la de 1er año ★ karina x haerin
—¿Cuándo fue la última vez que tuviste sexo? —pregunta Yangyang.
Haerin se sonroja desde su puesto. Ni siquiera era una pregunta dirigida hacia ella, pero de alguna manera, se ve avergonzada.
—Justo antes de llegar aquí. Tu madre estaba llamándome como loca y no pude negarme —responde Aeri, guiñándole un ojo y carcajeando cuando Yangyang comenzó a insultarla.
—¡Suficiente, ya! —interrumpió Yizhuo, sin paciencia—. Contesta bien o bebe, Uchinaga —refunfuña.
Todos allí se miran con diversión. Esas dos se traían algo mal oculto y, probablemente, Yizhuo se había puesto celosa del estúpido comentario de la japonesa respecto a follarse a otra mujer.
—Ayer, ayer fue —mira a la china directamente, una sonrisa escapando de sus labios. Por supuesto que la persona con quien tuvo sexo fue Yizhuo.
Karina mira hacia un lado cuando Aeri comienza a pasar su vista por los participantes del juego responde-o-shot.
—Yoo, mala jugada intentando pasar desaparecida. Te escojo a ti —Jimin muerde su labio, rendida. Conocía a su mejor amiga y sabía que estaba por jodérsela—. Si tuvieras que follarte a alguien de aquí, ¿quién sería y por qué Haerin?
Las risas estallan en el grupo y las dos nombradas se sonrojan. Jimin se promete internamente asesinar a su mejor amiga cuando estén a solas.
—No seas imbécil, Aeri —regaña, tomando la botella de vodka para servirse un shot. Ni siquiera debía beber porque esa pregunta no valía, pero ahora parecía necesitarlo.
Y claro que lo necesitaba, se dijo cuando sus ojos y los gatunos de la pobre muchacha sentada frente suyo se encontraron. Haerin desvió la mirada y ella suspiró.
Haerin había entrado a su universidad ese mismo semestre y, aunque esté en primer año, sus amigos -de tercer año, por cierto-, no dudaron en invitarla esa noche luego de que descubrieron que Jimin tenía cierto interés en la joven. Ella nunca lo admitió, pero a veces se dejaba en evidencia cuando se encontraba a Haerin en la cafetería de la universidad.
—Bien, otra pregunta: ¿qué le harías a Haerin si estuviesen a solas? —esta vez habló Yeonjun, su otro mejor amigo, pero también el idiota más grande que conocía.
—Suficiente —Jimin se levanta de su puesto con el ceño fruncido.
Este descaro entre amistades era normal y no solía afectarle, pero entre ellos había una pobre chica que, probablemente, estaba sintiéndose muy incómoda en ese momento.
—No me quedaré a esto, pueden seguir jugando ustedes —vuelve a decir y, antes de caminar lejos del círculo, le dedica una última mirada a Haerin.
Pobre chica, ahora sí que no querrá ni toparse con Jimin.
Se dirige al balcón del departamento, sacando su cajetilla de cigarros. No era de fumar, un par de veces en fiestas tal vez, aunque había pasado a comprarlos cuando le avisaron que Kang Haerin estaba de primera en la lista de invitados.
Lo enciende y aspira el humo, la nicotina haciendo efecto inmediato ante su alteración de presión arterial. Tenía sus dudas respecto a acercarse a Haerin, pues, aunque no fuese una gran diferencia, la chica tenía dieciocho y ella veintiuno. ¿Inmoral? No, pero tampoco lo llamaría moral. Estaba... bueno, la ley no lo prohibía, así que estaba bien. O no era ilegal al menos.
Rió sin gracia ante su análisis. ¿De qué servía considerar su diferencia de edad si ya Haerin jamás le hablaría? Con suerte charlaron antes, antes de que sus, supuestos mejores amigos, arruinaran todo con sus bromas de mal gusto. Es decir, ¿no les importaba hacer sentir mal a Haerin? Porque estaba segura de que la pelinegra no se sintió a gusto momentos atrás.
—Va a resfriarse —escucha a su espalda.
Si bien reconoce esa suave voz, puede confirmar que es Haerin -que se supone nunca más le hablaría-, porque es de las pocas chicas que sigue usando palabras formales para dirigirse hacia un mayor. Si bien el "unnie" u "oppa" se mantenía en esa generación, era poco usual escuchar un "usted" para referirse a alguien de no más de treinta años.
Haerin está parada en la puerta estilo ventanal cuando Karina voltea. En sus manos traía la chaqueta de cuero con la que llegó a esa reunión social.
—Oh... —su boca se abre, sorprendida y nerviosa—, gracias.
Haerin camina hacia ella para pasársela. Jimin recibe su prenda, se la coloca y agradece nuevamente. Luego, no puede evitarlo y sus ojos caen en los labios de la menor, aunque retrocede de forma brusca, recordando que tenía un cigarro en la mano.
—Perdona, el humo —se echó hacia atrás, apartando el cigarrillo, dispuesta a apagarlo. Mas, la joven se le adelantó.
—No me molesta, unnie. Estoy acostumbrada.
—¿Fumas? —cuestiona con verdadera curiosidad. Haerin realmente parecía de las chicas que lloran cuando ven a alguien matar sus propios pulmones.
—¡N-no, no! —se apresura en negar—. Niki, él siempre huele a cigarro.
—¿Niki?
¿Niki familia, Niki amigo, Niki novio...?
—Mi mejor amigo.
¿Mejor amigo de infancia que veo como hermano o mejor amigo «nos besamos cuando estamos ebrios»?
—Es gay.
—¿Disculpa? —Jimin sale de su trance, mirando a Haerin.
—A su pregunta. No, no lo veo como mi hermano pero tampoco, no nos besamos cuando estamos ebrios.
—¡Oh, lo lamento! —sus mejillas se pintan de rojo, queriendo desaparecer. ¿En serio lo había dicho en voz alta? Juró haberlo debatido seriamente, sí, pero en su cabeza.
Haerin sonríe, haciendo que dos colmillos se asomen de su dentadura. Jimin, al verle, olvidó su vergüenza de lo mucho que le llamó la atención. La sonrisa más jodidamente adorable del universo.
—Eres preciosa, Haerin —dice, aunque muerde su lengua al hacerlo. Al parecer, despertó con ganas de humillarse.
La más bajita esquiva su mirada, posándola en los departamentos frente a ellas. Ahora ambas estaban apoyadas en la baranda de esa terraza y Yoo nota cómo sus mofletes se colorean y en sus labios vuelve a aparecer esa sonrisa de caninos.
Sin esforzarse en disculparse, Jimin se permite curvar sus labios hacia arriba también.
Da otra calada a su cigarrillo, acompañando a Haerin en el agradable silencio que las rodeaba. No pasó demasiado hasta que el frío se caló por la piel de la pelinegra, quien comenzó a temblar de forma ligera. A pesar de las bajas temperaturas, muy metida en su papel de unnie, Jimin se saca su chaqueta rápidamente, apretando el cigarro con sus labios para colocársela a Haerin.
—No es necesario, unnie —se gira un poco hacia ella.
—Estás temblando, Haerin —acomoda bien el abrigo en sus hombros. Sube el cierre a la mitad, deteniéndose en la parte inferior de los pechos de la menor.
Detalla la delgada tela del top que los cubre, que luce tan fácil de quitar. El escote no era muy revelador, pero se asomaba un poco el encaje que tenía su brasier. ¿Era negro o azul oscuro?
De repente, sus ojos se abren de sobremanera, entendiendo que su fanatismo por los pechos había llegado muy lejos esta vez y que, definitivamente, Kang se dio cuenta de su descarado escaneo. La pobre joven también la miraba, ya tan sonrojada que Karina no recuerda su rostro sin el rosa decorándole los pómulos.
Sabía que Haerin no la abofetearía por su comportamiento de adolescente puberto, era demasiado humana para aquello, pero lo que, de verdad, ni en un millón de años se imaginó, fue que Haerin se abalanzara hacia ella, decidida y atrayéndola de su camiseta para unir sus labios.
Corresponde en cuanto puede y, casi que por instinto, la sujeta de la cintura, tirando el cigarrillo para apagarlo con su suela del zapato. Sabía a gloria, a chicle y más gloria. Por todos los santos, qué mujer con la que se había topado. Haerin rodeó su cuello, alzando las puntas de sus pies para quedar mejor posicionada. Jimin acarició la piel expuesta que dejaba el espacio entre el top y pantalón que llevaba Haerin, enterrando sus uñas cortas a la vez abría los labios de la pelinegra con su lengua para recorrer cada rincón que pudiera.
Dos largos minutos pasaron donde no se separaron ni de casualidad y ahora Haerin tenía la cabeza apoyada en el pecho de su unnie, muy avergonzada como para mirarla a la cara. Karina rió con ternura, aunque todo seguía revuelto en ella, más al oír la respiración de la joven, que seguía algo alterada.
Suspiró cuando el celular de Haerin comenzó a sonar. Y justo que estaba por besarla una segunda vez, maldición. Haerin se separó un poco de ella y apoyó la espalda en la baranda detrás suyo, Yoo siguiéndola como cachorro y posicionándose frente suyo para acorralarla en sus brazos.
—Hola, sí. ¿Qué? Pero unnie, ¿qué hora es? ¿Por qué saldría a esta...? Dios, bueno, pero déjelas escondidas en el masetero.
Karina veía cómo sus gestos iban cambiando a mediados avanzaba la conversación. No entendía nada, pero tampoco le importaba. Admirar los ojitos de esa chica, sus pestañas largas y su piel de porcelana parecía el mejor plan por existir.
—Nadie nos robará, Hanni unnie —rodó los ojos—. Espere... ¿está ebria? ¡Por Dios, unnie, ¿qué le he dicho de esto?!
Jimin acarició su rostro y ella la miró, pareció calmarse otra vez, aunque su ceño seguía fruncido.
—Es lo peor, unnie. Esto es ridículo.
—¿Qué sucede? —cuestiona una vez Haerin cuelga. No ha dejado de sobar su mejilla.
—Es Hanni unnie, mi compañera de cuarto. Ayer se le perdió su juego de llaves y hoy le dejé las mías por cualquier cosa, pero ahora quiere salir a una discoteca y necesita pasarme las llaves antes —suspira, no queriendo separarse de ella.
—¿Y por qué no las esconde?
—Eso le dije, pero dice que las robarán. Y eso que vivimos en un condominio —ríe suave. Jimin iba a reprochar, pero ella se adelantó, sabiendo qué diría—. No, no hay forma de mandarla al diablo. Unnie es... bueno, una persona compleja de tratar.
Jimin formó un puchero.
—¿Puedo llevarte al menos?
—Bebió, unnie. Olvídelo.
—No lo hice, señorita. No alcancé a beber ese shot porque salí aquí y antes de eso estaba tomando bebida.
—Pero tampoco es necesario, debe divertirse con sus amigos.
—Vamos, yo solo quiero estar contigo, Haerin —insistió, agarrándola de las caderas para dejar húmedos besos en su cuello—. Prometo solo asegurarme de verte entrar y me iré.
Haerin no respondió, dejándose guiar cuando Jimin la sujetó de la mano, aprovechando que la terraza quedaba lejos de donde sus amigos conversaban. No es que le importara que la vieran con Haerin. Es más, si fuese por ella, iría y les restregaría en la cara que besó a esa hermosa mujer, pero conocía con quienes se juntaba y, si antes fueron desubicados, Dios santo, no quería ni imaginarse qué dirían al ver a Haerin con su chaqueta puesta y labios hinchados.
Así que solo se limitó a ir por las cosas de Kang, diciéndole que la esperara en la puerta del departamento, y cuando agarró la bolsa de la menor y recibió silbidos, Yoo solo les sacó la lengua y se burló de que ella sí podía dedicar su vida a otras cosas que no fuesen beber y esconder romances como el de Yizhuo y Aeri. Esta vez sí logró una magnífica jugada que dejó a sus amigos gritando y riéndose mientras ahora Aeri era la que planeaba asesinarla.
***
Jimin la acompañó hasta la puerta, caballerosa como siempre.
Estaba a punto de dar sus últimas palabras de despido antes de besarla -porque claro que la besaría una última vez-, cuando Haerin se agachó, agarrando una hoja mal arrancada de cuaderno.
—¡Maldita unnie! —gritó la menor, mostrándole el papel.
"Tardaste demasiado y la noche me espera, así que al final sí te dejé las llaves en el macetero. ¡Lo lamento!", era lo que estaba escrito en una letra grande y desordenada.
Ella rió.
—No la entiendo —suspiró Haerin—. Tenía miedo a que nos robaran pero deja esta nota para que cualquiera sepa que las llaves están escondidas.
Jimin estaba demasiado ocupada pensando en lo adorable que se veía la bajita refunfuñando que no notó su cambio de expresión.
—Mm, unnie —susurró Hae y la observó tímida—. ¿Quiere pasar?
Oh, bueno, eso sonaba genial. Asintió y ambas, algo cohibidas, se adentraron al departamento.
Jimin estaba cuestionándose si esta invitación era por cordialidad, tal vez para ofrecerle algo de beber y luego se iría sin más, o si podría ocurrir otra cosa entre ellas, pero tampoco fue necesario darle una segunda vuelta al asunto, pues, ya con la puerta cerrada, la joven se lanzó a sus brazos, besándola con una desesperación que no esperó.
Sorprendida, pero sobretodo fascinada, la besó de vuela, suspirando sobre sus labios por lo bien que sabía. Chicle y gloria. ¿Ya lo había dicho?
—No quiero que se vaya tan pronto, unnie —susurró Haerin, avergonzada.
La mayor sonrió brillante, tomándole las manos.
—Gracias al cielo, porque yo tampoco quería irme —admitió.
Luego de eso, Haerin la arrastró por el pasillo principal y las dirigió a su habitación donde habían repisas repletas de libros, peluches en la cama y casi todo era de color blanco crema. Sí, eso era muy Haerin. Lo que no era para nada Haerin, pensó Jimin, era lo que la chica estaba haciendo ahora mismo: sola, sin pedírselo, le quitó la chaqueta de cuero que le había devuelto antes de subirse al auto. Sus manos parecían sin control cuando la tomó por las mejillas y le pidió en un susurro en su odio que le quitara cada prenda de ropa.
Yoo la acostó en la cama, besándole el cuello mientras sus manos se perdían en el top de Haerin, arrancándolo con facilidad. La vista bajo suyo era de ensueño. El brasier de encaje -azul oscuro- apretaba los pechos de Kang, pidiendo que se los devorara. Hae se sonrojó, tanteando con sus dedos la mejilla de Jimin. Se sentía deseada y eso la llevaba al cielo.
Karina la levantó con cuidado para poder desabrocharle el sostén, bajando las tiras por sus hombros hasta dejarlo de lado, ahora sí que con una de las siete maravillas frente a sus ojos.
Sus dedos fueron por sí solos a los pezones de Haerin, rodeándolos con caricias. Tomó uno de sus pezones y lo apretó sin llegar a ser tosca, lamiéndose los labios al oírla gemir bajo. Observó el rostro colorado de la menor, el dorso de su mano sobre su boca y con ojitos que suplicaban por más.
Se acercó a su pecho, besándole los senos antes de succionarlos con dedicación. Haerin la rodeó con sus piernas, ya jadeante, y Jimin, con el pecho izquierdo de esta misma metido en su boca, alzó la mirada solo para volverse más loca: ahora Haerin tenía los ojos cerrados, la boca abierta y apretaba a un pobre conejo de peluche que reposaba a su lado.
La tomó por la cintura, sin dejar de comérsela mientras hacía magia para quitarle los pantalones y bragas. Ya con sus piernas desnudas, tiró de sus caderas hacia adelante para que la pelvis de Haerin rozara contra su estómago y ambas gimieron al sentirse tan íntimamente.
Se separó de ella, elevándola de su espalda baja y que se sentara. No dijo nada mientras la daba vuelta en la cama, dejando que el pecho de Haerin reposara en el colchón, acostada a lo largo. Esta la miró por un lado y Jimin la besó, enterrando su lengua en la boca de la chica.
—Quédate así —pidió, levantándose para quitarse la camiseta y pantalón. En su mente no estaba presente complacerse a sí misma, solo se quitó lo necesario para que el roce de su ropa y el cuerpo desnudo de Haerin no fuese incómodo.
Quedó en bragas y volvió a la cama. Haerin no había hecho más que mirarla expectante a qué haría, y en el fondo riendo porque se dio cuenta de la fascinación de Jimin por los pechos, pero aun así era la misma Jimin quien tenía el busto bastante pronunciado.
Karina se colocó sobre las pantorrillas de Kang, sin cargar su peso sobre ella, sino que apoyando sus rodillas a los costados. Bajó hasta besar todo el largo de la espalda de la menor, quedando a la altura de su trasero. Ella gimió sorprendida cuando Jimin le dio un fuerte apretón con ambas manos, manoseándola hasta acabar por enterrar sus dientes en la voluminosa piel de su trasero. Se dirigió a besarla nuevamente, manteniendo las manos en su culo.
En medio del beso, Jimin le separó las piernas, tocando sus pliegues ya húmedos. Hurgó hasta encontrar su vagina y, de golpe, metió uno de sus dedos, sus cuerpos bruscamente rebotando hacia delante por la fuerza que aplicó. Los pechos de Jimin golpearon duro en su espalda y Haerin dejó de besarla, enterrando su cara en la almohada y gimiendo alto por la precisión con que le dio. Jimin hurgó más en ella, adentrando un segundo dedo.
—Mierda, Haerin —jadeó en su oído, excitada—. Cómo logras ser tan apretada —dijo, sintiendo las paredes de la chica tragándola.
Kang no tuvo tiempo para avergonzarse, demasiado ocupada con sus uñas enterrándose en las sábanas. Todo fue para peor -mejor- cuando la azabache separó un poco sus dedos, haciendo tijeras con estos, abriendo y cerrando para que el libio de Haerin jamás acabara.
—¡U-unnie! —exclamó, tensándose. Su corazón latía veloz, incrédula de la satisfacción que lograba alcanzar. Había mantenido relaciones con su ex novia de dos años y jura nunca haber sentido ni un cuarto de lo que sentía en ese instante.
Jimin le dio más estocadas, segura que podría venirse sin siquiera tocarse un poco. Se preguntó seriamente dónde había estado esa chica toda su vida, pues escucharla gemir su nombre con tanto descontrol hacía que cada rincón de su sistema nervioso se activara y diera su cien por ciento.
Las piernas de la pelinegra zumbaron en temblores agresivos, su garganta dejó escapar malas palabras que Jimin estaba segura que no usaba a diario y se dio cuenta que Hae intentaba callarse, mordiendo su almohada. Dos dedeadas más y Haerin se corría.
Oh, Dios, se había conseguido una pillow princess que dejaba que le comiera los pechos, gemía como estrella porno, era bonita y muy dulce. Ante el pensamiento, que parecía más una fantasía, Jimin, a la vez que Haerin, se corrieron.
Haerin lo había hecho en un grito que los vecinos probablemente oyeron, Jimin mordiéndole el hombro con tal magnitud que llegó a sentir el hueso de la muchacha.
Daba igual. Ese dolor solo alargó más el orgasmo de la más baja.
Cayó sobre Haerin, agotada al igual que esta. Sus respiraciones eran un lío, uno muy desastroso.
Luego de uno o dos minutos -ninguna era capaz de saber cómo pasaba el tiempo-, Karina se hizo hacia un lado, no queriendo aplastarla más. Se sacó las bragas porque estaban empapadas, y cuando giró hacia un lado, Haerin ya la estaba mirando.
Se sonrieron y Hae se acercó, besándole lento. Jimin tenía experiencia en el sexo y su cuerpo era capaz de aguantar horas tras horas, pero supo que Haerin no cuando comenzó a besarla más flojo, dejándose llevar totalmente por ella. Sonrió. Debía admitir que prefería mil veces aquello.
—¿Quieres descansar? —cuestionó, separándose y admirando esos ojitos que pestañeaban lento.
Ella asintió, abriendo sus brazos para que Jimin se metiera entre estos, quien así lo hizo, no sin antes sacar la mantita que reposaba en sus pies y taparlas. No hacía el suficiente frío para tener que meterse dentro de las sábanas, pero prefería asegurarse de cuidar bien a la joven y que no acabara resfriada.
—¿Podré seguir viéndote? —preguntó Jimin.
—Es lo único que quiero, unnie —dijo y ambas sonrieron.
Esa noche durmieron con Haerin rodeándole con sus piernas y con Jimin aferrada a uno de sus pechos.
¿Qué se le iba a hacer? La adicción a las tetas era real y Yoo estaba allí para demostrarlo.
¡¿QUÉ OPINANNNNNN? creí que el primer ship fuera de NJ que subiría sería yunjin x hae, pero vi que varios me pidieron hae y karina y, ns, me vino la inspiración.
(no puse a winter en este os pq se sentía como una traición al winrina, jfkwkdk).
¿qué opinan del sex? JSKEK. es que, si bien no fue nada del otro mundo, me salí un poco de las posiciones tradicionales. ¿se entendía alguna wea y ñe?
les admito que me debatí si hacerlo karina G!P o no, así que, si llego a subir otro one shot de ellas, probablemente sea G!P.
(que no se note que estoy evitando por todas partes comentar acerca de lo que está pasando con mis bbs de newjeans) (ES QUE NO PUEDO, SI NO LO HABLO NO SE HACE REALIDAD SOY CIEGA MUDA SORDA TELETÓN BILZ Y PAP)
bye, media nota, les dejo una fotito de esta nerd guapetona.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top