39. Llorar hasta dormir.

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Canciones para este capítulo: 

The Crawling Dark- Hoobastank

The Fall- The Weeknd

Break Your Heart- Taio Cruz

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Mis ojos permanecieron abiertos, empezando a lagrimear después de un rato porque no podía ni parpadear. Estaba tan aturdida, sabía que no iba a dormir durante toda la noche.

Leo estaba durmiendo profundamente detrás de mí, con el brazo envuelto alrededor de mí y mis piernas quedaron atrapadas entre las suyas.

Sabía que Kat venía mañana, y quería verme bien y viva cuando ella llegase. Si no dormía nada, probablemente me acaban pareciéndose a un zombi, y ninguna cantidad de maquillaje podría arreglar eso.

Finalmente terminé cerrando los ojos, tratando de conciliar el sueño. Pero, yo no podía. Mi mente daba vueltas, mi corazón latía con fuerza, mi garganta estaba seca, y mis ojos todavía estaban ardiendo. Me moría de ganas de ir a dar un paseo y disfrutar del aire libre, pero probablemente acabara siendo carne muerta

con el temperamento de Leonardo.

Estiré mi brazo y tomé un gran trago de mi agua, provocando que Leo se revolviera. Esperaba que no se despertara, porque probablemente me haría hablar acerca de lo que estaba pensando, y yo realmente no quiero hacer eso. Leonardo siempre me recuerda que él está 'ahí para mí ", pero a veces, todo lo que necesito soy yo misma.

-Gatita- la voz aturdida de Leo llamó. Tomé en una respiración profunda, antes de girar hacia él.

-¿Sí?-Tarareé.

-Por favor, ve a dormir. Mañana es un día realmente importante para los dos, y no puedes dejar que su mente se haga cargo de todo tu cuerpo.- susurró, sus ojos brillando, incluso en la oscuridad.

-No puedo- le conteste, El suspiró, frotando sus manos en mi espalda y hombros. Empezó a cantar en voz baja esa canción que me gusta muchísimo, y yo no pudo evitar sonreír.

-¿Cómo vas a nombrar esa canción?-Le pregunté, presionando mi cabeza contra su pecho. La mano de Leonardo se movia hacia arriba y comenzo a jugar suavemente con mi pelo.

-Estoy bastante seguro de que la respuesta obvia es Be Alright - se rió, plantando un mojado beso en mi frente. Me reí, mi cuerpo finalmente relajándose.

-Gracias, Leo- susurré. Mis ojos se cerraron y mi mano encontró la suya debajo de las sábanas. Yo entrelacé nuestros dedos y descansé nuestras manos debajo de mi barbilla.

-Maldita sea, te amo tan jodidamente mucho que duele- negó con la cabeza, acurrucándose en mí.

-¿Eso es malo?-Bromeé, mi cuerpo y mente muy cerca de caer dormirse.

-Oh, infiernos no.

* * *

Poco a poco abrí mis ojos, la luz del sol que se colaba a través de las cortinas estaba molestando mi sueño. Nunca entendí el punto de las cortinas, quiero decir, ni siquiera bloquean el sol.

Me senté y apoyé mi espalda contra la cabecera, estirando mis brazos por encima de mi cabeza. Leo no estaba a la vista, así que lo llamé.

-Leo- Grité. Oí pasos golpeando por las escaleras, y Leonardo abrió de golpe la puerta del dormitorio.

-¿Qué? ¿Está todo bien?- Preguntó frenéticamente. Me reí, asintiendo con la cabeza. Suspiró aliviado caminando hacia mí. Estiro una mano hacia mí para ayudar a levantarme de la cama. La tomé agradecida, levantándome de ella.

-Estoy muy nervioso-admitió mientras caminábamos por las escaleras.

¿Por qué estaba tan nervioso? Él ya se había reunido Kat ayer, pero supongo que van a pasar más tiempo juntos ahora.

-¿Por qué estás nervioso?-Tenía la esperanza de que compartiera sus pensamientos conmigo. Yo soy la única con la que puede hablar acerca de sus problemas, y no hay punto en mantenerlos todos para sí mismo.

-Ella se va a quedar durante un tiempo - hizo silencio, pensando. -¿ Y si no le gusta el verdadero yo?-Insistió, pasando una mano por su perfectamente arreglado cabello. Extendió la mano y arregló su flequillo, sonriendo.

-Ella va a adorar tu personalidad. Es tu hermana, probablemente ustedes son exactamente iguales.

-Espero que no-se burló. Fruncí el ceño, ¿qué quiso decir?

-Qué?

-¿Por qué iba yo a querer que ella sea una cagada como yo?- Sus ojos marrones se volvieron fríos mientras miraba a los míos. Esta conversación fue mucho más profunda de lo que pensaba que iba a ir. Todo lo que supuse era un simple 'no te pongas nervioso 'de mí y Leo respondía con un 'bien, gracias Abby!

-Ella probablemente te ama no importa qué.- Le dije.

-Si estás tan segura de eso, ¿Por qué no me amas?- Leo le dio la vuelta para que volviera a golpearme la cara.

-Creo que las circunstancias son muy diferentes.- Me burlé. Todo lo que estaba haciendo era tratando de ayudarlo y él me hacía sentir como si yo fuera la mala aquí.

-Dice que todas estas cosas geniales de mí, pero ni siquiera me amas.- Su voz empezó a levantarse, y de inmediato supe que tenía que poner fin a esta conversación.

-No quiero hablar de esto.-Negué con la cabeza , caminando en hacia la cocina. -No es justo de tu parte sacar a relucir mis sentimientos cuando todo lo que estoy haciendo es tratando de ayudarte.

Leo siguió detrás de mí, poniendo su mano alrededor de mi muñeca y tirando de mi para que lo enfrentase. Sus ojos se suavizaron y envolvió sus gruesos brazos a mí alrededor, meciéndose hacia adelante y hacia atrás.

-Lo siento, cariño-susurró, sus labios presionando en mi pelo. Me moví de su abrazo, asintiendo con la cabeza.

-Está bien- murmuré. No, no estaba muy bien, pero yo iba a dejarlo ir por el bien de nuestra floreciente relación.

Sé que ha puesto mucho estrés en él por la llegada de Kat, así que dejaré pasar esta.

Eres bien difícil de convencer, Abby. Mi conciencia me escupió la frase que he estado pensando en la última semana. ¿Lo soy? No, por lo general tomo la mayoría de las cosas a corazón; soy bastante sensible. Sólo por esta vez voy a dejarlo pasar.

Le dije a Leo que me iba a ir arriba a prepárarme. Él asintió con la cabeza, despidiéndome. Una vez que llegué arriba, tomé una ducha corta, quitando todo el sudor y la suciedad hasta que me sentí un poco limpia. Me envolví una toalla alrededor de mi pelo, dejaré que se seque naturalmente, teniendo en cuenta que se seca liso. Me puse una cantidad mínima de maquillaje ,base y rimel, antes de elegir un atuendo. Jeans oscuros y una blusa rosa, cuánto más fácil podría ser?

Corrí escaleras abajo, viendo a Leo caminando en la sala de estar. Su mandíbula se movía, y parecía como si estuviera hablando consigo mismo.

-Leo- Llamé, poniendo una mano en su espalda. Él se estremeció, un grito sale de sus labios. Se relajó cuando se dio cuenta de que era yo, colocando su mano sobre la de la mía. Abrió la boca para decir algo, sin embargo, cuando lo hizo, un golpe llegó a la puerta de madera.

-Oh, Dios mío- El entró en pánico, con los ojos abriéndose y pupilas se empezaron a dilatar. Él corrió directamente hacia la puerta abriéndola. -Hey Kat.

Poco a poco me acerqué a la vuelta, asomando la cabeza para ver a los dos hermanos abrazarse. Los ojos de Kat estaban abiertos y se dio cuenta de mi presencia.

-Oh Dios mío!- Ella gritó, alejándose de los brazos de Leo. -Tú debes ser Abby! -Ella corrió hacia mí y me atacó con un abrazo, apretándome más duro que lo que Leo ha logrado.

-Sí, y tú debes ser Kat. Eres tan hermosa- dije. Tenía largo cabello castaño con estos impresionantes ojos azules. Yo casi nunca veo morenas con ojos azules, y fue absolutamente precioso.

-Gracias- en tono de broma sacudió un pedazo de pelo sobre su hombro-Sin embargo, tú, mi querida, tienes aspecto de una modelo. ¿Cómo alguien como tú termina con él? -Ella señaló con el pulgar en dirección a Leo, dejando escapar una risa. Me rió con ella, mientras que Leo estaba haciendo pucheros detrás de nosotros.

-Aw, por favor, soy bastante caliente.- dijo Leo y me guiñó un ojo. Me reí, mientras Kat bromeaba y arrugaba la nariz.

-Sí, como el sol, porque necesitas permanecer 30.000 millas lejos de mí.

-Ouch- Leo puso una mano sobre su corazón. Volteé mi cuerpo para no estar frente a ellos, en ese momento me hacía extrañar a Kiera, y sabía que no sería capaz de verla en absoluto mientras Kat estaba aquí.

-Así que, ¿Dónde está mi habitación?-Preguntó Kat. Leo tomó gentilmente su maleta, llevándola arriba al dormitorio de invitados. Los seguí, y tuve este sentimiento de que iba a ser la tercera rueda durante todo el tiempo que Kat estuviese aquí.

-Aquí tienes- Leo sonrió a Kat, dejándola dar vueltas por la habitación. Yo estaba en la puerta, pude prácticamente escuchar los latidos de Leo desde aquí. Él se preocupaba tanto por lo que pensaba Kat de él, era lindo.

-Muy bonito-Kat se rió.-Tu casa es absolutamente enorme. Sin duda mamá dijo que le encanta venir a visitarte.

-La única ventaja de ser el líder de una banda.-dijo en voz baja, frunciendo sus labios en una línea. Tomé la oportunidad de salir de la habitación, caminando de regreso al primer piso. Por supuesto que me alegré de

Kat estaba viva y que ella estaba aquí, pero no podía dejar de sentirme... celosa. Realmente nunca yo categoricé como la chica celosa, pero desde que era un reclamo, he estado tan celosa y ansiosa sobre todo lo que Leonardo hace.

Me senté en el sofá, tirando una manta sobre los hombros. Encendí la TV y pasando por los canales hasta que encontré un viejo episodio de Modern Family.

Escuché la risa de Leo y pasos golpear en las escaleras 10 minutos después. Ambos entraron en la sala de estar, Leo sentándose en la silla al lado del sofá en la que estaba sentada. Kat se sentó a mi lado, enviándome una sonrisa.

-Entonces, ¿qué hay para cenar?- Ella preguntó. Leo mantuvo su mirada sobre Kat, encogiéndose de hombros. -Bueno, Abby ¿Qué te parece?

-No lo sé- dije en voz baja. Kat siguió mirándome, y me retorcía bajo su mirada dura.

-¿Qué tal si pedimos una pizza?- Leo se ofreció. No me molesté en contestar, y Kat asintió con la cabeza. El se levantó para llamar a la pizzería, dejándonos a Kat y a mí solas.

-Así que, qué te molesta?-Kat ponderó el minuto que Leo salió de la habitación.

-Nada- mentí. Kat se rió en voz alta, apoyando su mano en mi brazo. 

- Abby, estoy en la Universidad por psicología, quiero ser un terapeuta. Yo sé cuando tienes algo en mente. -Kat me miró con simpatía. Estaba siendo muy agradable, y lo agradezco, pero realmente no quiero hablar con ella acerca de mis problemas.

-No lo sé, me siento, incómoda.-Espeté, esperando que ella me creyera.

Incomodidad era algo que estaba sintiendo, pero sin duda no era lo principal que me preocupaba.

-¡Oh! Por mi culpa?- Los ojos de Kat se abrieron, y se veía extremadamente emocionada. -No te preocupes por eso, estoy segura de que vamos a ser grandes amigas.

Justo después de Kat dijera eso, Leo volvió a entrar en la habitación. Nos informó de que ordenó la pizza, antes de volver su atención a la TV. Kat se inclinó hacia mí, su boca cerca de mi oído.

-Salvé tu trasero ahorita, vi a Leo venir. Sé que eso no es lo que te molesta, y voy a averiguar tarde o temprano lo que es - Kat se inclinó lejos de mí, una sonrisa triunfante en su rostro. Traté de evitar el contacto visual con ella mientras miraba hacia la pantalla, con el corazón latiendo rápido. Maldita sea, esta chica iba a ser una gran terapeuta.

Diez minutos más tarde, la pizza finalmente llegó y Leo se acercó a la puerta para pagar por ella. Kat se volvió hacia mí, con una sonrisa en su rostro.

-Dime-exigió.

-Yo realmente no quiero hablar de eso- le susurré. Sus ojos se suavizaron un poco, y ella asintió con la cabeza.

Eso es totalmente bien! Yo entiendo, estoy aquí cuando quieras hablar.- Kat me recordó, se inclina sobre el sofá y me da un abrazo sólido. Yo envolvi mis brazos alrededor de su espalda, devolviendo el abrazo.

-Kat! Abby! Vengan por un poco de pizza!- Leo llamó. Kat y yo fuimos a la cocina y nos entregó los platos. Tomó cuatro rebanadas de pizza de la caja antes de salir de la cocina, con el hombro chocando contra la mío. Él ni siquiera me notó o pidió disculpas mientras entraba en la sala de estar.

-Wow, eso fue un movimiento de idiota total.-Kat dijo, tomando una sola rebanada para ella. Yo asentí de acuerdo, sintiendo que se secaba mi garganta y un bulto aparece. Después de tomar mi pizza, entré en la sala de estar,volviéndome a sentar en el mismo sofá. Crucé las piernas, apoyando mi plato en ellas. Mi apetito se había derribado, pero me las arreglé para tragar una rebanada.

-Abby- Leo llamó. Rápidamente me incliné mi cabeza, mirándolo a los ojos.

-Ven aquí- me hizo señas con el movimiento de su dedo. Salté a su silla, mirándolo con ojos esperanzados.

-¿Puedes tomar el plato de Kat y luego llevarla a su habitación?- Preguntó

Mi corazón se dejó caer a la boca del estómago, y sentí lágrimas picar en mis ojos. Cómo fui tan estúpida de creer que me llamada para que me sentase con él. Tomé el plato de Kat y el mío a la cocina antes de conducirla escaleras arriba a su habitación.

-Gracias,Abby.- Kat me sonrió. Le envié una débil a cambio, cuando dentro, todo lo que tenía ganas de hacer era acurrucarme en una bola y llorar. Estoy tan sensible que ni siquiera es gracioso. -Sé que algo está deprimiendo tu mentejusto ahora, y espero que te sientas mejor.

Le di las gracias antes de cerrar la puerta, y vagué de nuevo a la habitación de Leonardo. Me puse unos pantalones de chándal y una camiseta sin mangas antes de estirarme sobre la cama. Esperaba quedarme dormida antes de que El entrara en la habitación, pero por desgracia, la suerte no estaba de mi lado.

-Gatita?- llamó silenciosamente en el cuarto oscuro. Oh, no me ''gatees' ahora, Leonardo.

-Qué?-Espeté.

-¿Cómo es que no has vuelto a bajar?- Sentí la cama hundirse a mi lado, así que me moví más cerca del borde de la cama. -¿Dónde has estado?-Bromeó su mano palpaba bajo el edredón tratando de encontrar mi cuerpo.

-En ninguna parte que necesites saber.-Le contesté con amargura. De repente, ahora, decide prestarme atención.

-¿Por qué estás enojada conmigo, nena?-Sus manos encontraron finalmente mi cuerpo y él me atrajo más cerca.

-Eres muy estúpido si no sabes por qué.-Yo le dije, moviéndome lejos de su agarre. Él agarró mi cintura más fuerte, para que no pudiera escapar.

-Abby sinceramente, no lo sé

-Por favor, Leo, simplemente guarda tu aliento.- Murmuré. Realmente no me siento como para llorar ahora mismo, y mi voz ya había quebrado dos veces en esta última frase. Su agarre se aflojó y volví a mi puesto en el borde de la cama.

-Te amo- empujó, tratando de conseguir que yo respondiera. Estaba cansada y frágil, por lo que sabía que mi mejor opción era mantener la boca cerrada. - Abby favor, di algo.

Salí de la cama, poniéndome de pie. Leo lo estaba también en cuestión de segundo tratando de bloquear mi camino.

-A dónde vas?

-Voy a dormir en el sofá esta noche.- Susurré, tratando de pasar por delante de su figura imponente.

-No.- peleó, agarrando mis muñecas. -No voy a permitir que eso.

Arranqué mis muñecas de su mano con tal fuerza que los ojos de Leo se abrieron en sorpresa. Corrí pasándolo antes de que pudiera decir nada, tropezando en el escalera de madera. Miré detrás de mí, El ni siquiera había intentado venir en por mí.

Me acosté en el sofá, el material de cuero hundiéndose. Tiré una sábana por mi cuerpo, y se coloqué una almohada debajo de la cabeza. Leo todavía ni siquiera había llamado mi nombre, y mucho menos venido abajo. Mis ojos y mi garganta ardía, y por primera vez desde que fui secuestrado por Leo, lloré hasta quedarme dormida, sintiéndome nuevamente desplazada.

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