Epílogo.
-¡Cariño, estoy en casa!
Gritó burlonamente en el vestíbulo resonante. Los sonidos de los talones golpeando contra el suelo de mármol me hacen sonreír, abriendo mis brazos para mi niña.
-¿Dónde has estado?
Preguntó una vez que aparecio en mi línea de visión, se cruza brazos sobre su pecho, sus senos se juntan, provocando que mi sonrisa creciera más.
Doy grandes zancadas hacia ella.
-Solo estaba haciendo flores para mi hermosa chica
Sacó el ramo de detrás de mi espalda. Todos los indicios de ira y sospecha desaparecían de su rostro mientras sus ojos viajan a lo largo de los pétalos de las rosas.
Ella toma con gracia las flores en sus manos, cavando su nariz para permitirse aspirar aquel aroma.
-Sabes que odio estar sola en está casa.
Ella murmura.
Suspiro.
-Lo sé bebé, podemos ir a casa pronto, lo prometo.
Le digo, presionando un suave beso en su frente.
Hemos estado viviendo en Canadá durante aproximadamente dos meses desde que salimos de Nueva York.
Es agradable, no me malinterpreten, pero echo de menos mi vieja casa, y también lo hace Abby. Ella estaba un poco molesta porque tuvo que abandonar la escuela, por razones obvias, pero sabía que no sería una molestia en el futuro, considerando que le permite pasar aún más tiempo conmigo.
Abby dice que quiere esperar hasta que regresemos a Nueva York para casarnos, lo cual lamentablemente estuve de acuerdo.
Quería casarme con ella en el momento en que pusimos un pie en Canadá, pero ella dijo que sería más significativo unirnos en la ciudad donde nos conocimos.
Independientemente de la falta de matrimonio, ella todavía me ama, más que nunca. Se aferra a mí cada segundo del día, y debo en ella atención ,como una gacela sedienta en un abrevadero.
Abby desprecia estar sola en el país desconocido, lo que es completamente comprensible. Intento mantenerla envuelta alrededor de mi cintura todo el tiempo, pero hoy, tuve que salir corriendo a comprar flores para comenzar la tarde libre.
-Mi madre llamó, ella no está muy feliz contigo, ¿Sabes?
Escuchó decir a Abby.
Pongo los ojos en blanco.
-¿Cuándo estuvo feliz conmigo?
-Comenzó a aceptarte y lo jodiste.
Ella me señala con el dedo, evidentemente aun resentida por lo sucedido.
Agarro su cintura, jalandola hacia mi pecho.
-Hm, una boca tan fea en una niña tan bonita.
Presionó un beso en el costado de su boca.
Tu sabes lo que le pasa a las bocas feas .
Ella sonríe, no intimidada por mí en absoluto.
-Puede que tengas que recordármelo,bebe.
Dios, ella es tan jodidamente sexy.
-No soy un bebé, solo tú eres mi bebé.
Beso sus labios dulcemente, tratando de obtener mi mente fuera de mi palpitante miembro. Tristemente, mi plan para hoy no incluye tiempo para follar antes, mi polla tendrá que esperar hasta después.
- Ven, cariño, vamos a salir.
Camino hacia el armario y le tiro un par de tacones. Ella frunce el ceño.
-¿Dónde se supone que vamos?
Se para en su lugar.
- Tengo que cambiarme.
Ella gira rápidamente y corre subiendo las escaleras. Jadeo, caminando penosamente detrás de ella.
-Princesa, te ves hermosa independientemente de lo que estés usando.
La elogió honestamente. Ella no me cree cuando lo digo, pero sé que le encanta escucharlo.
-Podrías ponerte una bolsa de basura.
Cerré la boca en cuanto entré en nuestra habitación.
Abby se arrojó sobre el vestido negro más apretado, más sexy y brillante que jamás haya visto . Tragué un fajo de saliva y echó un vistazo a mi reloj. ¿Qué tan rápido puedo follar a esta chica?
-Joder.
Susurró en voz baja , ella definitivamente me oye, porque me mira por encima del hombro, una sonrisa sensual que adorna sus carnosos labios. Siento mi polla palpitando mientras la veo. Sus pechos empujan juntos haciendome querer hundir mis dientes en ellos. Sus largas y bronceadas piernas se flexionan mientras se para sobre tacones altos y giraba, mirándose en el espejo.
En menos de un segundo estoy frente a ella, presionando mis labios sobre los de ella. Abby gime, agarrando la parte posterior de mi cuello agresivamente y tirando de una pierna hacia mi cintura. Agarro su muslo, ansiosamente permitiendo que sus piernas se envuelvan alrededor de mis caderas.
La tiró a la cama, casi entrando en mis pantalones mientras ella me mira, sus pestañas recubiertas de rímel negro oscuro. Me paro frente a ella, jadeando mientras ella se apoya contra la cabecera, extendiendo lentamente sus piernas, dándome una vista completa de su bonito coño rosado. Casi me atraganto al verlo.
-¿No hay bragas, bebé?
Como si realmente no quisieras salir, después de todo saltó a la cama agarrándome de sus tobillos y tirando de ella hacia adelante, escuchando su chillido de alegría mientras su espalda se corrió contra las sábanas de seda negra.
Su mano llega hasta mi abdomen, acariciando mis abdominales a través de mi camisa.
-Estuve esperándote todo el día, bebé .
Ronronea sensualmente.
Al pasar sobre ella, mis labios se conectan con su dulce cuello, presionando mi caliente y húmeda lengua en su piel fría.
-Oh, gatita.
Muerdo su carne, chupando la suave piel con mi boca para dejar una marca. Sus otras marcas comenzó a desvanecerse, y nunca dejo que Abby este ni un segundo sin que yo marque su piel para recordarle que era mía. Ella es mía, y todos lo saben.
Ella tira mi camisa sobre mi cabeza, mis cadenas colgando contra mi pecho ahora desnudo. Ella los agarra en su mano, llevando mis labios a los de ella. La beso con todo la pasión y el enfoque en el mundo, amando la forma en que me hace sentir. De alguna manera nunca logra envejecer, no importa cuántas veces mis labios toquen los de ella , y confíen en mí , es mucho.
De repente estamos desnudos y anhelando el sensación de que estoy dentro de ella. La molesto cubriendo la punta de mi pene en su humedad, arremolinándolo alrededor de su clítoris y entrada. Deslizó un dedo a lo largo sus pliegues, amando cómo está goteando.
-Me quieres, ¿verdad, gatita?
Ella mueve sus caderas hacia mi pene erecto.
-Sí, Leo, te quiero.
-Y mi princesa consigue todo lo que quiere, ¿no?
Dirijo mi pene a su entrada, apenas sumergiéndose en las paredes calientes.
Ella sonríe.
-¿Y tú no?
-No lo sé, dímelo.
Sé que puede sentir que avanzo un poco más hacia su entrada, casi penetrando su carne. Mi pene estaba tan duro, en plena gloria.
Antes de que pueda siquiera reaccionar, Abby empuja mi pecho y se sube encima de mí, a horcajadas sobre mi cintura y sentándose en mi miembro erectil.
Jadeo mientras me sumerjo en su humeante y carnosa feminidad, gimiendo en deleite absoluto.
Su rostro se retuerce un poco adolorido mientras lentamente se relaja completamente sobre mi erección, inclinándose hacia adelante , chupando el lóbulo de mi oreja.
-¿Eso es todo lo que querías, Leo?
Susurra, agito mis caderas hacia arriba, sin ser capaz de formar palabras mientras aprieta mi masculinidad.
-Joder, bebé
Gruño, sosteniendo sus caderas y apretando sus caderas para que rebotara.
Una vez que ella estabiliza el ritmo, agarro sus senos en movimiento, gimiendo en voz alta ante la sensación ,no solo de que mi pene esté empapada de ella, sino de que sus deliciosos senos rebotaran en mis manos.
La empujo agresivamente, su cabeza cayendo al ras contra las almohadas. Golpee de vuelta en esta, gruñendo mientras mi pene se desvanece por completo dentro de ella.
Lo jalo completamente antes de volver a empujarlo, haciendo que Abby grite mi nombre.
-Así es bebé, di mi nombre.
Sus paredes se cierran a mi alrededor, sin dejar un gramo de espacio entre ella y yo. Mi boca se llena de agua al ver su rostro, sus labios abiertos mientras los gemidos caen impotentes de su boca. Nadie la hará sentir de esta manera. Mis golpes se vuelven más difícil cuando siento que golpeó su punto G, causando que mi polla se contraiga. Eso pulsa con absoluto placer mientras mi estómago forma mariposas y mi cuerpo entero sacudidas del cuerpo.
-Te encanta que mi pene esté dentro de ti, ¿no?
-Leonardo
Gimotea , sus uñas rasguñan mi espalda.
-¡Más fuerte!
Golpeando rápidamente en ella siento la familiar forma de nudo en mi estomago. Muevo mis caderas hacia adelante y alcanzó mi mano hacia abajo para frotar círculos rápido en el clítoris de Abby. Ella jadea cuando mi pulgar presiona sobre su parte más sensible, haciéndome sonreír.
-Mía.
Gruñó roncamente, mi pene comienza a latir.
-Tomas mi pene tan bien, ¿verdad, bebé?
Trazo mi voz con autoridad,haciendo que Abby se desmaye ante mis palabras.
La presiono por completo, gruñendo y dejando caer la mayor parte de mi peso sobre su cuerpo. Sus pechos presionan contra mi pecho, causando que mi polla se contraiga dentro de ella ante la sensación. Agito mis caderas con dureza y rapidez, escuchándola suplicar por mi , más rápido
Agarrándole el pelo, le llevo la cara al frente.
-Nadie te hará nunca sentirte así, ¿me oyes?
Gruño humildemente, todavía embistiendola. Nuestra piel golpea juntas, pero apenas se puede escuchar a través de los gemidos de Abby.
Ella no responde, así que le tiro del cabello, haciéndola gemir.
-S sí, Leo
Gimo en aprobación, sintiendo mi nudo en el estómago mientras Abby grita a través de su orgasmo
-¡Leonardo!
Ella gime, arqueando su espalda mientras mi esperma caliente gotea dentro de ella, jadeé agresivamente, el sudor goteaba de mi frente sobre su estómago. Yo empujo más adentro de ella, gimiendo mientras lentamente rueda sus caderas, cabalgando hacia abajo.
-Supongo que nos quedaremos aquí, esta noche.
Sonrió, sacando mi pene ablandada de su núcleo caliente, lo juro, casi gimo ya que enfrenta el aire frío, y ya no estoy dentro del amor de mi vida, cómo me gustaría poder mantener mi pene dentro de ella para siempre, por favor, como si ella no lo quisiera tanto como yo.
-Te quiero mucho.
Ella exhala. Sus mejillas están teñidas de un tono claro de rosa, su pecho subiendo y bajando en rápidos chorros. Sonrío maliciosamente, amando como yo soy capaz de follarla hasta el olvido siempre que lo desee.
Me río, presionando mis labios en los de ella antes de susurrar.
-No hay nadie que alguna vez haya amado tanto como a ti, bebé.
Dos años después .
-¡Tío Leo!
Gimo mientras una voz aguda chilla por mí. Me escondo en mi oficina, esperando que el niño pequeño no pueda encontrarme.
-¡Leoooo!
Una voz diferente me llama y yo gimo de nuevo, sabiendo que era mejor ignorar esa voz.
-En la oficina, bebé
Le grito. Se escucha el relleno de múltiples pasos antes de que la puerta de mi oficina se abra.
-¡Tío Leo, cambios agresivos!
Daisy, la hija de Brandon y Jamie, chilla emocionada.
-¡La tía Abby lo dijo!
Me río.
-¿Ella...ahora ?
Miró a Abby que tiene su labio inferior atrapado entre sus dientes. Daisy no entiende lo que estoy diciendo, considerando que ella todavía tiene solo tres y solo entiende algunas palabras.
Finalmente volvimos a Nueva York hace aproximadamente un año, desde que mi padre llamó desde prisión, haciéndonos saber que la policía había abandonado el caso. Mi gatita y yo fuimos a visitarlo de inmediato, dándole las gracias por todo lo que hizo por nosotros. El solo era acusado de asalto y llevar armas ilegales, teniendo en cuenta que no era suficiente evidencia para fijarle los asesinatos a él, probablemente sea liberado en unos años.
Nosotros tuvimos una hermosa boda, reservamos el lugar para casarnos al segundo que pisamos Nueva York en el verano. Fue una hermosa recepción, considerando que Abby señaló lo que quería y yo asentí dándole mi tarjeta de crédito. Realmente no me importaba cómo se veía, o qué pasaba, siempre que finalmente podría llamarla Abigail McCann, o Sra de McCann.
-Por supuesto, el tío Leo te empujará en los columpios, Daisy.
Abby dice y me sonríe ,pongo los ojos en blanco, todavía no he aprendido a decirle que no a ella .
-¡Vamos a los columpios!
Aplaudo con falso entusiasmo.
Daisy chilla mientras camino afuera, colocándola en el columpio. Se pone cómoda, y empiezo empujarla de un lado a otro. Abby no me había seguido afuera, dejándome solo en el patio trasero, empujando a la niña pequeña en el columpio. Nunca imaginé mi vida dando vueltas de esta manera.
-¡Papá!
-¿Sí, Abby?
Sonrió, ganándome un golpe en la parte posterior de la cabeza, y un pequeño cuerpo siendo colocado en mis brazos.
-¡Dada!
James, mi hijo de once meses, grita de alegría mientras yo lo acurruco cerca de mi cuerpo.
Por supuesto, papi es la única palabra que aprendió digamos que Abby estaba bastante enojada porque no era mami. Aunque está aprendiendo, él es es el niño inteligente, que obviamente salio a mi.
Lo sé, siempre dije que nunca quise tener hijos. Y era verdad, hasta que me vi casado. La segunda vez que Abby dijo sus votos, yo sabía que tenía que tener una familia con ella. Especialmente porque sabía que la haría feliz, y todo lo que quiero es que ella sea feliz, además, no soy un gran admirador de los condones.
Independientemente de mis ideas preconcebidas, James es una bendición en mi vida. Miró a Abby crecer más feliz y más feliz gracias a él, y el pequeño se las arregla para poner un sonrisa en mi cara también. Extrañamente tomó la mitad de mi aspecto y la mitad de Abby dejándolo como un chico bastante atractivo, tomó los vidriosos ojos azules de Abby, mi cabello castaño chocolate, su nariz, mis labios ... él es muy lindo, por decir lo menos.
Sostengo a James en el aire, haciéndole chillar de alegría por la elevación, por el rabillo del ojo, veo a Abby derretirse ante la vista.
-Aún no vas a decir mamá, ¿verdad, amigo?
-¡Dada!
Él sonríe de nuevo, gimiendo de alegría.
-¿Por qué paras?
Daisy gritó, saltando del columpio y aterrizando en la suave arena.
Aunque tengo un nuevo amor por los niños, más de uno es muy difícil de encargarse .Especialmente cuando ni siquiera son míos. James es una cosa, pero teniendo que cuidar a Daisy, es una habilidad que aún no domino. Abby por el otro es muy buena con grandes cantidades de niños, deberían haberla visto en la fiesta de Daisy, ella prácticamente era el entretenimiento.
Escucho el timbre de la puerta, animando interiormente que finalmente llegue a tener un poco descanso y relajación. Daisy agarra la mano de Abby mientras la lleva al frente para saludar a sus padres
-Finalmente, estamos solos.
Le digo a James, que chilla felizmente y aplaude su pequeñas manos juntas.
Entro en la casa, escuchando la voz emocionada de Jamie.
-Oh, es maravilloso, tu y Leo debería ir algún día.
Jamie y Brandon pasaron un día en una especie de spa, pero creo que realmente se fueron a follar. Aparentemente Daisy duerme en la misma cama que ellos, sin embargo James definitivamente tiene su propia habitación y su cama propia.
-Sí, eso sería bueno.
Abby sonríe y yo resoplo. Ella odia dejar a James solo con alguien más, no hemos salido en años. No es que me importe, me encanta estar en casa con mi familia Mi corazón se hincha ante esas palabras. Mi familia. yo nunca pensé que sería capaz de decir eso, especialmente con mi gatita.
-¡Adiós tío Leo!
Daisy sonríe, envolviendo sus brazos alrededor de mis rodillas.
-Adiós mona.
Le di una palmada suave en la parte superior de la cabeza.
Jamie recoge a su hija y salió de la casa con Brandon diciéndole a Daisy cuánto la extrañaba.
Eran una familia linda, no tan linda como la mía, pero aún linda.
Al segundo que Brandon y Jamie estaban fuera de la casa, Abby comienza a atacar mi cara con besos. Me tambaleo hacia atrás, acunando a James más cerca de mi cuerpo.
-Abby.
Me quejo mientras no deja ningún espacio para que escape.
-Eres tan lindo con los niños, Leo.
Ella chilla, pellizcando mis mejillas. Pongo los ojos en blanco.
-No soy lindo. James es lindo. Yo soy sexy
-Perdiste el título sexy cuando comenzaste a cargar a nuestro bebé. Ahora eres adorable.
Plantó un beso más en mi mejilla antes de robar a James de mis brazos.
La veo rebotar a nuestro hijo en su cadera con amor, y no puedo evitar mirarla con todo el amor que puedo reunir. ¿Qué hice para merecer esto?
-Voy a poner a James en la cama.
Me dice antes de bailar valientemente hacia las escaleras.
La tarde está llegando y a James le cuesta mantenerse despierto después de las ocho, sigo a Abby por las escaleras, apoyando mi cuerpo en el marco de la puerta mientras la veo colocar a James en su cuna.
Ella le sonríe, se inclina sobre la barra y le da un beso en la frente, acaricia los cabellos del bebé que se forman en su cabeza antes de apagar la luz y golpear la luz de noche de Cars.
-Bebé , buenas noches, te amo.
Ella le susurra. Me muerdo el labio, mi pecho se hincha por el amor que siento por esa mujer, y por el alma inocente que de alguna manera nos las arreglamos para crear.
-Gatita.
La llamo, y ella levanta su cabeza de su posición mirando a James. En el momento en que ella me ve, sonríe.
-Ven a decir buenas noches a tu hijo.
Troto, inclinándome y besando su mejilla con amor.
-Dulces sueños, chico.
Soy muy suave , Abby apoya una mano en mi espalda, frotándola lentamente hacia arriba y hacia abajo. La miro y empiezo a sentir pánico cuando veo lágrimas corriendo por sus mejillas. Mis manos salen volando frente a mí, acunando su rostro.
-¿Bebé que está mal?
Limpio las lágrimas con mis pulgares, pero ella solo sonríe
-Te quiero mucho,Leo.
Ella murmura y me relajo al instante. La acerco a mi pecho, balanceándonos hacia adelante y hacia atrás.
- Me has hecho la chica más feliz de la Tierra. Me diste la familia más perfecta.
Balbucea, sus lágrimas calientes se filtran a través de mi camisa.
-En serio, te quiero mucho.
-Oh gatita, no tienes idea de cuánto significa eso para mí.
La sensación de su cuerpo presionado contra el mío es suficiente para que salte de alegría, pero después de las palabras que habló, sé que por el resto de mi vida, tendré esta familia.
-Por favor, nunca te vayas.
Murmura y aprieta sus brazos alrededor de mi torso.
Mi corazón se encoge ante sus palabras. Me inclino y le agarró los muslos, jalándola para poder cargarla. Su cabeza se acurruca en mi hombro mientras apoyo mis manos debajo de su trasero.
Vuelvo a nuestro dormitorio y encender rápidamente el T.V para obtener un reconfortante ruido de fondo. Me siento en la cama, acunando a Abby en mi regazo.
-Nunca te dejaré, nena, lo sabes.
Le acaricio el pelo mientras empuja su nariz contra mi cuello.
-Mi pequeño gatita.
Sacó su cabeza de mi cuello para poder besarla dulcemente.
-Estoy atrapado contigo, porque eres mía, todo mía
-Y de James
Ella sonríe ligeramente.
-Bien, sí de, él.
Ella golpea mi pecho mientras retumba en una risa juguetona. Dulcemente besa mis labios, serpenteando sus brazos alrededor de mi cuello.
-Vamos a tener muchos bebés, ¿Verdad, Leo?
Ella sonríe, se inclina más cerca para que sus labios apenas toquen los míos
-¿Sabes cómo se hacen los bebés, verdad?
Una sonrisa astuta se curva en mis labios. Ella me miró sensualmente.
-Parece que hemos hecho uno antes.
Me muerdo el labio, inclinándome para un gran beso, solo para sentir mi pecho siento empujado hacia atrás. Me quejo
-¿Por qué no puedo besar a mi bella esposa?
Ella ríe.
-Porque si empezamos a besarnos, no podremos parar.
-¿Y qué pasa con eso?
Frunzo mis labios nuevamente.
-James apenas se ha quedado dormido, podría despertarse en cualquier momento.
Ella se preocupa profundamente por James.
Pongo los ojos en blanco, es como una bolsa de piedras en su cuna, al chico le encanta dormir.
-No nos va a molestar.
Cómo si fuera el momento, un gemido gutural llega desde afuera de la puerta de nuestro dormitorio. Gimo casi tan fuerte como sus gritos.
-Te lo dije.
Abby se burla, levantándose de la cama para ver a James.
Observó cómo se balancean sus caderas de un lado a otro mientras se aleja de la habitación, haciendo que deje escapar otro quejido bajo y me ponga de lado.
Abby vuelve a entrar en nuestra habitación.
-Está llamando a su papá.
Ella sonríe, sentándose en la cama y colocando a James en mis brazos.
-Escucha, bebé.
Le susurro al oído
-Tienes que ir a dormir para que papá pueda ver a mamá desnuda, ¿De acuerdo?
Abby chasquea su lengua hacia mí, aplastando la sonrisa de mi cara. James no procesa ninguna de mis palabras, solo retransmite los sonidos.
-Ma ma
Abby se queda sin aliento
-Oh, Dios mío, sí, cariño, ¿puedes decir mamá?
James comienza a tararear la letra 'm' haciendo que Abby chille en pura excitacion.
- ¡Casi cariño, di mama!
- M-am-Mamá!
James finalmente dijo la palabra que Abby ha estado muriendo por escuchar. Ella inmediatamente lo arranca de mis brazos y lo sostiene en su pecho, coloca su cabeza detrás de su hombro, manteniendo una sonrisa gigante en su rostro. Me inclino hacia delante y presiono un beso en la esquina de su boca, y uno en la parte posterior de la cabeza de James.
-Mis dos pequeños bebés.
Murmuré, poniendo un brazo alrededor de la espalda de Abby para tirar de ella en mi regazo. Mi sonrisa nunca desapareció de mi rostro cuando Abby se apoyó en mi regazo, con James en la suya.
Envuelvo mis brazos alrededor de ellos, acurrucándolos cerca de mi pecho. Haré cualquier cosa por los dos humanos que están sentados en mi regazo. Mantienen mi corazón entero, y si algo les sucediera, me volvería loco.
-James se durmió de nuevo, amor.
Miro los ojos cerrados del pequeño niño, sus pestañas marrones cayendo sobre sus pómulos.
-Solo unos minutos más.
Susurra Abby, acurrucando su rostro en mi pecho, y James en el de ella. Sostengo la parte de atrás de su cabeza en la palma de mi cabeza, frotándola delicadamente. Ella está disfrutando el momento casi tanto como yo.
Abby me ha obligado a estar lo más lejos posible de la pandilla. Se inquieta demasiado cada vez que salgo de la casa, y odio dejarla así.
Parece que cada vez que veo un brillo de tristeza sobresaliendo de sus ojos, me convierto en un charco a sus pies.
Si está triste, no puedo enfocarme en otra cosa que no sea tenerla en mis brazos. Ha habido algunos incidentes donde la gente ha venido detrás de mí. Scotch tenía algunos amigos, no sé quién sería amigo de ese hijo de puta, y terminaron irrumpiendo en mi casa. Por supuesto, no llegaron muy lejos después de que los matara, pero nunca olvidaré la expresión de la cara de Abby cuando estábamos en la cama y de repente escuchamos ruidos en la planta baja. Afortunadamente, en ese momento, James no había nacido, pero todavía no podía entender la idea de que no despertara a tiempo y algo le sucediera a Abby. Desde entonces, me aseguré de tener un sistema de seguridad aún mejor y menospreciar a los malos, por ahora.
-Lo pondré de vuelta a la cama.
Abby me llama ,sacandome de mis pensamientos.
-No, no, déjame.
La convenzo para que me entregue a James. Pude ver los ojos de Abby cerrarse, ella estaba agotada. La levanto de mi regazo y llevo a James a su habitación. Su espalda golpea el suave colchón en su cuna, y afortunadamente, se da vuelta y se acurruca más en la cama sin despertarse. Presioné un beso en su mejilla, sonriendo hacia el mini-yo.
-Te quiero cariño.
El amor que siento por este niño es inexplicable. Siempre bromeo sobre no preocuparme realmente por el niño, pero es todo una defensa.
Verdaderamente, él es como Abby. Él trae un nuevo significado de alegría a mi vida. Pensé que solo Abby podría darme pero, él desafió todas las probabilidades y me hace sentir un amor sincero e innegable por él.
Cerrando suavemente la puerta de James, bajo las escaleras para tomar un vaso de agua antes de empezar a trabajar. Antes de darme cuenta, mis ojos están pegados a la pantalla de T.V, que están jugando un estúpido show en el que Abby me enganchó, algo sobre un policía divertido. Se supone que debo estar trabajando ahora mismo, pero mis ojos no saldrán del maldito T.V.
-¿Cómo pudiste?
Escuché un jadeo detrás de mí, causándome estremecerme de sorpresa.
Doblo mi cuello para ver a Abby, con los ojos abiertos y en una actitud de sentimiento puro.
Mis sentidos se intensifican y salto del sofá para estar frente a ella.
-¿De qué estás hablando, nena?
Alcanzo hacia adelante para sostener su cabeza en mis manos, solo para que ella esquive mis manos. Mi corazón se acelera mientras puedo escuchar el constante bombeo en mis oídos.
-Por favor, gatita, ¿Qué pasa?
Mis ojos buscan frenéticamente los de ella.
De repente, estalla en carcajadas y me rodea el cuello con los brazos.
-¡Leo, solo estoy bromeando! Estabas mirando mi programa favorito sin mí.
Mis hombros se desplomaron de alivio y giré los ojos al ponerme tan nervioson
-No puedes hacer eso, Abby.
La regaño, pasándome una mano por el pelo. A ella no le importa mi regaño, solo se ríe más. Doy un paso atrás, tratando de pelar sus brazos alrededor de mi cuello. Siendo la mocosa que es, sus brazos se aferran más fuerte a mí, un gemido cayendo de sus labios
-No te enojes, cariño.
Ella se ríe tirando de una pierna hasta la cadera, rogando que la lleven.
-Sabes lo preocupado que me siento.
Murmuro, mirando lejos de sus ojos brillantes. No estoy realmente enojado, pero sé que ella es una mocosa y tiene que pagar por ello.
Empujo su pierna hacia abajo, haciendo que gima de nuevo. Como era de esperar, ella salta, envolviendo sus piernas alrededor de mis caderas y apretando mi cuerpo. Sus labios mojados se plantan alrededor de mi cara, moviéndose lentamente hacia mi cuello. Me muerde el labio, tratando de evitar que los gemidos se caigan de mi boca.
-Lo siento, Leo
Susurra en mi piel, mis rodillas casi se doblan ante la sensación de otro aliento caliente y el tono sensual de su voz. Me maldigo a mí mismo, sé que amo demasiado a esta chica que incluso no puedo estar enojado con ella por un segundo.
Empujo su cuerpo pegajoso hacia un lado para que ella descanse sobre mi cadera.
-Tengo trabajo que hacer, bebé, entonces o tu te vas a la cama o te quedas callada.
Le sonrío, sosteniéndola bajo su trasero.
- ¿Ver la televisión como parte de tu trabajo?.
Ella levanta una ceja hacia mí.
- Silencio, gatita.
La empuje suavemente escaleras arriba hasta mi oficina. Hacer correr a la pandilla desde la seguridad e detrás de un escritorio es mucho más fácil y más seguro. Me acomodo en la silla con Abby apoyando la cabeza en mi pecho sobre mi regazo. Apoye una mano en su muslo, apretando la suave piel de vez en cuando.
Aproximadamente diez minutos después de ver algunos de los pedidos de drogas y quién no ha entregado su dinero, puedo sentir el aburrimiento de Abby . Ella se retuerce en mi regazo, intentando echar un vistazo a todos mis papeles. Le golpeo ligeramente el muslo, haciendo que me grite y me fulmine con la mirada.
-Compórtate, o vete a la cama.
Le advierto.
-Me tratas como a James, ahora. .
-Y tú actúas como él.
Contraataco. A ella no le gusta admitirlo, pero le gusta que la traten como a un bebé tanto como a mí me encanta hacerlo.
Le encanta aferrarse a mí y ama cuando la puse en su cordón.
Además, es mucho más fácil cuidar a un bebé que a una mujer con actitud, aunque puede ser ambas cosas. Sus labios se unen a mi cuello, y hago todo lo posible para ignorarla. Pero cuando sus suaves besos se convierten en mordiscos y succión, aparto la silla del escritorio y doy vuelta su cuerpo para que se sienta a horcajadas sobre mí. Ella sonríe con éxito, finalmente consigue lo que quiere: yo.
-Leo.
Ella expresa mi nombre sensualmente.
Yo tarareo para hacerle saber que estoy escuchando.
-Te amo, mucho.
Mis ojos se cierran en puro y absoluto gozo.
- Y creo que quiero otro bebé.
Mis ojos vuelven a abrirse para mirar a la increíble mujer sentada en mi regazo. Sus ojos azules brillan de felicidad, deseo y amor. Mis manos descansan en la parte baja de su espalda, manteniéndola tan cerca que su pecho queda plano contra el mío.
Todo mi cuerpo se llena de calor, sabiendo que esta es mi vida eterna.
Claro, pude haber sido un asesino a sangre fría apodado El Diablo, y seguro, tal vez la relación con Abby comenzó debido al secuestro, pero todo ha cambiado. De alguna manera nos las arreglamos para estar locamente, irremediablemente enamorados, tener un ángel de un niño, y nunca he sido más feliz en toda mi vida. Mi familia, mi Abby, mi James es para siempre.
No importaba lo que viniera en nuestro camino, de alguna manera logré mantener a esta chica a mi lado, y mi hijo logró todos sus caminos angelicales, y ninguno de mis pensamientos diabólicos.
-Vamos a hacerlo, entonces.
Sonrío y ella chilla de placer mientras levantó su camisón.
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