15. Chase

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Canciones para este capítulo:

Change - Taylor Swift

Somebody That I Used To Know - Gotye

Hey Brother - Avicii

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Leo  y yo bajamos las escaleras que llevaban al baño y volvimos dónde nos sentamos con Jessica y Blake. Blake echó un vistazo a nuestras manos entrelazadas y me echó una mirada.

-Hey, Brokk, ¿podemos hablar un segundo? - Blake puso una sonrisa falsa y miré a Leo para que me diese permiso.

El se encogió de hombros pero me miró confuso y yo le miré con angustia.

-No, no es necesario. Leo y yo vamos a bailar así que uh, adiós. - Intenté escaparme agarrando la mano de Leo pero me trajo de vuelta. Me lanzó una mirada diciendo '¿Qué había en ese Martini que te has bebido?' y le miré suplicante pero no lo pilló.

-Puedo esperar. - Me sonrió. Deseé en ese momento que hubiese podido tirarlo al suelo y pegarle hasta sacarle las entrañas.

Anduve con cuidado hasta Blake y le seguí a través de la multitud.

Antes de desaparecer de la vista de Leo, me giré y dije un 'ayúdame' sordo.

Sus ojos se abrieron de par en par y comenzó a correr hacia mi, pero se quedó dentro de la multitud atascado.

Me tropecé varias veces de los nerviosa pero me puse recta rápidamente. Si he aprendido algo de Leo es que puede oler el miedo y estoy seguro de que Blake también.

-Vale, Brokk, déjame decirte una cosita. - Blake comenzó a hablar nada más que salimos del bar.

Entrecerré mis ojos y me puse más recta. Tenía que verme intimidadora o almenos tan intimidadora como me pudiese mostrar.

-Leonardo es el líder de nuestra banda. No podemos permitir que se convierta en un bobo por tu culpa. Eres un juguete. Nada más y nada menos. - Gruñó y de repente me sentí furiosa.

-Leo puede ser una buena persona, no como tú. - Grité. Los ojos de Blake se tiñeron de enfado y me arrepiento algo de haber alzado la voz ahora mismo.

-Escúchame, pequeña zorra. - Escupió, cogiéndome del cuello con sus grandes manos. Tosí e intenté respirar desesperadamente agarrándole por las muñecas con mis manos.

-¡Quita las manos de encima de ella!- Blake inmediatamente me soltó y caí al suelo. Tosí hasta finalmente conseguir suficiente aire para mis pulmones. Cuando finalmente me levanté del suelo, vi a Leo empujando a Blake fuertemente contra la pared.

Ahora, pensarás que echaría a correr y sería la típica novia que grita '¡para, para!' Bueno, pues no, Blake se merece cada poco de dolor que Leo le está dando ahora mismo.

Finalmente soltó a Blake de su agarre y este se tumbó en el cemento, vomitando sangre. Arrugué mi nariz del asco. Leo anduvo hasta mi y me cogió en sus brazos, rodeando mis piernas alrededor de su torso.

-¿Estás bien, pequeña? Lo siento mucho, debí saber que iba a hacer algo estúpido. - Susurró , escondiendo su nariz en mi cuello.

El corazón me dio un vuelco y me encontré hundiendo mis dedos en su pelo.

-Estoy bien

Me miró a los ojos y sonreí, besándome levemente en los labios. Presioné mis labios en una fina línea, sin querer darle ninguna idea todavía.

A El no le dolió, sabía que estaba algo asustada en el momento y que todavía no tenía mi confianza.

-¿Dónde está Jess? - Pregunté mientras me bajaba al suelo.

-Está en el coche de Blake. Cuando sea que esté listo para levantarse, se irán a casa juntos. - Me dijo, sin sentimiento alguno en su cara.

-¿Cómo puedes estar tan bien con ésto? Quién sabe lo que le hara. - Espeté, sintiéndome aterrorizada por Jessica.

-Gatita, no hay nada que nosotros podamos hacer.

-Pero...

-Ahora no. - Dijo cautelosamente y me callé inmediatamente.

Leo ha podido venir a salvarme un par de veces, pero todavía me sigue dando diez veces más mas miedo que todas aquellas situaciones juntas.

-Sólo tengo miedo. - Admití silenciosamente. Noté como las mejillas se ruborizaban así que me giré. Admitiendo que el miedo iba a ser algo que no iba a mostrar, pero ahora se veía que era momento apropiado.

Leo me cogió por la barbilla entre dos de sus dedos, haciendo que mis mejillas ruborizadas se viesen.

-Está bien. Estoy aquí para protegerte, ¿vale? - Asentí y pasó su brazo por mi hombro en protección.

-Eres mía. De nadie más. - Gruñó. La posesividad de Leo estaba en lo mas alto, pero en la situación en la que estaba, ayudaba.

-Gracias, por salvarme. - Murmuré. Me miró con una expresión dura antes de sonreír como un tonto.

-¿Qué creías que iba a hacer? ¿Dejar que Blake te ahogase hasta morir? - Bromeó.

Sonreí levemente. 

-Supongo que no.

Su brazo de reforzó y me hundí en su cálido pecho. Andamos hasta su coche y me metí en el agradecida. El coche de Leo  es uno de estos que se enciende con solo dale a un botón en las llaves. En este frío viento de otoño, estaba rezando al Señor y a Jesús por que este coche tuviese una buena calefacción.

-¿Qué tipo de coche tenías? - Preguntó  y pude ver un brillo juguetón en sus ojos.

-Mercedes. - Sonreí y asintió en aprobación. Para ser honesta, estaba mintiendo.

Ni siquiera tuve un coche. Acababa de ahorrar el dinero suficiente y me iba a ir a comprar un coche pero El apareció y... Sí, te lo imaginas.

-¿En serio? - Dijo en un tono burlón. Sabía que me estaba pillando la mentira pero tuve que subir un nivel.

-Sip. Un modelo del 2012. Lo conseguí por mi decimoséptimo cumpleaños. - Le dije, sin expresión alguna en mi cara.

El alzó las cejas y asintió levemente.

-Bueno, ¿Sabes qué?

-¿Qué?

-Podríamos usarte en la banda. Tus habilidades para mentir son alucinantes.

Me dio una sonrisa socarrona y dejé caer mis hombros.

-No te dije que una de las reglas era no mentir. - Gruñó juguetonamente, guiñándome.

Abrí mucho los ojos y tragué saliva.

-Uh uhm, no sé.

Rió en alto.

-No te asustes, gatita.

Gruñí. Este chico estaba completamente loco. No hay otra palabra para  explicarlo. Un minuto me consuela y comienzo lentamente a confiar en él y en el siguiente vuelve de nuevo a las reglas.

-Estás loco. - Susurro.

-Dime algo que no sepa.

Leo condujo a casa en un silencio tenso hacia casa. Quién sabe lo que Blake le estaría haciendo a ella ahora mismo. Hundí las uñas en el asiento de cuero.

Blake era un monstruo. No le importaba para nada Jess.

'Eres un juguete. Nada más y nada menos.'

Posiblemente la trate como a un trozo de mierda. No tengo duda de que seguro que  la ha violado ya. No la quería, demonios, estaría en shock si ni siquiera le
gustase.

-¿Abby?

Salí de mis preocupaciones para ver a Leo moviendo una mano delante de mi cara.

-Estamos en casa. - Murmuró, saliendo del coche y cerrando la puerta. Ni siquiera vino a mi lado a abrirme la puerta, simplemente hizo su camino hacia la puerta.

Sacudí la cabeza, saliendo del coche y siguiéndolo lentamente. Dejé mucho espacio entre nosotros.

La casa estaba caliente, ni muy fría, ni muy caliente, es una temperatura  perfecta. El no dijo ni una sola palabra, solo tiro las llaves encima de la mesa y se marchó a la cocina.

Rodé mis ojos, sin importarme que actuase como un crío.

Abby, esta es tu oportunidad.

El está cabreado, así que no va a volver y ver como estás en un rato.

Corrí escaleras arriba, cerrando con cuidado y encerrándome en el baño. Saqué papel y lápiz y comencé a escribir una nota.

Leo,

Voy a ser sincera contigo. Los dos últimos días han sido realmente buenos. 

Estabas cambiando, eras amable, compasivo, divertido, y todo lo que yo... lo que  yo quise.

¿Pero por qué no has podido quedarte así? ¿Podías? Teníamos que mantener tu  "reputación de chico malo."

Por ahora, espero estar lo bastante lejos de ti y tu mente de psicópata.

Sinceramente,

Abby.

Suspiré, dejándola encima del lavabo. ¿Me habré explicado bien? Abrí la ventana  y tiré por ella. Corriendo fuera de la propiedad. Salté la vaya eléctrica,no puso la alarma esta mañana así que era una vaya normal.

Corrí por aquel bosque familiar, encontrando el pequeño pueblo al otro lado. Me  apoyé en la pared mas cercana, recuperando el aliento de la carrera.

Caminé por el pueblo, guardando las manos en los bolsillos de la chaqueta de Leo. La habría dejado pero hacía mucho frío para ir por el pueblo sin chaqueta.

Después de unos 5 minutos vi un edificio de oficinas. Asumí que alguien por allí  podría darme direcciones así que rápidamente me adentré en el cálido edificio.

No vi ninguna recepcionista así que me acerqué a la mesa que vi. Un hombre  estaba sentado en la silla, me daba la espalda. Su pelo color chocolate estaba cortado perfectamente, enmarcando su cabeza perfectamente.

-Uhm, perdone, señor, me preguntaba si me podría dar algunas direcciones.

Se giró en su silla de cuero. Sus preciosos ojos marrones se abrieron de par en par cuando me vio.

-¿Abby?

-¿Chase?

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