52. Vendra por mi.
Canciones para este capítulo:
Overboard - Justin Bieber ft. Jessica Jarell
Carry On - Fun
Love Makes Me - Hunter Hayes
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-Así que, ¿por qué mi padre está en Boston? Siempre hemos vivido en Nueva York-
Le pregunté a Paul. Estamos actualmente parados por todo el tráfico.
-Solo dijo que no quería que Leonardo descubriera dónde ibas, y sería bastante obvio si fueras a la casa de tu infancia- Río. Asentí, concordando con lo que dijo. Aunque, sí desearía poder ir a mi antigua casa. La echo mucho de menos, y traería muchos increíbles recuerdos.
Dudo que Leo tenga muchas grandes oportunidades de encontrarme, me refiero,
por qué pensaría alguna vez en ir a Boston.
Me siento horrible. Una parte de mí quiere arrancar esta estúpida banda de alrededor de mi brazo y dejar a Leo venir a por mí. Aunque, la otra parte quiere alejarse tanto de él como pueda. Sus palabras dolieron, pero, le quiero mucho. Cuando quieres a alguien, es tan difícil estar enfadada con él.
Paul me miro
-¿Estás bien?
-Estoy bien-Murmuré, cruzando mis brazos y mirando por la ventana. Sabía que Paul vió a través de mi mentira, pero me alegra que no continuase la
conversación por más tiempo.
Paul tomó la siguiente salida de la autopista, haciéndome fruncir el ceño.
-¿Dónde vamos? Para llegar a Boston tenemos que quedarnos en la autopista
-Este es un atajo- Paul dijo abruptamente, sin molestarse en explicarse más a fondo.
-Vale entonces...- Me fui a pagando, subiendo el volumen de la radio para ahogarme en mis pensamientos.
(***)
-No sé qué hacer- lloré, limpiando las solitarias lágrimas de mis mejillas.
Conrad palmeó mi hombro, intentando hacerme sentir mejor. Estamos ahora sentados
en mi coche, todavía en el aparcamiento de esa estúpida jodida cafetería.
Les había dicho a Shaun y Kiera que se dirigieran a casa. Alguien más quizás salga a buscar a Kiera, y Shaun debería mantenerla a salvo en su casa.
-Se ha ido, y no puedo rastrearla -Sorbí, intentando parar de llorar. No quería parecer un cobarde delante de Conrad. Aunque sé que no es el tipo de chico que
juzga, todavía necesito poner de alguna manera una apariencia dura.
-Sabes, hay un dicho-Conrad dijo tranquilamente. -Si quieres a alguien, libéralos. Si vuelven son tuyos. Sino nunca lo fueron
-Ella es mía- Gruñí, nunca abandonaría a Abby.
-Entonces encontrará el camino de vuelta a ti- Conrad anotó, mirándome a los ojos.
Tragué duramente.
-Eso espero
-Pero, um, ¿Qué vamos a hacer ahora mismo?-Conrad reflexionó.
Pausé, mirando hacia el vacío aparcamiento delante de mí. Si empezara viajando a una dirección, hay una gran posibilidad de que estuviera dirigiéndome al exacto
camino contrario. Debí haber sido más listo, debería haber creado un rastreador
que no pudiera ser roto o alterado. ¿Cómo pude ser tan descuidado? Supongo que
todo está volviendo para morderme en el culo ahora mismo.
-Voy a necesitar la ayuda de un amigo- Murmuré, sacando el coche fuera de la plaza y virando del pequeño aparcamiento.
-Un concesionario de su coche está bastante cerca de aquí.
-¿Concesionario? ¿Para qué vamos allí? - Conrad preguntó. Su confusa cara me hizo reír, es demasiado inocente para estar alrededor mío.
-No subas tus esperanzas, no voy a comprarte un coche- Bromeé, parando en una luz roja. Miré a los lados, sin ver ni un coche. Rápidamente aceleré por a luz
roja, ganando unas pocas bocinas de coches, de la gente detrás mía.
-¿Por qué no te detuviste?-Conrad resopló, colocando su mano sobre su corazón.
Reí sonoramente, sacudiendo mi cabeza.
-Oh chico bar, tienes tanto que
aprender
Sacudió su cabeza, ligeramente sonriendo.
-¿No querrás decir que, tengo muchas leyes que romper?
-Oh, vamos, no soy tan malo- Bromeé, removiendo su pelo. Gruñó, golpeando mi mano lejos.
Miré al joven chico, deseando poder haber estado tan feliz y sin preocupaciones cuando tenía su edad. Probablemente tiene una buena vida, trabajo fijo, familia
amable. A diferencia de mí.
Aparcamos en el concesionario, y ambos salimos de mi coche e hicimos nuestro camino a la puerta delantera.
-¿¡Jack!?- Mi voz hizo eco por el gran edificio vacío. Estaba cerrado, pero con suerte Jack todavía estaría aquí.
-¿Quién está allí? ¡La tienda está cerrada!- Una voz gritó de vuelta.
Finalmente, la larga figura de Jack apareció contra la barandilla del piso superior.
-¿McCann? Leonardo McCann. ¿Eres realmente tú?
Me reí sinceramente.
-Sí, ha pasado un tiempo, ¿no?
-¡Mírate! ¡Estás tan viejo!- Bromeó, sus ojos ampliándose mientras echaba un vistazo a mi apariencia. Reí cuando tomó mi cara chaqueta en su mano.
-Mucho dinero que gastar, ¿Eh?
-Eso es lo que pasa cuando eres exitoso, Jack- Bromeé, golpeando su hombro ligeramente. Colocó su mano sobre el área que golpeé de broma.
-Tienes un malvado golpe- Sonrío, caminando de vuelta a donde estaba limpiando
un motor de aspecto viejo. - Así que, ¿qué puedo hacer por ti?
-Sé que te especializas en Mercedes y motores especiales y caros. ¿Hay alguna posibilidad que un chico llamado Paul viniera aquí? Sé que no hay muchos concesionarios que tengan la versión 2014 excepto tú- Crucé mis dedos en mi
cabeza, rezando porque Paul hubiese venido aquí para comprar su coche.
-Ven a la parte de atrás, miraré por mis archivos- Conrad y yo lo seguimos a la parte de atrás. Noté cómo los ojos de Conrad irían por cada uno de los coches,
prácticamente babeando sobre las caras marcas.
-Hey, sé que dije que no subieras tus esperanzas, pero por qué no echas un vistazo a un par de coches aquí- Dije tranquilamente.
Los ojos de Conrad salieron fuera de sus órbitas.
-D-de ninguna manera. Está bien, estos coches son increíblemente caros
Sacudí mi cabeza.
-Para mí no lo son. Te debo, chico bar - Corrí tras Jack, dejando a Conrad en la sala de exposición.
Había pilas de papel todo sobre un escritorio, y muchos ficheros contra las paredes. Jack caminó específicamente hacia el gabinete negro más grande en la esquina. Abrió uno de los cajones, sus dedos bailando por cada pila de papel.
-Dijiste Hudges, ¿verdad?
-Sí, Paul Hudges
Jack asintió, sacando un grueso archivo.
-Gris ahumado, casi negro, 2014 Mercedes Benz B250. Motor 582, uno de los más raros. Esta belleza cuesta unos buenos 50 de los grandes
-¿Tienes el número de matrícula? ¿Cualquier manera con la que pueda rastrear la localización de este coche?- Pregunté frenéticamente, arrancando el archivo de su mano.
-Divertido que de hecho preguntes eso- Jack caminó hacia su ordenador en el escritorio. -Cuando sea que alguien compra cualquier moto raro, mi compañía tiene el derecho de registrarlo, ya que es muy poderoso y si tiene más de veinte multas por exceso de velocidad o carreras ilegales tenemos el derecho de llevarnos el motor
Mi corazón se hinchó.
-Esas son las mejores noticias que he escuchado en todo el día.
-¿Este tío te ha jodido?- Jack preguntó, sentándose en su escritorio.
-No tienes ni idea- Gruñí. Solo pensar en ese estúpido de mierda hace a mis dientes apretarse. ¿Joderme? Más bien, hizo mi vida un infierno viviente.
-Bien, conociéndote, te vengarás
Jack río.
-Aquí, dame tu móvil, pondré el número del rastreador y esas mierdas allí
Le dí mi iPhone 5S dorado, permitiéndole descargar cualquier mierda que necesitase.
-Jack, sinceramente, no tienes ni idea de lo agradecido que estoy- Saqué mi cartera del bolsillo, sacando un cheque. Rápidamente escribí $300.000 y mi firma
antes de dárselo.
-Chico, no, no puedo tomar esto
Lo corté
-El chico allí fuera quiere un coche, solo quédate con el cambio.
Sonreí.
-Pasaremos más tarde para recoger el coche una vez que haya escogido cuál quiere
-Gracias, Leo. Eres realmente un gran chico - Sonrío. Palmeé espalda, antes de guiarnos a ambos de vuelta a la sala de exposición.
-Conrad, ¿Ya has elegido un coche?.- Grité.
Su cabeza se levantó del coche que estaba mirando.
-No puedo dejar que me
compres un coche
-Vale, déjame rehacer esa frase. ¿Cuál es tu coche favorito de aquí?-. Giré mis palabras, pasando una mano sobre un Audi extremadamente bonito.
-El Ferrari 485, es increíble- Exhaló, mirando embobado al interior de cuero italiano.
-Tomaremos ese, Jack. Me pasaré más tarde para recogerlo- Arrastré a Conrad fuera de la tienda antes de que pudiera protestar.
-¡Leonardo! Realmente no tienes que hacerlo, está bien. ¡Tengo un coche en casa!-Protestó mientras lo empujaba en mi coche, reí, rodeándolo y sentándome en el
asiento del conductor.
-¿Y qué trozo de chatarra tienes?- Reí a carcajadas, imaginando algún Toyota de mierda o algo en su entrada.
Murmuró algo bajo su aliento, pero juraría que escuché Toyota.
-¿Qué es eso?- Puse una mano en mi oreja, acercándome a él.
-Un Toyota Corolla. -Murmuró.
Estallé en risas, golpeando mis manos en el volante.
-¿Un jodido Corolla?- Sentí lágrimas acumularse en mis ojos mientras mi cara empezaba a ponerse roja. -Un Toyota Corolla, ¡tienes que estar jodidamente bromeando!
-Hey, es un buen coche- Resopló.
Mi risa finalmente murió mientras salía del aparcamiento, colocando el rastreador en el salpicadero.
-Me alegro de haberte comprado ese coche, no podría ser capaz de dejar de reír si alguna vez vinieras a mi casa conduciendo
un jodido Corolla.
+Ese Ferrari cuesta $270.000, ¿llevas ese dinero encima?- Preguntó desconcertado.
-No, solo le he dado un cheque de $300.000- Me encogí de hombros, siguiendo el
parpadeante punto rojo. ¿Dónde demonios iban? Parece como en medio de la jodida nada.
-No sé si podré devolvértelo alguna vez- Conrad admitió, mirando a sus manos.
-Hey, no te preocupes por eso. Estás con un criminal ahora mismo, eso es más que suficiente - Reí, girando para meterme en la ocupada autopista.
-Si no me hubieras dicho tu nombre, nunca lo hubiera adivinado- Sonrió ligeramente.
-Abby más o menos me ha convertido en un bobo- Murmuré, una pequeña sonrisa
viniendo a mi cara al pensamiento de ella.
- Flashback -
-¡Para!- Abby se quejó juguetonamente, intentando cubrir su bonita cara con
su pelo.
-¡Venga! ¡Necesito un nuevo salvapantallas!- Intenté hacer otra foto de ella, pero se giró. -Gatita, venga, eres preciosa
-¡No! ¡No quiero ser tu salvapantallas!- Río, levantándose y corriendo hacia
las escaleras. Cuando estaba corriendo rápidamente tomé una foto de ella por atrás.
-¡Si no bajas aquí y te tomas una foto conmigo voy a poner esta foto de tu culo como mi salvapantallas! - Bromeé.
-¡Leonardo!-Ella retó, dejando ver su cabeza sobre la barandilla del piso de arriba.
Me encogí de hombros.
-Tú lo querías difícil
Se quejó
-Pero estoy fea ahora mismo
-Estás preciosa, gatita- Arrullé, haciendo manos acaparadoras hacia ella desde escaleras abajo. Ella resopló, cruzando sus brazos y apartando la mirada.
Caminó escaleras abajo, todavía sin encontrarse con mis ojos.
-Si esta foto sale mal te voy a culpar a ti
-Si esta foto sale mal usaré la foto de tu culo- Bromeé, haciendo que golpease mi brazo. La coloqué en mi regazo, encendiendo la cámara así que nos estaba
apuntando. - Preparada, 3, 2, 1- Rápidamente tomé la foto, con un signo de la paz delante de nosotros.
-Aw, eso es mono- La puse como mi salvapantallas, admirando lo bien que salió. -Estamos tan buenos
Abby río, acurrucada en mi pecho.
-Te quiero
Mi corazón se hinchó.
-Yo también te quiero, princesa
- Flashback terminado -
-Aunque no me puedo creer que le dije esa mierda- Apreté mis ojos cerrados brevemente, intentado sacudir lejos los recuerdos.
-¿Qué dijiste?- Conrad preguntó, mirando el punto rojo moverse cada vez más lejos de nosotros.
-Solo, mierda realmente estúpida. Sé que es una chica sensible pero siempre parezco que jodo la mierda- Me quejé, corriendo una mano sobre mi cara. ¿Por qué había tanto jodido tráfico?
-Bueno, estoy seguro que te perdonará. ¿Es esta su primera pelea?
Reí falsamente
-Lejos de eso
-Oh...- Conrad murmuró incómodamente. -Bueno, ella te perdonó todas esas veces
-Sí, pero esto es un asunto bastante grande. He estado mintiéndola a la cara desde que la secuestré- Sacudí mi cabeza. Mis ojos se abrieron rápidamente una vez que me dí cuenta que Conrad no sabía que secuestré a Abby en primer lugar.
-¿T-tú secuestraste a una chica?- Conrad miró boquiabierto, su mandíbula cayendo abierta.
Rasqué mi nuca.
-Te dije que era un criminal, ¿no?
(***)
-Creo que nos hemos perdido- Dije nerviosamente, mis labios retorciéndose al lado. Paul no tenía ni GPS ni nada, y estábamos literalmente en medio de la nada.
-No, sé dónde estamos- Paul murmuró, girando bajo otra tranquila calle. Decidí no cuestionarlo, debe de venir aquí todo el tiempo. Trabaja para mi padre, ¿verdad?
Lentamente aparcó en un aparcamiento de un gran almacén. -Pensé que íbamos a
Boston. - Dije, completamente confusa. Mi ritmo cardíaco aceleró cuando ví a cuatro hombres de aspecto corpulento salir de la puerta del almacén. --¿Paul, qué está pasando?
-Lo siento, Abby. Necesito este trabajo-. Susurró, saliendo del coche.
Rápidamente intenté seguirlo, pero mi lado de las puertas del coche estaban cerradas. Rápidamente trepé sobre el asiento, saltando fuera del coche. Empecé a correr hacia la carretera, unos brazos rodearon mi cintura para detenerme.
-Luchadora, ¿huh?- Uno de los chicos río. No parecía mayor que Leo, pero todavía era increíblemente fuerte. Me moví en su fuerte agarre, gritando y
pateando mis piernas. - Hey, hey shh para. Nada malo te va a ocurrir
No importa lo que dijera, no pareé de gritar y chillar.
-¡Que te jodan Paul! ¿¡Cómo te atreves a hacerme esto!? ¡El minuto en el que Leoardo te encuentre, juro que va a matarte!- Lágrimas cayeron por mi cara. ¿Siquiera vendrá a por mí? Lo dejé claro que no quería verlo cuando huí.
Vendrá a por mí. Si quieres a alguien, libéralos. Si vuelven son tuyos. Si no nunca lo fueron.
El hombre me arrastró dentro del almacén, Paul y los otros tres hombres siguiendo por detrás rápidamente. Fui lanzada a una habitación, el hombre llevándome entrando también, pero todos los demás habían seguido caminando bajo el pasillo.
-Hmm, ¿así que tú eres Abby?- Tarareó, tomando un asiento en la afelpada silla, localizada en la esquina. Me quedé de pie, mis ojos recorriendo cada objeto en la habitación. No pude localizar una pistola, pero cuando estaba presionada contra el chico sentí una pistola en su cadera.
-¿Por qué estoy aquí?- Necesitaba ser cuidadosa con lo que decía, quién sabe si este hombre tiene un nivel bajo de tolerancia. Me podía matar fácilmente.
-Bueno, verás, estás asociada con Leonardo McCann ,¿tengo razón?-. Asentí mi
cabeza. - bueno, su banda asesinó casi la mitad de nuestros miembros. Nuestra banda sufrió por meses, intentando reconstruir una fuerte alianza. Finalmente caímos bajo un nuevo liderazgo. Quiere venganza, McCan había matado a su hermano. No creo que alguna vez lo vaya a perdonar
-Pero, ¿por qué estoy yo aquí?
-Tú eres su manera de conseguir venganza, cariño
(***)
-Su coche está literalmente en medio de la nada- Qué cojones? He estado conduciendo en carreteras vacías por los últimos veinte minutos. Su coche se ha quedado en un sitio por un tiempo ahora y estoy realmente cerca de encontrarlos.
-Quizás han tomado una parada o algo- Conrad se encogió de hombros. ¿Qué clase de idiota tomaría una parada en medio de la nada?
Un par de vueltas más y acabamos en un almacén de aspecto extremadamente mierda.
El coche de Paul, junto con otros siete estaban aparcados en el aparcamiento.
Aparqué justo detrás del de Paul, asegurándome que no podrá retroceder. Sus ventanas no estaban tintadas, así que miré dentro, solo para ver que nadie estaba en él.
-¡Conrad, venga! ¡Están en el almacén!- Corrió detrás mía rápidamente cuando pateé las puertas abiertas. Le dí a Conrad una pistola, y apunté la mía delante mía.
-¡Quién cojones esté aquí, les doy diez segundos para salir antes de que empiece a disparar!- Grité fuertemente y forzadamente.
Tres hombres salieron de la esquina, con las pistolas más baratas que alguna vez
haya visto. Podría fácilmente partirlos por la mitad con solo mis manos.
Miré más cerca a los caras de los hombres, mis cejas juntándose en un ceño.
-Todos sois de los Red Horns, ¿no?- Los Red Horns era una banda que estaban
yendo tras los West Side. Rápidamente nos pusimos en acción y nos cargamos a la
mitad de la banda. Dejaron a todos solos después de ello, desesperadamente
intentando reparar su estúpida banda.
-Si este es Leonardo McCann, el jefe estará feliz sobre esto- En mi visión
periférica podía prácticamente ver a Conrad temblando. Giré mi pistola al lado,
disparando un perfectamente apuntado agujero en la pared. Las balas en esta
pistola se movieron rápidamente, a diferencia de su Dollarama trozo de mierda.
-Tirad las pistolas y no disparé.- Dije relajado, sacando otra pistola en el
bolsillo y apuntando al otro chico.
Uno se mofó y apretó el gatillo, así que rápidamente me llevé a mí mismo al
suelo. Tomé el tobillo de Conrad y golpeó su cuerpo duro en el suelo. Gimió, así
que rápidamente me levanté y disparé tres veces y a cada hombre. Todos cayeron
al suelo, permitiéndome continuar con mi búsqueda.
Ayudé a Conrad a levantarse, tomando mi pistola de su mano.
-¿Sabes cómo usar esto, no?- Gruñí, empujándola contra su pecho. Asintió débilmente, tomando el aparato de frío metal.
-Necesito que esto sea rápido, ¿vale chico bar?- Asintió otra vez, así que
continúe mi camino bajo el pasillo. Sequé ambas pistolas, asegurándome que
comprobaba mis espaldas de vez en cuando.
Pateé hacia abajo una puerta en mi izquierda, rápidamente mirando.
Vacío
Corriendo a la siguiente puerta de madera, rompí el pomo con mi pistola, pateando abierta la puerta. El momento en el que pateé la puerta, una pistola estaba justo apuntada en mi cara.
-Wow, soy bueno
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