39 | un nuevo equipo
Al final resultó que Nebula sabía cómo encontrar a Thanos y sabía exactamente dónde estaba. Una vez más, Astrid se encontró rodeada por los Vengadores en la sala de conferencias. Rocket se paró sobre la mesa para que lo vieran, y todos, menos Athena y Tony, estaban reunidos en la habitación.
—Thanos pasó mucho tiempo tratando de perfeccionarme —explicó Nebula—. Y mientras trabajaba hablaba de su Gran Plan. Incluso estando desensamblada, yo quería complacerlo. Le preguntaba a dónde iríamos una vez que complete su plan. Y siempre respondía lo mismo. "Al Jardín".
—Eso es lindo —dijo Rhodey—. Thanos tiene un plan de jubilación.
—Entonces, ¿dónde está? —preguntó Steve.
Rocket, desde su posición en la mesa, mostró un holograma en la Tierra—. Cuando Thanos chasqueó los dedos, la Tierra fue el epicentro de un pico de tensión de proporciones cósmicas. Nunca se vió algo así. Hasta hace dos días... en este planeta.
—Thanos está ahí —dijo Nebula, mirando el holograma.
—Usó las Gemas otra vez —dijo Natasha.
—Oigan, iríamos con poco personal, ¿saben? —preguntó Bruce.
—Todavía tiene las Gemas —dijo Rhodey.
—Entonces tomémoslas —sugirió Carol—. Usémoslas para hacer volver a todos.
—¿Así nomás? —preguntó Bruce.
—Sí, así nomás —respondió Steve.
—Si hay una pequeña oportunidad de deshacer esto, se lo debemos a todos los que no están aquí para intentarlo —dijo Natasha.
—Sí —susurró Astrid para sí misma, por lo que nadie escuchó.
—Si lo hacemos, ¿cómo sabemos que no terminará como antes? —preguntó Bruce.
—Porque antes no contaban conmigo —respondió Carol.
—Oye, chica nueva —habló Rhodey—. Todos en esta sala son superhéroes. Y si no te importa que pregunte, ¿dónde estuviste todo este tiempo?
—Hay muchos planetas en el universo —respondió Carol con calma—. Y por desgracia no cuentan con ustedes.
Thor se puso de pie y se acercó a Carol, parándose directamente frente a ella antes de invocar su martillo. Cuando Carol no se inmutó y siguió mirando a Thor, él asintió—. Ella me agrada.
Steve miró el holograma del planeta—. Vamos por este hijo de perra.
Freya jadeó dramaticamente—. Lo siento. Steve, ¿te sientes bien?
—Sí —respondió Steve—. Tienen 15 minutos para vestirse.
El equipo se disolvió y Astrid se encontró sola con Rocket y Nebula—. No encajamos aquí.
—Tienes toda la razón —dijo Rocket—. Todos se ven tan normales. Como Quill.
Nebula suspiró—. Solo tenemos que encontrar a mi padre, y luego podemos traer a todos de vuelta y salir de este horrible planeta.
—Oye, no es tan malo —dijo Astrid—. Quiero decir, Freya y Natasha hicieron pizza anoche y estaba bastante buena.
—Hay mejor comida —dijo Rocket—. Pero de todos modos, el Sr. Capitán dijo que tenemos 15 minutos. Necesito hacer algunas revisiones en la nave. Rubia, ¿vienes?
Astrid puso los ojos en blanco, abriendo un portal hacia la nave—. Vamos.
Rocket, Nebula y Astrid saltaron a través del portal de la nave. Astrid se dio cuenta de que no podía ir a una misión sin su chaqueta, que estaba actualmente en su habitación de invitados, y con la promesa a Nebula de regresar en un momento, saltó a través de otro portal hacia su habitación.
Recogió su chaqueta, que le recordaba mucho a Peter, y luego alcanzó sus blásteres, todavía en sus fundas. Tenía sus cuchillos atados a sus muslos, porque nunca iba a ninguna parte sin algún tipo de arma, y una vez que tuvo todo, saltó de regreso a través del portal y a la nave.
—Tenemos blásters a bordo —dijo Rocket cuando vio las fundas colgando de los codos de Astrid.
—Sí, pero estos son especiales —respondió Astrid—. Fueron un regalo de Peter.
—Todo lo que tienes es un regalo de Quill —dijo Rocket rodando los ojos y conectando dos cables—. Estamos listos, y no gracias a ti, rubia.
—Lo siento, pero cuando luchas contra un loco en un planeta desconocido, el mantenimiento de la nave no es exactamente mi prioridad —dijo Astrid.
—Todo lo que hacen es pelear —dijo Nebula—. ¿Cómo pueden siquiera considerarse amigos?
—No somos amigos —dijo Rocket.
—Somos familia —terminó Astrid—. Siempre peleamos.
Diez minutos más tarde, el resto del equipo abordó la nave y Astrid los llevó a la cabina, donde todos se sentaron. Se sintió extraño cuando Astrid tomó asiento, rodeada de gente que no conocía. Estaban sentados en los asientos de los muertos, y ni siquiera los conocían. Astrid sintió que se le encogía el corazón cuando vio a Carol sentarse en el asiento de Peter.
Despegaron sin problemas, y cuando salieron de la atmósfera, Rocket se dio la vuelta en su asiento—. Bien, ¿quién de ustedes no estuvo en el espacio?
Steve, Freya, Natasha y Rhodey levantaron la mano y Rhodey miró a su alrededor incómodo—. ¿Por qué?
—Será mejor que no vomiten en mi nave —dijo Rocket.
—Nuestra nave —lo corrigió Astrid.
—Lo que sea, rubia.
—Haremos el salto en tres, dos, uno —dijo Nebula, antes de que la nave atravesara el punto de salto.
Cuando salieron, Astrid notó que Freya se veía bastante pálida. La cabeza de Rocket se giró para mirar a Freya—. No vomites en mi nave.
Freya agitó una mano mientras tragaba las náuseas—. Estaré bien.
Carol salió volando de la nave y se quedó flotando frente a la ventana—. Bajaré a hacer el reconocimiento.
Una vez que ella se fue, el resto del equipo se levantó y se movió alrededor de la nave, sacudiéndose la sensación que tenían de la primera vez que viajaban por el espacio. Astrid se acercó a Freya mientras se apoyaba pesadamente contra la pared, luciendo bastante enferma. Tenía una bolsa de dulces en la mano que había encontrado en la habitación de Groot mientras revisaba sus cosas. Había revisado sus habitaciones y ordenado un poco después de que llegaron a la Tierra, pero aún no había tocado la habitación de Peter ni la de ella.
Le entregó a Freya la bolsa—. Ten, Groot come estos para no vomitar.
Freya tomó la bolsa de Astrid—. Gracias. ¿Qué son?
—Se llaman rocas espaciales —respondió Astrid, mientras Freya sacaba una de la bolsa.
—Vaya, son realmente buenos —dijo Freya.
Astrid sonrió—. Sí, lo sé. Nos abastecimos por completo hace un tiempo, pero esa es la última bolsa que queda a bordo. Estaba escondido en la habitación de Groot debajo de su colchón.
Freya volvió a mirar el paquete—. Lamento lo de tus amigos.
—Está bien —respondió Astrid.— Si esto funciona, podemos recuperarlos.
—¿Cuántos eran? —preguntó Freya—. Rocket no quería hablar sobre eso.
—Éramos bastantes —respondió Astrid—. Estaba yo, mi hermano, Apollo, Mantis, Drax, Gamora, Rocket y Groot, y... Peter.
—¿Peter? —preguntó Freya suavemente—. ¿Un novio?
—Esposo —respondió Astrid, mostrándole a Freya el anillo de bodas que llevaba en una cadena alrededor de su cuello—. Lo extraño todos los días. Nunca fui muy buena en el amor, pero él simplemente... cambió todo, ¿sabes?
—Lo sé —dijo Freya, mirando a Steve que estaba hablando con Natasha.
Astrid guardó los anillos debajo de su camiseta—. No sé qué hacer sin Peter.
—Oye, esto va a funcionar —dijo Freya—. Vamos a recuperarlos a todos.
Astrid suspiró—. Eso espero. Extraño a mi equipo.
—Yo también —dijo Rocket—. Ahora solo somos tú y yo, rubia.
Freya miró a Rocket—. Todavía me cuesta creer que eres real.
Rocket dobló sus brazos—. Podría golpearte para mostrarte que tan real que soy.
Astrid lo empujó con el pie—. No seas grosero.
—¿Por qué a la gente le cuesta creer que soy real? —dijo Rocket.
—Porque en la Tierra no tenemos mapaches parlantes —respondió Freya—. De hecho, no tenemos a nadie como la gente con la que trabajas.
—Sí, bueno, tu mundo se hizo mucho más grande —dijo Astrid.
Rocket señaló la cabina—. La supermujer ha vuelto.
Fueron a ver qué tenía que informar Carol y ella se detuvo antes de llegar a la ventana—. No hay satélites, ni naves, ni ejércitos. Ni niguna defensa terrestre. Solo está él.
Nebula asintió—. Y eso es suficiente.
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