44.Lo que yo quiera
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Canciones para este capítulo:
U got it bad - Usher
Love never felt so good - Michael Jackson
I want crazy - Hunter Hayes
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Abby se quedó dormida pacíficamente, su mejilla derecha presionaba contra mi pecho. La sostuve fuerte, sin querer dejarla nunca.
Ella... de hecho me ama.
Abigail Brokk me ama.
Mi reclamo me ama.
Toda mi vida ha y revolverá alrededor de Abby. Ella me mantiene cuerdo. Por supuesto, a veces es fastidioso cuando ella siempre me teme cuando estoy rabioso, sin embargo, también estoy agradecido. Sí, ella sobreactúa un poco, pero quizás eso es lo que yo necesito, porque eso siempre se saca de ira y me trae devuelta al mundo real.
Ella es tan temerosa, lo que me hace aún más protector sobre ella. Y estoy tan jodidamente seguro que a ella no le importa.
Sus puños agarraron mi camisa, sus dedos entrelazados con el material. Puse mi mano sobre la de ella, mordiendo mi labio. Ella era tan hermosa, nunca he visto una mujer así de hermosa. Excepto mi madre y Kat, obviamente.
Me enfoqué en ella de nuevo, manteniendo su cuerpo cerca al mío. Descansé mi barbilla en su aterciopelado cabello, cerrando mis ojos cansados.
Esa noche me dormí con una sonrisa en mi rostro, por primera vez en años.
* * *
-Bien, esta es la medicación, asegúrate que la tome. Puedo ver que él es del tipo cabeza dura - Fui despertado por la misma voz del estúpido doctor. Me quejé bajo mi aliento, apoyándome en los codo. Abby estaba frente al Dr Piekarski, riendo ante su 'broma', aunque no era nada gracioso. Ella era demasiado amable, me aseguraré de frotar algo de mi rudeza en ella.
-Por supuesto, doctor- ella le sonrió. Me miró de nuevo, sonriendo sus blancos perfectamente derechos dientes hacia mí. Debió tener brakets cuando era más joven. El pensamiento me trajo una sonrisa a la cara, imaginando feos trozos de metal en sus dientes. Demasiado tierno.
-Ven aquí, nena-gemí, abriendo mis brazos. Estaba cansado, y no quería salir de la cama, aun cuando era incómoda como el infierno.
-De hecho, señor Collingwood, son libres de irse -El doctor Piekarski dijo, sentándose en una de las sillas de cuero negro que tenías ruedas en fondo.
Mi teléfono sonó en mi bolsillo, y lo saqué para ver la notificación.
* Hey,Leo. Sólo te hablaba para hacerte saber que la alerta de tu reclamo ya no está en las noticias. La policía lo llamó un caso muerto ya que no hay ni un rastro de dónde ha ido. Pero está alerta, sus padres todavía están a la caza por ella y Kiera. Llámame cuando puedas. -Shaun *
Mis ojos se arrastraron por el mensaje, sonriendo con satisfacción. No era que me preocupara la policía, pero es una cosa menos en la que tengo que pensar.
Abby está a salvo conmigo. Sus padres no pueden hacer una mierda. Pueden caminar por la ciudad, pegando avisos de 'desaparecidas', espero se diviertan.
Abby caminó hacia la cama, poniendo su mano en mi espalda. Yo puse mi cabeza en su brazo, cerrando mis ojos.
-Lo dejaré solos, sin embargo, tendrán que irse como en una hora- El Dr Piekarski nos envió una sonrisa antes de dejar la habitación. Abby sostuvo la prescripción firmemente en su mano, palmeando mi espalda una última vez antes de caminar hacia la puerta.
-Te encontraré en la recepción, sólo tengo que hacerle al doctor Piekarski una última pregunta- Abby me dijo. Mis ojos se cerraron escépticamente, quería que ella divagara los pasillos sola?
-Has que el doctor Piekarski te lleve al auto cuando termines- Dije, ella abrió su boca para discutir pero puse mi mano en el aire. ''Sin excusas"
Abby resopló.
-Bien, le diré que mi novio no me deja caminar al auto sola
-Suena bien para mí-me encogí de hombros. Ella rodó sus ojos mientras sonreía, antes de dejar la habitación. Yo inmediatamente salté de la cama, alisando mi desordenado cabello antes de apresurarme fuera de la habitación. Vi el cabello dorado de mi amada moverse por la esquina, y lo seguí a hurtadillas.
-Dr Piekarski!- ella gritó, acelerando el paso para alcanzar su figura. Él se volteó, sorprendido de ver su cuerpo correr detrás del de él.
-Señorita Collingwood, cómo puedo ayudarla?-él preguntó, poniendo una mano en su espalda. Yo me encogí ante la vista, por qué está tocando a mi chica?
-Sólo me preguntaba por cuánto tiempo tiene él que tomar la medicina- Abby respondió, torpemente metiendo las manos en sus bolsillos. Dr Piekarski todavía no quitaba las manos de su espalda, y me tomó toda mi fuerza de voluntad no ir allí y arrancarle todo su brazo yo mismo.
-Oh! Bueno, yo sugeriría que por un mes. Conociéndolos a ustedes, jóvenes adultos, algunos días se les olvidará, lo cual está totalmente bien. Así que, un mes, sólo para estar seguros-él sonrió, finalmente quitando su mano de la espalda de Abby.
-De acuerdo, gracias. Ah, y antes de que se marche, Jason quiere que me lleve al auto- Abby se sonrojó un poco. -Lo siento, él no quiere que camine por ahí sola.
Esa es mi chica.
-Por supuesto, entiendo. Estoy en un receso de todos modos, igual me gustaría acompañar a una linda jovencita como tú. Yo no querría que mi esposa anduviera por ahí sola tampoco.- Él sonrió, haciéndole señas para que lo siguiera. Mis ojos se posaron sobre la mano el Dr Piekarski, y mis tensos músculos se relajaron cuando vi un reluciente anillo dorado en su dedo, un anillo de matrimonio.
Ambos dejaron el edificio, y me paré ahí por dos minutos antes de salir también. Caminé hasta el auto, Abby notando mi presencia. Ella me sonrió, causando que una sonrisa se colara inmediatamente en mi cara. No lo podía evitar, cuando ella sonríe, yo sonrío. Es sólo un hábito.
-Gracias, doctor- le agradecí al Dr Piekarski. Él dijo que no era de gran importancia. Él regresó al hospital de nuevo, dejándonos solos afuera del auto.
Abby se volteó para abrir la puerta del copiloto, pero yo rápidamente agarré su muñeca, golpeando su espalda contra mi pecho. Su espalda rozaba contra mi pecho, y yo descansé mi barbilla en su hombro.
-Te amo, mucho-le susurré en su oído, besando la piel de su cuello.
-Te amo también-ella susurró de vuelta, causando que mis dedos de los pies se enroscaran de placer.
-Nunca me cansaré de oírte decir eso-Yo delicadamente mordí su sensible piel.
Ella se alejó de mi abrazo, posando un ligero beso antes de voltearse y saltar al asiento. Yo fruncí el ceño profundamente, sentándome en el asiento del piloto.
-Qué fue eso?- Le pregunté cuando estaba completamente en el auto. Ella frunció el ceño también, dándome una mirada rara.
-Un beso?-
-No, eso no fue un beso- Sacudí mi cabeza.
-Oh, de verdad?- Ella habló con descaro, alzando sus cejas perfectamente formadas hacia mí.
-Esto, es un beso-Yo choqué mis labios contra los de ella, moviéndolos lenta y sensualmente. Sus labios eran tan, tan suaves, y se movían en total sincronía con los míos. Oh, sí, estábamos hechos uno para el otro.
Nunca me quería alejar de este beso, así que cada vez que ella empezaba a hacerlo, yo me movía hacia más y más cerca, manteniendo nuestros labios juntos.
Ella rió en medio del beso, posando sus delicadas manos en mi pecho.
-Tratas de matarme?-Ella jugueteó cuando finalmente la dejé alejarse.
-Oh, mierda, me has atrapado-guiñé, presionando mis labios en su mejilla.-Me sorprende que Kat manejara mi carro hasta aquí- Le dije, empujando la llave en la ignición -Y no hay un solo rasguño en él
Abby rió.
-Es mala conductora?
-Absolutamente horrible. Ella desvía bruscamente y ni siquiera se detiene en las señales de pare.
-Tu tampoco- Abby apuntó.
-A veces lo hago- corregí.
-No, tu nunca te detienes- rió.
Yo sí me detengo... a veces... una vez en cada luna azul... bien, de acuerdo, no me detengo.
Sabiendo que ella estaba en lo correcto, terminé la conversación, saliendo del parqueadero del hospital.
-Qué quieres hacer cuando lleguemos a la casa?- Pregunté, conduciendo tranquilamente por las calles de cemento de Nueva York.
-Yo como que quería visitar a Kiera, si eso está bien contigo- dijo, Yo me mordí el labio, esperaba tener un día de pereza.
-De acuerdo- Me rendí ante los ojos de perrito.Pero después, tenemos que hacer lo que yo quiera.
-Depende de lo que sea- Abby probó.
-Nop, no te voy a decir qué es- sacudí mi cabeza, luchando con la sonrisa en mi cara. Quizá un buen masaje en la espalda, ah sí, eso estaría genial.
La mandíbula de Abby se tensó, sus ojos azules mirando directamente a través de mí.
-De acuerdo
Yo sonreí triunfadoramente, haciendo un giro brusco en una calle polvorosa y vieja. Qué puedo decir, adoro mis atajos. Tomé un par de giros más antes de alcanzar la retirada casa Shaun. Habían un par más de casas en el área, pero todas eran de los miembros de la pandilla de Shaun.
Yo rodé en el estacionamiento, poniendo mi carro en parqueo.
-Por qué quisiste venir a visitar a Kiera?
-Porque la extraño- admitió. Estar alrededor de Kat probablemente la hizo extrañar su propia hermana. Ambos salimos del auto, llegando a la puerta delantera. Mi brazo automáticamente se colgó alrededor de la cintura de Abby,empujándola hacia mi lado. Ella me sonrió, amaba como la podía hacer sonreír.
La horrible puerta color arándano se abrió, revelando un Shaun con aspecto cansado. Yo rodé mis ojos, mirando abajo hacia mi reloj, eran alrededor de las 12. El estúpido bastardo probablemente todavía estaba durmiendo.
-Oh, hola, chicos- Shaun frotó sus ojos, abriendo más la puerta para que pudiésemos pasar. Dejé a Abby ir primero, mirando detrás de mí. Noté a un hombre de pie en el porche cruzando la calle, mirándome cuidadosamente.
-Quién es ese?-le pregunté a Shaun, manteniendo mis ojos en el hombre misterioso.
-Paul, un miembro de la pandilla- Shaun se encogió de hombros.
-Hola, Paul!-yo grité. Las cejas del hombre se alzaron, como si no estuviese impresionado conmigo. No sabe quién soy? Cualquier otra persona estuviese temblando del miedo para este punto. -¿Por qué me estás mirando?
-Por qué me estás mirando tú a mí?- él replicó, caminando a través de la calle para quedar frente a la casa de Shaun.
-Te invité aquí?- yo gruñí. Paul lanzó su cabeza hacia atrás en risa.
-Yo te invité a hablar?-Eso fue todo, joder.
Crucé el césped de Shaun en 10 simples zancadas, manteniendo mi mirad ardiente en la de Paul. Él permaneció quieto, sus gruesos brazos cruzados sobre su pecho mientras me miraba acercarme. Qué está haciendo? No debería estar corriendo de vuelta a su casa ahora?
Me detuve cuando estuve de pie justo frente a él, mis puños enroscados a mis lados.
-Oh, esto se pone interesante. Podré ver a Leonardo McCann tirar un puño- Las botas de Paul golpean un roca. Ni siquiera eran sus palabras las que me molestaban, era el hecho que estaba tan relajado.
-Cuál es tu problema?- gruñí -Por qué no me tienes miedo?
-No todo el mundo te va a tener miedo, McCann- Los pálidos ojos de Paul se volvieron piedras de hielo, enviando un escalofrío a mi espina.
Shaun corrió hasta nosotros, sus cejas juntas.
-Paul qué estás haciendo?
-Dándole a este niño un consejo.
-Niño?- reí -Cuántos años tienes?
-27- Sus dientes se muestran mientras me envía una extraña sonrisa torcida. Quién diablos sonríe así?
-Qué quieres?- Solté, tomando un paso más cerca de él.
-Bueno, me preguntaba por qué estabas aquí-se encogió de hombros. Cómo puede alguien ser tan descuidado cuando un asesino está parado justo delante de él. Bueno, supongo que él es un asesino también, pero yo soy yo.
-Por qué es eso de tu incumbencia?- Mi cabeza se volteó para ver a Abby y Kiera de pie en el porche. Trataba de lucir duro frente a ella, pero sé que si me enloquezco y golpeo hasta sacarle la mierda a este chico, ella estaría totalmente aterrorizada.
-Paul, creo que deberías volver a la casa- Shaun interrumpió, señalando su cabeza hacia la casa de Paul.
-Sí, señor- Paul me envió una última mirada, antes de lenta y calmadamente retirarse devuelta a su casa.
-Idiota- murmuré bajo mi aliento. Qué clase de idiotas tiene Shaun trabajando para él? Acaso nunca les dijo no molestar a uno de los líderes de otra banda?
Mis dientes se apretaron juntos, y otra ola de rabia me bañó.
-Necesito golpear algo-murmuré, esperando que Shaun me oyera. Mis manos se sacudieron rápidamente a mis lados.
'-Leonardo- Abby llamó, corriendo escaleras abajo. Oh, Dios, no,Abby, aléjate.
Puse mis manos detrás de mí espalda mientras ella se acercaba. Traté de concentrarme completamente en su figura, olvidándome de Paul. La mano de Abby me alcanzó, y descansó en mi hombro.
Su toque me calmaba, mis hombros se desplomaron, y mi visión aclaró las nubes oscuras. Veo los ojos brillantes de mi niña buscando los míos, asegurándose que estaba bien.
-Gatita- respiré, inclinando mi cuerpo contra el de ella. Ella usó la mayoría de su fuerza para mantenerme de pie, causando que yo riera.
-Quién era ese?- preguntó. Shaun y Kiera empezaron a caminar hacia la casa, así que nosotros los seguimos. Yo me encogí ante la pregunta.
-Podemos hablar de ello más tarde?- gemí. Ya no quería hablar más de ese hijo de puta. Me había cabreado ampliamente y apenas lo conocía.
-Por supuesto-susurró. Una sonrisa de ensueño pintada en mi cara, amaba como Abby podía cambiar mi humor. Hablando de humor, estoy de humor para un beso.
Volteé mi cabeza para que mis labios se presionaran contra los de ella. Me alejé después de como siete segundos, causando que un sonido de 'smack' llenara el aire.
-Me quiero ir a casa-gimoteé como un niño de cinco años en el supermercado con su madre. Abby suspiró, mirándome.
-Quería quedarme con Kiera por un rato... pero si te quieres ir a casa, está bien- dijo. Ella miró hacia otro lado, mordiendo su labio.
Wow, soy un estúpido. Acaso ella iba a concordar con todo lo que yo decía? No, no quiero eso, quiero esa chica descarada que se molestaba conmigo la mitad de tiempo y que no tenía miedo de levantarse contra mis ideas.
-No, nena, qué quieres tú?
-Quiero quedarme aquí- admitió, cambiando su peso hacia un pie.
-Entonces eso es lo que haremos'- besé su frente. -No pienses que tenemos que hacer todo lo que yo diga
-Abby! Ven aquí!- Kiera gritó desde la cima de la escalera en espiral de Shaun. Ella se fue a seguir a su hermana, y yo rápidamente golpeé su trasero con mi mano. Ella jadeó, y yo volteé juguetonamente, silbando para mí mismo.
-Woah, quién fue ese?-preguntó sarcásticamente. Yo me encogí de hombros, sin mirarla a los ojos. Fui a entrar a la cocina, cuando mi culo fue golpeado, duro.
Abby rió sonoramente, corriendo lejos de mí.
-Oh, pagarás por eso más tarde- grité, y ella sólo rió en respuesta.
-Ustedes dos son como niños de siete años- Shaun rió, sacando dos botellas de cerveza del refrigerador. Yo rodé mis ojos a él, abriendo mi botella y tomando un gran sorbo.
-Estoy seguro que Kiera y tú no son diferentes- repliqué. Yo giraba la botella contra el mesón, disfrutando el sonido.
-Tienes razón. A excepción de que ella se estaba recuperando de una bala en su piel-Shaun rodó sus ojos. Mi cabeza se levantó y mis ojos se entrecerraron.
-Por qué suenas tan cabreado?
-No lo sé, hombre, sólo estaba pensando en eso. De verdad tenías que dispararle?-Shaun preguntó. Por qué la gente tenía que sacar a relucir cosas como estas? Eso fue en el pasado, olvídenlo.
-Fue un perra cabeza dura, no quería venir conmigo- me encogí de hombros. Qué esperaba que hiciera?
-Estoy seguro que Abby estaba bastante cabreada- Shaun reconoció.
-No, de hecho, no lo estaba.
-Eso es lo que tú piensas- Shaun tosió. Mi ceñuda mirada permaneció en él mientras continuaba.-Sólo porque no dijo nada no quiere decir que no lo estaba.
Estaba molesta de verdad? No, no pudo haberlo estado, lo hubiese mostrado así sea un poco. No era una muy buena mentirosa.
-Kiera estaba molesta y ella piensa que Abby está cabreada contigo Shaun tomó otro sorbo de su cerveza, sentándose es uno de los taburetes en el bar.
-No soy un puto lector de mentes, no sé si ella estaba molesta o no- Otra razón por la que sólo quiero ir a la casa. La gente en general me cabrea, especialmente cuando sacan temas que no quiero discutir.
-Bueno, quizá...
-Shaun, no quiero hablar de esto- puse mi mano en el aire, tomando asiento también.
-Lo siento.- murmuró-Pero sólo dime una cosa
-Qué es?
-Protegerías a Kiera si estuviese en peligro? Y si yo no estuviese allí?
-Por supuesto que lo haría, Shaun. Ella no es sólo tu reclamo, es la hermana de mi chica también-Shaun se relajó ante mis palabras. Me agradeció silenciosamente, sus ojos mirando los mostradores de granito. Dios mío, esto se está poniendo incómodo. Qué hago? Palpo su espalda y digo algo? No, eso es muy extraño. -Kiera está a salvo conmigo, Shaun. No tienes que preocuparte- Sí, buena elección de palabras, McCann. Shaun sonrió, y alcanzó sus ojos.
-Vamos a echarle un ojo a las chicas- Shaun sugirió. Yo asentí, terminando el último sorbo de mi cerveza antes de arrojarla a la caneca de basura.
Subimos las escaleras, Shaun me guió a la habitación de Kiera. Él estaba a punto
de abrir la puerta, antes de que yo golpeara su mano.
-Qué estás...
Rápidamente lo callé, presionando mi oído contra la puerta.
-Tienes que aprender los métodos-le dije, tratando de escuchar la conversación de las chicas.
-Leo... no lo sé, esto es invadir su privacidad- Shaun rascó la parte trasera de su cuello. Puto aguafiestas.
-Bien, no escucharé a Kiera, sólo a Abby. Mejor?- Shaun rodó sus ojos ante mi sarcasmo.
No hago esto muy seguido, sólo es para asegurarme que no me está mintiendo o algo. Confío en Abby , sólo que a veces, necesito una pequeña seguridad extra.
-Wow, Kiera. Eso es muy bonito- Yo oí calmadamente el jadeo de Abby.
-Lo sé, fue muy dulce de su parte que comprara esto para mí- Kiera soltó.
Esto es muy aburrido, ni siquiera están hablando de mí.
-Leo te ha comprado algo?- Kiera preguntó. Escuché más detenidamente, mi nombre despertando mi interés.
-No, la verdad-
Qué? Qué no le compré? Debía haberle comprado algo?
-De verdad? Eso es sorprendente. Creí que te bañaría con las cosas más caras -Kiera rió ligeramente. Oí algunas cajas arrastrándose y algo caer al suelo.
-No me importa mucho, la verdad- Abby murmuró. Estaba mintiendo, lo puedo notar. Yo me alejé de la puerta, mi boca tirando hacia un lado.
Mierda, soy tan estúpido. Obviamente Kiera le iba a mostrar algún bonito brazalete y las chicas, siendo chicas, Abby se pondría celosa. Sabía que debí haberle conseguido algo. Algo tan hermoso como ella.
Shaun se paró en frente mío y abrió la puerta. Abby y Kiera estaban sentadasen la cama de esta segunda, desplazándose por un montón de joyería. Es todo eso de parte de Shaun? Santa mierda, estoy bien en desventaja.
Abby miró hacia arriba cuando me vio, sonriendo. No, ella sonreirá más grande que eso cuando le compre algo.
-Lista para ir a casa?-le pregunté, inclinándome en el marco de la puerta. Ella asintió, levantándose de la cama. Kiera se puso de pie también, y ambas se abrazaron.Abby susurró algo en el oído de Kiera, causando que Kiera frunciera sus labios. Ella la miro por un momento, antes de asentir con su cabeza.
Abby caminó hacia mí, e inmediatamente la tomé entre mis brazos.
-Te veré después, Shaun. A ti también, Kiera-Ambos me dieron una pequeña sonrisa y se despidieron. Conduje a Abby fuera del dormitorio, saliendo al aire fresco. Era casi invierno, amaba invierno. Era frío, pero eso puede darme una excusa para quedarme en la cama todo el día. Caminamos al auto, disfrutando la poca calidez que daba.
-Así que, quieres pasar por el centro comercial?- pregunté. Abby me dio una mirada confundida. -Sabes, para que puedas elegir lo que quieras. Ropa, joyas, lo que sea- me encogí de hombros.
Abby suspiró.
-Nos estabas espiando?
Su acusación me atrapó fuera de guardia.
-Qué? N-no, por qué- por qué haría eso?
-Leo , que me compres cosas bonitas como collares no me va a hacer más feliz. El dinero no puede comprar felicidad, puede comprar objetos inútiles de los cuales me olvidaré-puso su mano encima de la mía. -Shaun cree que comprándole cosas a Kiera va a hacer que lo quiera más.
-Lo siento, es sólo que quiero darte todo lo que tengo- admití.
-Sabes cuál es el mejor regalo que me puedes dar?
.¿Cual?- sonreí.
-Tu amor, protección, coraje, y más importante, tu sonrisa- Ella presionó sus labios contra mi mejilla, su cabello dorado haciendo cosquillas en mi cuello.
Mis ojos se cerraron, disfrutando este lado de Abby. Ella era tan reconfortante, sólo quería acurrucarme contra su cuerpo y abrazarla hasta la muerte.
-Vamos a casa- sonreí, saliendo del estacionamiento de Shaun, y aventándome por el camino familiar hacia mi casa. -Donde tienes que hacer lo que yo diga, recuerdas nuestro pequeño trato?- jugueteé.
Ella gimió.
-Cómo se me olvidaría?
Yo reí sonoramente, yendo solo el límite de velocidad. Entre más rápido llegue a casa, más rápido tendré mi favorcito de la mujer que amo.
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