51.La jodí.
Canciones para este capítulo:
Rollercoaster - Justin Bieber
Human - Christina Perri6
Beside You - 5 Seconds of Summer
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-Yo- uh, bueno mira...- Me fui apagando, dejando salir una incómoda tos.
Estúpido jodido Paul.
-Así que, ¿es verdad?- Abby susurró, con el corazón roto. Mi estómago se apretó a la vista de ella, pero entonces se volvió en confusión, ¿Por qué estaba tan desilusionada?
-¿Por qué hace esto una diferencia? Sigo queriéndote tanto como antes- Le dije, tomando su mano y jugando con sus delicados dedos.
-¿Toda nuestra relación, estuvo construida sobre una mentira?- Me cuestionó, pero sabía que se dió cuenta que era verdad.
-Sé lo mucho que odias ser mentira, gatita, pero por favor....
-¿Por qué harías esto? ¿Te hace sentir mucho mejor tener a alguien creyendo que somos almas gemelas? Ahora me doy cuenta que todo era una mentira- Tomó su mano fuera de mi agarre, a pesar de mis súplicas.
-¡Somos almas gemelas!- Discutí, acercándome más a ella mientras se alejaba,Kiera para este momento se había ido, intentando encontrar a Shaun. No creo que escuchase sobre las reclamos no siendo reales... suertudo Shaun.
-¡Estoy tan cansada de tus mentiras,Leo ! Quiero confiar en ti, lo hago, ¡pero entonces toda esta mierda sigue siendo lanzada de vuelta a mi cara! - Lanzó sus manos en el aire, y pude notar que ella estaba tan jodidamente derrotada, sé que no tiene ni idea de qué hacer en este punto, pero por alguna razón, mi boca no
está escuchando a mi cabeza.
-¡Tú tampoco eres toda perfecta! - Le grité. Sí, lo es, ¿Por qué dije eso?
-Me gustaría una explicación en cómo te las manejaste para conseguir meter a todas las bandas de Nueva York en tu pequeña mierda de reclamo- Cruzó sus brazos, haciendo que sus tetas se apretaran juntas. Tragué , intentando quitar mis ojos de su pecho.
-Salgamos del baño, vamos a tomar una mesa- Sugerí en una suave voz. Realmente esperaba que esto pudiera terminar bien, no quería perder a Abby , otra vez.
Concordó silenciosamente, pero rechazó mi mano cuando se la ofrecí. Fingí como si no fuera un gran asunto, pero en realidad, me mató. La guié a una pequeña, aislada mesa para dos en la esquina del restaurante de mierda. ¿Quién demonios entra aquí por su propia cuenta?
Nos sentamos en la groseramente sucia mesa, pero intenté ignorarlo.
-Así que, um, supongo que empezaré a explicar- Murmuré, mirando a los preciosos
ojos de Abby.
Tomé un profundo respiro, aquí vamos.
-Así que, nunca fui un niño normal cuando era más joven. Era extremadamente sádico, y tenía los pensamientos y metas más raras en mi vida. Kat era realmente la única persona manteniéndome de convertir
esos pensamientos en una realidad. Entonces cuando ella "murió" me fui con mipadre. Me colocó en la vida de bandas, y con el tiempo me volví muy exitoso y creé mi propia banda. Una vez que mi carrera estaba establecida para mí, realmente no tenía ni idea de qué hacer siguientemente con mi vida. Todos esos
pensamientos empezaron a volver, incluyendo chicas. Quería está enamorado, pero desde que era pequeño, siempre creí en, um, secuestrar a chica en su lugar.
Tosí incómodamente. Abby estaba probablemente juzgándome horriblemente ahora mismo.
-Así que, te conocí en la tienda de música ese día, y supe que eras la que yo quería. Tienes razón, no hubo electricidad de verdad, aunque me hice a mi mismo creer que había, pero había emoción. Estaba brotando en emoción, al pensamiento de tener a alguien a quien querer. El cerebro humano es divertido en esa manera,
le conté a cada banda en Nueva York sobre mi descubrimiento de reclamos, y ellos se lo creyeron. El cerebro es cabezota en esa manera, por ejemplo, si me digo a mí mismo que no me va a gustar el sabor de la cerveza, el cerebro me creerá y lo hará saber mal. Amenacé a mi padre y a cada otra banda de mantener sus bocas
cerradas sobre mi mentira. Ya que era la banda más fuerte , todavía lo soy ,ellos cumplieron y no dijeron nada.
-Pero, ¿por qué pasarías por todos estos problemas para inventar esta mentira?- Abby preguntó, sacudiendo su cabeza.
-Pensé que te haría quererme. Pensé que te permitiría saber que éramos almas gemelas-Murmuré, sin ser capaz de mirar a los ojos de Abby. Sabía que estaba decepcionada conmigo, ¿por qué cojones Paul tuvo que joder esta mierda para mí?
-Solo estoy, alucinando- resopló, apartando la mirada a un lado.
-Te das cuenta que esto no debería cambiar nada, ¿verdad?- Fruncí el ceño hacia ella. Entiendo que no debería haber mentido y toda esa mierda pero esto no cambia nuestro amor por el otro.
-Estoy tan harta de ser mentida- Dijo por segunda vez hoy, sé que lo está, pero por alguna razón, sigo haciéndolo.
- Te quiero- le recordé.
Esto la hizo fruncir profundamente, mirándome con furia total en sus claros ojos azules.
-¿Se supone que eso lo arregla todo?
-Bueno, ¿qué cojones quieres que haga?- Me mofé, mirándola con la misma emoción.
-¡Ni siquiera te has jodidamente disculpado! - gruñó.
-¿Disculparme? - Reí - ¿Por qué?
Abby se quedó allí, con su mandíbula en la mesa.
-¿Perdona?
-Me escuchaste, Brokk- Gruñí su apellido . ¿Qué estaba haciendo? Soy el que se equivoca, pero simplemente no me podía detener. Siempre me meto en peleas, y nunca cedo.
-¡Deberías disculparte por mentirme a la cara todo este tiempo! ¡Deberías disculparte por hacerme creer en toda esta mierda de bandas! - Me gritó. Mis puños se apretaron a mi lado, sabía que tenía razón, pero no quería decirlo.
-¡No necesito hacer nada por ti! ¡Soy el jefe aquí! ¡Deberías estar besando mi culo, esperando que te vaya a perdonar por jodidamente maldecir en mi cara!- Le grité, mi labio curvado en una maliciosa sonrisa.
-Eres un jodido capullo- Soltó, levantándose rápidamente de su taburete haciendo sonar un fuerte chirrido por el restaurante entero. Se fue cabreada, ni siquiera mirando hacia atrás una vez.
(...)
Lágrimas se acumularon en las esquinas de mis ojos mientras corría fuera del restaurante. Veo a Kiera y Shaun abrazándose en la acera, haciendo a mi mandíbula apretarse. Mi primer pensamiento fue contarle a Shaun y Kiera que habían sido mentidos, que no hay tales cosas como reclamos. Pero cuando ví la felicidad brillando en los ojos de Kiera, decidí contra ello. Solo porque yo era infeliz no significaba que tenía que hacer a todos los demás a mi alrededor infelices también.
Salí corriendo bajo la cera, girando en unas pocas calles antes de que estuviera lejos de ese horrible restaurante. Miré a mi brazo, sabía que Leonardo finalmente vendría a buscarme. ¿Cómo se supone que me libre de este rastreador?
No iba a cortarme abierto el brazo, eso seguro. Suspiré, entrando a una pequeña cafetería. Me senté en una de las sillas, enterrando mi cara en mis manos. Silenciosas lágrimas salieron de mis ojos mientras mi cuerpo temblaba.
"¡No necesito hacer nada por ti! ¡Soy el jefe aquí! ¡Deberías estar besando mi culo, esperando que te vaya a perdonar por jodidamente maldecir en mi cara!"
Mi corazón se apretó cuando esa horrible frase se repitió una y otra vez en mi cabeza. Leonardo estaba tan enfadado, y todo lo que salía de su boca era lo que realmente pensaba. Eso es lo que realmente pensaba de nuestra relación.
La puerta repiqueteó cuando otro cliente entró a la pequeña cafetería. Mantuve mi cabeza baja, deseando que no fuera Leo.
-Abby - una voz de hombre llamó mi nombre suavemente. Miré hacia arriba, encontrándome con los tranquilos ojos de Paul. - ¿Puedo llevarte con tu padre ahora?
Tomé un profundo respiro, mordiendo mi labio.
-Sí.
Sonrió sin simpáticamente, ofreciéndome una mano.
-¿Pelea?
Asentí, confirmando su sospecha. Me tiró a su lado, llevándome fuera a su coche.
-¿Cómo me encontraste?- pregunté.
-Puse un rastreador en tus zapatos- Río, abriendo la puerta del coche para mí.
Entré, hundiéndome en los cómodos asientos de cuero. Paul entró brevemente después, tomando una banda de aspecto raro del asiento trasero. Suavemente agarró mi muñeca, tirando mi brazo más cerca.
-Este material bloqueará el rastreador. No le permitirá rastrearte.- Explicó, poniéndolo alrededor de la cicatriz en mi brazo. Le sonreí a Paul, agradeciéndole silenciosamente.
-Um, ¿qué pasa con Kiera?- Silenciosamente pregunté. No está enfadada con Shaun, y ahora él estaba allí protegiéndola.
-Voy a hablar con tu padre sobre ella cuando le veamos- Paul dijo, conduciendo lejos de la cafetería.
Mire terriblemente fuera de la ventana, no viendo el perfectamente estilizado pelo marrón de Leonardo por ninguna parte. Suspiré, girándome al parabrisas de enfrente. ¿Estaba cometiendo un error yéndome con Paul?
"¡No necesito hacer nada por ti! ¡Soy el jefe aquí! ¡Deberías estar besando mi culo, esperando que te vaya a perdonar por jodidamente maldecir en mi cara!"
No, no creo.
-Así que, ¿estas al menos un poco emocionada por ver a tu madre y a tu padre?-Paul bromeó, ligeramente codeando mi lado.
Claro que echaba de menos a mis padres, nunca tuve una mala relación con ellos. Siempre y cuando fuera a casa con buenas notas y tuviese sentido común con las decisiones que hacía, ellos me apoyaban.
Ellos eran los típicos padres. No era sobre estrictos, pero no estaban completamente perdidos sobre lo que me dejaban hacer y lo que no. Sí, me dejaban ir a las fiestas, pero tenía que estar en casa al menos a medianoche. No me importaba eso en absoluto. Nunca fui realmente una gran amante del alcohol, así que la mayoría de las fiestas no eran realmente mi lugar. A diferencia de Leo, quien parecía como un total animal de fiestas.
Leonardo.
Cerré mis ojos, tragando duramente. ¿Y si mi padre pregunta sobre él? Mi padre probablemente odia sus tripas, ¿Qué se supone que le diga? 'Oh sí, divertida historia papá, de hecho le quiero'.
-¿Abby? - Paul me sacó fuera de mi tren de pensamientos. Mi cabeza se movió hacia él, pestañeando mis ojos pesadamente. - Pregunté si estabas emocionada de ver a tus padres.
-Oh, si lo siento. Sí, supongo que estoy un poco emocionada- Sonreí , una falsa y patética sonrisa.
Paul lo notó.
-Hey, sé que estás molesta con McCann. Lo siento mucho por tener que ser el que te diera las noticias. Mi único trabajo es llevarte con tu padre.
-Simplemente no puedo creer que mintiera, y por tanto tiempo- Dejé salir otro largo suspiro. Crucé mis brazos sobre mi pecho, intentando tragar el bulto en mi garganta.
-¿Sabes lo que siempre me hace sentirme mejor cuando Sam y yo nos peleamos?- Paul de repente preguntó, una fresca sonrisa en su cara.
-No, ¿qué? - contesté.
-Un gran cono de helado- Paul sonrío, tomando un brusco giro bajo una larga calle con un puñado de pequeñas tiendas. - Estoy seguro que tu padre no le importará si llegamos un poquito más tarde.
Una sonrisa se deslizó en mi cara.
-Gracias, Paul.
-Cuando quieras,Abby - Sonrío, aparcando el coche delante de una linda heladería. Ambos salimos del coche, pasando por las puertas de cristal limpio. La tienda estaba vacía, solo estaba una señora mayor de pie tras el mostrador de helados.
-¡Hola!- Nos saludó dulcemente, haciendo que sonría de vuelta.
-Hey, ponme un cono de crema y galletas-Paul entonces se giró a mí.
-Ohh, yo una bola de algodón de azúcar por favor- Sonreí, mirando a todos los sabores que me recordaban a mi infancia.
-Será 5'80- Nos mostró sus dientes blancos perla, corriendo hacia atrás para tomar más conos. Paul dejó el dinero en el mostrador.
-Gracias de nuevo- Sonreí, mirando a Paul.
Tiernamente acarició mi hombro.
-Sin problemas.
La señora me dió mi cono, inmediatamente lamí algo de la crema rosa. Gemí dramáticamente al sabor, haciendo que ambos Paul y la señora rieran.
-¡Me alegro que el helado de aquí esté tan bueno!- Ella bromeó, haciendo que mis mejillas ardiran rosa. Río más, dando a Paul su helado.
-¡Gracias! ¡Hasta luego!- Paul dijo cuando salíamos del edificio. Mi primer instinto fue asegurarme que Leo no estuviera en los alrededores, pero rápidamente me dí cuenta que no debería importarme nunca más. Era el trabajo de Paul llevarme con mi padre y eso era exactamente lo que iba a hacer.
Entré al pequeño Mercedes negro, intentando mi mejor de no derramar helado en los caros asientos de cuero.
-No te preocupes sobre derramar mierda, no es mi coche- Paul rió, lamiendo su cono sin cuidado mientras se alejaba conduciendo con una mano. Reí, poniendo la servilleta en mi bolsillo.
-Así que, ¿dónde se va a reunir mi padre con nosotros?- Pregunté. No era una gran fan de los largos viajes en coche, pero realmente no debería estar quejándome en un momento como éste.
-Está en Boston, tres horas de viaje- Paul me dijo, terminando su helado, comiéndose el crujiente cono.
Descansé mis pies en el salpicadero delante de mí, apoyando mi cabeza.
-Oh por supuesto, ponte cómoda- Paul dijo sarcásticamente. Reí, todavía disfrutando mi helado.
-Tu padre está muy emocionado de verte.- Paul dijo, dándome una sonrisa.
Suspiré, mirando hacia delante.
-Nunca supe que era policía, ¿por qué a todo el mundo le gusta mentirme?.- Me mofé. Estoy harta y cansada de que todo el mundo me pase por encima y me mienta a la cara. Finalmente me defendí delante de Leonardo y déjame decirte, se sintió genial.
-Lo hizo para protegerte, Abby - . Paul me recordó.
Murmuré un tranquilo 'supongo' antes de encender la radio.
(...)
-Puto infierno-Murmuré, golpeando mis puños en la mesa del restaurante. La vi irse cabreada, por alguna razón, no me molesté en levantarme. Cerré mis ojos, tomando múltiples profundas respiraciones, intentando calmarme antes de hacer algo que sé que me arrepentiré más tarde.
Abby estaba probablemente sentada fuera con Kiera, así que cuando estuve lo suficientemente tranquilo, me levanté y salí. Conrad estaba todavía sentado en el coche, mientras Kiera y Shaun estaban sentados en un banco delante del coche de Shaun.
Estaba probablemente en el asiento trasero de mi coche. Caminé hacia mi coche, entrando al asiento del conductor. Pero cuando giré mi cabeza al asiento trasero, nadie estaba allí.
-¿Qué cojones?-Grité, rápidamente saliendo el coche.
Conrad también salió.
-¿Qué pasa?
-¿¡Dónde cojones está Abby!? - Grité, corriendo hacia Kiera. - ¿¡Dónde está tu maldita hermana!?
-¡Pensé que estaba contigo!- Kiera jadeó, saltando arriba del brazo de Shaun.
-Mierda, mierda, mierda, mierda- Murmuré, caminando de atrás hacia delante. - ¿Dónde demonios iría?
Conrad saco mi móvil fuera hacia mí.
-Su rastreador está roto.
Mis ojos se abrieron.
-Oh dios mío-Murmuré, no me dí cuenta lo molesta que la debí de poner.
Oh dios mío, mi preciosa bebé.
-Conrad métete en el coche- Gruñí por lo bajo. -Shaun sigue mi coche
Ambos cumplieron fácilmente, y rápidamente corrí hacia mi coche. Aceleré calle abajo, encontrando un aparcamiento vacío. Shaun entró después de mí, saliendo justo como lo hice yo.
-Todos nosotros vamos a separarnos, Kiera quédate con Shaun- Kiera asintió rápidamente. -Quiero que todo el mundo compruebe cada tienda que pase- Mi mente retrocedió a cuando estaba en la casa de Shaun. Entrecerré los ojos fuertemente, intentando recordar el coche aparcado en la entrada de Paul.-Y si veis un Mercedes negro, modelo 2014, diganmelo enseguida.
Todos ellos asintieron, haciendo sus caminos bajo las calles de Nueva York.
Quería llorar, quería llorar tanto. La jodí, como siempre. Y huyó de mí, no quería estar a mi alrededor, así que huyó.
Grité nada en particular, golpeando mis puños contra el techo de mi coche. Una gran abolladura apareció en el material pero no me podía importar menos. ¿Por qué cojones tuve que mentirle? ¿Por qué no pude solo contarle la verdad.
Arriba, Leonardo. Gritar y golpear mierda no va a traer a Abigail de vuelta.
Tomé un profundo respiro, si alguien la ha dañado, lo perderé. Mataré a quien sea que la dañe delante de los ojos de todo el mundo. No me importa la cárcel, no me importa nada otra cosa que Abby.
Mi móvil vibró en mi bolsillo, haciendo que ruede mis ojos.
-¿Qué quieres?.
-Leo ven a la cafetería bajo dos calles en la esquina, ahora- Conrad respiró pesadamente. Parecía en pánico, o incluso decepcionado. Colgué, corriendo calle abajo. ¿Estaba allí? ¿La encontró?
Muchos coches pitaron cuando corrí por el ocupado tráfico. Los ignoré, finalmente alcanzando la pequeña cafetería. Ví a Conrad hablando con una de las trabajadoras, así que corrí hacia allí.
-¿Qué pasa?-le pregunté.
-¿Dijiste que viste a una chica rubia, llevando una chaqueta marrón y vaqueros venir aquí?- Conrad preguntó a la señora.
-Sí, se sentó en esta mesa hasta que un chico rubio , alrededor de los treinta años , vino y salieron juntos- La señora se encogió de hombros, limpiando una sucia mesa.
-¿Qué?- Susurré, sorprendido. El hombre que ella estaba describiendo era Paul, sin duda en mi mente. - ¿Se fue con él voluntariamente?
-Sí, estaba como, llorando, y entonces el chico entró y la llevó fuera a su coche- La camarera se giró, limpiando el salero. - No fue forzada a hacer nada.
Conrad se giró a mí, una afligida mirada en sus ojos.
-Lo siento.
-La jodí, Conrad. La jodí- Susurré, lágrimas acumulándose en las esquinas de mis ojos.
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