LOBOS

Hace años, cuando apenas tenía la edad de trece, era un estudiante de preparatoria e iba en noveno grado, estudiaba en un liceo público del centro al contrario que mi hermano que estudiaba en uno privado. Nunca me sentí mal por ello, me iba bien, tenías buenos profesores y buenos compañeros con los que compartía a diario.

A finales de octubre se realizaba una excursión anual, tenía la autorización de mi madre para ir pero ella no podía asistir por trabajo, a mi padre ni me moleste en pedírselo pues sabía de antemano su respuesta. Viajamos a un pequeño pueblo al norte del estado, como a doce horas de viaje, fue un viaje bastante agotador pero cuando llegamos valió la pena.

Era un pueblo bastante pintoresco, casi atrapado en el tiempo por allá en el siglo diecinueve, su historia era rica pues allí ocurrieron muchas batallas que determinaron el futuro de nuestro país y eh allí la razón de ser nuestro destino. Mi mejor amigo de entonces no había podido ir por una gripe, eso me tenía algo decaído pues aunque tenía otros compañeros no era lo mismo.

Los días pasaron mientras aprendíamos de la historia del pueblo, en ese pueblo había cuatro estaciones a diferencia de nuestra ciudad natal por estar más hacia el sur. Estábamos en pleno otoño, los colores rojizos y marrones de las hojas caer eran un espectáculo sin igual, recuerdo que ese día en particular hacia bastante frio.

Me separe del grupo y me acerque a una cafetería en una esquina, allí pedí un chocolate caliente y me senté en una mesa que daba a una calle llena de árboles, todo estaba en perfecta calma. Mientras daba pequeños sorbos a mi chocolate veía a algunos individuos pasar de aquí a allá, agarrados de las manos o solos pero siempre intentando buscar calor del frio.

Una suave brisa soplo, los árboles se agitaron y el sonido de las hojas caer se hizo escuchar, parecían bailar mientras descendían y eran arrastradas por el viento, el aroma de los distintos arboles creaba un olor único que se gravo en mi mente como una referencia a la estación de otoño. Un olor que no había vuelto a olfatear hasta ahora, un olor que fue el responsable de hacerme recordar aquel día de excursión a ese pequeño pueblo.

Abrí mis ojos sin poder ver mucho más allá que obscuridad, moví mi brazo para descubrir que rodeaba una definida cintura, abrí mi mano y alcance una espalda, reconocía esos músculos bien definidos pues la noche anterior los había tocado por primera vez. Estaba acostado abrazando al lobo con una mano por su cintura, mientras el me abrazaba a mi metiéndome en su pecho como la primera vez que dormimos juntos, no estaba seguro en que momento el lobo me había resguardado en sus brazos y en su pecho.

Pude sentir como suavemente me apretó más contra él, mi nariz se hundió más en su pelaje, aproveché para aspirar profundamente su esencia, no me equivocaba, su olor para mí era como aquel día de otoño en esa excursión años atrás. Su hocico pego contra mi cabeza, su nariz resopló casi imperceptiblemente y luego empezó a lamer con cuidado.

No estaba seguro si el lobo lo hacía conscientemente o lo hacía dormido, lo único que sabía era que me resultaba muy agradable, era la primera vez que alguien hacia ese gesto conmigo.

- Sigue durmiendo Javier -susurró- conmigo

Renzo continúo su trabajo en mi cabeza con su lengua, di un suave resoplido en su pecho mientras me acomodaba mejor entre sus brazos. Con cada lamida que me daba me devolvía cada vez más al sueño de una agradable tarde de otoño mientras tomaba una taza de chocolate caliente.

Volví a despertar pero no pude sentir el cálido abrazo del lobo rodeándome, abrí mis ojos con algo de dificulta y lo único que vi fue un espacio vacío a mi lado. Enfoque mi vista fuera de la cama revisando la habitación pero no pude localizar al lobo, afine mi oído para verificar si estaba en el baño pero sin ninguna respuesta positiva, Renzo no estaba.

Me levanté con algo de dificultad y me senté en la cama, pude percibir claramente el olor del lobo por todo el lugar junto al mío, estaban perfectamente mezclados evidencia de lo que habíamos hecho anoche. Me levante y camine a la ventana, la posición del sol me indicaba que eran cerca de las diez, el mar estaba en perfecta calma y los distintos vehículos acuáticos iban y venían del muelle, era un día perfecto más sin embargo la ausencia del lobo me preocupó.

Ya me había pasado con parejas anteriores que al despertar se ausentaban sin siquiera avisar o dejar una nota. Cuando eso ocurría era una señal de que las cosas no iban bien y siempre desembocaba en una ruptura provocada por alguna infidelidad que días más tarde olfateaba.

Quizás la ausencia del lobo era su forma indirecta de decirme que me fuera de su habitación cuando me despertara. Un ruido a mi espalda llamo mi atención, giré inmediatamente y vi la puerta al final del pasillo abrirse, Renzo entro por ella cargando una bolsa en una mano, cerró la puerta y avanzo por el pasillo hasta que noto mi presencia.

- Esperaba que siguieras durmiendo -sonrió- fui a la cafetería a comprar algo de desayuno, como vez no tengo cocina y aunque la tuviera no te cocinaría, lo hago horrible y seria como insultarte -rió-

- No lo hiciste tan mal el otro día en el curso -sonreí-

- Porque tu básicamente cocinaste por mi idiota -dejó las bolsas en una mesa- si es por mi cocino algo que lo considerarían herejía y luego me queman vivo -abrió una y saco algo envuelto- ¿Comerás desnudo o te pondrás algo? -me miró de arriba abajo- aunque pensándolo bien esa vista está mejor

Diez minutos después ambos estábamos sentados de piernas cruzadas en la cama, ambos en boxers mientras veíamos algo de televisión, terminábamos unos gigantes emparedados que el lobo había comprado junto a uno jugos naturales que tenía en su pequeña nevera. Cabe decir que los emparedados no dieron pelea, ambos los devoramos sin piedad debido al hambre que teníamos, ya habiendo finalizado nos limpiamos las migas para volver a acostarnos a reposar en la cama.

Él se acostó primero y me hizo una seña para que me acostara junto a él, lo seguí y me ubique un poco más bajo que él, me abrazo con uno de sus brazos pegándome a él.

- Me costó bastante salir de la cama, estabas muy aferrado a mí -me miró- no quería despertarte, por suerte tienes el sueño bastante pesado -sonrió- parecías bastante cómodo

- Tenía bastante tiempo que no me sentía así de a gusto con alguien -bajé mi mirada- lo que dije aquella noche cuando estaba borracho era cierto, estaba cansado de que yo abrazara a los demás, pero nadie a mí de la forma en que tú lo hiciste -pensé un momento- y fue un muy buen sexo, me dejo agotado -reí un poco-

- Eh de admitir que -se escuchó algo nervioso- yo suelo ser el dominante en la cama -rió nervioso- pero la forma en que anoche me abordaste, no pude resistirme simplemente a tu forma de actuar -me miró fijamente- nunca antes lo había hecho con un jabalí -confesó- siempre quise hacerlo con uno por bueno, obvias razones -fingió toser- pero lo de anoche más allá de haber satisfecho esa curiosidad fue -hizo una breve pausa- fue más allá de eso, por primera vez me sentí satisfecho, y no hablo en solo lo físico

No pude resistir y lleve mi mano a su rostro para hacerlo girar hacia mí, esto solo me miro como un cachorro que no sabía qué hacer, lo jale suavemente hacia mi hasta que nuestros hocicos se encontraron para iniciar un suave beso. No dijimos mucho más después de eso ya que no hacía falta, preferimos quedarnos abrazados mientras veíamos televisión y reposábamos nuestro desayuno, sin embargo el teléfono del lobo rompió nuestra tranquilidad como a la media hora.

- ¿Diga? -Renzo atendió la llamada algo molesto- aja, si, lo recuerdo, si, cambiamos ese motor la semana pasada -se quedó en silencio un momento- yo me encargue de buscar el reemplazo, es de la misma capacidad, lo deje instalo, lo único que hacía falta era alinearlo con la bomba y acoplarlo -gruñó- ¡Eric era el que tenía que hacer eso! -otros segundos de silencio- ¿¡El qué!? -exclamó- ¿¡No lo alineo!?, con razón el acople se destruyó, escucha, el acople es un Falk cincuenta , es reemplazable, el motor no tanto ya que creo que ese era el último que había, hay que verificar el eje y sus rodamientos a ver si aún esta funcional si no habrá problemas -volvió a hacer silencio- ¿No puedes decirle a Samuel que se encargue por mi hoy? -me abrazo un poco- estoy ocupado hoy

Continuaron hablando por unos minutos hasta que la llamada por fin se cortó, Renzo deposito el celular a su lado con las orejas bajas mientras me daba una mirada entre molesto y triste, llevo su hocico a mi frente y me dio una pequeña lamida. Me explico que había una falla en el cuarto de bombeo de agua de una gran sección del hotel, la bomba de respaldo no podía funcionar continuamente y no había más personal disponible para atender el problema, estaba obligado a ir y no sabe cuánto le tomaría.

Se levantó de la cama con cuidado y se puso la primera ropa que encontró, se dirigió a una mesa y tomo una tarjeta para ofrecérmela, la reconocía, era una tarjeta llave de una habitación.

- Quédate con esta Javier -Renzo- yo tengo otra, además si te quedas hasta tarde y te vez obligado a pasar la noche al hotel -miró a otro lado apenado- puedes venir a mi habitación cuando gustes, sin presión claro

- Idiota -tomé la tarjeta mientras sonreía- lo pensare

El lobo dio media vuelta hacia la puerta y camino pero antes de salir de mi campo visual me miro sonriendo y se despidió para finalmente dejarme solo en su cama, me deje caer en esta y me quede mirando fijamente el techo pensando en todo lo que había pasado. No estaba seguro como en tan poco tiempo él y yo habíamos acabaríamos en una cama de esa forma pero no me arrepentía, quizás entre el lobo y yo podía haber un futuro más allá de una simple amistad con beneficios.

Llegue a mi puesto en la cocina preparándome para relevar el turno saliente, hasta hace poco acaba de salir de la habitación de Renzo, tome una ducha en su baño para luego bajar a los vestidores y ponerme mi uniforme. Observé alrededor y pude divisar a Lisa que igualmente se preparaba para iniciar la jordana, cuando ella me vio camino hacia mi rápidamente para saludarme, pero luego su rostro cambio a uno de sorpresa y acusación.

- ¿Con quién tuviste sexo anoche? -Lisa-

- ¿Qué yo que? -la miré confundida- ¿Cómo sabes que tuve sexo anoche?

- Tienes esa cara de -alzo sus dedos en forma de comilla- tuve sexo anoche y tú no, eres demasiado evidente para mí -sonrió maliciosamente- fue con Jack ¿No?

- En realidad Jack fue hace como una semana -reí algo nervioso-

- ¿¡Qué!? -exclamó- no me dirás que fue con---

- Si, fue con él -suspiré- no me dejo ir por la lluvia y me invito a pasar un rato por el hotel para celebrar lo de la cumbre -sonreí nervioso- y una cosa llevo a la otra y terminamos en la cama

- Después de lo que te ha hecho pasar pensé que no lo harías con él -cuestionó-

- Créeme que yo también -la miré fijamente- pero creo que cambio, siento que no es el mismo que conocí al principio, aunque hizo cosas que me sacaron de mis cabales también hizo cosas muy buenas por mí, lo sabes

- Aun así -Lisa me miro algo triste- ten cuidado por favor, no quiero que salgas lastimado otra vez -puso su mano en mi hombro- si te llega a lastimar yo mismo lo despellejo

- Tendrás que hacer fila para eso -reí- Jack esta de primero

- ¡Oh! -exclamó- ¿Él también sabe?

- No no -negué con la cabeza- sabe que el lobo me estaba acosando y eso, incluso tuvieron un encuentro que casi pelean por mí, si se entera que tuve sexo con el hará que todo el personal de seguridad lo tenga vigilado -volví a reír- él al igual que tú se preocupa por mí a su manera

No pudimos seguir hablando en ese momento pues las órdenes comenzaron a llegar, sin mucho que hacer nos pudimos a trabajar fielmente en nuestros puestos de trabajo sin distracción alguna, aunque claro la reciente noche que pase con el lobo me hizo titubear un par de veces. La jornada transcurrió con bastante trabajo por ser sábado, ese día siempre había un incremento notorio de platos y parecía que el saboteador lo sabía.

Algunos aromas provenientes de la estación de Lisa llamaron mi atención, era muy sutiles casi imperceptibles pero los pude reconocer, al ir a verificar pude constatar que uno de sus platos había sido saboteado, Lisa estaba enfurecida pues casi despachaba el plato con ese sutil saboteo. Lo acomodamos y despachamos sin retraso alguno sin embargo la cosa no queda allí.

A las horas uno de mis platos también había sido saboteado, al igual que Lisa de una forma muy sutil que alguien sin un olfato como el mío podría notarlo, se había equivocado si creía que iba a caer. Corregí mi plato con algo de improvisación y lo despaché, este asunto se estaba saliendo de control, era evidente que alguien quería hacernos daño a mí y a Lisa, sin embargo los saboteos sufridos por algunos compañeros como el caso del tiburón me hacían dudar de quien era el verdadero objetivo.

- Deberé tomar mayores precauciones el día de mañana cuando preparé el plato de la cumbre -pensé- y Lisa también

Hice un plan en mi mente de lo que haría el día de mañana, debería ir a la clase de cocina, me aseguraría de terminar de primero para salir un poco antes del mediodía, luego tomaría un taxi hasta el hotel para hacer los preparativos. El almuerzo de la cumbre seria a las dos de la tarde más que tiempo suficiente para prepararme, lo más difícil ya lo tenía cubierto que era la preparación de las múltiples bases, Laura se había tomado la gentileza de prepararlas y resguardarlas en un congelador especial ahorrándome trabajo.

Ya el turno finalizo y salí rumbo a los vestidores agotado igual que la ardilla, esta se fue a los vestidores de hembras un poco antes que de los machos dejándome solo, ya casi llegando me topé con una gran sorpresa caminando hacia mí. Jack venía caminando con su clásico y elegante traje, venia mirando una tableta moviendo ágilmente sus dedos sin prestar mucha atención por donde caminaba realmente, me pare apropósito en su camino obligándolo a levantar la mirada y sorprenderse.

- ¡Javier! -sonrió- desde ayer te estaba buscando pero no daba contigo

- ¿Porque simplemente no llamaste idiota?

- Porque no quería felicitarte por teléfono -me dio una fuerte palmada en el hombro- cuando vi tu nombre como chef titular para la mesa de ejecutivos no te imaginas la alegría que me dio, oh claro y a Lisa también -rió- ella también importa

- Gracias torito -sonreí- ha sido una semana bastante alocada a decir verdad -reí algo nervioso- pero creo que va por buen camino

- Si mañana tienen éxito no dudo que los asciendan otra vez

Continuamos hablando durante unos minutos, el bisonte pareció resoplar un par de veces intrigado por algún olor, temía que pudiera haber captado el olor del lobo en mí pero afortunadamente los bisontes no tienen tan buen olfato. Con una sonrisa y un apretón de manos nos despedimos, retome mi camino a los vestidores donde me bañe y vestí sin perder mucho tiempo.

A los pocos minutos ya estaba en el transporte, sin embargo algo llamo mi atención y eso era el hecho de que no me había topado con el lobo en todo el camino, algo bastante inusual. A los segundos mi celular sonó y vi la pantalla, era una llamada entrante de Renzo, parecía que lo había llamado con la mente.

- ¡Javier! -saludó el lobo- disculpa no estar allí para acosarte como es debido, el problema se alargó bastante, ahora es que estoy dando los toques finales para irme a mi habitación

- Oh, no te preocupes, suponía algo así la verdad ¿Todo bien?

- Si, bastante, solo espero que mañana no me molesten, es mi día libre y me gustaría estar cerca de ti en la cumbre cuando sirvas tu plato

- No creo que dejen acercarse al personal de servicios generales a ese sitio, ya sabes que son muy exclusivos

- Nada que un par de amistades no resuelvan -se escuchó una risa- oye también quería avisarte que dentro de un rato debo ir a un brindis, Cecilia la organizo para el personal de la contrata por la finalización del contrato, siempre lo hace, básicamente estamos obligados a asistir así que bueno -hizo silencio- aprovechare el momento para pedirle que me deje aquí indefinidamente, si no lo hace pues creo que presentare la renuncia -suspiró- deséame suerte

- Tranquilo, no la necesitas, eso sí, no tomes mucho, recuerda que te quiero ver mañana en la cumbre aunque sea mirándome por una ventana

- ¡Claro que estaré allí! -exclamó- si puedes preparar un plato adicional para mi -rió- te esperare al medio día por los vestidores, supongo que llegaras a esa hora por tu clase de cocina ¿No?

- Supones bien lobo -sonreí- iré a la clase y luego tomare un taxi al hotel para estar allá al mediodía

- ¿No quieres que te valla a buscar?

- No, tranquilo, no estoy muy seguro que tan antes o después saldré de la clase, tu solo espérame allá ¿Sí?

- Está bien Javier, nos vemos mañana, descansa que mañana será un día importante, que pases buenas noches mi estimado jabalí

- Tú también lobo

Ya era domingo, el gran día que determinaría parte de mi futuro era hoy, recogí mis cuchillos de mi puesto de estudio y los organice bien en el maletín para luego cerrarlo, ese día los usaría para cocinar el más elaborado plato que eh ideado en toda mi vida. En más de una ocasión mis compañeros y profesores intentaron llamar mi atención pero me excuse diciendo que tenía que ir a trabajar, el día de hoy no podía perder tiempo.

Apenas salí de la escuela y levante el brazo para detener un taxi, como era de sospechar me cobro un poco caro debido a que el hotel quedaba bastante lejos pero no me importo. Le cancele adelantado mientras el taxi comenzaba a andar, saque mi celular revisando el buzón de mensajes, algunos mensajes de Lisa, otro de Jack pero ninguno del lobo en toda la mañana, eso me extraño porque el religiosamente me daba los buenos días.

Le escribí un mensaje diciéndole que ya iba en camino al hotel, sin embargo no recibí respuesta de su parte aun cuando ya había pasado medía hora de viaje en aquel taxi, ya estábamos entrando al hotel. Me baje en los transportes y tire la mirada en todas direcciones buscando al lobo sin resultado alguno, camine hasta los vestidores donde me bañe y cambie rápidamente, tome mi maleta con los cuchillos y me dispuse a salir de los vestidores.

Coincidí con Lisa en el pasillo quien si me esperaba para ir juntos a la cocina especial de eventos, sin embargo le comente mi preocupación por la ausencia del lobo a la ardilla quien pareció también entrar en duda. Metí mi mano en mi bolsillo y saqué una tarjeta explicándole que era del lobo y me la había dado en caso de que quisiera ir a su habitación, la ardilla entendió perfectamente mis intenciones de ir a buscar al lobo a su habitación.

Mientras subíamos en uno de los ascensores de servicio recordé entonces el brindis de la contrata que Renzo menciono, allí caí en cuenta que posiblemente había tomado demás como aquella noche y simplemente se había quedado dormido, después de todo no sabía exactamente a qué hora había terminado. Legamos al piso y salimos del ascensor, caminamos hasta la puerta ciento cuarenta y tres para luego introducir la tarjeta en el lector, escuche un suave sonido indicando su apertura y la ardilla la empujo suavemente.

El pasillo estaba totalmente obscuro, las luces estaban apagadas y las cortinas de la habitación cerradas, mi vista no era muy buena en la obscuridad y dudo que la de Lisa si lo fuera, un curioso aroma llego a mi nariz, lo reconocía, era alcohol. También olfatee el aroma del lobo y un poco al mío, pero

el fuerte aroma de más de un tipo de bebida nublaba mi sentido del olfato.

Lisa prendió una pequeña lámpara en una mesa junto al televisor y allí ambos pudimos entonces ver la cama, en ella el lobo estaba tirado desnudo boca abajo, casi a punto de caerse, respiraba tranquilo y sin perturbación alguna, estaba dormido. Seguí su mano que caía por el borde de la cama y observé en el suelo algunas botellas de licor, pude reconocer algunas de wiski, ron, vodka, cerveza y otras tantas más, el lobo aparentemente había ingerido un buen coctel de estas.

- Dios -susurró Lisa- pobrecito su hígado

- Parece que se trajo el brindis al cuarto -reí-

En ese momento un sonido nos hizo girar en otra dirección, la puerta del baño se había abierto liberando un poco de vapor que se disipo a los segundos, Lisa y yo nos quedamos petrificados al ver a una loba gris salir por la puerta totalmente desnuda mientras se secaba la cabeza con una pequeña toalla.

- ¡Oh Dios! -Cecilia- ¿Qué hacen ustedes aquí? -me miró- ¡Javier! -intento sonreír mientras se cubría un poco- que sorpresa tan inoportuna

- ¿¡Qué hacemos aquí!? -respondió Lisa- ¿Qué haces tú aquí!? -la señaló- ¿¡Quién eres tú!?

- Ella es la jefa de Renzo -respondí secamente- Cecilia Sair

- Su jefa y prometida -completó- bueno más bien su---

- ¿¡Qué!? -Lisa gritó fuertemente-

La ardilla giro a verme inmediatamente pero yo no pude devolverle la mirada en ese momento, mi corazón se había disparado peligrosamente por la revelación de la loba, podía sentir las fuertes palpitaciones por todo mi pecho como si fuesen pequeñas puñaladas desde el interior. Renzo pareció reaccionar ante el grito previo de la ardilla despertándose, gire mi rostro hacia él sin expresión alguna mientras este se recuperaba de lo que parece ser una increíble resaca que le acababa de empezar.

El lobo llevo una de sus manos a su rostro intentando despertarse y abrió los ojos, el rostro de confusión que puso al ver a la loba desnuda frente a él y nosotros a unos pasos no tenía precio, parecía no poder procesar bien la escena. Pasaron unos incomodos y eternos segundos en los que nadie dijo nada, todos esperábamos que el lobo dijera algo.

El cerebro de Renzo pareció darse cuenta de la situación en que se encontraba y abrió los ojos ampliamente mientras sus orejas se erguían.

- ¿Q---Qué hacen aquí? -preguntó tartamudeando el lobo- ¿Cecilia? -miró a la loba desnuda- ¿Ja---Javier? -me miró-

Cuando el lobo me miro su rostro parece haberse llenado de un horror indescriptible, y bien tenía razones para ponerlo, no sabía que rostro yo tendría en ese momento. Lo único que sabía era que mi corazón había dejado de palpitar en ese momento en que nuestras miradas se cruzaron.

Mi nariz pareció terminar de procesar los aromas que no había podido reconocer minutos atrás, fui un estúpido al no darme cuenta del aroma de la loba en la habitación. El fuerte aroma de almizcle del Renzo y Cecilia golpeaban ferozmente mis fosas nasales diciéndome todo lo que habían hecho esa noche.

Balancee el brazo en el cual cargaba el maletín de cuchillos un poco y cuando tuvo el suficiente impulso libere mi mano, el maletín viajo por el aire hasta caer fuertemente en el piso muy cerca del lobo abriéndose los seguros violentamente. Pude apreciar el brillo de los cuchillos ahora fuera de lugar desde donde me encontraba, Cecilia parece haber dado un salto hacia atrás por el susto pero Renzo ni se inmuto un milímetro.

- Ya no te debo nada –dije tranquilamente- quizás aún estas a tiempo de recuperar tu dinero, siempre cuido mis utensilios, están en perfecto estado -miré a Lisa- vámonos, tenemos trabajo que hacer

Salí a paso veloz de aquel inmundo lugar, pude escuchar atrás de mí a la ardilla seguirme, afortunadamente no escuché las voces de alguno de los lobos intentando alargar aquella incómoda situación. Caminamos rápidamente por el pasillo evitando chocar contra los huéspedes, la ira y tristeza poco a poco me estaban empezando a consumir por dentro y no sabía cuánto más podría aguantar.

Llegamos al ascensor de servicio, me pare al fondo de frente al espejo mientras veía como Lisa presionaba el botón al piso de planta baja, levante mi vista y pude ver por el reflejo a Renzo correr a toda velocidad en nuestra dirección. El lobo tenía puesto un pantalón sencillo que había visto días atrás y un guarda camisa que si la visión no me fallaba estaba puesta al revés, señal de que se la puso apurado.

Afortunadamente antes de que pudiera llegar a nosotros las puertas se cerraron iniciando el descenso mientras escuchaba en un grito a todo pulmón con mi nombre.

- Por favor Lisa -le susurré- no me digas te lo dije -la miré por el reflejo- por favor

Esta me devolvió la mirada llena de tristeza, llevo su mano a la mía y la apretó fuertemente mientras negaba con la cabeza.

- No lo hare, pero no te aseguro que no lo caiga a golpes cuando tenga la oportunidad

- No te rebajes a eso Lisa -me giré y la vi- no por mi culpa, eres mejor que eso

Las puertas del ascensor se abrieron y sin mucho que esperar caminamos afuera uno junto al otro, doblamos en una esquina introduciéndonos en el laberinto de pasillos que bien conocíamos, queríamos llegar a nuestros puestos para hacer los preparativos. Un grito con mi nombre nos hizo girar a ambos hacia atrás, Renzo nos había encontrado, respiraba agitado señal de que estuvo corriendo hasta dar con nosotros.

Empezó a correr velozmente hasta nuestra posición y se detuvo a unos tres pasos, Lisa se quiso interponer pero la detuve dando yo el paso adelante.

- Javier debes escucharme -Renzo- no es lo que tú crees

- Esa historia no funciona conmigo Renzo -señalé mi nariz- no con esto que tengo

- ¡Por favor Javier debes darme la oportunidad de explicarte! -exclamó-

En ese momento un interruptor se acciono en mi liberando toda la ira que estaba conteniendo, di dos pasos hacia él cerrando mi mano en un puño y lo descargué con fuerza en su rostro derribándolo en el suelo. Renzo soltó un gruñido de dolor mientras Lisa solo se limitó a observar, camine hasta él y me agache sobre él, lo tome del cuello de su guardacamisa y lo medio levante liberando toda la ira que sentía por dentro en un poderoso gruñido.

Renzo pareció paralizarse del miedo por esto y aproveché para llevar mi hocico a su cuello, recogí su aroma a profundidad, sabía que este no podía mentir, no había excusa para lo que él hizo.

- ¿¡Crees que puedes engañarme!? -lo dejé caer al piso- ¡Su olor esta por todo tu cuerpo y no en forma de netamente profesional! -resoplé- estuviste revolcándote con esa loba por horas, al menos cuatro horas para que su olor se impregnara en ti de esa manera -puse mi mano en su pecho presionando fuertemente- me engañaste, te di mi confianza y tú solo actuaste para ganártela y llevarme a la cama, debes sentirte muy orgulloso como macho alfa ahora.

Mi vista empezó a nublarse, intente contener las lágrimas que tan ferozmente quería salir a causa de la traición del lobo, pero no se los permití, aún no, no dejaría que el lobo me viera llorar.

- Solo me querías de trofeo como a los otros -susurré- ya lo tienes, ya tienes mi aroma en tu cuerpo y el de Cecilia también, llevas dos, te faltan veintiocho más para volver a ser el de antes, a este ritmo en unas dos semanas será como si no hubiese pasado nada

- Javier -susurró- escucha---

- ¡Cállate! -le grité- ¡No quiero escucharte, no quiero verte, no quiero olerte, no quiero saber de ti, por favor sal de mi vida y déjame tranquilo! ¡No te atrevas a ir a mi casa o acercarte a mi abuela, no la metas en esto! ¿¡Me entendiste!?

No pude contenerlas más, las lágrimas comenzaron a brotar sin control a la vez que se me dificultaba respirar.

- Por un momento de verdad creí en ti -bajé la mirada- por un momento pensé que tú y yo en un futuro podríamos ser algo más -volví a verlo con rabia- gracias por devolverme a la realidad

En ese momento di un fuerte puñetazo a un lado de la cabeza de Renzo descargando todo mi dolor, el lobo por otra parte parecía ya no poder reaccionar por lo que le había dicho. Me levanté dejándolo en el suelo y comencé a caminar en dirección a Lisa, le hice una señal para que me siguiera pero en ese momento la voz de Renzo volvió a perturbar mi concentración.

- ¡Espera! -Renzo-

- Maldito bastardo -Lisa-

La ardilla camino en dirección al lobo, no quise ver lo que hacía pero a los segundos todo me quedo claro, el sonido de una fuerte cachetada retumbo en todo el pasillo seguido de un fuerte berrinche por parte de Lisa.

- Eres un maldito bastardo -continuó Lisa- si Javier me hubiese dicho lo que hiciste desde el principio nunca, repito nunca te hubiese dejado acercarte a él

Otra cachetada se hizo oír en el pasillo.

- A parte de ser un puto promiscuo también estas comprometido con tu jefa -Lisa- lo mantuviste muy bien oculto para que Javier no se diera cuenta y arrastrarlo a la cama, eres un enfermo ¡Espero nunca más volverme a encontrar contigo o si no te castro!

Los pasos de la ardilla se acercaron a mi posición y apenas estuvo a mi lado ambos comenzamos a caminar hasta perdernos entre las distintas puertas del sitio, esta vez el lobo se quedó atrás sin ánimos de seguirnos, era justo lo que deseaba en ese momento. Justo cuando faltaba poco para llegar a la cocina nos encontramos con Jack quien estaba despachando unos meseros a algún sitio, seguro hacia los preparativos de la cumbre.

Este al vernos se acercó a nosotros a saludarnos amablemente, pero al verme supo que algo estaba completamente mal, no podía ocultar lo que era evidente, no a mi amigo quien desde el principio me había querido proteger del lobo. Lisa resumió lo que momentos atrás había pasado desde la habitación del lobo y el bisonte pareció entrar en un estado de cólera.

- ¡Es todo, me encargare de que lo echen ya mismo del hotel! -Jack-

- No -intervine- su contrato ya finalizo ayer, deberían estarse yendo mañana, pero si necesito un favor tuyo Jack

- Lo que sea por ti Javier -me miró- ¿Qué necesitas?

- Dile al personal de seguridad que estará por estos pasillos que si lo ven cerca de la cocina no lo dejen pasar -miré a los lados- necesito mantener la poca calma que me queda para trabajar en la cocina, no puedo permitirme más distracciones ¿Podrías?

- Claro que si Javier -revisó su tableta- me asegurare que no llegue hasta la cocina, adicional le diré a la sala de control que vigile sus movimientos, hasta que ese lobo no se valla del hotel lo tendré vigilado y restringido

- Gracias Jack -Lisa-

- No hagas nada más allá de eso Jack -lo miré- no quiero que mis problemas personales te causen problemas en el trabajo, luego buscare la forma de compensártelo -me restregué el rostro- Dios, ambos tenían razón y caí redondo en su juego

Estuvimos hablando otros minutos en los cuales el bisonte aviso por celular al personal de seguridad mi petición, muy agradecido nos despedimos y entramos a la cocina, en esta ya todos estaban en sus lugares iniciando sus preparativos. Lisa y yo fuimos a nuestros puestos, esta me pregunto si quería mi ayuda, le dije que no era necesario por los momentos, pero sí que estuviera pendiente antes cualquier actitud sospechosa de cualquier extraño por los saboteos.

Analice mi puesto, coloque los utensilios básicos que iba a necesitar en la mesa y puse a precalentar el horno, recordé que debía ir a buscar las bases a un congelador al lado del principal. Laura me indico que colocaría allí las bases de mi plato para que no las tomaran los otros chefs, agradeciendo su precaución atravesé la cocina y abrí el congelador, lo cerré con cuidado y camine a través de los estantes hasta llegar al lugar que me había indicado.

Los vi por un momento visualizando que papel tendrían en mi plato, entonces recuerdos de los días que pase desarrollándolo junto a Lisa y el lobo llegaron a mi mente, un fuerte dolor a mi pecho llego y con ello un gruñido se me escapo. Me lleve la mano a mi pecho y las lágrimas comenzaron a correr libremente por mi rostro mientras empezaba a llorar en aquel frio lugar.

- Desearía nunca haberte dado esa oportunidad -pensé- desearía haberte dado lo que querías ese día en las duchas para que nunca me hubieses vuelto a buscar

Otro gruñido de dolor se me escapo seguido de más lágrimas, me dolía mucho, incluso dolía más que esa fuerte pelea que tuve con mi padre una semana atrás, dolía más que todas mis relaciones pasadas. Aquel lobo había conseguido meterse bajo mi piel y tocar mi corazón solo para traicionarme al día siguiente.

Recordé entonces que ese día del evento ese extraño dragón que taché de alucinación apareció ante mí y probo mi comida para terminar felicitándome, pero sobre todo recordé el consejo que me dio antes de irse.

- Estaré bien mientras haga lo que mejor se hacer, seguiré cocinando con el corazón sin importar lo roto que se encuentre -susurré- es como si supiera que me iba a pasar algo malo -me lleve una mano a mi pecho- seguiré tu consejo entonces a ver si de verdad me ira bien

Lleve la mano a uno de los bolsillos de mi uniforme y saque mi recetario, vi el símbolo que identificaba mi especie en él y lo abrí con cuidado hasta la última receta escrita.

- Es hora de cocinar con todo lo que tengo

Ahora me encontraba parado firmemente al lado de una gran mesa, junto a mi muchos otros de los chefs de la cumbre, ya era un poco más de las dos de la tarde y el almuerzo había iniciado en el salón Landur, el salón de fiestas más grande y elegante del que disponía el hotel. Una música totalmente ajena a mi cultura llenaba el lugar de una forma majestuosa, sobre el escenario se encontraba una gran orquesta tocando diversos instrumentos de forma perfecta.

Los platos de entrada habían sido despachados hace unos veinte minutos, el protocolo era bastante simple, los meseros se encargarían de llevar los platos protegidos por una fina tapa plateada a sus respectivas mesas con sus ocupantes, a todos menos a uno. El ocupante más importante de la mesa recibía su plato personalmente del chef que lo cocino, por lo tanto Lisa había tenido que ir a despachar su plato personalmente a esa persona de quien nos había sido previamente informada, una loba negra de unos cincuenta años llamada Ember Rosshart.

Lisa y yo estábamos realmente nerviosos, ese nombre solo lo habíamos escuchado más nunca visto a su dueña, ella era la dueña de toda la cadena de hoteles Paradise, no solo del país sino de otras sucursales en otros continentes. Laura nos reunió a aquellos que personalmente atenderían esa mesa previamente, al personal de protocolo, a los meseros y obviamente a los chefs, en dicha reunión nos recordó que cualquier error podría significar el fin de nuestras carreras allí puesto que la loba no había construido su imperio hotelero precisamente con gentileza.

Por dentro suspire fuertemente preguntándome por qué de todas las especies tenía que ser una loba la dueña de la cadena, siendo recientemente los lobos los que habían perturbado mi ser ese día horas atrás. Sin mucho que hacer me resigne con otro suspiró mientras observaba a los meseros empezar a tomar mis platos de la gran mesa.

Uno de los de protocolo me indico que estuviera atento, una vez que el ultimo plato estuviese colocado seria mi turno de tomar el ultimo y acercarme para despacharlo a la loba madura, tire la vista a la mesa central y apenas pude verla, vistiendo un sencillo pero espectacular traje color rojo. Mire la mesa ubicando el plato que tomaría y entonces note otro junto a él, recordé entonces que había calculado las porciones para sacar uno adicional, uno adicional especialmente para Renzo.

- Que desperdicio -pensé- supongo alguien se lo comerá

Volví a tirar mí vista hacia la mesa ejecutiva, el último plato estaba siendo colocado mientras otros meseros llenaban unas copas de vino tinto, tome mi plato con cuidado y me encomendé a Dios al caminar lentamente saliendo de la formación de chef que allí nos encontrábamos, empecé a caminar con cuidado de no tropezar con los otros meseros pero una voz rompió mi concentración.

- Debo hablar contigo sobre lo que paso -dijo- ahora

Medio giré mi rostro en la dirección de aquella voz y descubrí a una loba grisácea con un vestido dorado caminando a mi lado

- Señorita por favor -respondí sin dejar de caminar- los empleados no tenemos permitido hablar con los huéspedes del hotel a menos que un superior así lo ordené

- Al diablo las reglas -dijo un poco más alto- quiero hablar ya contigo de lo que paso con Renzo

- Señora Cecilia no tengo nada que ver con sus asuntos íntimos -la miré de reojo- lo que usted crea que halla entre su prometido y mi persona es un error, le puedo asegurar que entre él y yo no hubo, no hay y no abra nada, ahora si me disculpa debo servir este plato -miré hacia adelante- cualquier duda, queja o sugerencia diríjase a un personal de protocolo autorizado

Acelere mi paso y aproveche que un mesero venia en mi dirección para pasar a un lado de él y bloquear el camino de la loba, justo en ese entonces parecía que la canción que era interpretada estaba en pleno apogeo. Alce mi vista visualizando el camino hasta la mesa, por desgracia mi vista fue más allá de lo que planeaba y visualice algo mucho más desagradable.

Renzo se encontraba de pie entre unas mesas, vestía un traje formal de color negro y parecía estar buscando algo entre la multitud con su mirada.

- Claro, uno de sus tantos amigos seguro le consiguió acceso -pensé- no dejes que perturbe tu concentración, solo entrega el plato y vete

Justo en ese momento el lobo pareció verme, su mirada quedo fija en mí y comenzó a caminar en mi dirección, rompí el contacto visual y me concentré en mi ruta, estaba a tan solo unos diez pasos de mi destino a lo mucho. Baje la mirada para visualizar el poco camino que me quedaba por delante, luego la subí con dirección a donde había visto al lobo pero este ya no estaba, no sé por qué lo hice sin embargo las razones perdieron sentido al momento que sentí algo en uno de mis pies.

Perdí mi horizonte totalmente de vista y lo único que recuerdo es un fuerte golpe contra la alfombra roja seguido del estruendoso ruido de una vajilla metálica rodar por el piso, en ese momento la orquesta justamente se había detenido. Levante mi vista con horror al descubrir mi plato a unos pies de distancia de mi totalmente tirado en el suelo, este había salpicado un vestido de un rojo más intenso que el de la alfombra.

Mi hocico se medió abrió y subí la mirada con un miedo nunca antes experimentado en mi vida, subí por el vestido hasta toparme con los ojos de una loba negra. Sus ojos carecían de total significado, su rostro no reflejaba siquiera una pisca de emoción alguna, no había desagrado, no había sorpresa, no había molestia, no había nada salvo una mirada penetrante contra mi persona.

Bajo su mirada a la base de su vestido, poso su vista en el plato en el suelo y luego la dirigió hacia mí nuevamente, esta vez abrió el hocico casi de forma obligada sin muchas ganas y con molestia.

- No necesito chefs torpes en mi cocina y mucho menos caminando así por mi hotel -Ember- retírate, no olvides vaciar tu casillero

La loba de negro pelaje giro su vista hacia sus invitados embozando una sonrisa que al igual que su rostro parecía carecer de emoción alguna, mi corazón dio un fuerte latido en ese momento y el tiempo pareció detenerse para mí en ese instante. Giré mi rostro a la derecha viendo algunos meseros y otros huéspedes que me veían con asombro y pena ajena, giré mi rostro hacia la izquierda y el mismo panorama se repetía.

El tiempo pareció retomar su cauce, pasaron unos cinco segundos en los que no hice nada, en ellos nadie se acercó a ayudarme siquiera, estaba completamente solo, yo solo me había caído y yo solo me levantaría y me iría de aquel lugar. Me levante lentamente y me puse firme en la mesa con dirección a la mesa, me quite mi sombrero llevándolo a mi pecho e hice una pequeña reverencia.

- Como usted ordene señora -apenas pude hablar- disculpe las molestias espero disfrute el resto del evento

Di medía vuelta y comencé a caminar sin un rumbo fijo al igual que mi vida en esos momentos, había destruido una oportunidad de oro en la cocina por mi torpeza. Algunos aún me miraban con diversos rostros que ni siquiera me moleste en analizar, ya había tocado fondo y no sabía si podía volver a subir, tampoco sabía si quería subir.

Llegué a una de las puertas de servicio y la atravesé rápidamente, apenas se cerró deje caer mi gorro mientras avanzaba por el pasillo renunciando con ellos a mis sueños en la alta cocina para siempre. Sin darme cuenta ya había llegado a los vestidores, me arranque el uniforme como pude tirándolo en el piso y me coloque la ropa con que llegue, abrí mi bolso ampliamente mientras unas lágrimas de frustración se me escapaban.

Saqué todas mis pertenencias personales y las vacié en mi bolso para luego cerrarlo con cierta furia y caminar hasta la salida del vestuario. Segundos después ya me hallaba caminando al área de transportes pero un fuerte brazo en mi hombro me detuvo para adelantarse a mí, Jack se había puesto en mi camino.

- ¡Javier! -me tomó de los hombros- ¿Qué paso Javier?, escuché un ruido horrible y lo único que vi moviéndose en la multitud fue a ti hacia la salida

- Lo arruine Jack -apenas pude hablar- se acabó, no importa como termine en el piso, solo importa que se acabo

Jack rodeo mi cuello con sus brazos y me dio un fuerte abrazo pegándome a él, justo en ese momento liberé toda la tensión que no había podido liberar hasta ese momento y comencé a llorar casi desconsoladamente. Llevé mis manos a su cuerpo abrazándolo también, pude sentir sus manos acariciar mi cabeza en un suave movimiento mientras la otra masajeaba mi espalda.

- Tranquilo Javier -susurró- tranquilo, y---yo lo solucionare, solo fue un mal entendido, lo arreglaremos ¿Está bien?

Pasaron unos minutos hasta que pude medio calmar mi respiración y separarme del bisonte que me veía preocupado, pasé mi mano por mis ojos limpiando mis lágrimas y luego lo vi fijamente.

- No hay nada que arreglar Jack -puse mi mano en su hombro- no pongas tu puesto en riesgo por mí, no vale la pena -lo miré fijamente- prométeme que no lo harás, promételo Jack

- Javier -bajó la mirada-

- Prométemelo por favor -supliqué-

- Lo prometo -susurró entre dientes-

- Cuando las cosas se compongan -intenté sonreír- con algo de tiempo, iré a tu casa y les cocinare algo en agradecimiento por estar siempre apoyándome

- Idiota -sonrió- te estaremos esperando

El bisonte me acompaño hasta la recepción del hotel, allí llamo a un conductor privado y le ordeno que me llevase a donde yo le dijese, con un abrazo el bisonte se despidió de mí y yo de él. Subí al auto y le indiqué al chofer la dirección de mi casa para partir, cuando el auto se alejaba de la entrada pude ver a un lobo de blanco pelaje corriendo hasta donde hace poco me encontraba, allí el bisonte lo diviso y pareció iniciar una fuerte discusión con el lobo.

- Ya tuve de suficientes lobos por un mes -pensé- espero que a Lisa le vaya mejor que a mi

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