38. Kat.

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Canciones para este capítulo: 

Take You – Justin Bieber

The Man Who Can't Be Moved – The Script

Hold My Hand – The Fray

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El viaje a la casa de mi madre nunca se había sentido tan jodidamente largo.

Una parte de mí se arrepentía inmensamente de no traer a Abby, pero la otra parte me agradecía por ser protector, tipo novio.

No sabía lo que mi madre me escondía, y si era algo grande, no quería que Abby me viera colapsar, de antemano.

El auto delante de mí se detuvo, así que rápidamente apreté los frenos. Genial, ahora estaba atorado en el tráfico.

* Gatitaaaaaaaaaaa *

Esperé un minuto hasta que respondió. 

*Leoooooooooooooooooooooo*

Una sonrisa tonta apareció en mi cara. Esperaba que se estuviera divirtiendo con Daniel, pero no más de lo que lo hacía cuando estaba conmigo, por supuesto

*Estoy atorado en el tráfico y aburrido*

*Eso apesta. Pero yo puedo ayudarte a entretener*

Una sonrisa satisfactoria creció en mi rostro, y mordí mi labio para dejar de reír mientras le enviaba otro mensaje.

*Envíame fotos desnudaaa*

Un emoji de cara enfadada llega de Abby,  río sonoramente. Le envío un 'Me tengo que ir, te amo' antes de volver mi atención a la carretera.

Cerca de unos 20 minutos después, llegué a Priceton, pasando el campus de la universidad y bajando por la calle de mi mamá. Aunque pudiera estar escondiendo algo importante de mí, seguí emocionado por verla.

Parqueé en la calle frente a su casa, viendo que ya habían dos autos en el garaje de mi mamá. Sabía que mamá sólo tenía un auto,un Prius café, así que por qué había un Volvo rojo ocupando mi espacio usual? Era eso lo que mi padre dijo que me estaba escondiendo, el hecho de que había comprado un auto nuevo?

Sabía que había sido una pérdida de tiempo.

Sin embargo, valsé hasta el porche, golpeando mi cicatrizado puño en su puerta.

Yo guardé mis manos en los bolsillos de mis pantalones de cuero negro, ligeramente alzándomelos. Mi madre siempre quería que me alzara los pantalones.

Finalmente, la puerta se abrió, y me encontré con la sonriente cara de mi madre.

-Leo- jadeó, inmediatamente empujándome en un abrazo. Miré por encima de mi hombro que nadie estuviese viendo, antes de apretarla más cerca de mi pecho.

-Qué estás haciendo aquí?- Me soltó de su abrazo, pero yo dejé mi mano en su espalda mientras caminábamos dentro de la casa.

-Estuve con Jeremy hoy- empecé, quitando perezosamente mis zapatos. -Él dijo que tú tienes algo que decirme

Mi madre se rascó el cuello incómodamente, dejando salir toda una risa fingida que me hacía querer estrellar mi cabeza contra la pared. 

-No tengo nada que decirte

-Deja los putos juegos, mamá -le solté -sólo dime

-Cuida tu lenguaje, jovencito- regañó. Su perfectamente arregladas uñas me tocaron en el pecho, causando que diera un pequeño paso hacia atrás.

-Deja de mentirme en mi puta cara!-grité, y de repente, oí un 'bang' desde el segundo piso.

Mi atención fue hacia las escaleras, e inmediatamente empecé a correr hacia arriba. Mi madre me bloquea el camino, presionando su palma contra mi pecho.

-Detente!- ella suplicó débilmente. En cualquier otro día, la hubiese sostenido cerca, balanceándola adelante y atrás y cantándole como siempre le gustaba. Pero hoy, estaba molesto como el infierno.

-Es esto lo que me estás escondiendo? Otro hombre a mis espaldas?-gruñí, tratando de quitar sus brazos de bloquearme las escaleras.

-No! Leonardo, detente, lo juro, te diré lo que está pasando, sólo relájate-Mi madre puso su mano en mi hombro, mirando profundamente en mis ojos. Yo resoplé, cruzando mis brazos sobre mi pecho como un niño.

-Dime lo que escondes- Traté de decir eso lo más calmado y agradable que pude.

Mi madre tomó una respiración profunda, haciéndome señas para que la siguiera al sofá. Tuve la urgencia de llamarla Pattie o Vanina y no mamá, pero sabía que ella siempre odiaba cuando hacía eso.

-Leo, recuerdas cuando... cuando Kat...- arrastró las palabras, dándome una mirada compasiva. No debería estar triste? Su propia hija está jodidamente muerta y ella me miraba con simpatía?

-Que tienes que ver eso con todo?-gruñí. Odiaba hablar sobre ella con todo el mundo, excepto con Abby.

-Por favor,Leo, sólo déjame terminar- suspiró, poniendo su cabeza en sus manos. Yo rodeé mis ojos, escabulléndome de nuevo en la silla. - Después de que el cuerpo de Kat fue llevado al hospital, tú te sumergiste en la vida mafiosa, siguiendo a tu padre. No viste a Kat en el hospital.

-Por qué me estás diciendo esta historia?- Bufe. Ella me dio una mirada impresionante, y yo suspiré, haciéndole señas para que continuara.

-Bueno, la bala que hirió a Kat, dio en su hombro. Sin embargo, la atravesó. Los doctores fueron capaces de arreglarlo y...-Ni siquiera la dejé terminar cuando ya estaba corriendo escaleras arriba. Yo abrí la primera puerta a la derecha, mi cara probablemente roja.

Allí, agachada en el suelo, organizando algunos textos y mierda, estaba mi hermanita. Kat.

Su cara se volteó cuando entré irrumpiendo en la habitación, una mirada de asombro en su rostro. Ella inmediatamente se puso de pie, retrocediendo un paso.

Estaba asustada de mí? Qué estaba pasando?

Mi madre vino corriendo desde atrás mío, lágrimas resbalándose de sus mejillas cubiertas de maquillaje.

-Leo, por favor, déjame explicar

-Cómo te atreves?-rugí, golpeando mi puño contra la dura pared del cuarto de Kat.-Sabes lo difícil que fue después de que ella murió? Lloré hasta quedarme dormido cada puta noche! Me culpé, cuando ella en realidad estaba viva! Cómo te atreves hacerme algo así!

-Estaba tratando de protegerla! Sé que eso era lo que querías! Todo lo que siempre quisiste era mantenerla a salvo!- Vanina  me gritó de vuelta

Yo rechiné mis dientes juntos.

-Tratando de protegerla? Haciéndome creer que estaba muerta?- grité, y sentí las venas sobresalir de mi cuello. Esto era pura mierda.

-Tú te viste envuelto en tantas pandillas! No quería que Kat viviera esa vida, y yo sé que tú no lo querías tampoco-mi madre me señala. Caigo en el silencio, sabiendo que lo que mi madre decía era cierto. Siempre quise mantener a Kat a salvo, no había ni chance que yo la dejara ser parte,ni siquiera cerca,de una pandilla.

Las lágrimas empezaron a construirse en mis ojos mientras caminaba hacia Kat. Su largo cabello castaño era tan hermoso, y me hacía repensar odiar el cabello castaño en mujeres. Ella era tan hermosa, absolutamente despampanante. No había visto el trabajo en su escuela últimamente, pero podía decir que era un mujercita inteligente.

-Kat-susurré, poniendo mi mano en su mejilla. -Te he extrañado tanto.

-Yo también te he extrañado, Leo- ella lloró, lágrimas saladas corriendo por sus mejillas.

-Nada de chicos todavía, cierto?- bromeé. Con un rostro como ese, no soy tan estúpido para creer que sigue soltera.

-Pues...- arrastró, mirando a mi madre.-Puede y puede que no tengo novio

-Nombre? Número? Dirección? Es virgen? Nombres de sus padres?

-¡Leo! - chillo, envolviéndome completamente en un abrazo. Yo enrollé mis brazos alrededor de sus hombros, apretándola en mi pecho. Sus palmas tocaban mi estómago y pecho, y ella reía.

-Has estado ejercitándote?- menea sus cejas. -Así que no soy la única que no está soltera, eh?

Yo me ruborizo, separándome de nuestro abrazo.

--Sí...- mis mejillas se sentían calientes, y trataba de esconderlas en mis manos. Kat decía 'awww' tocando mis mejillas.

-Quiero que te quedes conmigo por un tiempo- volteé hacia mi madre -está bien?

-Por supuesto-mi madre se despidió, saliendo de la habitación. Volteé a Kat, elevando mis cejas.

-Estás dentro?

-Lograré conocer a esta chica especial?

-Por supuesto

La empujé por otro abrazo, besando la parte superior de su cabeza. Ella aún seguía delgada y débil como siempre, tendré que comprarle una membresía de un gimnasio para su cumpleaños. Noté que tenía tres aretes en su oreja y yo fruncí el ceño. Juguetonamente, tiré de esta. 

-Qué son estos?

-Piercings-ella chasquea el de mi labio.-Parece que sabes bastante de ellos.

-Sí, pero por qué tienes como... tres?-fruncí mis labios.

-Porque es una moda.

-Quítatelos- me incliné para quitarle uno pero ella apartó mi mano.

-Demonios, no. Tu no me ves diciéndote que te quites todos esos tatuajes- Yo resoplé, quería que Kat luciera inocente y tierna. Esos piercings la hacían lucir inquieta y lo odiaba. Hice una nota mental para tener una conversación con Abby sobre tatuajes y piercings y esa mierda.

-Así que, dime todos esos detalles de esta chica misteriosa- ella llevó sus dedos al aire haciendo comillas en el aire.

-Su nombre es Abby.

-Eso es todo? Eso es todo lo que vas a decirme?- Kat tosió, cruzando sus brazos a la altura de su pecho. Qué más quería saber?

-Eso es todo lo que necesitas saber-contrarresté, apretando juguetonamente su hombro. Esto me hacía caer en cuenta de cuánto la extrañaba. Por supuesto, mi madre era genial para hablar acerca de Abby, y la pandilla era buena también, pero Kat es diferente. Ella es una chica de la edad de Abby  y va a entenderla mejor de lo que yo podría

-Vamos! Cómo es ella? Cómo luce?.

-Ella tiene cabello rubio y ojos azules. No es tan graciosa pero le digo que lo es de todas maneras. Es inteligente, ocurrente, tierna, y aunque ella no lo admita, somos almas gemelas-solté, una sonrisa creciendo en mi rostro tan sólo hablando de ella. Genial, mi padre estaba en lo correcto, soy un jodido alterado.

Kat enterneció, diciéndome lo tierno que eso era y cómo no podía esperar a conocer a Abby.

-Cuéntame sobre tu chico ahora- le dije, inclinándome hacia atrás contra la cama. Yo miré hacia arriba al techo, notando las manchas y preguntándome cómo pudieron haber llegado allá.

-Oh, Dios mío, él es tan perfecto. Es alto, astuto, tierno, sexy, cariñoso, adorable...-Kat seguía y seguía acerca de este chico, aparentemente su nombre era Caleb y yo despreciaba ese nombre absolutamente, y terminé no escuchándola.

-Entiendo, probablemente te estoy aburriendo- Kat se disculpó.

-No, no, estoy escuchando sobre Carter

-Caleb-ella corrigió con un ceño.+

Tiene un apellido por el cual lo pueda llamar? -Gemí.

-Prince

-Suena como un perdedor

Kat tosió, ignorando mi comentario maleducado.

-Bueno, lo amo

Yo me atraganté con el aire, cayendo en una dramática tos.

-Amar?

-No amas a Abby ? -Kat frunció el ceño, agarrando una botella de agua de al lado de su cama y pasándomela. Debería decirle lo del reclamo y cómo no me ama?

Kat parecía interesada y comprensiva, así que voy con detalles sobre los reclamos, y cómo secuestré a Abby, y el hecho que la amo con todo mi corazón, aunque ella no me ama. Le expliqué cómo ella empezaba a gustar de mí, pero estábamos bien lejos del amor.

-Leo, esto es tan...extraño- Kat admitió con la sacudida de su cabeza. Yo asentí, estando de acuerdo con su confesión. -Pero te creo cuando dices que ella es tu alma gemela. La mente humana es genial en ese sentido, a veces sabe para quién estás destinado.

-Te amo-le dije a Kat, ella sonrió.

-Extrañé tener un hermano- ríe, -Te amo también.

Por terrible que suene, reemplacé la cara de Kat por la de Abby mientras decía esas tres palabras. No me malinterpreten, amo saber que Kat me quiere pero ella está más o menos obligada desde que es mi hermana. Todo lo que quiero son esas tres palabras salir de la boca de Abby, incluso por accidente.

-Mejor me voy, Abby me necesita- me levanté de la cama, estirando mis brazos encima de mi cabeza. Le di a Kat un último abrazo y un beso en la mejilla antes de correr escaleras abajo para despedirme de mi madre.

Ella estaba en la cocina, pequeñas gafas de leer adornaban su nariz, mientras que hojeaba un libro de recetas.

-Bueno, yo me voy- la llamé, caminando dentro de la grande cocina. La empujé en un abrazo, moviéndonos hacia adelante y hacia atrás.

-Enviaré a Kat a tu casa mañana en la mañana- Mi madre me dijo, sacándome del abrazo. -Ven a visitarme más seguido, te extraño

-Lo sé, quiero que conozcas a Abby- mi mamá asintió entusiasmada ante mi idea.

-Te amo- ella plantó una beso en mi mejilla, dando palmaditas en mi espalda.

-Te amo también- contesté, caminando hacia la puerta. Cuando llegué al auto, caminé a su alrededor, asegurándome que nadie lo rayara mientras estuve dentro.

Me metí, empujando las llaves dentro de la abertura. Saqué mi teléfono, marcando el número de Daniel. Lo puse en altavoz y empecé a manejar a casa, hacia Abby.

-Hola?-Daniel preguntó.

-Hey, estoy dejando la casa de mi madre ahora-Miré el reloj- eran las 6:58, así que probablemente esté en casa cerca de las 9.

-De acuerdo, hermano, te veo entonces-Daniel dijo y regresé la despedida.

El viaje en auto era aburrido, aunque agradecidamente no había tráfico. Mi auto aceleró en la vía, casi ni un carro cerca de mí. Lo cual era perfecto porque la mitad de las personas en este puto planeta no sabían manejar correctamente. Sólo porque eres un conductor principiante no quiere decir que tengas que ir como una puta abuela en el supermercado.

Cuando alcancé el barrio de Daniel, mi mente creó un tipo de mundo fantasía. Me imaginé que Abby y yo estuviésemos perdidamente enamorados, y saliéramos y comeríamos fideos y compraríamos lámparas o lo que sea que la gente haga cuando está enamorado.

Doblé hacia el estacionamiento de Daniel, parqueando el auto y asegurándolo.

Toqué su puerta, esperando pacientemente a que alguien abriera la puerta.

Finalmente, Daniel abrió la puerta con una amplia sonrisa en su cara.

-Abby está dormida en el sofá- dijo, y le seguí hasta la sala de estar.

Abby estaba acostada en el sofá, su boca ligeramente separada y su cabello rubio colgaba del sofá.

Mi decisión es final, nunca quiero que Abby se tiña el pelo, pero me gusta es cabello castaño en chicas bonitas,no prostitutas.

-Um, Leo, puedo hablar contigo un segundo?- Daniel rascó la parte de atrás de su cuello, y yo asentí. Caminamos dentro de la cocina y le hice señas para
que hablara.

-Cuando estaba con Abby, yo ligeramente toqué su hombro y um, hubo electricidad- él tragó gordo, apretando sus ojos cerrados.

-Qué?- siseé

-No lo sé, juro que no trato de robarte ni nada!- El soltó, alzando sus manos en rendición. Mis puños se hicieron bolas a mi lado, por qué cundo algo bueno
pasa, algo malo siempre tiene que venir y patearme el trasero?

-Será mejor que encuentres un reclamo, y que sea pronto- solté en su cara. Él asintió vigorosamente y casi me siento mal por el chico. Casi.

Volví a la sala de estar, tomando a Abby en mis brazos. Ella era mía.

Únicamente mía. Daniel no me la iba a robar, ni tampoco ningún otro hombre en este planeta.

Gentilmente, la puse en el asiento del copiloto en una posición cómoda. Pero, aun así, me las arreglé para ponerle el cinturón de seguridad por encima. No importaba en qué situación, tenía que hacer todo el mi poder para mantenerla a salvo.

El camino de la casa de Daniel era sólo de 10 minutos, así que ambos estuvimos en casa en menos de nada. Ya eran las 9:30, así que no quería despertarla
antes de entrar a la casa.

Necesitaba descansar.

Yo lentamente la levanté del asiento, acunándola en mi pecho, recreando la sensación de estar acostada en una cama. Ella se movió un poco mientras caminaba el porche, pero sus ojos permanecieron cerrados. La desvestí a su sujetador y
bragas, y mientras le deslizaba mi camisa por su cabeza, tuve que mirar lejos porque la tentación de tocarla se hizo demasiado grande.

Caminé fuera de la habitación una vez Abby estuvo ubicada en la cama, yendo hacia un cuarto de huéspedes al lado del nuestro. Yo rápidamente hice la cama y
agarré algunas almohadas extras, asegurándome que luciera bien para cuando Kat
viniera de visita. Una vez estuve contento con la apariencia, bajé las escaleras y me desplomé sobre el sofá.

Después de cerca de una hora viendo TV, oí pequeños pasos bajar las escaleras y mi cabeza se volteó para ver. Abby estaba allí con sus brazos cruzados sobre su pecho, sus ojos cerrándose de vez en cuando.

-Vas a venir a la cama?-bostezó, balanceándose hacia delante y hacia atrás. Rápidamente me levanté del sofá, atrapando su cintura antes de que pudiera caerse.

-Por supuesto- arrullé, cargándola en mis brazos. Caminé escaleras arriba, y dentro de nuestra habitación, acostando nuestros cuerpos en la cama.

-Así que, qué escondía tu mamá?- Abby preguntó, y traje su cuerpo más cerca de mí. Su cabeza descansó en mi pecho, y puse mi barbilla encima de esta.

-Recuerdas a Kat?- susurré. Sentí a Abby asentir contra mi cabeza-Está viva

Abby jadeó, moviendo su cabeza para poder mirarme a los ojos '

-Leo eso es genial! - dijo ella felizmente y reafirme que ella era la indicada.

-Ella se va a quedar a visitarnos por un tiempo

-No puedo esperar a conocerla- ella sonrió.

-Ella está emocionada de conocerte también, pero ahora, duerme un poco. -murmuré, acurrucando mi cara contra su cuello. El brazo de Abby colgó
alrededor de mi estómago, y yo sonreí, amando la manera que me sostiene.

-Te amo- susurré. Quería tanto que ella lo dijera de vuelta, pero el mi mente, sabía que no lo haría. Una parte de mí quería obligarla a decirlo, pero la otra
parte quería esperar hasta que estuviera lista. Sabía que ella me amaría en algún punto, pero esperar era tan difícil.

Las tentaciones eran tan... bueno, tentadoras. Ella era tan hermosa y sexy, que sólo quería adueñarme de cada parte de su cuerpo. Quería tomarla. Quería ser duro y demandante, hacerla decir que me amaba. Pero sabía que no podía. Mi paciencia se volvía más larga, y sólo tengo que esperar un poco más.

(...)

-Abby, ven aquí un segundo-mi madre llama desde la cocina. 

-Voy!-grito, corriendo a la cocina. Mi madre está de pie por el mueble, meneando un recipiente de fideos en la estufa.

-Quería hablar contigo-ella me hace señas para que la siga a la sala de estar

La sigo como un perrito perdido, mi cabeza colgada. Hice algo malo? 

-Realmente nos has decepcionado, señorita- suspira, meneando su cabeza. Su cabello color caramelo flota hacia delante y atrás mientras sus ojos castaños de ruedan en fastidio.

-Que? Mis calificaciones han bajado? Yo...- Ella me corta.

-Dejaste a tu familia por un criminal, Abigail. Cómo te atreves!- grita. Su mano se alza y me golpea la mejilla derecha, pero no siento dolor físico. Pero el dolor emocional es mucho para soportar.

-Mamá-me ahogo -no fue mi opción!- Las lágrimas fluyen por mis mejillas, pero otra vez no siento la humedad bajando por mi cara. 

-Claro que es tu opción. Eres la vergüenza de esta familia! Sal de mi casa!

Mi madre grita otra vez, empujándome por la puerta principal. Esta se cierra detrás de mí, y me dejan en el porche hecha un ovillo y dejando mis ojos sin lágrimas. Mi madre me odia. Esas cuatro palabras seguían hundiéndose en mi sistema, construyendo una armadura protectora alrededor de mi corazón cada vez que hacían eco.

-Abby!  -oigo una voz, suena como Leo, pero cuando miro arriba, no está a la vista. Bien, no es como si quisiera verlo de todas maneras.

-Gatita, despierta, por favor- me llama otra vez. Despertar? Ya estoy despierta. El dolor que siento en este momento hacía la situación tan real, sin embargo, otra parte de mí sabe que es un sueño.

-Gatita!- salgo de mi sueño, todavía gritando y llorando. Los brazos de Leo están a mi alrededor en segundos, silenciando mis sollozos rotos. Bueno, no eran verdaderamente sollozos, eran como gritos e hipo juntos en uno.

-Shh, está bien. Fue sólo una pesadilla-arrulló, apretándome con intención de reconfortarme.

-Sse sintió tan real... el- el dolor-me quejé. Mi garganta quemaba, mis ojos quemaban, mi corazón quemaba, estaba adolorida. Y ni siquiera Leo podía arreglarlo.

-Quieres hablar de ello?- preguntó, tratando de acostarnos en la cama, pero dormir era la última cosa que quería hacer ahora mismo.

-C-creo que iré por algo de agua- le dije.

-Te la traeré-se ofreció, pero le puse mi brazo.

-No, está bien'

-Entonces, iré contigo

-Sola. Por favor, sólo quiero estar sola-dije, mis ojos suplicando. El suspiró, asintiendo para que fuera. Me levanté de la cama, y caminé escaleras abajo. Apoyé mi cuerpo en uno de los muebles de la cocina, tomando respiraciones profundas. Aunque he tenido muchas pesadillas desde que Leo me secuestró, esta se sintió casi real. Todo lo que mi madre dijo absorbido por mi corazón como una esponja. Todo el dolor estaba allí, la pesadez en mi pecho, el dolor en mi pecho, todo.

Todas esas paredes protectoras, sí, todo estaba allí también.

Llené mi vaso de agua, tomándolo rápidamente. Lo llené una segunda vez, y caminé escaleras arriba, adentrándome en la habitación. Él estaba sentado derecho en la cabecera, sus ojos frenéticamente buscando los míos.

-Estás bien?-presionó, abriendo sus brazos. Yo gateé voluntariamente a ellos, queriendo sentirme segura.

-Estoy bien-respondí. Él suspiró, besando mi frente varias veces. Él dijo algo sobre el hecho de estar siempre para mí, pero no estaba escuchando muy bien. Ese sueños se suponía que era una señal? No, no podía ser. Yo estaba empezando a enamorarme de y ese sueño estaba intentando detenerme de
hacer eso.

Pero quizá eso era lo que me trataba de decir.

No obstante, sabía que tenía que seguir mi corazón y no mis sueños. Sin importar lo reales que se sintieran.

Me recosté , sus brazos acurrucándome cerca y su cabeza descansando sobre la mía. Mi cara esta presionada contra su pecho, respirando el ligero olor de colonia.

-Te amo-susurró otra vez. Yo cerré mis ojos, tomando una respiración profunda.

-Buenas noches, Leo

Sabía que esta vida iba a ser difícil. Sin embargo, siempre pensé que sería dolor físico en mis huesos y músculos. Nunca, y quiero decir nunca, imaginé que sería dolor en mi corazón.


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