30 | aliados
La búsqueda de Gamora los llevó a un planeta llamado Titán, y cuando llegaron, Astrid notó de inmediato cómo el ambiente era claramente uno de violencia pasada. El planeta estaba desolado y abandonado, y mientras los Guardianes caminaban por la superficie, de repente vieron una nave que se acercaba. Astrid se lo señaló a sus amigos, quienes se pusieron a cubierto de inmediato.
Cuando la nave se estrelló en la superficie, los ojos de Apollo se oscurecieron—. Apuesto a que es Thanos, o al menos alguien que sabe dónde está.
—Apollo —dijo Astrid, agarrando su brazo—. No podemos simplemente entrar allí.
—Tiene a mi novia —espetó Apollo—. Harías lo mismo si fuera Peter.
—Tienes razón, lo haría —respondió Astrid, antes de suspirar —. Vamos a recuperar a tu chica.
Se acercaron a la nave, y Peter hizo un agujero en el costado antes de que entraran corriendo, armados y listos para pelear. Drax fue el primero, gritando—: ¡THANOS! —antes de lanzar sus cuchillos en dirección al hombre.
Astrid vio a una persona con un traje azul y plateado ponerse de pie después de ser golpeada hacia atrás por la explosión y se acercó a ella con los cuchillos desenvainados. Miró a la figura, que dijo—: Oh no, hoy no —antes de atacar.
Astrid era buena, pero el traje era mejor. La persona adentro, que asumió que era una chica dado el contorno del traje, luchó bien. Cuando la chica agarró su muñeca con una mano cubierta de metal, Astrid dejó caer su cuchillo y subió por el cuerpo de la chica para voltearla sobre su hombro y arrojarla al suelo.
La chica activó sus blásters y se alejó volando, aterrizando a metros de distancia de Astrid, quien saltó hacia donde un hombre se defendía con escudos de luz amarilla. Astrid gritó y le arrojó un cuchillo al hombre, quien lo desvió. Astrid atrapó el cuchillo en un portal y lo volvió a dejar caer en su mano, antes de volverse y ver a un chico con traje rojo y azul atrapado por las cuerdas de Peter.
Sonriendo, Astrid vio a la chica de antes de espaldas, abriendo un portal a sus pies antes de saltar a través de él, emergiendo en un ángulo vertical y pateando a la chica en la espalda—. ¡Oye, idiota espacial!
Astrid se dejó caer en otro portal y emergió en la cubierta de abajo, aterrizando en cuclillas cuando vio a Peter sujetando a la chica del traje azul. Abrió otro portal y emergió justo en frente de Peter, con los cuchillos listos.
—Quédense todos donde están —dijo Peter—. Cálmense —se quitó el casco y la chica hizo lo mismo, revelándose—. ¿Eres una chica?
—¿No eres un extraterrestre? —preguntó la chica.
Peter apuntó con su arma a un hombre con traje rojo y dorado—. Se los preguntaré una sola vez. ¿Dónde está Gamora?
—Sí, tengo un pregunta mucho mejor —respondió el hombre, quitándose el casco—. ¿Quién es Gamora?
—Yo tengo una mejor —espetó Drax, tirado en el suelo a los pies del otro hombre—. ¿Por qué es Gamora?
—¿Por qué es Gamora? —repitió Apollo con un suspiro—. Vamos, amigo, eso ni siquiera tiene sentido.
—Díganme dónde está, o juro que freiré a este engendro —dijo Peter, sosteniendo su bláster contra la sien de la chica.
—Bien, me llamaste payaso y ahora engendro —dijo la chica—. No creo que me gustes mucho.
—¡Adelante! —gritó el hombre, un arma apareció de su traje y apuntó directamente a Drax—. Le disparas a mi chica y yo le dispararé a él. ¡Vamos!
Drax ni siquiera se inmutó—. Hazlo, Quill. Puedo soportarlo.
—¡No puede! —dijo Mantis, todavía enredada en lo que parecían ser telarañas.
—Ella tiene razón, no puedes —dijo el otro hombre con una capa.
—¿Qué diablos está pasando? —preguntó Astrid, mirando a Apollo—. Por esto prefiero trabajar sola.
—Solo estamos buscando a nuestra amiga —dijo Apollo, sonando enojado—. Quien también resulta ser mi novia. Entonces, si no saben dónde está, temo decir que son inservibles.
—Por última vez —dijo la chica que Peter estaba sosteniendo—. No conocemos a esta chica Gamora.
—¿No quieres decirme dónde está? Está bien. Los mataremos y yo mismo se lo sacaré a Thanos a los golpes —dijo Peter. Miró a la chica—. Empezando contigo.
La chica suspiró—. Por el amor de Dios, ¿por qué siempre soy yo?
—Espera, ¿Thanos? —preguntó el hombre de la capa—. Déjame preguntarte algo. ¿A qué maestro sirves?
—¿A qué maestro sirvo? —repitió Peter con escepticismo—. ¿Qué se supone que debo decir, "Jesús"?
—¿Eres de la Tierra? —preguntó el hombre del traje rojo.
—No soy de la Tierra, soy de Missouri —respondió Peter.
Esta vez, la chica dijo—: Sí, eso es en la Tierra, imbécil.
Astrid miró a Peter—. ¿Te patearon la cabeza o algo así? Sabes que Missouri está en la Tierra.
—¿Por qué nos hostigan? —preguntó el hombre de rojo y amarillo.
—¿No están con Thanos? —preguntó el chico con el traje de araña rojo y azul, tropezando hacia ellos con los brazos todavía sujetos a los costados por las cuerdas.
—¿Con Thanos? —preguntó Apollo con disgusto—. No, estamos aquí para matar a Thanos. Se llevó a mi chica... espera, ¿quiénes son?
—Somos los Vengadores, amigo —dijo el chico más joven, quitándose la máscara.
Astrid jadeó—. ¿Dijiste los Vengadores? Peter, déjala ir.
Peter soltó a la chica que sostenía, observándola tropezar hacia el hombre del traje rojo y dorado, quien inmediatamente envolvió un brazo protector alrededor de sus hombros.
—¡Son esos de los que nos habló Thor! —exclamó Mantis.
—¿Conocen a Thor? —preguntó el hombre.
—Sí, un tipo alto, no tan apuesto —dijo Peter.
—Mentira —dijo la chica, mientras el chico más joven hacía una mueca.
—Que necesitaba que lo salvaran —terminó Peter.
—Lo siento, solo está un poco celoso porque Thor era todo grande y musculoso y los demás le estaban diciendo gordo —dijo Astrid.
—¿Dónde está ahora? —preguntó el hombre con la capa.
—Dijo algo sobre un martillo nuevo —dijo Astrid—. No sé, tenía un nombre muy difícil de pronunciar.
—Ninjavellow o algo así —dijo Peter.
Astrid miró a Peter con una expresión estupefacta—. Puede que no sea buena con los nombres, pero definitivamente no era ese.
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