dead to me ★ kittyz

Haerin nunca fue el tipo de persona que buscara conflictos, y mucho menos ahora, tras haber superado a Jay y lo que fue su relación. Pero parecía que no todos compartían aquel pensamiento.

En el tiempo que había pasado desde su ruptura, Haerin había hecho todo lo posible por mantenerse alejada de su exnovio y la nueva novia de él, Hanni. Sin embargo, el drama tenía una manera peculiar de encontrarla, incluso cuando no lo pedía.

Esa tarde, la cafetería del instituto estaba particularmente animada. Hanni, sentada en una mesa junto a Jay y un par de amigos, hablaba con una intensidad que atrapaba miradas cercanas.

—¿Sabes lo que me dijeron? —dijo Hanni, clavando los ojos en él—. Que tu querida ex, Haerin, anda diciendo por ahí que fui yo quien se metió en su relación —Jay ríe, como si estuviera de acuerdo en que Haerin hablaba de él—. ¡Es una descarada! Como si no hubiera sido ella la que no supo cuidarte.

En una mesa cercana se encontraba Haerin, escribiendo en su libreta una idea que acaba de fluir de sus pensamientos, ajena a la tormenta verbal que Hanni estaba esparciendo como veneno. Sin embargo, Hyein alcanzó a oírlos, mirándolos de reojo.

—Parece que sigues siendo el tema favorito de su almuerzo.

—¿Otra vez? —Haerin levantó la vista de su libreta con una mezcla de cansancio y desdén.

—Al parecer —respondió Leeseo con una risa—. Es increíble que Pham parezca más interesada en ti que en su propio novio.

—Es tan agotador. No entiendo qué le pasa conmigo.

—Es obvio, ¿no? —intervino Hyein y sus amigas la miraron, esperando a que prosiguiera—. Está insegura. Jay claramente no ha terminado de soltarte y eso la hace volverse loca.

Haerin rodó los ojos, negando.

—Jay no está interesado.

—Haerin, cada que puede se acerca a hablarte.

—Y coquetearte —agrega la menor.

—De todas formas, es Hanni la insistente. Debería enfocarse en él, no en mí. No tengo nada que ver con su relación.

—Lo sabemos, pero parece que ella no lo ve así —dijo Lee—. Deberías confrontarla de una vez.

—Sería perder el tiempo. Todo ese grupo es tan... intenso. No sé cómo aguanté a Jay.

—Ni nosotras, Hae. Te lo advertimos desde el inicio.

Haerin hunde su cabeza entre sus brazos en un suspiro. Sabía que las chicas tenían razón.

Más tarde, ambas rivales -según Pham- coincidieron en la biblioteca. Hanni estaba revisando sus notas, pero apenas notó que Haerin había entrado, sintió que el aire se tensaba. La chica se sentó en la mesa de al lado, sacando su computadora y un libro de texto.

Intentando ignorarla, la extranjera siguió con lo suyo. Sin embargo, al ver que Haerin ni siquiera parecía notar su presencia, se sintió invisible, como si sus esfuerzos por mantenerla a raya fueran insignificantes para ella.

—¿Sabes? —dijo Hanni de repente, su voz cortando el silencio de la casi vacía biblioteca—. Es gracioso cómo siempre actúas como si fueras superior a los demás.

Haerin levantó la vista lentamente, sorprendida de verla allí, pero su expresión se mantuvo tranquila.

—¿Perdón?

—Eso. Esa actitud tuya. Como si no te importara nada —continuó, cruzándose de brazos—. ¿Es tu estrategia para hacerte la interesante? Es algo patético, ¿sabes?

Haerin cerró los ojos un momento. Odiaba el término "perra", pero Hanni lo era.

Volvió a su trabajo en la pantalla.

—No busco problemas —respondió, esforzándose en dejar salir un tono neutral. Como si aquello lograra levantar una muralla entre ambas.

—No buscas problemas, pero tus ojos no se apartan de mi novio —Hanni soltó una risa irónica—. Me resulta interesante que siempre te cruces en nuestros caminos. ¿Esperabas encontrarlo aquí también?

Kang detuvo sus movimientos abruptamente, obligando a Hanni a hacer lo mismo. La miró a los ojos de forma directa. Hae estaba haciendo todo su esfuerzo por no vacilar, pues nunca fue una chica que supiera defenderse y puede contar con los dedos las veces que enfrentó a la mayor.

De todas maneras, dio su esfuerzo en esto.

—Mira, no sé lo que te han dicho, pero no soy tu enemiga, Hanni. Aunque si hay una cosa que sé, es que tampoco eres mi amiga, así que no me hables a menos que te lo pida. Y, créeme, jamás te lo pediría —toma una pausa, aparentando seriedad. Agradece que la mesa tape sus piernas que temblaron un poco—. No soy alguien que conoces. Crees que tienes problemas conmigo y te enfadas con todo lo que hago, pero... por favor, ni si quiera me interesas. Estás muerta para mí, Hanni, ¿por qué no puedo estar muerta para ti?  —da por finalizada su charla con aquella pregunta al aire, apartando los ojos de la mayor y comenzando a guardar sus cosas. Los latidos de su corazón martillean en su caja toráxica, pero sabe que lo ha hecho bien.

El rostro de Hanni mostró una mezcla de sorpresa y enfado, pintándose de rojo. Abrió la boca para responder, pero Haerin ya había comenzado a caminar nuevamente, dejándola atrás.

Una vez fuera, se permite volver a respirar, apoyándose en la pared. Maldice porque ahora deberá estudiar en las bulliciosas graderías, aunque sabe que haberse quedado en ese lugar sería imposible.

Pasan las horas y ya es de noche. Haerin estaba en su habitación cuando recibió un mensaje de Leeseo. Era un tweet de una cuenta que decía: "para esas chicas obsesionadas conmigo, ¿debería pagarles renta por siempre estar en sus cabezas o ustedes me deben pagar por entretenerlas?".

—¿Es en serio? —preguntó Haerin cuando Leeseo contestó su llamada.

—Es que es literal. ¿Qué fue eso hoy en la biblioteca que me contaste?

—Hanni siendo Hanni... —suspiró—. A estas alturas, ni siquiera me molesta. Es simplemente... agotador.

—Te envidia, seguro —intervino Hyein, uniéndose a la llamada. No necesitaba más que oír un "agotador" de Haerin para entender de qué hablaban.

—¿Qué podría envidiarme? —rió sin gracia.

Hanni era muy guapa, entendía por qué acaparaba tanta popularidad. Y si bien Haerin sabía que a ella la belleza no le fallaba, la vietnamita tenía un mejor estatus social, más dinero y más oportunidades en la vida, pues la empresa Pham era de las que más generaban durante todo el año en Corea. Y no es como si a Haerin le interesara aquello. De hecho, la chica está segura de que si por razones de magia, alguna vez se despierta siendo Hanni, se pega un tiro en la cabeza. No, por Dios. Ella odiaba la vida intensa e inmoral como la de esa azabache.

—Todo. En especial la dignidad, lo que más le falta a ella.

—No lo sé. Lo único que quiero es que me dejen en paz. Ni siquiera pienso en ellos.

Tal vez ella sí piense en ti más de lo que debería —comentó Hyein, burlesca.

Claro —dice Leeseo—. Así son las obsesiones. ¿Ven mi punto?

—Mmh —Haerin lo piensa—, puede ser.

Se siente un tanto ególatra -al medio- afirmar que, tal vez, Hanni estaba obsesionada con ella, pero ¿no tiene sentido? Haerin no deshecha la idea de que la vietnamita esconda grandes inseguridades tras toda esa masa de egocentrismo y actitud prepotente que solía aparentar. Además, le sumaba puntos a la lógica de Leeseo el hecho de que, si bien ella ya no tiene corazón para Jay, es cierto que este parece encontrar el momento perfecto para topársela o directamente ir a coquetearle en esa clase de Química que comparten entre ambos, pero no con Hanni.

Corta la llamada luego de una hora, excusándose con que está cansada, pero camina a su escritorio, sentándose y agarrando su libreta.

Haerin suele escribir mucho en esa libreta, con la pluma que su abuelo le había regalado para su cumpleaños. La conversación con sus amigas ha puesto una nueva perspectiva en su mente y ahora se siente inspirada. Encuentra una página en blanco y se deja llevar.

¿Qué haces diciéndole a la gente que me interpuse en tu relación con él, cuando eso no pasó? Tu memoria falla, debes haberla perdido. En serio. Se nota que te duele que no te de atención. Las chicas lo decían, no las tomaba en cuenta, pero ahora puedo verlo con claridad: es triste que sigas obsesionada, mintiendo sobre mí.

Creo que ambas sabemos la verdad. Estás obsesionada. Solo déjalo ir.

¿Hasta cuándo vas a hablar de mí? No es necesario fingir, está bien no estar de acuerdo, no tenemos que ser amigas. Pero déjame en paz de una vez.

¿Qué estás tramando? No tengo ni idea porque, chica, estás muerta para mí, te lo dije esta tarde de abril. ¿Por qué no puedo estar muerta para ti?

Puede que los hayas engañado, pero a mí no. Hablas mal de mí solo para sentirte mejor del hecho de que tu novio sigue obsesionado conmigo. Está bien, haz lo que te haga sentir mejor. Píntame como la villana si eso te deja respirar con tranquilidad, hazme el problema, haz que todos me odien, si eso te hace sentir una falsa seguridad.

Al final del día cambiarías tu vida por la mía si Dios te dejara.

Así que haz lo que te haga sentir mejor.

Oh, por Dios. Si antes creyó estar siendo ególatra, ya no sabe qué es. Pero es que, mierda, se sintió genial desahogándose y encontrándole un sentido a todo aquello.

Se duerme emocionada pensando que en su último día de escuela dejará este escrito en el casillero de Hanni, firmado y todo.

Bien, jamás haría algo como eso, pero es divertido fantasear.

***

La semana siguiente, las cosas no mejoraron. Haerin estaba acostumbrada a ignorar el drama, pero cuando Hanni parecía buscar cualquier excusa para cruzarse en su camino, evitarla se convertía en una tarea titánica.

Era viernes, y las primeras clases del día se arrastraban con pereza. En el pasillo, Jay estaba apoyado contra los casilleros alzando sus brazos, discutiendo con Hanni. Haerin pasó por el mismo corredor, llevando sus libros apilados en un brazo.

Levanta la mirada cuando siente ojos sobre ella y se arrepiente de inmediato. Había hecho contacto visual con Jay y por supuesto que Hanni se dio cuenta. Escuchó cómo bufó, completamente irritada.

—¡Vaya, lo que faltaba! —comentó Hanni en un tono alto, dirigido a ella. Jay puso los ojos en blanco ante lo que se venía—. ¡Apareciendo cuando las cosas van mal! ¡Adelante, Kang, quiero ver cómo intentas quitármelo!

Haerin frenó en seco y giró lentamente hacia ellos. Su cara gritaba "ewwwwwwwww".

—Literalmente solo estaba caminando.

—Hanni, déjala. No ha hecho nada.

Haerin se pregunta si Jay es estúpido. Claramente Hanni enfurecería más si la defendía.

—¿Disculpa?

La menor decide largarse de allí antes de que esa desquiciada chica intentara incluirla en la discusión con su novio. Por Dios, es como si estuviera viviendo una relación de tres. Qué carajos.

Escucha los gritos de la pareja y apresura su paso. Sabía que esta clase a la que estaba entrando le tocaba con Hanni y esperaba de todo corazón que la pelea de esos dos se alargara al punto en que la azabache no entrara al salón,

Pero claro que eso no pasó. Hanni llegó con la cara roja, pasando sin pedir permiso y sentándose en su pupitre, dos puestos delante de ella. La distancia no evitó que Hanni girara la cabeza y la observara con fuego en sus iris. Haerin pasó saliva, concentrándose en sus apuntes. Se preguntaba si Hanni sería capaz de cometer un crimen y asesinarla.

No sonaba mal si aquello le aseguraba que dejaría de atormentarla. Solo esperaba que no se apareciera en su tumba, lanzándole hechizos extraños para que en su próxima vida fuese una esclava del siglo IV, o lo que sea que pasara después de la muerte. Si es que había algo.

Los cuarenta minutos pasaron lento y cuando iba saliendo para dirigirse a Biología, Hanni le puso un pie, haciendo que tropezara y, a no ser de la manilla en la que se pudo aferrar, hubiese caído de dientes contra el piso.

Escuchó un "fíjate" que salió con desprecio de los labios de Hanni y la vio adelantarse por el pasillo. ¿Una zancadilla, en serio? ¿Cuántos años tenía? ¿Trece?

No, Hanni y ella tenían dieciocho y estaban en último año de escuela, aunque no lo pareciera.

Ya en su otro salón, se sentó a un lado de Leeseo -Hyein es humanista-, con quien rieron toda la clase y fueron regañadas al menos tres veces. Haerin era una alumna impecable, pero Leeseo la había malacostumbrado a "romper las reglas", como decía Haerin y sus amigas se reían de lo nerd que se escuchaba.

Esta vez las clases se pasaron rápido y solo le quedaba otro bloque más para el recreo. Salió del salón de Matemáticas cuando se dio cuenta que había olvidado su cuaderno y, camino a su casillero, se encontró con Jay. Intentó pasar por su lado, pero él le sujetó el brazo, mirándola hacia abajo.

—Jay... —susurró. No. No quería hacer esto.

—Lamento lo de antes, el comportamiento de Hanni es...

—Está bien, Jay. Olvídalo —lo interrumpió, deseando desaparecer de allí.

Por favor que no haga alguna estupidez, por favor que no...

—No sigas ignorándome, Hae. Por favor —bien, definitivamente esa pareja no tenía neuronas—. Pasó un tiempo desde que rompimos y me gustaría volver a ser tu amigo, te he extrañado.

¿Su amigo? Nunca fueron amigos, ni siquiera antes de ser novios. Haerin no era cerrada de mente, pero los exnovios no tenían por qué ser amigos. Menos cuando existía alguien como Hanni Pham entremedio.

—Jay, no hagas esto —pidió—. Tu novia no deja de acosarme y si...

—Yo me encargaré de ella, Hae —se acercó unos centímetros y Haerin se alejó la misma cantidad de centímetros.

—No.

La insistencia que iba a pronunciar Jay pasó a segundo plano cuando el grito de Hanni retumbó en los metales de los casilleros.

Por supuesto que esto ocurriría. ¿Acaso Haerin no aprendía?

—¡¿Qué crees que estás haciendo, Haerin?! —apareció frente a ellos, sin mirar a su novio, quien iba a soltarle el brazo a la coreana, pero no fue necesario cuando Hanni la empujó con fuerza—. ¡¿Qué clase de prostituta eres, eh?!

Fue graciosa la mueca que formó la menor. ¡¿Prostituta le dijo?!

—¡Tranquilízate, Hanni!

—¡Tú no te metas, idiota! —le gritó Pham y Haerin cree que es primera vez en donde la chica insulta a su novio en vez de a ella—. ¡Y lárgate, Jay, esta mierda la resolveré yo, como todo!

Haerin tuvo que haber salido corriendo, pero es que se quedó plasmada cuando vio a Jay bajar la cabeza, desapareciendo de allí. Jay, el tipo alto de brazos musculosos y que hacía lo que se le daba la gana. ¿Cómo...? Hanni, la única respuesta con sentido.

—Sabía que era cuestión de tiempo para encontrarte intentando algo. ¡Qué maldita, Kang! ¡¿Dándole la mano a un tipo con novia?! —Haerin no respondió, y es que en serio seguía perpleja, analizando la rendición de Jay—. ¡Responde, carajo! ¡¿O no tienes los ovarios para enfrentarme?! —la agitó de los hombros.

—Hanni, no...

—¡Es que, mierda! —Hanni le había exigido una respuesta, pero ya no parecía interesarle y siguió desahogándose—. ¡Eres frustrante, siempre apareciendo con cara de mosquita muerta, como si no fueras una simple puta!

Puta y prostituta, vaya halagos que le han dado hoy.

No sabe si es por sus insultos tan denigrantes -tal vez le duele más que vengan de una mujer- o porque simplemente la chica la ha llevado a su punto máximo, colmándole la paciencia, pero Hae siente que está por perder el control.

Y lo pierde.

—¡Detente de una vez por todas, Hanni! ¡Me tienes enferma, ¿sabes?! Te he aguantado meses, tragándome tu porquería, pero me aburriste..., ¡mierda, estás mal de la cabeza, ¿no te das cuenta?! ¡Todo el puto día buscándome, hablando de mí, mirándome...! ¡Es como si.... como si te gustara, Dios! ¡¿Qué sucede con...?!

—¡Cállate! ¡Cállate, imbécil! —colorada, se abalanza hacia Haerin y le agarra la mandíbula, besándole agresivamente.

Haerin dejó en evidencia su -esperada- sorpresa, abriendo los ojos y sin moverse. Mas, Hanni le mordió el labio, enterrándole las uñas en la parte trasera de su nuca. Ella jadeó y Hanni lo aprovechó para mantenerle la mandíbula abierta e introducir su ansiosa lengua. Los ojos de Haerin volvieron a cerrarse y, aunque una incógnita se dibujaba sobre su cabeza, ¿cómo no corresponder? Nunca nadie la había besado de esa manera, con tanto odio, pasión y necesidad, como si esas tres cosas se pudieran juntar. Así que tomó una de las mejillas de Pham, siguiéndole el beso, también enojada.

La mayor le corrió su mentón hacia un lado, ahora devorándole el cuello. Seguía siendo agresiva, enterrando sus dientes y succionando su piel sensible.

Pero claro, estaban en mitad de un pasillo. En la escuela. Separó a Hanni, escuchándola gruñir. Cuando se vieron a los ojos, la vietnamita traía las pupilas expandidas y el ceño fruncido. Estaba molesta de que la detuviera.

—Estamos... No podemos... —intentó hablar Haerin, pero su respiración entrecortada y el repentino nerviosismo al caer en total cuenta de quien había besado, hicieron que su garganta se cerrara.

Hanni no dijo nada, pero la tomó de la mano, sacándola de allí. Haerin se dejó arrastrar hasta el baño individual de su escuela y gimió cuando Hanni cerró la puerta, empujándola duramente contra esta. La chica no esperó y volvió a sus labios, esta vez con sus manos adentrándose por la blusa de Haerin, que tembló al sentir el frío de sus dedos.

La mayor subió las manos por dentro de su ropa, encontrándose con sus dos pechos tras el brasier. Los apretó y ambas gimieron en sus bocas. Se manejaban en movimientos bruscos, toscos y duros. La azabache sacó sus manos para comenzar a desabotonarle la blusa, arrancándole el sostén. Haerin dejó reposar la cabeza en la puerta, echándola hacia atrás, cuando la extranjera bajó sus besos, tomándola de los costados de su tórax y comenzando a chupar sus pechos.

Hanni se movía con descontrol sobre su busto, haciendo ruidos obscenos con sus labios, que envolvía un pezón de Haerin para luego soltarlo y volver a succionarlo. La coreana apenas lograba mantenerse de pie, teniendo en sus manos la cabeza de Hanni, pegándola más y revolviéndole el cabello con desesperación.

—¡Hanni! H-Hanni... —gimió y la nombrada salió de su escondite, mirándola como si el mundo completo le perteneciera.

—De nuevo —exigió, borde.

—¿Q-qué? —tartamudeó, confundida.

Pham la apretó más contra la pared, metiendo una mano bajo la falda de Haerin.

—Mi nombre, quiero escucharlo de nuevo.

—Mjh, no, eso es... ¡M-mierda, Hanni!

Le había bajado las calzas deportivas, metiendo su mano en la braga de la chica para enterrarle uno de sus dedos. Hanni sonrió victoriosa, sintiendo las húmedas paredes de Haerin recibirla con dificultad. Por Dios, sabía que Haerin sería estrecha, podía comprobarlo ahora por la manera en que la apretaba.

—Hanni... —susurró, entrecerrando los ojitos y juntando sus cejas débilmente.

La azabache empujó su dedo más hacia adentro, sujetándola de una de sus caderas para que no cayese por la inestabilidad de sus pies. Comenzó a penetrarla, besándola rápidamente para que no las descubrieran.

Mientras seguía perforándola, agregando un segundo dedo y empujándola contra la puerta con cada estocada que le daba, Hanni volvió a sus senos, esta vez siendo directa en lo que quería: mordió sus pezones, tiró de ellos, dejó marcas alrededor y frotó su cara hacia todos lados, restregándose en las tetas de Haerin, quien había quedado impresionada de esta versión de la vietnamita.

Debía admitir que no sabía que podía sentirse en un sueño junto a Hanni Pham, chica que sabía estaba obsesionada con ella, pero... en otro sentido.

Jay se le pasó por la mente solo al darse cuenta de que ella había sido el cacho de esa enferma relación. ¿Lo peor? Haerin no tuvo tiempo para sentirse culpable y lo olvidó tan pronto como lo pensó.

Ahora solo estaban Pham y ella y no pudo evitarlo, su cuerpo se tensó cuando Hanni asomó un tercer dedo, tanteando dentro suyo y se corrió como cascada sobre la mano de la mayor al momento en que esta le dijo al oído que iba a follársela hasta que las descubrieran en ese baño.

—Abre —Hanni sacó su mano llena de sus fluidos y se la puso enfrente, Haerin abrió la boca, sin saber cómo sentirse al hecho de que acaba de probarse a sí misma.

El perverso rostro de Hanni, deleitándose con la escena, solo la hizo chupar más, necesitada de esos dedos dentro de ella otra vez.

No había explicación lógica a todo lo que acaba de ocurrir y Haerin solo sabe que llegará a casa para comenzar a escribir: "tal vez no querías tener mi vida, sino estar dentro de mi vida... O simplemente querías estar dentro de mí".

—Ya no hay manera en la que logres alejarme, Haerin. Eres consiente de eso, ¿verdad?

Haerin jadea cuando Hanni comienza a arrodillarse, su cabeza desapareciendo tras su falda. Siente la respiración de la mayor sobre su centro y rueda los ojos, en el límite de la sobreestimulación. Hanni había dado grandes lamidas en ella, circulares y separándole los labios de su coño.

—S-sí... sí, Hanni, soy consciente.

Y el resto se vuelven gemidos grotescos que de mero milagro no llamaron la atención de sus maestros y compañeros en los salones.

Está bien, se dice Haerin, luego se recordaría preguntarle a Hanni por qué mierda pasó lo que pasó.

re brusco el giro, kcksldf.

no me convenció mucho el one shot, pero es kittyz (material escaso), así que se los dejo.

está inspirado en dead to me y hasta cuando de la caleucheee (kali uchis).

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