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Alatar Fausto Arrhenius. 

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 ↳ Nacido el 10 de Agosto 37 años atrás; día conocido como Tish B'av en la cultura judía. El más triste de su historia, conocido por estar destinado a la tragedia. Marcaba la caída de los templos judíos, y le quedó como anillo al dedo al padre de Alatar que su hijo naciera en una fecha tan sórdida y de abismal importancia, como buen mago oscuro. En el mundo de la magia, el apellido Arrhenius lleva una carga pesada, conocido por un largo linaje de poderosos brujos con una afinidad por las penumbras. Alatar lleva su don en la sangre entonces, sin embargo, se niega a usar magia negra a menos de que sea estrictamente necesario.

↳Su nombre familiar también es conocido fuera del área de lo obscuro y esotérico; los Arrhenius son dueños de una gran tienda de antigüedades, destacando por algunos aportes históricos que han hecho a museos y galerías. Trabaja en ella, detrás del mostrador, aunque la haya heredado de su padre cuando este decidió irse a perseguir las líneas ley por el mundo, cansado de trabajar.  En su tiempo libre, sin embargo, Alatar se dedica al estudio de su arte y a la protección del mundo terrenal; sí, suena estirado, pero él no se considera a sí mismo un super héroe ni mucho menos. Es simplemente una persona que sufrió las consecuencias de la magia descontrolada de su padre; y no piensa permitir que lo mismo le pase a otros, no si puede evitarlo.

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↳Hombre bastante alto, de porte imponente con sus 1.85m, de complexión atlética y fornida. De cabello castaño, siempre lo lleva corto y ordenado, al igual que la leve barba que se deja crecer (especialmente cuando se obsesiona con algo y se olvida hasta de afeitarse).

↳Cuenta con varias cicatrices, casi todas de la adolescencia cuando aún no aprendía bien a quemar Acero y Hierro, ni a utilizar bien su magia elemental. La mayoría se arremolinan en torno a sus brazos y en sus manos, pero tiene un par en la espalda también de un feo encuentro con un demonio. A este último se le puede acusar de ser el gatillo de su aversión extrema por la magia negra; interrumpió a su padre cuando estaba haciendo una invocación en el sótano de la casa de los Arrhenius, y la criatura lo atacó. Las cicatrices que le quedaron de ese encuentro son... diferentes. Más profundas, más gruesas, crecieron con él durante los años, y al enfrentarse a criaturas demoniacas, se suelen abrir y sangrar. En períodos de estrés, o bajo los efectos de la ira, le duelen como el infierno mismo, y juraría que puede sentir las garras de la bestia cortándole las capas de músculo.

𝒕𝒓𝒂𝒑𝒆𝒄𝒊𝒐; 𝒆𝒓𝒆𝒄𝒕𝒐𝒓; 𝒔𝒆𝒓𝒓𝒂𝒕𝒐; 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒓𝒄𝒐𝒔𝒕𝒂𝒍;

 𝒅𝒆𝒍𝒕𝒐𝒊𝒅𝒆; 𝒇𝒍𝒆𝒙𝒐𝒓; 𝒆𝒙𝒕𝒆𝒏𝒔𝒐𝒓

↱De buen porte, Alatar sabe de su atractivo, y no tiene reparos en explotarlo si ve la oportunidad para hacerlo; una figura de negro en la calle, su estilo de vestimenta suele ser classy, de colores sobrios, y su prenda preferida es sin duda alguna un abrigo oscuro que usa con el cuello vuelto hacia arriba. Se mueve con seguridad, su presencia impone y se nota, no solo por su altura sino también por su actitud. Va al gimnasio con regularidad, procurando cuidar su figura atlética y fornida, aunque la alomancia le permita obviar su fuerza.

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Si bien la magia que le gira en el interior pareciera ser un poso sin fondo, el uso que Alatar le da está concentrado en dos grandes ramas de poder: la magia elemental y la alomancia.

↳La primera se explica por sí misma: implica la manipulación y creación de energía en la forma de los 4 elementos Aristotélicos: agua, fuego, aire y tierra. La pyromancia es ciertamente su favorita, pero se maneja con maestría en los cuatro. Además, esta magia le otorga un grado de conexión con su entorno que trasciende lo material; el capullo que florece, el volcán que ruge en advertencia y las grietas subterráneas no están ocultas de él.

↳La alomancia es ligeramente más compleja: consiste en la extracción de determinadas propiedades de los metales, mediante su ingesta. El consumir por ejemplo, acero, le permite a Alatar extraer con la magia de su cuerpo, la capacidad de empujar cualquier objeto metálico a su alrededor. Su cuerpo quema el metal, literalmente, por lo que el efecto que cada uno proporciona dura solo por un período acotado de tiempo; una vez acabado, Alatar debe volver a consumirlo.

acero ⇌ empujar

hierro ⇌ jalar

latón ⇌ agudizar los sentidos

peltre ⇌ fortalecer el cuerpo

cobre ⇌ ocultarse

Adicionalmente, está bien versado en todo lo que son los encantamientos, el intencionamiento de los objetos, las barreras, la curación y la apertura de portales. También sabe realizar invocaciones y lanzar maldiciones, pero ambas son cosas que no ha tocado hace décadas.

『𝐆𝐮𝐬𝐭𝐨𝐬 𝐞 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫𝐞𝐬𝐞𝐬: 』

—las antigüedades, los metales, y la química. Casi todo sobre la preparación de aleaciones y de los metales que usa para su magia lo aprendió como un oficio, a espaldas de sus padres con su propia sangre, sudor y lágrimas; pero le habría encantado ir a la universidad y aprender química, aprender la ciencia por muy humana que fuese detrás de ello. 

—Le gusta leer, es un hombre más bien reflexivo, y al contrario de lo que transmite su personalidad privada y a veces poco expresiva, le encanta estar con gente; le fascinan las personas, estudiarlas y entenderlas, y siente que siempre aprende algo nuevo sean humanos o no.

『 𝐎𝐝𝐢𝐨: 』 

—la verdad su tolerancia hacia su propia raza a veces es limitada. Los considera pedantes y pretenciosos, lo que explica la mano dura con la que suele tratar a aquellos que se salen de su entendimiento de lo aceptable. Pero lo que más odia por sobre todo, es la gran mayoría de la magia negra; probablemente por las malas experiencias que tuvo con esta a través de su padre, poseedor de incontables anécdotas.

—odia el maní y las cosas sabor umami. No posee el receptor en la lengua para percibirlo, por lo que solo siente tierra al probarlo.

—el verano.

—la mala ortografía.

—el polvo y la suciedad, pero más odia limpiar.