentando ponerme cómoda y poder dormir un poco. Leonardo se movió, así que inmediatamente cerré mis ojos y pretendí parecer dormida.
Sentí sus yemas acariciar mi mejilla e intente no retroceder. Suspiro y recorrió mi labio inferior con su pulgar. Sus labios entraron en contacto con mi mejilla, dejándolo ahí por cinco segundos.
-Sé que no estas durmiendo, gatita.
Abrí uno de mis ojos para ver que los suyos estaban directamente en mí, con una mirada divertida.
-¿Por qué no estas durmiendo, cariño?
-No lo sé
Surre.
¡ Claro que lo sabia!
Estaba con un maldito criminal, lejos de casa.
-Solo relájate. Odiaría que no durmieses nada, cielo.
Murmuró en un silencioso tono, rozando sus labios con mi nariz, dejando un rápido y casto beso.
-Bien.
Me limité a decir,mis ojos cayéndose hasta cerrarse. Subió mas mi cabeza así que ahora estaba descansando en su pecho podía por sus latidos en un ritmo tranquilo.
-Buena chica, me quedare despierto hasta que te duermas si eso te hace sentir mejor .
Sugirió, rozando sus dedos en mi cabello.
-Es está bien...
Hablé inactivamente, a la vez que mis ojos se sentían más pesados.
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