68. Si quiero...


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Canciones para este capítulo:    

Lust For Life - Lana del Rey feat. The Weekend  

Love Lockdown - Kanye West 

I Don't Wanna Live Forever (acoustic) - ZAYN

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-¡¿Qué cojones!?-Espeté, obervando los brazos de Tyler enrollados en su cintura. Ella se apartó del beso, sonriéndome de la misma forma en la que lo hizo en el juicio.   

-¿Realmente pensaste que dejaría que te pudrieses, McCann?-Sonrió Tyler, abrazando a la Juez Reed. Mis cejas se elevaron rápidamente: ¿Había estado planeándolo todo este tiempo?   

-¿Cómo lo hiciste?- Cuestioné. Tyler era listo pero, joder, ¿Cómo planeó todo esto?

Abby lucía como si ya supiese la respuesta, con una sonrisa deslumbrante y con su brazo envolviéndome.

-Bueno, sabía que tu culo psicótico de alguna forma tendría un juicio temprano.- Rió entre dientes. -Solo tuve que esperar a que lo tuvieses. De ahí, aquí mi preciosa novia, quien casualmente es juez, tomó tu caso.- Me explicó todo de manera corta y dulce. Mi boca se abrió y cerró como pez fuera del agua.

Me avalancé contra él, abrazándolo fuertemente. Él soltó una carcajada.

-Vamos, McCann, eres mi viejo amigo. Me permitiste ser parte de tu banda, ¿De veras pensaste que no haría nada?

No tenía más que decir excepto

-Gracias.-Le sonreí. Me salvó.

Rió.

-Supongo que nos chatearemos más tarde para hablar sobre la banda y eso.- Echó una mirada a alguien detrás de mí y yo contuve la respiración. Me había olvidado completamente de que la madre de Abby- seguía allí. - Y tenemos algunos asuntos incompletos para atender.

Fruncí el ceño.

-¿Como cuáles?

-Por favor- se burló- como si no tuvieses la astillita de vengarte de todos esos hijos de puta desde el mismísimo segundo en el que te encerraron en la institución.

Todos esos hijos de puta. Ni siquiera podía señalar las personas de la que hablaba. Había muchísima gente en la que me gustaría poner las manos encima.

Pero no podía.

-No sé, Tyler- Acababa de librarme de todos mis problemas, aún no estaba preparado para desechar mi libertad

-Será rápido, como en los viejos tiempos.- Tyler y yo no habíamos trabajado juntos por años, pero cuando lo hacíamos era icónico. Ambos éramos hábiles en lo que hacíamos, sigilosos allí y allá como si fuéramos fantasmas que embrujaban a sus enemigos.

Me lamí los labios.

-Nos volveremos a ver.- Estaba tentado, extremadamente tentado.    

-Bien, tío, enhorabuena, una vez más.- Me sonrió de forma malévola, sabiendo lo afortunados que fuimos por tener una novia juez, una muy prestigiosa.

-Gracias, Tyler y Nicole.- Le sonreí, agradecido por mandar a la mierda su moral.   

Meditándolo, sabía que sin ellos ningún juez en su sano juicio ,nunca mejor dicho, me habría liberado. No importaba lo que dijese, a fin de cuentas todo el mundo me veía como un asesino a sangre fría con demasiados problemas como para ser citados.   

-Enhorabuena, Leonardo - Apareció la madre de Abby. Había un poco de remordimiento en su voz, pero una vez que miró a su hija radiante, se ablandó.

-Me, eh, me encantaría volver a veros algún día, juntos.- Trató de sonreírnos sincera, pero fracasó.    

-Señora Brokk, comprendo lo duro que es esto para usted. Pero le prometo que soy lo mejor para su hija, y ella es lo mejor para mí. La amo más de lo que me amo a mí mismo, no vivirá un solo día triste.-  Su madre tenía que saber lo perfectos que éramos juntos. Sacábamos lo mejor del otro, después de todo.

Frunció los labios.

-Debería ir yéndome.- El corazón se me rompió ligeramente al ver que no respondió a mi comentario.

Abby me dio un leve codazo en las costillas, murmurando: "no te preocupes", para después tomar el brazo de su madre y llevársela fuera.

Vi cómo la dirigía hacia el exterior, mis ojos deambulaban por los árboles de secoya que adornaban la acera que llevaba al Palacio de Justicia.

El mundo lucía diferente viéndolo a través de los ojos de un hombre libre en vez de un criminal en búsqueda. Lucía más claro, el césped lucía más verde, el cielo lucía más azul. El Sol brillaba más, rebotando en los escalones de mármol. Los escalones lucían más atractivos, como si ya no tuviese que temerles a los edificios del gobierno.

-Hey.- Apareció Abby enfrente de mí, una sonrisa tímida se hallaba dibujada en sus preciosos y rosados labios.

-He vuelto, nena.- Le sonreí, tirando de ella hacia mis brazos y elevándola por los aires. Presioné nuestros labios sin pensarlo, saboreando el sentimiento que ahora sería capaz de sentir cada vez que quisiera.

Soltó una risa contra mis labios. Estaba tan feliz que no podía ni llorar. Era el tipo de chica de "lágrimas de felicidad", pero la euforia que  estaba sintiendo era más fuerte que cualquier lágrima que quisiera escaparse. La conocía demasiado bien, sabía cómo se sentía en cada momento.

Aparté mis labios de los suyos.

-Parece ser que tu madre necesita un poco más de convicción.-Le sonreí brindando un poco de 'luz' a la conversación. Sabía que  quería que su madre nos aceptara y me adorara, y como el hombre odiado
toda la vida por la sociedad que soy sabía que sería todo un reto.   

Se mordió el labio.

-Volverá, sabe que me haces feliz.

-¿Lo hago, no es así?-Sonreí jugetón, rodeándola por la cintura y acercándola a mí. Dios, había echado de menos su cuerpo contra el mío más que a nada. Era consciente de que su madre probablemente no volvería, pero no iba a arruinar nuestro momento.

-Te amo.- Mis dos palabras favoritas salieron de la boca de Abby y me miró. En ese punto no hacía falta que me dijese que me amaba. Podía verlo en sus ojos. Me miraba como si fuese el mundo,su mundo. Pero no es como si fuese a pedirle que dejase de decirlo.    

-Te amo tanto, más de lo que comprenderías.- Presioné los labios en su mejilla. Ella podía amarme, pero nunca entendería lo mucho que la anhelaba. Realmente era mi luz al final del oscuro túnel, conduciéndome a una fantasía de hierba dulce y puro.

Levantó un dedo dando a entender que había recordado algo. Sacó mi móvil de su bolsillo y me lo dio.

-¡Haz a tus amigos saber que estás fuera!

-No me importa que nadie sepa que estoy fuera excepto tú.- Rodé los ojos. Ella no se imaginaba que todos lo sabían. Nada arruinaría aquel día.

Tomé el teléfono y le mandé un mensaje a Andy, uno de mis antigüos choferes, para que trajese alguno de mis coches. Miré a Abby, me estaba mirando. Hinqué los dientes en mi labio inferior a la vez que le rodeaba la cintura con el brazo, atrayéndola hacia mí.

-Te ves tan jodidamente sexy hoy, nena. ¿Lo hiciste a propósito?- Le susurré al oído, dejando un leve beso en su suave piel. Había echado de menos su piel contra mis labios, era como si el propósito de su piel fuera tener mis labios sobre ella.

-Leo...- Murmuró en bajo. Una sonrisa jugetona tiró de sus labios.

Mi atención se dirigió a las ventanas de vidrio de mi Lamborguini negro estacionándose enfrente del Palacio de Justicia. Gracias a Dios salí, o sino mi tarde entera habría tenido que ser cancelada y no quería esperar ni un segundo más para este momento.

-¿Lista para la mejor noche de tu vida?-Ronroneé en su oreja. Al menos esperaba que fuese la mejor noche de su vida.

Asintió con vehemencia, sus manos se adherían constantemente a mi camiseta blanca básica. La atención de Abby no había dejado de apartarse de mí ni una sola vez y, joder, no me quejaba. Era como si no pudiese creer que estaba fuera, que estábamos en público sin excusa alguna.

-Gatita, ven.- Le cedí el paso para que se apartara de mí y así pudiéramos salir del edificio y comenzar nuestra tarde.

Negó con la cabeza.

Suspiré, acomodando su pequeña cabeza entre mis manos. Mis pulgares callosos recorrieron sus pómulos para después acercar su cara y besarle la frente.

-Princesa, no me voy a ningún sitio, lo prometo, nunca te volveré a dejar. Puedes alejarte de mí.-
Mis palabras no significaron nada para ella ya que apretó su agarre, descansando su cabeza contra mi pecho. -Doy por hecho que perdí toda autoridad por aquí, ¿eh?- Bromeé, agachándome para tomar sus muslos y cargarla. -Toda una bebé.- La besé amorosamente y acto seguido caminé hacia Andy, el cual tenía las puertas del conductor y del copiloto abiertas.

Se lo agradecí gentilmente, pero cerré la puerta del copiloto. Fui al asiento del conductor introduciéndome en el con una Abby contenta en mi regazo.

Cómo habían cambiado los tiempos.

Mi coche rugió ante el simple toque de un botón y suspiré en completo júbilo.

Conducía mi Lamborguini, con el amor de mi vida pegada a mi regazo, ¿Alguna vez me sentí feliz de ser libre?

Abby finalmente habló.

-¿A dónde vamos?

-Te tengo una sorpresa, cielo.- Susurré, siguiendo la ruta que había memorizado.

El Palacio de Justicia no estaba demasiado lejos de la ciudad, en donde se encontraba mi sorpresa. Afortunadamente, Abby tenía la cabeza clavada en mi pecho, así que a pesar de todo no tenía ni idea de a dónde íbamos.

La confianza abundaba en nuestra relación, en especial en Abby. Podría vendarle los ojos y empujarla a mi maletero y confiaría en que todo estuviese correcto. Nunca le surgía algún temor estando a mi alrededor, y así es como debía ser. Y, por supuesto, yo confiaba en ella. La conocía, mataría por mi aunque no lo admitiria.  

Divisé a Shaun en la acera, levantando los brazos como un maniático, como si no hubiese podido ver ya su cuerpo de seis pies ,casi dos metros, uno con ocho. Esta vez fui yo el que levantó la mando indicando que podía verle. Esto alertó a Abby haciendo que mirara en dirección al larguirucho hijo de puta.  

Jadeó.

Oh, Dios mío!- Una vez que aparqué corrió fuera del coche, envolviendo a Shaun en un abrazo. -¡¿Está Kiera!? - Preguntó a gritos observando todo el cuerpo de Shaun.

Él me levantó los pulgares, nuestro plan estaba funcionando.

-Sí, está en Starbucks. Vamos, te llevaré.-Intentó tomar su cintura pero ella se echó para atrás. Volvió la mirada a mí siendo esta una horrorizada, llena de pavor.  

De inmediato, mis sentidos se alarmaron y me aproximé a ella.

-Nena, ¿Qué anda mal?- Tomé su cara entre mis manos de nuevo, a sabiendas de que aquello la
calmaría.

-¿V-vas a venir?- Preguntó con voz rasposa.

Suspiré pesadamente.

-Gatita, por favor, nada me va a pasar. Venga, ve a ver a tu hermana.- Me sentía fatal por ella, obviamente, pero también estaba entrando en pánico debido a que estaba interfiriendo mis planes. Intenté dirigirle una mirada cálida y segura, lo máximo posible.

Gracias a los cielos funcionó.

-De acuerdo.- Asintió, sacudiendo la cabeza ligeramente. Observé cómo salía de su estado de temor gradualmente mientras seguía a Shaun hacia la pequeña cafetería. Tras quedarme en mi sitio hasta ver
el pelo rubio de Abby transpasar las puertas, me apresuré inmediatamente a mi bloque, encarándome con el edificio que me deparó todo.

Leonardo!- Gritó Conrad entusiasmado, mantendiendo abierta la tienda de música.

Cuando lo vi le sonreí impaciente, fundiéndonos en un abrazo. Dave, Kat, Felix, Sebastian,me obligaron a invitarlo, Brandon, Jamie y Dave estaban esperándome dentro, realizando los toques finales en la renovada tienda.

-Se ve genial.- Me atraganté, sintiendo un nudo en la garganta. El nombre de Abby estaba escrito en letras de diamante colgando del techo, mientras que todos sus álbumes favoritos adornaban las estanterías, rodeándonos.

Fotos nuestras cubrían todas las paredes, e incluso decidí pegar unos cuantos artículos nuevos sobre nosotros. "El Criminal Leonardo McCann encuentra el Amor de su Vida" , "Cómo Abigail Brokk volvió a su secuestrador"" La retorcida historia de Amor de Leonardo McCann" , entre otros.

Me tomé la libertad de echar por la sala su perfume y mi colonia favoritos, logrando que la sala huela como, bueno, nosotros.

-¿Crees que dirá que sí?- Bromeo Sebastián en la sala , colocando unas cuantas gardenias más ,las flores favoritas de Abby, en los jarrones de diamante. Me puse una camisa blanca por encima de mi camiseta y la combiné con un blazer y una corbata negros. Me aseguré de me viese 'a la par' a través de la cámara de mi iPhone. 

-¡Por supuesto que dirá que sí!- Kat se estremeció, rodando los ojos ante aquella pregunta atroz. -Incluso si no amara a Leonardo, ¿Viste la roca que le compró?- Me sonrió.

Fruncí los labios.

-Todos son malvados y nunca encontraran el amor.

Antes de que alguien pudiera discutírmelo me vibró el teléfono, indicando que Shaun me había mandado un mensaje para hacerme saber que estaban de camino.

-¡Todo el mundo, callados- Siseé, trepando para llegar a mi sitio. - ¡Conrad, apaga las putas luces!- Rápidamente lo hizo, como ordené, sabiendo lo estresado y ansioso que estaba.

Sentía haber estado allí por un año antes de que la puerta se abriese y un rayo de sol me diese de lleno en la cara.

-¿Leo? - Su pequeña voz me llamó, con miedo de entrar.

Dave fue el primero en hablar.

-Abby ¿cómo te sientes en estos momentos?

Ella abrió los ojos ante la repentina aparición.

-Uhm, ¿Bien?

A continuación, Brandon y Jamie aparecieron juntos.

-¿Qué haría este momento aún mejor?   

Carcajeó.

-¿Leonardo?  

Conrad apareció, realizando el salto más escandaloso que había visto en mi vida.  Junté toda mi fuerza de voluntad para no soltar una carcajada infantil.

-En una escala del uno al diez, ¿Cuántos amas a Leonardo McCann?

Miré sus ojos, brillaron con júbilo, sorpresa y deseo.

-Diez.

Las luces se encendieron de repente y yo salí de mo escondite al fondo. Mis manos temblorosas nunca salieron de los bolsillos de mi pantalón, sosteniendo la pequeña caja negra con tanta fuerza que creí que se iba a desmoronar. Cuando Abby me vio, sus ojos empezaron a aguarse y supe que todo lo que quería hacer  era correr a mis brazos.

-Abby, mi dulce gatita.- Murmuré, olvidándome de mis amigos y mi familia en la sala. - Lo siento si es repentino, simplemente no pude esperar.Desde el momento en el que te vi quise casarme contigo. Trajiste ese sentido de gozo a mi vida que nunca antes había experimentado. Era peculiar, no me querías, mientras cada hueso de mi cuerpo te amaba. Había algo en ti que no vi en nadie más. Fui un trozo de mierda, joder, lo sigo siendo, pero aún así me las arreglé para enamorarte. Eso es lo quería que fuésemos. Incluso después de toda la mierda que te he hecho pasar sigues amándome. Le trajiste un nuevo sentido a mi vida que nunca pensé que tendría. Mi mundo es tuyo, y el tuyo es mío. Nunca te
dejaré, nena, y espero que tú tampoco lo hagas.-  Me arrodillé. - Te quiero para el resto de mis días, Abby. ¿Quieres casarte conmigo?

Soltó un sollozo y corrió hacia mí. Me levanté rápidamente, atrapándola en mis brazos, dándole vueltas en completo júbilo.

-¡Supongo que eso es un sí!- Aplaudió alguien pero ni siquiera pude procesar quién. La sala entera explotó en aplausos hasta tal punto de no poder oírlos. Lo único que podía oír era el llanto de Abby.

-Sí, un millón de veces sí. -  Respiró contra mi oreja.   

-Te amo demasiado.- Murmuré, apoyándola en el suelo. Quité el anillo del sostenedor de felpa, deslizándolo por el anular de Abby. Era bonito y la completaba.

-Yo también te amo,Leo- Me besó sin pensarlo dos veces y no pude evitar sonreír. La besé múltiples veces, paseando los dedos por su pelo sedoso.

Cuando nos dijimos todo lo que teníamos que decir, todo el mundo vino con sus abrazos y besos de enhorabuena. Kat, Jamie y Kiera lloraban mientras se derretían por el anillo.

-Felicidades, tío.- Dave me palmeó el hombro. - Estoy orgulloso de ti.

Le sonreí radiantemente.

-Gracias, hombre- Me envolvió en un abrazo para después dar paso a Conrad.   

Este estaba eufórico, espetando palabras que no tenían sentido. Para callarlo lo abracé cálidamente, murmurando un "gracias" sin apenas saber lo que había dicho. Lo vi acercarse a Abby, aún eufórico. 

Mientras Abby se mantenía ocupada yo anduve por la sala asegurándome de agradecerle a cada uno una última vez; era hora de que  mi chica y yo nos fuésemos. Todo aquello no era lo último que le tenía planeado.

-¿Leo?- La escuché gimotear mirando enderedor. Me apresuré hacia ella y, cuando mi cara estuvo en su punto de vista, se relajó. Estaba muy asustadiza, necesitaba que se relajase.

-Aquí estoy, nena.- Froté la mano por su espalda. -¿Lista para la próxima sorpresa?

-¿Otra más?- Se intrigó emocionada. Sonreí ante su ilusión.

Ambos agradecimos a todos por millonesims vez para acto seguido marcharnos. Abby me agarró la mano con tanta fuerza que creí que mis falanges podrían romperse.

-Gatita. - Le regañé. Me observó con ojos grandes y de inmediato perdí el juicio. -Supongo que hoy eres mi bebita.- Me encogí de hombros, cargándola en brazos otra vez.

Una vez más entré en el coche con Abby en mi regazo. Tenía un último lugar alque quería llevarla antes de ir a casa. Y, claramente, ir a casa significaba hacerla mía de una vez por todas. Sentí los pantalones más apretados ante el simple pensamiento, así que bajé la ventana de manera veloz, respirando el aire fresco y despejando la mente del cuerpo apetitoso de Abby.

La segunda sorpresa no era mucho, era solo una reunión con todos en el restaurante favorito de Abby para tomar unas copas. Quería llevarmela lejos, muy lejos. Sin embargo, el Supervisor me aconsejó quedarme en la ciudad por al menos unas cuantas semanas antes de irme del país.

Apagué el motor rugiente, manteniendo a Abby en mi cadera. No me molestaba, sabía que se sentía más cerca de mí. Después de todo, estábamos ligados por el 'contrato' situado en su anular. Había tomado el camino largo, así toda las personas en la tienda de música podrían llegar allí antes que nosotros. También estaban unos cuantos viejos amigos de Abby ,que Kiera encontró.   

"¡Felicidades!" Fue la palabra más usada esa noche, y observé cómo mi chica volvía su yo confiado, distanciándose levemente de mí. Aunque no la perdería de vista.
 

Abby conversó con sus viejos amigos, pero de apegó más a Christine y Jon, los cuales recordé que eran sus compañeros de piso. Christine estaba molesta tras escuchar que Abby no volvería a su departamento, pero a la vez estaba emocionada sabiendo que continuaría los estudios. Permití que siguiese estudiando porque, maldita sea, no puedo decirle que no.

-Así que, ¿te gusta el baloncesto?- Me preguntó Jon, frotándose la nuca. Estaba más que claro que se sentía incómodo a mi alrededor y realmente no sabía qué decir.   

-Claro, estuve pensando en comprar un equipo.- Le conté. Era cierto, mi contador me dijo que era hora de invertir mi dinero negro ,sucio, si quería conservarlo.
 

-¡De ninguna manera! Deberías comprar a los Cavs.

-Estaba pensando en un equipo que necesitara una ayuda.- Reí entre dientes. Lo último que quería era el estrés de presidir uno de los mejores equipos de la liga.  

Hablamos sobre baloncesto unos cuantos minutos más hasta que la manos manos de Abby dieron con mis hombros.

-Bebe, estoy cansada. - Maulló.

-Ah, los poco conocidos sobrenombres, solo usados cuando quieres algo.- Me reí, girando la silla para encararla. -¿Te despediste de tus amigos, gatita?

Asintió, apoyándose en mi hombro. Le ofrecí a Jon una despedida para después apartar a Abby de mi pecho. -¿Crees poder caminar hasta fuera, pequeña?- Fastidié. 

Rodó los ojos, mordiéndose el labio.

-Bien, caminaré- Se escurrió fuera de mi alcance, pero rápidamente la detuve y la elevé por los aires.

-Jamás, te prefiero en mis brazos.- Ronroneé, besándole la mejilla en múltiples ocasiones. Ella soltó una risita, conectando nuestros labios en un beso apasionado. - No puedo esperar para tenerte en mi cama-  Gruñí, mordiéndole el labio inferior.

Trató de ocultarlo, pero la escuché pruducir un leve gemido, sus ojos se cerraron.

Era por mí. No me despedí de nadie cuando me alejé de la barra. Abby carcajeó y sonrió cuando corrí como un loco a nuestro coche, empujándonos al asiento del conductor.

Aceleré por la carretera abandonada con Abby prestándole un montón de atención a mi cuello, sus caderas realizaban ligeros círculos sobre las mías. Gruñí, agarrando y apreándole el culo con una mano, mientras la otra giraba el volante bruscamente en nuestra calle.

-Espero que estén lista, gatita- gruñí mientras nos adentrábamos en el aparcamiento- porque estoy apunto de hacer cada centímetro de tu cuerpo mío.
 

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¡Hola hola! ¿Cómo están? ¡Esperó que bien!

Me gustaría saber que les va pareciendo Claimed, quedan muy muy muy pocos capítulos para el final 😬😬😬

¡Gracias por leer y votar!


Para las que aún no vieron el link del brooktrailer :
https://youtu.be/r_MYRZjA3VM

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