26. Me importas

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Canciones para esté capitulo:

Feel Again – One republic

Light me up – Hunter Hayes

Catching Feelings – Justin Bieber.

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El ceño fruncido de Shaun se distorsiono en una sonrisa amable.


-¿Leo te trata como una reina? –preguntó. Miré a Leonardo, el cual estaba balanceándose de atrás hacia adelante con sus pies.

-Sí, la mayoría del tiempo –susurré.

-Entonces, no haría menos –le miré fijamente a sus ojos y firmemente asentí, antes de caminar hacía Leo.

-Amenázanos de nuevo y me aseguraré de que nunca vuelvas a ver a Kiera –Leo gruñó. Shaun tragó saliva y asintió. Extendió su mano para estrechar la de Leo. Esté la tomó con fuerza y la estrechó.

-No vamos a estar por una semana o más, nos iremos a Florida mañana –dijo . Mis ojos se ampliaron, había olvidado por completo que iríamos a Disney World mañana. No podía dejar a Kiera aquí, quien sabe que pueda pasar.

-¿Pueden comprar los tickets de avión hoy? – me dirigió una mirada y le devolví una llena de esperanza.

-No sé... –comenzó Shaun.

-Abby, no quiero esto –exclamó Leo entre dientes.

Suspiró. Estaba comenzando a ser egoísta. Se suponía que estas eran las

vacaciones de Leo y yo.

Joder! Vacaciones entre mi secuestrador y yo, mi cabeza ya estaba jugando mal conmigo.

-Yo... yo lo siento es solo que quiero mucho a Kiera y...

-Gatita, vamos a casa, ¿vale? –asintió un poco y yo estuve de acuerdo.

-Adiós, K –murmuré en su oído mientras besaba su mejilla. Le dije que se cuidará y diera la cara por si misma.

-Sigue las reglas, pero no hagas nada que te haga sentir incomodo –le dije, asegurándome de lanzarle una mirada a Shaun.

Leo sostuvo mi abrigo en su brazo, dijo adiós a Shaun y rodó los ojos a Kiera. Le golpeé el pecho.

-No seas grosero –le dije. Bufó pero al final dijo un apropiado Adiós a mi hermana.

Cuando volvimos al auto, el aire caliente me golpeo instantáneamente. Estaba celosa de que el auto tuviera un arranque automático, era demasiado útil, en especial los días lluviosos.

-¿Quieres detenerte por algo de comida? –ofreció. Asentí ansiosa, mi estómago rugía en ese momento.

-Iremos por algo de comida a McDonals y después al aeropuerto.

Mi corazón comenzó a latir fuerte. Estaba demasiado emocionada por viajar a Disney World. Nunca había salido de New York antes y menos a Florida.

-Estoy demasiado emocionada –dije. Él me sonrió mientras sacudía su cabeza.

-Yo igual.

Entró en el auto servicio y se detuvo cerca al micrófono.+

-Hola, bienvenido a McDonals, ¿En qué puedo ayudarlo? –una dulce voz resonó a través del parlante.

-2 Big Macs sin cebolla, 2 de patatas medianas y 2 Coca-Colas –dijo.

-Ok, serían 16.45, primera ventana, por favor –el auto se movió hacia la otra ventana y Leo sorprendentemente espero paciente por la mujer.

Su cabeza por fin se asomó por la ventana con una gran sonrisa en su rostro.

-16.45 por favor.

Leo le tendió 20 pesos y recibió su cambio. Condujimos hasta la segunda ventana y el auto se detuvo ahí.

-Estuve realmente orgulloso de ti hoy –Finalmente habló. Le miré confundida.

-¿A qué te refieres? –le cuestioné.

-Te pusiste de pie por ti y por Kiera. No dejaste que Shaun te aplastará. Mi reclamó debe de ser fuerte ¿eh? –sonrió ligeramente, acercándose a mí y besando mi mejilla. Rodé mis ojos poniendo su cabeza lejos.

Nos entregaron nuestra comida y Leo condujo fuera del parking hacia casa. Ansiosamente tome dos patatas de las bolsas y las lleve a mi boca.

-Dame una –dijo. Negué con mi cabeza mientras comía otra.

-Dame una –repitió. Reí mientras él se inclinaba hacía mí, frotando su cabeza contra mi brazo. Tome una patata y el abrió su boca.

-Tómala por ti mismo –dije.

-Nuh uh, estoy conduciendo –bromeo manteniendo su boca abierta.

Introduje la patata en su boca, tratando de poner mi mano lejos lo más rápido posible. Pero el mordió levemente mis dedos y los chupo.

-Ew, ¡Detente! –chillé. El chupo más fuerte, su risa vibraba contra mi mano.

Al final la dejo y la agite repetidamente 'ew ew ew ew' mientras limpiaba su saliva en su camiseta.

Nos detuvimos frente a la casa y corrí hacía la puerta sosteniendo la bolsa de comida en mis manos.

-¿Un poco ansiosa? –bromeó mientras aseguraba la puerta principal. Me detuve y deje mi lengua fuera y camine dentro del calor hogareño. Deje caer la bolsa e inmediatamente metí manos.

-¿A qué hora es nuestro vuelo? –pregunté terminando mis patatas.

-2:30, y es la 1:45, podemos ir yendo si quieres –se encogió de hombros. Tiro nuestra basura en el bote y me dio una –probablemente ganadora– sonrisa.

Mis emociones estaban recibiendo lo mejor de mí y probablemente yo estaría saltando en mi silla como una niña de cinco años. Estaba demasiado emocionada y a la vez asustada. ¿Qué pasaría si perdiera a Leo? ¿Qué sucedería si se mete en una pelea?

Mordí mi labio para no reírme de mi misma, imaginen si se mete en una pelea con uno de esos chicos que se viste como un personaje de Disney. Podría tomarle una foto a Leo golpeando al pobre de Pinocho o alguien más.

Estaba más que segura que mi cara estaba roja por tratas de guardar mis risitas. El me miro dándome una mirada como si yo fuera la loca.

Mis botas resonaban contra el suelo del muy lleno aeropuerto. Habíamos logrado pasar la seguridad del aeropuerto, aprendiendo a llamar a Leo, Jason cuando estábamos cerca de seguridad , mientras que el me llamaba Khaterine.

Cada vez que alguien codeaba a Leo, él gruñía y ellos se alejaban. En una ocasión alguien me golpeo y literalmente tuve que retenerlo de golpear al chico.

-Leonardo o Jason o lo que sea, necesitas calmarte –dije estresada. Me miro antes de dejar escapar un suspiro.

-Lo siento es solo que...Quiero que esto sea perfecto.

Mordí mis labios y sonreí para mi misma.

-Te amo –me recordó. Asentí acurrucándome más cerca a su lado.

Una extremadamente linda morena parada en su puesto frente a las puertas de embarque.

Mi labio se crispo, era realmente linda. Demasiado linda.

Mi yo confiado básicamente bajo 30 puntos y mis hombros cayeron con ellos.

-Tickets y pasaportes, por favor –sonrió, sus perfectamente blancos y alineados dientes nos flashearon. Ni siquiera creo que Leo la hubiera mirado a la cara cuando le paso nuestros pasaportes.

La chica frunció el ceño y mordió su labio. Sabia que ella encontraba atractivo a Leo. Digo, demonios, tienes que estar ciega para no verlo. Ella desesperadamente quería su atención y sentí que me inundaba con aquella horrible expresión.

Celosa.

-Señor, puede mirarme un momento por favor –perra astuta.

El perezosamente la miro, una aburrida expresión asomaba por sus ojos. Sus ojos caramelo se encontraron con los de él y sonrió, pero Leo no le devolvió la sonrisa.

Instantáneamente, bajo la cara y planto un beso en mi mejilla, apretándolas suavemente.

Cuando volví a mirar a la chica, ella estaba echando humo. Fulminandome con todo el odio del mundo que ella podía tener.

-¿Podrías dejar de mirar a mi novio? 

Leo levanto sus cejas. El Leonardo autoritario y orgulloso, puedes ser un policía y aun así le tendrías miedo.

Sus ojos se ampliaron, tragó con cierto nerviosismo. Nos entregó nuestros pasaportes y nos señalo las puertas del avión.

-Oh, tu perra – bromeó con una voz descarada, desviando sus caderas para que chocaran con las mías.

-Se lo merecía –sonreí. El sonrió, sus labios encontraron los míos en un beso apasionado.

-Mi gatita está celosa –aulló. Me burlé, junte mis cejas.

-Claro que no.

-Lo que digaaaaas –alargó la última palabra, haciendo que quisiera pegarle contra la ventana.

-No te preocupes, haría lo mismo si un chico lo intentará contigo.

-Obvio –rodé mis ojos.

-Te llevaría a través de un mar de fuego, solo por ti. Cualquier cosa que tú quieras, la conseguiría para ti –admitió.

- Leo, si me importas –suspiré, dejando mi mano mano descansar sobre la de él cuando nos sentamos en nuestros asientos– No pienses que haría que te volcarás en un pozo de agujas si tuviera la oportunidad.

Río entre dientes, sacudiendo su cabeza tiernamente

–Eso espero.

-Lo sabes, contigo puedo sentir mi corazón latiendo contra mi caja torácica –me dijo. Deje descansar mi cabeza en su pecho, escuchando y sintiendo el palpitar rápido de su corazón.

-Cálmate –bromeé. Me agarró en sus brazos y abrochó mi cinturón de seguridad.

-El vuelo dura dos horas y media, puedes tomar una siesta, si quieres –me sugirió. Asentí,cerrando mis pesados ojos.

-Te amo, mucho –susurró.

Mis sueños fueron pensamientos sobre Kiera. Honestamente me preguntaba si Shaun la estaría tratando bien. Desde las historias que solo había escuchado sobre Emily, las creo, el la amaba. No puedo imaginar que él quisiera lastimarla, pero nunca sabré

Leo me lastima ,no solo hablo de sus "castigos" ¿Acaso todo miembro de la pandilla tiene eso? Leonardo dijo que era para enseñarnos lecciones, pero estoy más que segura que Kiera no va a ser tan estúpida como para intentar escapar como lo hice yo.

Solo puedo tener un poco de fe de que Shaun es un buen chico muy en el fondo, como Leo lo es, algunas veces.

Estoy agradecida de que sea un poco violento con algunas cosas, sé que él puede protegerme, hasta ahora su lado tierno lo haría. Ser parte de una de las más poderosas bandas definitivamente tiene sus ventajas y desventajas. Estamos en la cima –me refiero a que somos fuertes. Sin embargo, nos ponen un largo objetivo a nuestras espaldas.

Espero que el este y el oeste ahora puedan trabajar juntos, así Shaun y Leonardo nunca volverían a pelear. Eso sería extremadamente desafortunado desde que yo quiera seguir visitando a Kiera.

Aun me río de cuanto odia a Kiera. Sé que algunas veces puede llegar a ser algo molesta, su forma extrovertida algunas veces puede cruzar los límites de la molestia, supongo, pero ella sigue siendo una buena chica después de todo.

-Gatita- me llamo en voz baja.

Gruñí, rodando sobre mí y así no quede frente a él. Mis pensamientos se detuvieron desde que supe que iba a dormir bien, así que no estaba lista para despertar.

-Vamos nena, hemos aterrizado.

Abrí mis ojos para ver como un patrón de colores se arremolinaban sobre el cuello de Leo.

-Estoy despierta, desperté –gemí mientras frotaba mis ojos.

Se levantó y saco nuestras maletas llevándolas ,fácilmente,hacía la salida del avión. Traté de tomar la mía devuelta pero se rehusó.

La brisa caliente nos golpeó en el momento que dejamos el avión y me sentí como si fuera a dejarme caer de rodillas y alabar este lugar por ser tan cálido.

-Vas a atrapar moscas, princesa –puso dos dedos bajo mi mentón para mantenerlo cerrado.

-¿Ahora a dónde vamos? –pregunté.

-¡Disney resorts, aquí vamos! –bromeó con una voz de chica, mientras paraba un taxi.

Tal vez este viaje sea genial. No tengo de que preocuparme.

¿Verdad? 

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