16. Se suponía que debías amarme.
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Canciones para este capítulo:
Wonderwall - Oasis
Bleeding Out - Imagine Dragons
Space Bound - Eminem
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-¿Chase? - Pregunté sin poder creérmelo. Sus ojos marrones se tiñeron de felicidad y se inclinó sobre la mesa para darme un abrazo.
-¡Abby! ¿Cómo has estado? - Preguntó educadamente. Suspiré y me relajé entre sus brazos. Eran fuertes- pero no tan fuerte como los de Leo-
-He estado mejor. - Se separó de mi, pero sus manos se quedaron en mis hombros.
-Vamos,princesa, te voy a llevar a mi casa, tienes que explicármelo todo.
-Chase, no creo.
-No, sin peros. - Discutió, mandándome una sonrisa.
(***)
Condujo hasta el pequeño pero cómodo apartamento. Cruzamos la puerta y una ola de calor me golpeó.
-Lo siento, hace un poco de calor aquí. - se rió entre dientes.
-Sí, estoy ardiendo aquí. - Bromeé, quitándome la chaqueta de Leo de mis hombros.
Ambos nos sentamos en el sofá y Chase me dio una botella de agua. Le di las gracias antes de que nos metiésemos en mis cosas.
-¿Entonces que pasa? Se que esto no es normal. - Me miró simpáticamente, dándome coraje para colaborar.
-Bueno... yo...yo..he sido secuestrada. - Susurré y el jadeó.
-Oh, Dios mío,Abby, lo siento much..
-Por Leonardo McCann
Otro jadeo salió de sus labios antes de llevarse la mano a la boca.
-Ese criminal que ha matado.
Le corté asintiendo. Sabía que él estaba tan asustado como yo ahora mismo. Nos quedamos sentados en silencio por unos momentos antes de que Chase me cogiese la mano.
-Lo siento mucho . Debí haberlo sabido cuando vino al bar y debí haber corrido detrás de ti. - Se disculpó, sacudiendo la cabeza.
-No es tu culpa.
Asintió aunque podía ver dolor detrás de sus ojos.
-Gracias por dejarme quedarme aquí. No sabría que hacer si me encontrase si me fuese.
-No te va a encontrar, no te preocupes- me cortó, apretando mi mano.
Solo espero que Chase tenga razón...
Desde el primer minutos que entré en la casa, irrumpí en la cocina. Dejaba escapar respiraciones irregulares mientras me presionaba el puente de la nariz.
Abby era sin duda un desafío. Parece ser que no me escucha.
Sacudí la cabeza y saqué un vaso, llenándolo de vodka. Me tomé un chupito y me sentí mejor al instante. Paré después de uno, no quería ponerme borracho sabiendo que solo iba a causar más problemas entre nosotros.
Me senté en el taburete de la barra de la isla de la cocina, girando el vaso vacío entre mis dedos. Me sentía solo sin ella a mi lado.
Suspiré, levantándome del taburete y subiendo las escaleras.
-¡Gatita! - La llamé, entrando a mi dormitorio. No la vi en la cama. Junté las cejas en un ceño fruncido antes de salir de la habitación brutalmente.
-¡Abigail! - La llame de nuevo, esta vez más nervioso. No tuve respuesta así que corrí hacia el baño.
Abrí la puerta y miré hacia todos lados. Vi una nota en el lavabo y la cogí instantáneamente.
Mis ojos corriendo a través de la pequeña nota, los puños a mi lado apretándose cada vez mas.
Por ahora, espero estar lo bastante lejos de ti y tu mente de psicópata.
Grité, golpeando mis nudillos contra el cristal. El cristal se rompió alrededor de mis pies, cayendo en un millón de piezas.
Justo como mi corazón.
Mis nudillos estaban sangrando inmensamente, así que rápidamente los rodeé con una gasa. La sangre salía a través de ella, pero no tenía tiempo de que me importase ahora mismo.
Bajé las escaleras, abriendo la puerta.
-¡Delgato! - Llamé desde la puerta y un gran German Shepard vino corriendo a mi.
-Vamos a encontrar a Abby
Delgato salió inmediatamente a correr por el bosque pero inmediatamente lo llame. Iba a ir en coche al pueblo con el que ella se ha vuelto en parte familiar ya, así Delgato podría encontrarla.
Con Delgato en el asiento del pasajero, corrí por la vieja carretera, llegando al pueblo en un tiempo récord de 5 minutos. Aparqué a un lado de la carretera antes de abrirle la puerta a Delgato.
Se sentó pacientemente en la acera, moviendo la cola mientras encontraba el camino por el olor a Abigail.
Tenía la pistola pegada al lado derecho de mi cadera, solo en caso de que algún problema se añada al camino. Delgato ladró y saltó, poniendo las nariz en el aire.
Me puse la capucha de la chaqueta para taparme la cara antes de seguir al perro.
Listo o no, allá vamos.
Me senté en la mesa caoba de Chase, llevando espaguetis a la boca hechos en casa. Gemí, los fideos calientes estaban en su punto. Estaba muerta de hambre, y estos han sido uno de los mejores espaguetis que jamás he comido.
-¿Disfrutándolo? - Chase sonrió, mirándome desde el otro lado de la mesa.
Entrecerré mis ojos y me reí sarcásticamente. Se reía entre dientes mientras yo comía rápido, limpiando mi plato.
-¿Quieres más? - Preguntó. Se llevó los platos así que lo seguí con los cubiertos en las manos.
-No, estoy bien, no quiero tener dolor de barriga si tengo correr, ¿Sabes?
Chase se tensó y me miró. Sus ojos marrones penetraron los mios y no pude evitar acobardarme bajo su mirada. Bajé mis ojos hasta sus botas de cuero marrones que se estaban acercando más y más hacia mi.
Sus musculosos brazos se envolvieron alrededor de torso y me llevaron a su pecho. Dejé salir un sollozo que ni siquiera sabía que estaba aguantando.
-Shhh, está bien. No va a venir a por ti, lo prometo. - Dijo.
-Pero...
-¡ABRE ESTA PUERTA AHORA MISMO!
Unos puños golpearon la fina puerta y jadeé, escondiendo mi cara en el pecho de Chase.
-¡Es-Es él! ¡Sabía que iba a venir! - Grité, agarrándome a la camiseta de Chase.
-¡TIENES 10 SEGUNDOS! - Gritó y comencé a llorar.
- Abby, cálmate y escóndete, ¿Vale? Yo me ocuparé. - Dijo tranquilamente y antes de que tuviese tiempo de protestar ya estaba dentro de su habitación.
-¡10! ¡9! ¡8! - Comencé a contar hasta que la puerta se abrió, ese estúpido estaba mirándome.
No tardé en agarrarle por su pequeño cuello con ambas de mis manos y estamparle contra la pared.
Sus dedos intentaba quitarse mis manos de encima. Pero mi agarre solo se apretó y podía ver como luchaba por respirar.
-¿Dónde está? - Siseé y abrió la boca para hablar pero ni una sola palabra salió. Le solté del cuello y cayó patéticamente al suelo, intentando escapar de mi.
Le di un patada fuerte en el estómago y rodó hasta su costado, agarrándose el torso. Me agaché así estaba cerca de el
-Sucio trozo de mierda. - Escupí y entrecerré mis ojos. Me levanté, golpeándole con mi bota en la cara. Gritó de dolor mientras intentaba parar la sangre que brotaba por su nariz.
-¡Para!
Giré la cabeza para ver a Abby, detrás de mi, de pie con lágrimas en la cara.
-Por favor, para. - Susurró.
Anduve hacia ella, cogiendo sus muñecas en mi mano. La estampé contra la pared mientras mas lagrimas caían de sus mejillas.
-¿Por qué te has ido, pequeña? - Pregunté, mis labios corrían por su cuello.
Fortalecí mis agarre en sus muñecas cuando mis ojos se encontraron con los de ella.
-¡P-para, Leo! P-Por favor, me estás haciendo daño. - Gimió. Sus preciosos ojos azules estaban llenos de dolor y mi corazón se hundió en la culpa.
-Esto no tenía que ser así. - Susurré.
-¿Qué?
-¡ESTO NO TENÍA QUE SER ASÍ! - Grité, mis puños hicieron contacto con la pared, a un lado de la cabeza de Abby. Jadeó pero rápidamente volvió a su postura. -Se-se suponía que debías quererme. - Estaba histérico ahora mismo, las palabras salían sin pensar por mi boca. -Te quiero mucho, ¡pero acabas de dejarme! ¡No paras de dejarme! - Grité y ella puso una mano en su boca-Eres simplemente como todas las personas que he querido. Me dejas. - Mi voz era tranquila ahora y las lágrimas estaban al borde de mis ojos.
-Leo, yo...
-No. No necesito de tu pena ahora. - Alcé la mano para cortarla.
Envolví mi brazo alrededor de su cintura y la saqué del apartamento, cerrando la puerta de golpe.
-Leo, lo siento. - Murmuró y sonreí, no una sonrisa normal, una maléfica, loca sonrisa.
-Un 'Perdón', no te va a ayudar ahora, gatita.
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