12. Pensando en ti.

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Canciones para este capítulo: 

Thought of you - Justin Bieber

Chills - Down with Webster

Who You Love - John Mayer ft. Katy Perry

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-Brokk. - Una profunda voz me llamó, mi pequeño cuerpo estaba temblando y estaba en la esquina de una habitación. Escuché pasos que provenían desde arriba, después a mi lado, después delante. Las lágrimas caían por mi cara y dejaba salir sollozos rotos. 

-¡Gatita! Sal, es hora de jugar... - Cantó, su voz hizo eco por la habitación. 

Comencé a correr,  correr un gran hall negro que parecía que nunca acabaría.Grité cuando un par de brazos tatuados me envolvieron. 

-Oh, cielo, no corras de mi. - Gruñó, besándome bajo la oreja. Lloré, intentando escapar de sus brazos. 

-¡P-para, Leo! - Lloré, cuando juntó sus caderas a mi espalda. Su entrepierna rozándose con mi culo. 

-Esto es lo que pasa, cuando no sigues las reglas. - Gruñó y grité en agonía. 

Me desperté, gritando tanto como podía para que alguien viniese a ayudarme. Unos brazos me envolvieron en segundos, acercándome a su pecho.

-¡N-no! ¡Aléjate de mi! - Grité, pegando a Leo en el pecho.

-Shhh, cielo, para. Fue solo un mal sueño, ¿sí? - Me dijo silenciosamente , moviéndome de un lado a otro.

-¡Para! ¡No me hagas daño! - Lloré sin poder hacer nada, temblando como una hoja en sus brazos. Los dientes me chasqueaban de lo nerviosa que estaba. Tenía el pecho encogido y el corazón me iba a mil por hora.

-No voy a hacerte daño, princesa. Por favor, para de retorcerte. - Murmuró, presionando sus labios suavemente en mi cuello. Gruñó contra mi piel, pasando sus dedos por mi espalda.

Sus actos poco a poco me relajaron y paré de moverme. Mi respiración era extremadamente desigual y temblaba levemente.

-¿Quieres decir que ha pasado? - Dijo, reforzando sus brazos alrededor de mi, mostrándome que estaba ahí para mi.

-E-Estaba en una habitación y luego estaba corriendo por el hall y me cogiste y-y me ibas a hacer daño. - Gemí, llevándome las rodillas al pecho.

-Entonces, ¿era por mi? - El se veía casi dolido por ello. Sus ojos verdes se tiñeron de depresión y preocupación. Ese terrible sentimiento de culpa brotó de mi corazón cuando le asentí.

Escondió su cara en el hueco de mi cuello e inhaló un fuerte respiro. Su pelo castaño claro me hizo cosquillas en la barbilla a la vez que posaba su cabeza ahí.

-Por favor, no me tengas miedo.

¿Muy bipolar? Ayer él quería que le tuviese miedo...

 -L-lo siento, no puedo evitarlo. - Susurré, posando mi mano suavemente en su espalda.

Asintió débilmente y me miró a los ojos.

-Ve a dormir, es tarde. - Murmuró sin ninguna expresión. Asentí y me acurruqué bajo las sábanas, mis ojos ya casi cerrándose.

El cogió mi cuerpo y posó su cabeza en mi pecho, su pesado brazo alrededor de mi y sus piernas entrelazadas con las mías.

-Te quiero, gatita.   

(...)

Me senté en frente de Leonardo en el sofá, viéndole vaguear con la mirada alrededor de mi.

-No puedo permitirme traerte conmigo. - Murmuró, suspirando profundamente. -Pero no confío en que estés sola.

Rodé mis ojos.

 -Solo vete.

Entrecerró los ojos hacia a mi haciéndome agujeros en lo alto de mi cabeza.

-Claro que dirías ese. ¿Estamos intentando escaparnos?

-¿Es eso lo que crees? - Le puse a prueba, levantando mi cabeza para encontrarme con sus ojos color esmeralda.

Asintió lentamente y sonreí.

 -Entonces claro que lo haré.

Estaba caminando sobre una fina capa de hielo, pero ponerlo a prueba era divertido. Quería estar sola, explorar la casa. Pero si había una oportunidad para escaparme, ¿La tomaría?

Demonios, sí. 

-No me pongas a prueba. - Gruñó, agarrándo las llaves de su coche fuertemente en sus manos.

-Prometo que no me escaparé. - Mentí entre dientes. Le miré confiada a los ojos, sin agachar la mirada.

Vino hacia mi al sofá, inclinándo y escondiendo su cara en mi cuello. Me besó desde el cuello hasta llegar a la cara, dejando un último beso en mis labios.

-Dame un beso, gatita. - Cantó, tocándose la mejilla con los dedos. -Y me iré.

Me incliné débilmente y y posé mis labios en su mejilla. Gruñó en apreciación y enganchó su labios a los míos rápidamente. Se apartó y sonrió.

-¡Adiós, princesa! ¡Ten cuidado! - Gritó y cerró la puerta de un portazo.

Finalmente, un poco de libertad.

Corrí a la habitación y me metí rápidamente a darme una ducha. Me he sentido sucia desde que me he levantado de esa horrible pesadilla. Había todavía sudor frío pegado en mi frente y pecho, pero el agua caliente rápidamente me lo sacó de encima.

Cogí el shampoo de una marca llamada Axe, olía fuerte. No digo que Leo huela bien...

Oh, ¿a quién quiero engañar? Este Shampoo mezclado con su colonia... Increíble.

Solo en pensar de tener delante de mi, desprendiendo su olor.

Sacudí mi cabeza ante los pensamientos pero sonreí levemente, masajeando el Shampoo en mis raíces. El agua caliente golpeó en mi espalda desnuda, el sentimiento era calma. Exactamente lo contrario de lo que ha sido esta semana.

Suspiré y me puse un poco de acondicionador, que olía tan bien como el shampoo, por cierto. Me lavé rápidamente el cuerpo antes de cortar el agua. Mi mano cogió unas suaves toallas, haciéndome salir de la ducha.

Cogí el sostén que  Leo escogió y cogí ropa interior que le conjuntase. Me puse unos pantalones de deporte y una sudadera negra de Forever 21. Dejé que el pelo se me secase al natural y me escabullí escaleras abajo.

Mi teléfono temporal comenzó a sonar y corrí hacia él, sabiendo quien era.

Espera. ¿Por qué estoy corriendo por atenderle el telefono a El? Sacudí mi cabeza, dejando el teléfono. El supuesto pensamiento de pensar en él me hacia querer... ¿Hablarle?

Oh, Dios, estoy cayendo es sus garras. Me burlé, juntando mis diente.No, esto no está pasando.

El teléfono siguió sonando y sobre el quinto tono lo cogí finalmente.

-¿Hola? - Suspiré.

-¡¿Por qué no lo has cogido?! - Ladró. Podía oír el enfado en su voz.

-E-estaba en la ducha. - Murmuré.

-Oh. - Respiró, calmándose un poco. -Bueno, ¿como llevas el día?

-Relajado.-

-Qué bien. - Dijo felizmente. -He estado pensando en ti.

-Yo también he estado pensando en ti. - Susurré honestamente, sin necesidad de mentir sobre ésto.

-¿En serio? - Sonaba sorprendido.

-Mmhmm.

-Bueno, eso es una encantadora sorpresa. - Rió entre diente. -Me da algo de inspiración para trabajar.

-Vale.

-Bueno, no me des el hombro frío ahora, tu has sido la que estaba pensando en mi. - Dijo coquetonamente.

-Oh, cállate. - Gruñí, andando hacia la cocina para tomar un vaso de agua.

Se rió.

 -Bueno, mejor que siga. No me eches mucho de menos.

-No lo haré.

-Adiós, gatita, te quiero.

-Adiós. - Colgué, bebiendo lento el agua. No tendría que haberle dicho que estaba pensando en él. Gran error.

Gruñí, tirando la taza en el fregadero. Abrí la nevera y saqué una pizza congelada, esperando que calmase el hambre que crecía en mi estómago.

Puse el temporizador por 20 minutos y me tiré de nuevo en el sofá, viendo capítulos repetidos de Saturday Night Live.

La pizza ya estaba hecha y me la tragué en menos de dos minutos. No he comido desde... desde que estuve en el bar , e incluso fueron dos trozos de camarón demasiado hechos.

Me tumbé de nuevo en el sofa y presioné la app de música en el móvil, moviendo la cabeza al ritmo de One Republic.

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