06 | plan de escape
—Escucha, no me importa si vives o mueres —espetó Peter, siguiendo a Gamora hacia su celda con Astrid, Apollo y Rocket siguiéndolos.
—¿Y por qué lo detuviste? —preguntó Gamora.
—Es simple —respondió Peter—. Sabes dónde vender mi Orbe.
—¿Cómo vamos a venderlo si nosotros y el Orbe seguimos aquí? —preguntó Gamora.
—Mis amigos, Rocket y Astrid, escaparon de un total combinado de 39 prisiones.
Rocket asintió—. Vamos a escapar. Y luego nos iremos directamente con Yondu para cobrar tu recompensa.
—¿Cuánto iba a pagarte tu comprador por mi Orbe? —preguntó Peter.
Gamora vaciló antes de decir en voz baja—: Cuatro mil millones de unidades.
—¡¿Qué?! —exclamó Rocket.
—Ese Orbe es mi oportunidad de escapar de Thanos y Ronan —dijo Gamora—. Si nos liberan, los llevaré con el comprador y dividiré las ganancias entre los cinco.
—Soy Groot.
—Entre los seis —la corrigió Rocket, cuando apareció Groot—. Duerme para el peligro, despierta para el dinero, como siempre.
—¿Entonces saldremos de aquí? —dijo Apollo.
—Disculpa ¿quién eres? —preguntó Gamora.
—Apollo.
—Es mi hermano —dijo Astrid, mirando a Apollo—. Puedes confiar en él.
—Está bien —dijo Gamora, mirando a Apollo con una mirada extraña en sus ojos—. Bueno, discutiremos esto en la mañana.
—
A la mañana siguiente, el grupo se encontró sentado en una mesa con su escaso desayuno delante de ellos. Astrid y Rocket habían pasado la noche discutiendo posibles rutas de escape, y de las siete posibles ideas, solo una funcionaría.
—Si queremos escapar, debemos entrar a esa torre de vigilancia —dijo Rocket—. Y para hacerlo, necesitaré algunas cosas. Los guardias usan bandas de seguridad para controlar las entradas y salidas. Necesito una.
—Yo me ocupo —dijo Gamora.
—Ese tipo de allí... necesito su pierna ortopédica —dijo Rocket.
—¿Su pierna? —preguntó Peter.
—Sí —respondió Rocket—. No necesito otra parte. Míralo, es un inútil.
—Está bien —dijo Peter, sonando incrédulo.
—Y finalmente, en esa pared, hay un panel negro. Una luz amarilla que parpadea. ¿La ven? —preguntó Rocket, y el grupo asintió—. Hay una batería de quarnyx detrás de ella. Una caja violeta con cables verdes. Para entrar a la torre, definitivamente la necesito.
—¿Cómo vamos a hacer eso? —preguntó Astrid.
Rocket miró a Astrid—. Bueno, supuestamente los carceleros creen que eres atractiva. Quizá puedas arreglar algún tipo de intercambio.
—Debes estar bromeando —dijo Astrid.
—No, de verdad escuché que te creen atractiva —respondió Rocket—. Tal vez podrías sacudir lo que te dio tu mamá y bailar un poco o...
—Absolutamente no —interrumpió Peter, con los puños apretados frente a él.
—Oye —dijo Apollo—. Tiene que haber una mejor manera.
—Tal vez —dijo Rocket.
—Mira, tiene seis metros de altura y está en la parte más custodiada de la prisión —dijo Peter—. Es imposible subir sin que nos vean.
—Tengo un plan, y para ese plan necesito una maldita batería de quarnyx, ¡así que resuélvanlo! —dijo Rocket enojado.
—¿Podemos seguir trabajando? —preguntó Astrid—. Gracias.
—Esto es importante —dijo Rocket—. Cuando quiten la batería, todo el sistema entrará en modo de emergencia. Una vez que la tengamos, debemos movernos con rapidez, así que eso debe ser lo último que consigan.
Tan pronto como terminó de hablar, las luces se apagaron y las alarmas comenzaron a sonar. El grupo se giró para ver a Groot de pie con la batería en sus manos, sosteniéndola mientras lucía orgulloso de sí mismo.
Rocket gruño—. O podemos buscarla primero e improvisar.
—Yo buscaré la banda —dijo Gamora, señalando a Apollo—. Tú, conmigo.
—¿Yo? —preguntó Apollo.
—Sí —respondió Gamora, levantándose.
Apollo miró a su hermana—. ¿Y si me mata?
—¿Hazlo tú primero? —respondió Astrid.
—Yo buscaré la pierna —dijo Peter.
Peter salió corriendo para agarrar la pierna mientras Gamora y Apollo desaparecían en la otra dirección. Astrid miró a Rocket—. Supongo que no tengo que sacudir lo que mi mamá me dio.
—Una lástima, me hubiera gustado —dijo Rocket.
—Asqueroso —dijo Astrid—. Simplemente... asqueroso.
Un guardia se dirigió a Groot, pidiéndole que regresara a su celda, y cuando Groot no respondió, los drones abrieron fuego y Groot rugió de ira. Astrid vio cómo Groot derribaba a los drones en el aire furiosamente como si los disparos no lo afectaran.
—Todos los prisioneros regresen a sus celdas —instruyó el guardia.
Rocket le hizo señas a Astrid para que lo siguiera, y los dos corrieron hacia Groot, esquivando las balas con dificultad. Cuando lo alcanzaron, Rocket se subió a su hombro mientras Astrid estaba a sus pies.
—¡Idiota! —dijo Rocket—. ¿Cómo se supone que voy a pelear contra estas cosas sin mis armas?
Una mano se envolvió alrededor de la cintura de Astrid y ella gritó cuando la levantaron en el aire y la colocaron sobre el otro hombro de Groot mientras una rama se envolvía alrededor de sus piernas, manteniéndola en su lugar.
—No me gusta esto —dijo ella.
—Solo espera —respondió Rocket, mientras Groot levantaba un brazo como un escudo para protegerlos de los disparos.
—¡Pequeña bestia! —gritó una voz—. ¡Chica de los ojos violetas!
Astrid se giró para ver un arma volando hacia ella y la atrapó con facilidad. Rocket también había recibido un arma de Drax, y cuando aterrizó en sus manos, parecía muy feliz—. Oh, sí.
Groot y Rocket comenzaron a gritar, abriendo fuego contra los guardias y los drones mientras Astrid hacía lo mismo. Ella y Rocket sacaron los drones, y una vez que se encargaron del último, escucharon la voz de Gamora detrás de ellos.
—¡Rocket! ¡Astrid!
Ella les arrojó la banda, que Rocket atrapó antes de volverse hacia Groot—. Ve a la torre de vigilancia.
Mientras Groot se movía, Rocket tarareaba para sí mismo mientras comenzaba a trabajar en la batería y la banda. Groot creció hasta la altura de la torre de vigilancia, ayudando a Astrid y Rocket a cruzar la barandilla para que estuvieran a salvo. mirando hacia abajo, Astrid vio que Peter comenzaba a subir, antes de que un dron apareciera justo a su lado.
—¡Peter! —gritó Astrid, pero antes de que el dron pudiera abrir fuego, Drax saltó y lo agarró, partiéndolo por la mitad.
Astrid suspiró aliviada cuando Peter trepó por la pierna de Groot y se unió a Astrid en la pasarela. Ella agarró su brazo y tiró de él en un breve abrazo, aliviada de que no estuviera muerto. Cuando se alejaron, Apollo y Gamora se unieron a ellos, al igual que Drax.
Rocket abrió las puertas de la torre de vigilancia, y el único guardia levantó las manos en señal de rendición, indefenso cuando Groot lo arrojó por las puertas, Gamora notó a Drax y lo miró con disgusto.
—No me mires así, mujer —espetó Drax.
—¿Por qué está aquí? —preguntó Gamora.
—Le prometimos que podría quedarse a tu lado hasta matar a tu jefe —dijo Peter—. Siempre cumplo mis promesas cuando se trata de musculosos que me matarán si no lo hago. Aquí tienes.
Colocó la pierna ortopédica sobre el panel de control y Rocket se echó a reír—. Bromeaba sobre la pierna. Solo necesito estas dos cosas.
—¿Qué? —preguntó Peter.
—Pensé que sería gracioso —rió Rocket—. ¿Fué gracioso? Ah, espera, ¿cómo se veía saltando por ahí?
—¡Tuve que transferirle treinta mil unidades! —espetó Peter.
Rocket siguió riéndose mientras Drax miraba a su alrededor—. ¿Cómo nos vamos a ir?
—Bueno, estos dos tienen un plan —dijo Peter, señalando a Rocket y Astrid—. ¿Verdad? ¿O eso también lo inventaste?
—Tenemos un plan —dijo Rocket.
—Deja de parlotear y libéranos de este confinamiento irritante —dijo Drax.
—Sí, estoy de acuerdo con el tesauro ambulante en esto —respondió Peter.
—No vuelvas a llamarme "tesauro" —dijo Drax en voz baja.
—Es solo una metáfora, amigo —respondió Peter.
—Su gente es totalmente literal. Las metáforas le pasarán por encima —explicó Rocket.
—Nada me pasa por encima —dijo Drax—. Tengo reflejos rápidos, atraparía lo que fuera.
—Moriré rodeada de los mayores idiotas de la galaxia —dijo Gamora en voz baja.
Los guardias inundaron la prisión, empuñando armas, y Astrid notó que los ojos de Peter se agrandaban—. Esas armas son grandes.
—Roedor, estamos listos para tu plan —espetó Gamora.
—Esperen —dijo Rocket, cuando una segunda explosión golpeó las ventanas.
—Reconozco a este animal —dijo Drax—. Los asábamos en las fogatas cuando éramos niños. Su carne es bastante deliciosa.
—¡Eso no ayuda!
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