19. Protegeme.

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Canciones para este capítulo: 

Red - Taylor Swift

Nobody Compares - One Direction

I Would - Justn Bieber

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Reunión finalizada! - Brandon gritó y me levanté de inmediato, crujiéndome la  espalda. Por el rabillo del ojo pude ver como Abby también se levantó y se dirigió hacia Jessica. Daniel la paró primero y los vi hablando. Hizo contacto visual conmigo y le asentí en aprobación.

-Eh, ¿Leo? - Me giré para ver a Brandon.

-¿Hmm?

-¿Te gustaría, uh, alguna vez tomar un café conmigo así podemos hablar de otras bandas? - Preguntó Brandon, moviendo sus pies. Pudé sentir como se sintió incómodo al preguntármelo ,como yo.

-Bueno, sabes...

-No, ¿sabes qué¿ Olvídalo, no tuve que haber preguntado-.

-No. - Levanté mi mano. -Sí, nos vemos en la calle Oak mañana a las diez.

Los ojos de Brandon se abrieron de par en par. Estaba en shock porque acababa de  hacer planes para nosotros dos. Brandon y yo eramos completamente opuestos desde siempre. Él era el que organizaba todo y yo solo lo dirigía y ponía en marchar.

-Oh..uh, claro, por supuesto. ¿Quieres que Jamie y Abby se queden en tu casa? - Preguntó Brandon.

-Sí, sería lo mejor. - Asentí, dándole unos golpecitos en su hombro.

Me dio una leve despedida y yo a él antes de buscar por encima de la multitud a Abby.

Finalmente vi su pelo castaño largo, estaba todavía hablando con Daniel. Sonreí,  Daniel era un buen chico, y respetaba a todo el mundo. No me importaría si se  hacen amigos. Pero sólo él, nadie más. No quiero que se acerque mucho a la gente, solo a mi.

Anduve hasta ella y envolví mis brazos a su alrededor, posando mi barbilla en su hombro. Saltó en mis brazos, dejando salir un leve jadeo.

-Mmm, hola, gatita. - Murmuré en su oreja, besándola suavemente.

-Hola. - Susurró.

-Os dejo solos, espero verte pronto , Abby. - Daniel sonrió educadamente, asintiendo en mi dirección.

-¡Eso espero! Gracias por todo, Daniel. - Abby sonrió en respuesta y noté como el pecho me ardía de celos. ¿Me ha sonreía ella alguna vez a mi? ¿Qué le ha dicho Daniel?

Despejé mis pensamientos, le preguntaré luego de todos modos.

-¿Te gustó la reunión? - Le pregunté, agarrando su pequeña mano en la mía.

-De los nervios. - Murmuró. La acerqué mas a mi, presionando mis palmas en la parte baja de su espalda.

-Te protegeré. - Susurré en su pelo. Noté como sonrió contra mi cuello.

-Oh, por cierto, Jamie, el reclamo de Brandon pasará mañana el día contigo. -

Salimos de la sala de reuniones hacia el ascensor.

-¿Y eso?

-Brandon y yo tenemos cosas que hacer.

Asintió simplemente a la vez que el ascensor se abrió. Ambos entramos y ella se hizo cargo de estar lejos de la esquina.

-¿Por qué estás tan lejos de la esquina, cielo? - Le guiñé un ojo, casualmente paseando hacia ella.

Le vi tragar el nudo en la garganta antes de erguirse mejor.

-Aquí estoy mas cerca de la salida.

-Awww, ¿estás intentando alejarte de mi? - Bromeé. La cogí de la mano y la llevé hacia mi pecho, rodeando mis brazos alrededor de su cintura.

-Leo...para - Suplicó, empujándome del pecho.

-Sé que te encanta. - Dije en su oído. Se burló y rodó los ojos. Me reí y la abracé fuertemente.

-Te quieroooo. - Bromeé en su oreja, escondiendo mi nariz en su pelo. Rodó de  nuevo los ojos, esta vez con una leve sonrisa en su cara.

Sonreí triunfalmente a la vez que el ascensor comunicó que ya estaba ahí. Tensé la mandíbula, no quería ver a Virginia de nuevo.

Tuvimos un solo desliz y ahora se cree que estoy enamorado de ella o algo. Se llama una noche loca por algo, zorra.

Mantuve mi brazo alrededor de la cintura de Abby. Su cabeza se asomó por el  escritorio de la recepción y vi a Virginia murmurar algo que no pude adivinar.

Abby tragó saliva y continuó de nuevo.

-¿Qué te ha dicho? - Pregunté cuando llegamos al coche.

-Nada. - Susurró.

-Por favor, no te creas nada de lo que te diga. - Dije. Sabía que Virginia se  podía meter en la cabeza de la gente y espero que no le haya dicho nada.

Asintió y se metió dentro del coche. Suspiré, se que soy una mierda en las  relaciones pero se que necesita apoyo ahora mismo.

Me senté en el asiento del conductor y cogí su delicada mano en la mía. Acaricié con mi pulgar varias veces  sus nudillos.

-¿Leo? - Preguntó delicadamente.

-¿Sí, gatita?

-¿Tú- tú y Virginia alguna vez...- Se cortó, claramente sintiéndose incómoda.

-Sí, estábamos en una fiesta y llevó al piso de arriba a la habitación. Me la  follé una vez, solo una noche loca, ¿entiendes? Luego me enteré de que era la recepcionista y me ha estado molestando desde entonces. - Expliqué. Abby asintió, torció la boca a un lado.

-Me-me dijo que habíais salido y que ibas a volver a ella arrastrándote.

Rodé los ojos.

-Es una puta mentirosa.

Cómo se atreve Virginia a decir algo así. Nunca saldría con ella. Especialmente si tengo a Abby ahora.

Me ponía enferma pensar que Leo y Virginia han tenido sexo de verdad. Solo me  corrobora que El es un picaflores.

-Hey, se lo que estás pensando. - Dijo Leo molesto y le miré rápidamente.

-Paré con eso cuando te vi por primera vez en la tienda de música. - Dijo

-¿Qué quieres decir? - Fruncí el ceño.

-Fue un mes antes de que te reclamase, dediqué todo segundo que tenia libre para
estar alrededor de la tienda, para verte. -  se encogió de hombros como si no fuese gran cosa.

¿Qué?! - Dije congelada. ¿Me conocía antes de reclamarme?

-Los reclamos no son gente al azar. - Frunció el ceño. - Son gente que crees que son tus almas gemelas.

-No soy tu alma gemela. - Me burlé.

Las cejas de Leo se quedaron juntas cuando volvió a mirar a la carretera.

¿Alma gemela? Tiene que estar de broma.

Finalmente llegamos a la casa y salí felizmente del coche, aliviada de salir de aquel ambiente tenso que había en el coche. Leo ya estaba a mitad de camino por el camino de piedra asi que aceleré el paso para cogerlo.

El aire caliente me golpeó como un ladrillo cuando entré en la casa y suspiré de alivió.

El inmediatamente se dejo caer en el sofá en el salón asi que fui a la cocina.

Me tumbé levemente en la encimera de granito. Sinceramente no se por qué me
molestaba tanto aquello sobre El y Virginia.

Odiaba el hecho de que se iban a ver casi todos los días.

Odiaba el hecho de que aunque fuese una noche sola, todavía tenían una historia.

Odiaba el hecho de que ella le quisiese tanto.

Odiaba...

-¿Abby?

Me giré y vi a Leo con el ceño fruncido.

-Te he llamado como 10 veces. - Dijo, rodeando sus brazos alrededor de mi.

-Lo siento, ¿necesitabas algo? - Pregunté.

-Ven y túmbate conmigo. - Susurró en mi oreja. Asentí y me besó en la frente.

-Ve a sentarte, cogeré algo para picar. - Me golpeó suavemente en el culo, sonriéndome. Entrecerré mis ojos juguetonamente y se rió.

Anduve lentamente hacia el salón para sentarme en el sofá de cuero. Apoyé la cabeza en el brazo de éste y lancé una manta de terciopelo por encima mia. Las noticias estaban en la tv y gruñí. ¿Las noticias es lo único que ve?

-La chica de 19 años, Abby Brokk sigue desaparecida. La policía tuvo una vez a Dave Heart bajo su custodia pero de alguna forma escapó. El buscado  criminal Leonardo McCann es el único que sabe salir del complejo así que sabemos que ha sido parte de esto. Sabemos también que las bandas del este o el oeste tienen control sobre ella y estamos intentando localizarla todavía. A vuestro servicio, soy Valerie McFly. - La mujer asintió a la cámara antes de que  volviese a los dos reporteros principales.

¿Estaban todavía buscándome? Así que tengo todavía una oportunidad de escapar.

Salté cuando escuché una profunda risa que venía de detrás de mi.

-Estoy sorprendido de que no se hayan dado por vencidos aun. Quiero decir, por el amor de Dios, ¡ni siquiera saben como soy! - Rió. Tomó asiento en el sofá, subiendo mi pie a su regazo.

-¿Cómo-cómo que no saben como eres? - Pregunté. Cogí uno de sus platos. Era queso con tostaditas saladas, mis favoritos.

-Llevo máscaras, pequeña. - Me dijo. Asentí, metiéndome una tostada salada en la boca. De repente su teléfono vibró y llevó la mano a su bolsillo para sacarlo.

Sus preciosos ojos verdes miraron a la pantalla antes de suspirar.

-Vamos a cenar con Blake y Jessica, dice que se quiere disculpar. - Dijo Leo.

Gruñí inmediatamente.

-Noooooooooo. - Gemí, hundiendo mi cara en la manta. Me cogió de las caderas y me cambió, así que mi cabeza estaba ahora en su regazo.

-No seas rencorosa ahora, gatita. - Sonrió, agachándose para besar mi mejilla.

-Oh bien, prácticamente me estranguló así que debería ponerme de rodillas y perdonarle, bien, lo siento. - Dije sarcásticamente.

-Mmm, no hace falta que te pongas de rodillas, guárdate eso solo para nosotros. - Canturreó en mi oreja. Arrugé mi nariz y rió. -No, cielo, no espero que le perdones, solo quiero que se disculpe. - Dijo Leo

-¿Por qué? Tienes a Daniel y Dave.

-Necesito tres hombres si voy en alguna misión. No me gusta nadie más asi que necesito que Blake se disculpe. - Los largos dedos de Leo corrieron por mi  pelo y suspiré.

-¿Y qué pasa con Brandon?

-Él es el segundo líder así que no le puedo quitar de hacer mis cosas, ¿cierto? -Explicó y asentí débilmente.

-No te preocupes, nada te va a pasar. Estoy aquí para protegerte. - Susurró, ahuecando mis mejillas en sus grandes manos. Sus manos eran cálidas y me relajaban así que cerré los ojos.

-Duérmete, te despertaré en una hora. - Sus labios rozaron mi frente suavemente.

Subí mas la manta y esperé a quedarme dormida.

El largo y castaño claro pelo de Abby se deslizó por mis piernas, tapándolas. Su  respiración era suave, casi no podía oírla. Mis dedos recorrieron su cuello y  comencé a trazar sus clavículas. Dios, era preciosa.

Esta esperando mucho por esta cena. Blake se disculparía por ser el gilipollas que fue y nuestra banda podría volver a ser normal. ¿Querría que Blake y Abby estuviesen solos alguna vez? Demonios, no. No los quiero juntos en ningún lado sin mi. Se puede disculpar, pero eso no significa que confíe en él.

También sería horrible que no se disculpase, porque se que Abby se lleva muy bien con Jessica y no quiero que sea raro cuando se vean. Me encanta que mi chica tenga su pequeña amiga, es adorable.

Dejé salir una risa, sacudiendo mi cabeza por mis pensamientos. Mi teléfono vibró de nuevo pero esta vez sonó suavemente el tono de llamada. Acepté rápidamente, esperando no despertarla.

-¿Hola? - Dije en bajo.

-¿Por qué estamos susurrando? - Daniel se rió.

Me reí entre diente suavemente.

-Abby está dormida.

-Ahhh y estás siendo un buen novio. - Bromeó.

-Cállate y habla. - Ruedo los ojos.

-Bueno, en realidad llamaba para hablar con Abby

-¿Por qué querrías hablar con Abby? - Pregunté sospechosamente.

-Bueno, estuvimos hablando en la reunión y dijo que si alguna vez encontraba un reclamo que le gustaría saber si es buena para mi. - Dijo riendo suavemente.

-¿Habéis congeniado eh? - Rocé mi pulgar en su mejilla.

-Sí, es muy dulce. Es la hermana que siempre quise. - Dijo Daniel.

-Adorable. - Murmuré sarcásticamente.

-Bueno, siento haberte molestado, no quiero despertarla

-Espera, espera, ¿Si que me estás diciendo que encontraste un reclamo? - Le corté.

-Bueno, no estoy seguro del todo. La vi por el pueblo y sentí algo cuando estaba alrededor pero es algo casi como un sentimiento oscuro. - Daniel explicó.

Fruncí mis cejas.

-Eso es raro, nunca he sentido eso.

-Estoy intentando averiguar pero no tengo información apropiada. - Murmuró  Daniel.

-Lo buscaré y le diré a Abby que te llame cuando pueda.

-Vale, gracias, adiós Leo

-Adiós, Daniel.-

Colgué el teléfono y suspiré. ¿Un sentimiento oscuro? Nunca he escuchado nada de eso antes. Normalmente cuando conoces a tu reclamo, tu cuerpo se estremece, como si la electricidad corriere por tu cuerpo. Tu corazón va a mil por hora y es un sentimiento alucinante. Cogí suavemente la cabeza de Abby de mi regazo y la dejé en el sofá, trotando escaleras arriba.

Saqué rápidamente el libro que mi padre me dio. Era un diario de todo sobre la vida de las bandas. Pasé página rápidamente hasta la sección de 'Reclamos' y leí por encima de ella.

'Cuando un miembro de la banda encuentra a su reclamo, la electricidad fluye por tu cuerpo. Sus ojos rápidamente van solo a la chica/chico y parece que es la
única persona que hay allí.'

Bla bla bla, pasé dos páginas.

"A veces, cuando un miembro cree que ha encontrado a su reclamo, empiezan a sentirse furiosos. Se sienten como si un lado oscuro los invadiese. Esto podría significar que esta persona puede ser tu reclamo, pero no tu alma gemela."

Fruncí el ceño, ¿Que se supone que significa eso? Le preguntaré a Brandon por ello mañana.

Eché un vistazo al reloj, 6:09. Será mejor que despierte a Abby

Bajé las escaleras y me puse de rodillas frente al sofá.

-Abby, cielo, despierta. - Murmuré en su oído. Gimió suavemente, escondiendo su cara en el sofá.

-Vamos, gatita, es hora de prepararse. - Susurré, sacudiendo su hombro.

-Llévame. - Murmuró, aún medio dormida.

Me reí a la vez que envolví mis brazos alrededor de su espalda y el otro bajo su culo. Su cabeza se apoyó en mi hombro y subí las escaleras lentamente. Abría la puerta con el pie y entramos en la habitación, dejándola en la cama.

-Gatita, vamos, tenemos que prepararnos. - Dije más serio, punzando su mejilla juguetonamente.

Abrió los ojos finalmente y pestañeó varias veces para clarear lo nublado.

-L-lo siento. - Bostezó dormida.

-No, no, no te preocupes, pequeña. Sólo prepárate. - Le sonreí antes de entrar al baño. Saqué mi gel para el pelo y lo eché en las manos. Subí mi pelo rápido en una cresta, quitándomelo de la cara. Me puse un poco de mi colonia favorita en el cuello antes de cambiarme a los jeans negros, una camiseta con cuello en v gris y mi chaqueta negra Letterman.

Salí del baño para ver a Abby luchando por subir la cremallera por un vestido blanco pegado. Era por la mitad del muslo, mostrando sus perfectas curvas. Me lamí los labios, andando hacia ella. Mi mano cayó sobre la suya y mi respiración chocaba con la parte trasera de su cuello.

-Déjame esto, Señorita Brokk - Susurré acaloradamente contra su cuello. Los pelos se le erizaron y sonreí. Subí la cremallera lentamente, dejando un beso en su cuello.

-Vamos a cenar, ¿sí?-

Después de ponerme un poco de maquillaje, Leo me agarró de la mano fuertemente y me llevó fuera. Me metí en el coche y me puse el cinturón. El le dio vida al coche y salimos poco a poco del garaje.

-¿Leo?

-¿Mmmmm?- Murmuró.

-T-Tengo algo de miedo. - Admití, con la mirada fija en los pies. La mano de Leo me alcanzó y me cogió de la barbilla, obligándome a mirarlo.

-Voy a estar a tu lado cada segundo, ¿vale? - Alzó sus cejas y asentí. Sonrió, besándo rápidamente mi cuello. Volvió a centrarse en la carretera y suspiré.

Finalmente aparcamos en el parking del restaurante y salí del coche. Leo estaba inmediatamente a mi lado, su brazo agarrándome fuertemente de la cintura.

-Esa chaqueta te queda cada día mejor. - Murmuró, besando mi oreja.

Entramos al restaurante y me tensé, parándome en mis tacones. Leo me frunci el ceño, cogiéndome por los hombros en sus grandes manos.

-Dime que sabes que te voy a proteger. - Gruñó.

-Me-me vas a proteger. - Susurré y sonrió.

-Claro que lo haré.

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