54. Voy a sacarte de esto.

Canciones para este capítulo:  

Love Me Again - John Newman   

Love Will Remember - Selena Gomez

Strong - One Direction
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Mis ojos se movieron por la habitación del hospital, total confusión intrigando mi cerebro. Miré fijamente al doctor delante de mí por un largo momento, probablemente crispándole los nervios inmensamente. 

-Así que, Abby , ¿Te acuerdas qué te ha pasado hoy?. - El doctor preguntó,
haciendo a mis ojos abrirse.  

-La última cosa que puedo completamente recordar fue que fui tomada y llevada fuera por ese chico - Apunté a la puerta, indicando que estaba fuera. Todo antes
de eso está borroso, pero curiosamente, sé mi nombre, y unos pocos otros pombres. Kiera... no sé quién es pero sé su nombre. Cuando sea que intento pensar más a fondo sobre esas personas mi cabeza empieza a latir y afilados dolores se disparan a mi cuello.

-Vale, muy bien. - Asintió su cabeza, escribiendo cosas en su carpeta. - ¿Cuál es tu nombre y apellido?

- Abigail Brokk

Él frunció el ceño, mirándome.

-Eso es incorrecto.   

Ahora era mi turno para fruncir. 

-Abigail Brokk es mi nombre, estoy segura.
 

-Tu nombre es Abigail Collingwood, y tu esposo es Jason  Collingwood. - El doctor entrecerró los ojos hacia mí. - No tengo ni idea de dónde ese Brokk viene.

-No, su nombre es Leonardo y me dijo que era mi novio- Mi cabeza dolía, no entendía nada. Quería hacerme bola y llorar en lugar de tener que pasar por todo esto.   

Ni siquiera sabía cuáles eran los nombres de mis padres, dejando solo cualquier cosa sobre mi infancia. ¿Por qué perdí mi memoria? ¿Por qué no están mis padres en el hospital, estando preocupados por su hija quién está atrapada con amnesia?
¿Quién era el chico que vino con Leo?    

El doctor se levantó de su silla, rápidamente abriendo la puerta. La sujetó abierta y Leonardo entró por la puerta. Sus ojos se suavizaron cuando aterrizaron en mí, tomó un asiento al lado de la cama.

-¿Cómo lo estás llevando nena?- Preguntó simpáticamente.  

-Mi cabeza duele, no entiendo nada- Dije sorbiendo, limpiando mis lágrimas para evitar que viera cualquier lágrima caer. Por ahora por alguna razón quiero casi... ¿impresionarlo?

-Sr. Collingwood , le pregunté a Abigail  cuál era su nombre completo, y vino con 'Abigail Brokk'. ¿Tienes idea de dónde viene eso? -Levantó sus cejas cuestionándolo.

-Um, verás...

-No soy estúpido, hijo. Sé que esta es Abigail Brokk, ha estado por todas las noticias como una persona desaparecida. La pregunta real es, quién eres, y por qué tienes a Abigail -  El doctor se levantó, se puso delante de mi cama, poniendo
espacio entre Leonardo y yo.  

Leo miró al suelo, una sonrisa en su cara.

-No querrías saber quién soy,
doctor Piekarski.

-Te doy cinco minutos para explicarte antes de llamar a seguridad.- El doctor Piekarski amenazó.  

Los ojos de Leonardo  se oscureciron, girando la cerradura. Colocó su mano en su cadera, sacando una brillante pistola negra de su cintura.   

-Señor por favor

-Soy Leonardo McCann.  Soy un criminal, y uno malditamente bueno. Nunca me han pillado una vez, de hecho, la policía ni siquiera sabe qué jodido aspecto tengo. Tengo a Abby porque ella es el amor de mi vida. Eso es, ella convirtió mi frío corazón en uno extremadamente cálido. Ahora, si llamas a seguridad, seré forzado
a matar a cada uno de vosotros, y si piensas que pueden vencerme, estás altamente equivocado- Leonardo giró el pequeño pero poderosa máquina en su dedo
índice. - Todo lo que te pido es que intentes curarla. Te daré lo que quieras, dinero, seguridad eterna, drogas, lo que sea.

El doctor Piekarki se quedó en shock, sudor goteando bajo el lado de su sien.

-No llamaré a seguridad.

Leonardo sonrío en victoria. 

-Inteligente elección.

Mi respiración era superficial y rápida, mi corazón latiendo contra mi pecho.

¿Un criminal? 

¿Matar? 

Mi aliento se quedó pillado en mi garganta, haciendo que una fuerte tos se emitiera por mi boca. Ambos,  Leo y el Dr. Piekarski, se giraron para
enfrentarme, una preocupada expresión en ambas caras.   

No podía mantener la tos, haciéndolo más y más difícil respirar.

-¡Santa mierda, Abby! Nena, ¿estás bien? 

No podía formar una palabra, mis pulmones y pecho ardian como un salvaje fuego por la falta de aire. El Dr. Piekarski corrió a por una máquina de oxígeno, golpeando su mano en el botón rojo al lado de la cama donde estaba acostada. En segundos, tres enfermeras más y cirujanos entraron corriendo, comprobando mis signos vitales.

La última cosa que ví fue la borrosa cara de Leo y oí sus gritos, antes de que fuera rodeada en oscuridad.   

(...)

Miedo    

La única cosa corriendo por mi mente y cuerpo era miedo.  

Fui una vez más forzado a salir de la habitación de hospital, todavía sentado justo fuera de la puerta con Conrad. Mi mente corrió por los peores escenarios posibles, mientras Conrad intentaba asegurarme con los buenos.   

-Quizás, tras la cirugía, te recuerde. Esto puede ser una cosa buena- Su
pensamiento optimista me hacía querer vomitar mientras lanzaba una pelota de tenis que me dieron a la pared delante mía. Botó de vuelta en mis manos mientras continué repitiendo esta acción.

-De verdad Leonardo, deberías caminar, necesitamos hacer algo. Sentarte aquí y ahogarte en tristeza no está ayudando a nadie especialmente a Abby - Conrad se
levantó del suelo. -Vamos, será divertido.

-No voy a dejar este sitio hasta que sepa que ella está bien - Decliné la oferta de Conrad, volviendo a mi continuo patrón de lanzar y recoger con la pelota de tenis.   

-Solo lo estás haciendo peor para ti, ¿Realmente te mataría pensar
positivamente?

Mis ojos rodaron hacia atrás mientras apretaba mi mandíbula en molestia.

-Si claramente me jodidamente mataría.

-Te das cuenta que va a estar bien, ¿no?  - Conrad rió falsamente. -Lo peor que podrá ocurrir es tener que presentarte a ella otra vez, e ir a unas pocas citas. Solo porque ha perdido su memoria, no significa que sea una persona diferente. Sigue siendo Abby, y si ella se enamoró de ti una vez, lo hará de
nuevo.   

-Mi problema es, creo en el amor a primera vista. Simplemente no puede salir de mi cabeza. Se siente como que esta es su segunda vez conociéndome. Siento como que no podrá enamorarse de mí otra vez porque soy noticias viejas - Dejé escapar un profundo suspiro, empujando mi cabeza entre mis rodillas.

-Necesito saber si alguna vez me querrá otra vez.

(...)  Dr. Piekarski's    

-Ya tiene amnesia, acaba de pasar por un poderoso ataque de tos- Expliqué a una de las más mayores, experimentadas enfermeras lo que pasó. 

Personalmente, encuentro a las enfermeras extremadamente inútiles en el departamento del hospital. Las respeto como personas, pero ser enfermera es una ocupación tan estúpida. ¿Por qué no solo ser doctor? No necesito enfermeras poniéndose en mi camino cuando estoy intentando ayudar a un paciente.   

-¿Quieres que prepare una radiografía?

-No, lo haré yo mismo- refunfuñé, sacudiendo mi cabeza. - No entenderías una radiografía del cerebro. Es muy difícil de leer.    

-Vale entonces...- Ella murmuró, saliendo de la habitación. Aleluya.    

-Mi hombre principal- una fuerte voz grito desde detrás mía. El Dr. Brian caminó por la puerta, agarrando la cama de Abigail y empezando a sacarla de la
habitación, lo seguí por detrás, pasando el agachado cuerpo de Leonardo , mientras salía de la habitación. Rápidamente se levantó, quitando el polvo de sus,  probablemente extremadamente caros,  pantalones. Tomé un pequeño, imperceptible paso hacia atrás, solo para mantener una segura distancia.    

No puedes culparme, es un criminal.    

-Vamos a hacer una radiografía de su cerebro, solo para asegurarnos que la amnesia no es causada por cualquier daño- Le expliqué, el Dr. Brian todavía llevándola bajo el pasillo. - Puedes quedarte aquí, o conseguir algo de comer.
Puede que tome un rato.   

-No quiero dejarla. - Sacudió su cabeza, corriendo una mano por su pelo. Parecía increíblemente cansado, pero sabía que no podría convencerle de que se fuera.

-Vale, puedes esperar aquí a que vuelva de la radiografía. Estará despierta cuando volvamos- Le dí una sonrisa antes de rápidamente seguir tras el Dr. Brian.

La colocó bajo los rayos - X, colocando la pesada manta sobre el resto de su
cuerpo. Me senté delante del ordenador, inclinando la máquina así que estaba en perfecto alineamiento con su cabeza. El doctor Brian me levantó los pulgares así que salimos de la habitación, ya que no puedes estar en la misma habitación
cuando se hace una radiografía.    

Pulsé el botón desde fuera, mirando las brillantes luces parpadear mientras tomaban fotografías. El cuerpo de la paciente  se quedó quieto, durante el silencioso
tratamiento.  

-Pobre chica, quizás tenga que rehacer su vida entera- El Dr. Brian sacudió su cabeza, un ceño en su cara. -Siempre me siento horrible cuando el daño se produce en el cerebro, porque hay literalmente nada con lo que podamos hacer.
 
-Te aconsejo altamente que no digas nada como eso alrededor de su novio- Reí. -Se pondrá furioso.    

-Si me he dado cuenta, seguro es un impulsivo.

Asentí de acuerdo.

-Pero definitivamente es cuidadoso con ella.

La radiografía terminó, y entramos a la habitación para quitar la pesada manta.
La colgué en la pared, y los ojos de Abigailparpadearon abiertos.  

-Acabamos de hacer una pequeña radiografía, solo para asegurarnos que no había daño cerebral- Se levantó de la cama, moviendo su pelo a un hombro.

-¿Dónde está Leo? - Fueron las primeras palabras que salieron de su boca.  

Sonreí, guiándola fuera de la pequeña habitación.

-Bajo el pasillo, ¿Quieres
verlo?

Asintió múltiples veces, sus ojos mirando alrededor del hospital
frenéticamente.

-Llevaré a la paciente  de vuelta a la habitación y entonces echaremos un vistazo a las radiografías-. Le dije al doctor Brian. Asintió en aprobación, asi que Abigail y yo empezamos a caminar bajo el largo pasillo.

-Tengo altas esperanzas de que tu memoria volverá- Dije suavemente.    

Abby se giró a mí, esperanza en sus ojos.

-¿De verdad lo piensa?

Mi cabeza se movió en un asentimiento. Ella me sonrío, abrazando sus manos en
su pecho.

-Realmente la quiero de vuelta.  

Caminó lentamente tras mí, aturdida, siguiendo mi camino de vuelta a Leonardo, su única fuente de seguridad.

Leonardo y su amigo, del que tengo que todavía aprenderme su nombre,  estaban sentados con sus espaldas contra la pared. Su amigo estaba casi dormido mientras que Leo estaba completamente despierto, sus oscuros brillantes ojos mirando directamente hacia delante.

-Abby, puedes descansar en la cama en la habitación. Leonardo,  cuida de ella.  - No esperé una respuesta mientras giraba mi espalda hacia ellos y me dirigía a mirar las radiografías de mi paciente.

(...)

Mi cabeza se levantó tan pronto como escuché la voz del Dr. Piekarski. Abby estaba con sus cristalinos ojos mirando alrededor suyo, como si todo en este sucio, aburrido, estúpido hospital fuera interesante. Quería vomitar, el olor era solo absolutamente asqueroso. Odiaba los hospitales, siempre lo he hecho,
siempre lo haré.

El Dr. Piekarski rápidamente se giró y enérgicamente caminó bajo el pasillo, ni siquiera esperando a mi respuesta. Salté hacia arriba, tomando a Abby en mis impacientes brazos. Se fundió en ellos, como siempre, su perfecta cabeza descansando en mi pecho.   

-¿Cómo te sientes, princesa?. - Arrullé en su oído, presionando su cuerpo incluso más cerca al mío.  

-Bien, todo es solo tan confuso- Murmuró, sorbiendo. Mi corazón se apretó en mi pecho, es literalmente el peor sentimiento, saber que el que quieres sufre.

-Espero que me recuerdes pronto nena- Susurré, acariciando mi nariz en su pelo.

Incluso sin colonia, tiene este hermoso, aroma natural en ella que me haría caer en mis rodillas cualquier día.

-Lo siento mucho.- Lloró, sus emociones llevándose lo mejor de ella.   

Mi gran mano fue bajo su culo, colocándolo en mis manos, para levantarla. Sus piernas rodeando alrededor de mi cintura fácilmente y la llevé a la habitación.

La acosté en la cama, lentamente subiendo tras de ella.

Conrad estaría bien en el pasillo, ya que estaba profundamente dormido, y no hay manera que vaya a arrastrar su pesado culo hasta aquí.

Rodeando mis brazos alrededor de la cintura de Abby, la tiré cerca. Es
probablemente horrible para ella teniendo a un extraño, como la única persona con la que pueden identificarse en el momento. Llamaría a Kiera, pero eso puede causar que demasiados duros recuerdos corran por la mente de Abby . Quiero la
menor cantidad de drama posible de momento, y la estúpida fuerte voz de Kiera no iba a ayudar una mierda.   

-Voy a sacarte de esto-/Le dije a mi gatita,  apretándola. - Nunca te sentirás sola, siempre voy a estar contigo, no importa qué.  

-Gracias, Leo - Susurró, lindamente bostezando.

-Te quiero gatita.

-¿Gatita?-. Cuestionó. 

-Es un apodo con el que siempre te llamo- Murmuré, sintiendo un hueco vacío en mi estómago.

-Oh- se quedó callada por un momento. -Es lindo, me gusta.    

Sonreí brillantemente.

-Se qué lo haces, siempre lo hiciste.

Mi mano  fue a la parte de atrás de su cabeza cavando mis fríos dedos en su
precioso pelo rubio. Tiré su cabeza más cerca así que descansaba en mi pecho tranquilamente. Planté mis labios en la cima de su cabeza, y le dí a su cuerpo un último reconfortante apretón.   

Sus ojos se cerraron en relajación, su cuerpo intentando ser arrastrado por el sueño. Alcancé mi móvil en la mesita, rápidamente mandando un mensaje a Tyler para encontrarse con Felix mañana por la mañana. Tyler tiene un buen juicio para las personas, si él piensa que lo vale, echaré un vistazo sus capacidades una vez que Abby se ponga mejor.    

Si alguna vez lo hace. Mi malvada conciencia me volvió a morder. Mis ojos se cerraron duramente, una ola de dolor y negligencia dispararon por mi cuerpo.  Tiene que ponerse mejor, simplemente tiene.

En el momento que miré abajo a la preciosa chica en mis brazos, ya estaba profundamente dormida. Besé su frente suavemente, antes de acurrucarme en su cuerpo y ponerme cómodo.

Mi cuerpo se sacudió en casi un temblor cuando mis ojos empezaron a caer cerrados. Sacudí mi cabeza, eso siempre ocurre cuando estoy nervioso. Es uno de los menos favoritos ticks sobre mí. Lo odio porque se siente como si la gente
pudiera ver mi nerviosismo.

Nerviosismo igual a miedo. Lo cual es igual a derrota.

Cavé mi cara más a fondo en el pelo de Abby , casi como si estuviera
escondiéndome del mundo.

¿Por qué no querría esconderme de él? 

Se llevaron la única cosa que me hacía cuerdo.

Simplemente no tiene sentido. El mundo quiere ser un lugar mejor, pero cuando un asesino psicótico como yo finalmente se calma porque encontró algo que le da más
satisfacción que matar hizo alguna vez, simplemente arranca jodidamente su memoria de mí.  

Ellos me arrancaron, el asesino psicótico, de su memoria.

Jodidamente apesta porque la venganza es mi cosa favorita en el mundo, pero no hay a quien culpar por esto.   

Supongo que podría encontrar a ese estúpido cabrón de Paul y destriparlo, pero incluso si lo hiciera, no arreglaría la memoria de Abby. 

La venganza es dulce, pero el éxito es más dulce.   

Mi cuerpo tembló otra vez, pero lo detuve. Esto no iba a arruinarme, voy a hacer todo en mi jodido poder para hacer que me recuerde. Lo que sea que tome para tener de vuelta a mi nena, voy a hacerlo.

El cuerpo de Abby se movió, e inconscientemente se acurrucó más cerca a mí, su mano agarrando mi camiseta en sus diminutos dedos. Sonreí, acariciando su espalda.   

Va a recordar el amor de su vida en un abrir y cerrar de ojos.

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