12

——————————————————

-Eres un idiota.- le di un golpe en el brazo. -Estúpido. Insensible. Imbécil. Insensato. Tonto.- por cada palabra que decía le daba un golpe.

-Ya entendí, mujer. Deja de golpearme.- pidió, tratando de evitar mis ataques, a pesar de que le dolía moverse mucho.

Me lancé a besarlo. -Que bueno que estás bien.- murmuré sobre sus labios.

Al separarnos él sonrió con burla y señaló su abdomen, donde había quedado un enorme agujero por la herida causada. -No tan bien.-

-Estás completo. Es lo que importa.- comenté y seguí quitándole el dolor para poder desinfectar la herida, que era lo más que podía hacer, ya que no tenía los recursos necesarios para curarlo completamente. Hasta que recordé algo. -Eres un idiota.- repetí y volví a golpearlo.

-¿Ahora qué te sucede?- preguntó alterado.

-Le prometimos a Isaac que iríamos a verlo, pero por tú idiotez ya no se pudo.- expliqué.

Iba a replicar algo, pero cerró la boca abruptamente al percatarse de que si, por su idiotez no se pudo. Su celular comenzó a sonar y al ver que no podía moverse demasiado, lo saqué y se lo tendí, esperando que contestara.

-Scott y Kira fueron secuestrados, papá. Estamos en camino.- fue lo primero que escuché decir al contestar la llamada.

-Allison, aguanta. Tienes que esperar.- el patriarca de los Argent habló con dificultad.

-No puedo, papá.-

-Allison, espéranos...-

-No hay tiempo. Hay luna llena esta noche. No hay tiempo, papá.- insistió.

-Espera, Allison. ¡Espera!-

Le arrebaté el celular de la mano y me lo pegué para que me pudiera escuchar. -¡Celestine Allison Argent!- llamé su atención para que dejara de balbucear. -Hija, respira y cuéntame todo con calma. Primero, ¿quién está manejando?- no quería que por estar estresada y asustada tuviera un accidente.

Soltó un suspiro. -Isaac. Isaac está conduciendo.- informó ya más tranquila.

-De acuerdo, linda. Ahora necesito que me expliques lo que está pasando. Sin alterarte. Por alterarte no vas a ayudar ni a Scott ni a Kira.- comenté.

-Mi ti... Kate los secuestró. Se los llevó a México. A La Iglesia.- especificó. -Tenemos cosas con sus olores para que sea más fácil buscarlos. Estamos en camino.-

-Necesito que me escuches con suma atención.- pedí. Recibí un "de acuerdo" de su parte. -Ya están de camino y aunque aún no hubieran partido, no íbamos a poder hacer algo para impedir que vayan.- una mala mirada de mi mate se posó en mi, pero decidí ignorarlo. -Sé que quieres proteger y salvar a tus amigos y no sabes lo orgullosos que estamos por ser tan valiente; seguramente Isaac me está escuchando, así que dejarme decir que estamos orgullosos de ambos, pero no por eso se tienen que creer invencibles. Yo no soy Victoria. Está bien sentir miedo y si se quieren alejar no los convierte en cobardes. Solo permanezcan juntos y eviten meterse en más problemas de los que pueden sobrellevar. Así que solo cuídense, ¿de acuerdo?-

-No te preocupes, estaremos bien. Los esperaremos en caso de ser necesario.- informó y se despidió, para después colgar.

-Entonces, ¿los llevo a su casa?- el oficial preguntó.

-Nos comentaste que seguías a Peter desde lo de Meredith, pues tienes la oportunidad de continuar haciéndolo.- murmuré. No quería decirle de golpe que si nos podía llevar a México.

-Si puedo ayudar a que nadie salga herido, díganme a donde se dirige.- pidió.

-México. Tenemos que ir a México.- dije. Mi mate me volteó a ver, ya que debido a su falta de audición mejorada, no le fue posible escuchar lo que la cazadora menor me explicó, pero comprendió todo al saber nuestro destino.

——————————————————

-¿Me podrían explicar cómo es que Alice sentía su dolor?- preguntó un poco alterado y bueno, era normal considerando que él creía que ya sabía todo sobre el mundo sobrenatural. De hecho me parecía raro que no hubiera hablado antes.

-¿Sabes lo que es un compañero o mate?- cuestioné, pero al ver la cara que hizo, me di cuenta de que no tenía ni la más mínima idea. -No, claro que no lo sabes.- solté un bufido.

-No sé que te sorprende. Conoce este mundo hace como dos días.- murmuró el cazador.

-Los compañeros son una bendición y todo sobrenatural lo sabe, bueno, con excepción de ti.- murmuré, lo último fue en un susurro, queriendo que no escuchara, pero me percaté de mi fallo al ver sus mejillas encendidas en vergüenza.

-¿Qué quieres decir?- el oficial preguntó.

-Alice y yo somos lo que se conoce como compañeros.- anunció el mayor.

-¿Podrían especificar?- pidió, frunciendo el ceño.

-Los compañeros son almas gemelas, específicamente de los seres sobrenaturales. Básicamente significa que nuestra alma se partió al nacer, que desde nuestro primer segundo en el mundo nuestros destinos se entrelazaron.
Estábamos destinados a encontrarnos, estamos destinados a estar juntos.- expliqué. -Este sería el amor más puro y lindo del mundo. Todos soñamos con encontrar a esa persona que te va a amar incondicionalmente, la que siempre va a estar para ti y jamás haría algo para dañarte, esa persona es tú compañero. Si quieres verlo así.-

-Eso todavía no explica porqué ella tenía la misma herida que usted, que sentía el dolor cuando yo trataba de remover la vara y que estaba sangrando.- comentó Jordan.

-Ella siente mi dolor y yo siento el suyo.- Chris declaró. -Podemos sentir todo lo que le ha pasado al otro. Desde el dolor de un simple corte de papel, hasta cada hueso roto y torcido. Todo.-

-Para ser sincera yo no quería encontrar a mi mate.- admití con una sonrisa. Argent me miró mal, pero no le di importancia. -Nunca quise encontrarlo porque eso significaba que perdería mi libertad. Los dos nos volvemos dependientes del otro. El lobo lo es aún más que el humano. Se convierte en un protector.-

-Entonces, ¿sientes algo más que dolor? Me refiero a cuando tú sales lastimada.- específico.

-Descubrir que eres la causa del dolor de otra persona es difícil, especialmente para la parte sobrenatural de uno. Se supone que estamos hechos para amarnos y protegernos. El lobo que habita en mi se siente enojado y frustrado al saber que no estoy protegiéndolo como debería.- externé. El de ojos azules tomó mi mano y dejó un beso en mis nudillos, haciéndome sonreír.

-¿Cómo se que he encontrado a mi mate?- preguntó.

Solté una pequeña risa. -Lydia no es tu compañera.- informé.

Él se puso súper nervioso y balbuceó varias veces. -No. Yo no...- intentó hablar, después de haberse aclarado la garganta.

-Sé que te gusta, pero de ser tú compañera lo sabrías.- no di más información. Además de que, aunque la rubio fresa no lo sabía aún, su lado banshee ya encontró a su compañero.

-¿Crees que logre encontrarla?- cuestionó. -¿O encontrarlo?-

-Probablemente no.- admití. El hombre me vió como si le hubiera dicho que pisé a su perrito. Chris me regañó con la mirada por mi poco tacto, pero solo me encogí de hombros. Tenía que saber las cosas como eran. -Muchos seres sobrenaturales nunca lo encuentran y algunos, cuando lo hacen, cometen estupideces, impidiendo estar juntos.- el recuerdo de mi madre y Deucalion llegó a mi, porque si, el hombre me confirmó mis sospechas. Estaban destinados a estar juntos y no puedo ni imaginar el dolor que él debe estar sintiendo al no tener a su otra mitad a su lado. -Aunque si tú encontraras la tuya, lo más probable es que sea una bruja.-

-¿Una bruja? ¿Por qué una bruja y no otra persona?- preguntó realmente intrigado.

-Las brujas tienen conexión con todos los sobrenaturales.- dije. No quería decirle la especie que él era. No hasta estar segura de que no nos supondrá un peligro al enterarse de la verdad.

El viaje continuó hasta el momento en silencio, solo con la música de fondo y el constante contacto que teníamos Argent y yo.

Pasaron un par de horas y pronto ya nos encontrábamos a mitad del desierto. El sol intenso del desierto era agonizante. Odiaba el calor y creía que se debía a que por mi condición de loba solía darme más calor del normal, de ahí a que siempre vestía con shorts, tops y algunas veces vestidos y faldas.

——————————————————

-¿Te acuerdas de la foto que Isaac me enseñó de su hermano?- pregunté en voz baja al cazador.

-Sí. El día que le mostrabas fotos de tu madre.- señaló, asintiendo con la cabeza.

-Él.- señalé al hombre que manejaba. -Es idéntico a su hermano.-

-¿Y eso qué? Se supone que hay más personas en el mundo a la que somos idénticas.- comentó.

-Sí, pero no puede ser casualidad. Además creo que sirvió en el mismo lugar que Camden y tienen la misma edad.- murmuré.

-Lobita, no creo que lo sea.- dijo acariciando mi mano.

-Puede ser que no, pero también existe la posibilidad de que lo sea. Y no dejaré de investigar hasta que me asegure de la verdad. Isaac extraña a su hermano, creo que merece saber lo que sucedió o en caso de que él lo sea, no sé, tener un reencuentro o algo así.- daría lo que fuera por poder contarle lo que sucedió con su hermano. Según le contaron, Camden murió en combate, pero ni siquiera encontraron su cuerpo, ni su placa de identificación.

-No dudes que te ayudaré a buscar la verdad.- susurró y dejó un beso en mi frente.

El viaje continuó sin complicaciones. Pronto el sol comenzó a ocultarse, dándole paso a la luna llena, que poco a poco subía para estar en su máximo esplendor. Jugueteaba nerviosa con mis manos, hasta que el mayor las separó tomando una de ellas. Nunca en mi vida me había sentido nerviosa por la seguridad de alguien. Antes no tenía a nadie por quien hacerlo; si, tenía a mis hermanos y a mis padres, pero ellos eran hombres lobo contra sobrenaturales y eran adultos, mis niños eran adolescentes que no deberían estar pasando por todo esto, Allison era una excelente cazadora y muy inteligente, pero seguía siendo humana. Nada comparado contra un sobrenatural.

——————————————————

Al llegar a La Iglesia lo primero que hicimos fue bajar de la camioneta en la que íbamos, tal parecía que Araya y sus cazadores habían arribado al lugar unos segundos antes que nosotros. La imagen frente a nosotros no era más que la rubia hermana del hombre a mi lado, siendo atacada por las armas de los presentes.

La mujer jaguar se vió obligada a retroceder para que las balas no impactaran en ella, el Berserker actuó como su escudo unos segundos, dándole tiempo de escapar de la lluvia de balas provenientes de los Calaveras y de los dos hombres que me acompañaban.

El cazador liberó un gruñido y lo volteé a ver. -La mujer lobo soy yo.- murmuré y una sonrisa se asomó en su rostro, antes de estirarme la mano, pidiéndome silenciosamente que lo acompañara a por Kate.

Llegamos a otra zona, a las afueras de La Iglesia, donde los hombres se ocultaban tras los escombros para protegerse de los ataques proporcionados por la criatura, hasta que uno de los cazadores, no sé si fue estúpido o valiente, pero se enfrentó en una lucha cuerpo a cuerpo contra la cosa de huesos, donde, claramente, resultó con el hombre en el suelo. Así varios de ellos fueron derrumbados. Todos siguieron disparando al seguidor de la mujer jaguar. Yo solo quería ir y acabar con el problema que Kate era, pero sabía que era tarea de su hermano, solo él sabría si la mataba, si la llevaba a Eichen o la dejaba libre; debido a que no era mi pelea yo solo estaba a un costado del hombre de ojos azules, mostrándole mi apoyo.

-¿Derek?- a pesar del intenso ruido que se producía por las armas siendo disparadas, mi oído captó la voz de Braeden. Los latidos casi inaudibles de mi hermano me distrajeron de lo que sucedía frente a mis ojos, por lo que, sin vacilar, cambié mi atención hacia él y me tiré a su lado. Sabía lo que estaba sucediendo. Y como si a nuestro alrededor se percataran de lo mismo, todo se sumió en un silencio agonizante.

Al notar mi presencia, colocó sus dos orbes verdes en los míos. -Alice...- su voz fue solo un susurro, del que estaba segura que la mercenaria no había escuchado, ante su vista parecía que solo movió sus labios, pero mi oído sobrenatural lo captó.

-Estoy tan orgullosa de ti.- dejé un beso en su frente y al separarme solo consiguió esbozar una pequeña sonrisa antes de caer en la inconsciencia.

-¿Por qué no estás llorando?- me preguntó la morena, un nudo en su garganta estaba presente, complicándole hablar. El ruido a nuestro alrededor se acabó.

-Derek no está muerto.- dije. Ella me miró incrédula y me señaló el cuerpo. -¿Sientes que estás muerta en vida?- cuestioné, negó con su cabeza y la ayudé a incorporarse para poder ponerla a salvo. -Entonces no está muerto. Lo sentirías de ser así. El que tú seas su mate no lo siente solo él.- las balas surgieron tras escuchar a dos hombres ser atacados.

Todos los presentes disparaban sin piedad a la mujer jaguar. Uno de sus Berserks se interpuso en el camino, acabando con la vida de un hombre a su paso. Para ser sincera yo no quería entrometerme en la pelea que tenían contra la rubia. No iba a gastar mis energías en alguien que no valía la pena.

-¡No caen!- escuché el grito de Jordan. -Nada atraviesa esas armaduras y me estoy quedando sin balas.- informó. Había una manera de acabar con ellos, pero en cuestión de segundos alguien se haría cargo de la bestia, mostrando todo su poder.

Los ojos de Chris chocaron con los míos y asentí ligeramente al ver la decisión en su mirada. Me contó que había preparado una bala con el wolfsbane que habíamos sacado de uno de sus almacenes. Él se ocultó tras unos escombros y escuché que dejó caer el objeto entre sus manos para poder sacar la más pequeña, que era donde estaba la bala especial.

Kate y la criatura se abrían paso entre los cazadores con facilidad, los hombres caían como pinos y no fue hasta que Araya se interpuso en su camino que esta se detuvo.

-Tu sigues, Araya. Luego vendré a matarte a ti. - musitó.

La mayor sacó un stick de electroshocks. -Ven, La loba. Déjame mostrarte cómo mueren los Calaveras.- la rubia liberó un rugido y se acercó a la líder, quien no demostró ninguna emoción a medida que la Argent daba un paso tras otro en su dirección; sin embargo, ninguna de las dos tuvo oportunidad alguna de dar paso al primer ataque, ya que un nuevo aullido interrumpió su duelo de miradas. Yo solo pude sonreír en grande y pensar en lo orgullosa que nuestra madre estaría de su hijo.

El lugar que ocupaba Derek estaba vacío y solo miré hacía allá para rectificarlo, para quitar de mi mente que fuera una alucinación, porque no había manera en que no identificara al Hale.

Un lobo de pelaje negro se dejó ver, junto a sus ojos azules metálico brillando; lanzándose hacia Kate, bajo la mirada atónita de todos los demás y mi mirada orgullosa. El animal derribó a la ex cazadora sin esfuerzo alguno, lanzando zarpazos a cualquier zona que tuviera a la mano.

La rubia logró zafarse con dificultad, intentando
arrastrarse lejos del animal de ojos brillantes. En ese momento centró sus ojos en los míos y solo atiné a encenderlos en dorado; regresó su cabeza lobuna a la mujer y ella al girarse se encontró con Derek mirándola complacido ante su asombro.

-Estabas... Estabas muerto.- musitó.

-No. Estaba evolucionando.- él la corrigió.- Algo que tú nunca harás.-

En protección a la jaguar, un Berserker se acercó a él, pero el hombre lobo se adelantó y tomó el cráneo entre sus manos, al romperla en pedazos, una luz brillante surgió. A su vez, Kate aprovechó la distracción para intentar escapar de mi hermano sin contar con que Chris esperaba el momento justo para disparar su proyectil de acónito amarillo en su
dirección.

El sonido del arma ser disparada llamó mi atención. -¿Chris?- sin esperar respuesta alguna, la mujer jaguar corrió hacia el interior de La Iglesia, seguida por su hermano.

-Der.- me acerqué rápidamente para envolverlo en
un abrazo asfixiante.

-¿No irás tras Argent?- preguntó entre mis brazos.

-Puede cuidarse solo y estoy súper enojada con él, así que no.- me alejé de su cuerpo y recordé que tras las transformaciones te quedabas sin ropa. -Sabes que nos encanta decir que nos desvestimos para impresionar, pero no lo hagas frente a tu hermana.- me burlé.

Él recordó que estaba desnudo e inmediatamente bajó sus manos para poder proteger sus partes bajas. -Ya vuelvo.- notificó y salió corriendo a su camioneta por una muda de ropa.

En ese instante, el Hale y la Argent venían saliendo del interior del templo azteca. Sin pensarlo ni un segundo, me acerqué a ellos para poder abrazarlos.

Dejé varios besos en sus cabezas, que ellos aceptaban gustosos. -Gracias al infierno están bien.- dije al verificar que ninguno de mis chicos estaba herido, sucios pero sanos.

-Yo también estoy bien. Gracias por preocuparte, Lobita.- el hombre de ojos azules espetó con sarcasmo, mientras caminaba hacia nosotros. Rodé mis ojos al verlo, lo que hizo que frunciera su ceño confundido. Sabía que le dolía la herida y no necesariamente por el dolor que yo sentía, me di cuenta por la manera en que se presionaba el abdomen.

-¿Por qué vienes semidesnuda?- Allison me preguntó, ignorando a su padre, lo que me sacó una sonrisa y al mayor un gruñido.

-¿Estás bien?- fue turno de Isaac de cuestionar. Sabía que lo decía por la sangre seca que tenía.

-Christopher decidió hacerle una visita a mi tío y resultó herido. Tuve que transformarme para buscarlo y ¿que me encontré? Un hombre moribundo con una varilla clavada en su abdomen.- informé.

La adolescente volteó a ver a su padre furiosa y el rubio, al ver que la chica estaba por lanzársele, la sostuvo por la cintura. -Le prometiste a mamá no buscar a esos dos tu solo.- escuché que dijo, pero quería dejarlos para que hablaran y que el cazador se arreglara con ellos.

Me acerqué a mi hermano, quien se encontraba a un lado de su camioneta, suponía que en la espera de los chicos para despedirse, porque aunque no me lo hubiera dicho, sabía que se iba a ir de Beacon Hills, probablemente a Brasil o al lugar que Braeden quisiera, ya que el idiota de Derek no se despegaba de ella ni un solo momento y al ser su mate no le podía negar nada.

Al ver que tenía intenciones de hablar, solo levanté mi mano para que guardara silencio, así que cerró la boca y esperó paciente lo que tenía por decir. Me quité la pulsera que portaba en mi muñeca para no perderla y tenerla a la mano para cuando esto sucediera. Sus ojos brillaron al ver lo que le estiraba.

-Creo que sabes lo que es y que sepas que te lo has ganado.- para muchos podría verse como una simple pulsera, pero para mi y mi familia se había convertido en algo sagrado. Un trofeo, mostrando tu evolución. Mostraba que aprendiste a superar las adversidades y te sobrepusiste a ellas.

-Gracias, Ali. Atesoraré esto por el resto de mi vida.- ahora fue su turno de apretarme contra su cuerpo en un abrazo.

-Sé que ya te lo dije, pero no sabes lo orgullosa que me encuentro por ti.- murmuré, dejé un beso en su mejilla y nos separamos. -Te voy a extrañar demasiado.-

Él me miró confundido, hasta que una sonrisa se plasmó en su rostro. -Te iba a preguntar cómo es que lo sabías, pero recordé que siempre sabes todo.-

Me reí ligeramente. -Cuídate y por lo que más quieras, escríbeme.- pedí.

-Yo también te voy a extrañar, hermanita.- nos volvimos a unir en un abrazo. Si bien no éramos muy sentimentales, siempre habíamos estado juntos y era raro estar alejados por mucho tiempo.

——————————————————

Para cuando los diferentes clanes se reunieron fuera de La Iglesia, el sol había salido. Chris y Scott se encontraban en medio de la manada y los cazadores, conversando entre ellos. Claramente podía escuchar todo lo que decían. Mis niños estaban a mi lado, ambos recargados en el auto a a nuestras espaldas.

-Hay suficiente acónito amarillo para mantener lejos a Peter y volver. Pero tengan cuidado.- advirtió Argent.

-¿De veras vas con ellos?- le preguntó Scott.

-Hice un trato con los Calavera hace unas semanas. Los dejarán en paz. A todos. Pero solo si les ayudo a atrapar a Kate.- avisó.

-¿Qué hay con Allison? ¿Con Alice?- el menor cuestionó. Comencé a caminar hacia ellos, al mismo tiempo que la cazadora mexicana lo hacía.

-Christopher. Vete al auto.- tenía la mirada fija en Araya, pero él sabía que no estaba para replicar y tenía que hacerlo. El adolescente retrocedió al vernos y se fue junto a sus amigos.

-Si señora.- contestó y se dirigió hacia allá.

-No sé si sentirme decepcionada o orgullosa de que una mujer como tú tenga tanto poder sobre un cazador.- la mayor musitó.

-Conoces el código.- dije en un gruñido, ignorando su comentario. -Dice que...-

-No me hables del código. Yo estuve ahí cuando fue escrito.- me interrumpió.

-Entonces sabes que no puedes hacer tratos con Christopher.- señalé. Adopté el porte que solía usar cuando los Alfas se reunían.

-Veo que ya eres Alfa de tu propia manada.- comentó, viendo detrás de mi unos segundos, para después regresar su mirada a la mía. Haciendo caso omiso de mis palabras.

Rodé mis ojos. -Sabes que sigo siendo beta. Omega si no quieres asesinarme.- musité.

Liberó una pequeña risa. -Sabes que nos regimos por el código y tú no sueles romperlo. Me refería a ellos.- señaló a mi espalda, me giré levemente para ver a quien señalaba. Isaac, Allison y Chris estaban parados viéndome, seguramente el rubio les estaba contando lo que estaba hablando con la líder de los Calavera. -Aunque no me agrade la idea de que dos cazadores de uno de los clanes más reconocidos en el mundo sean de tu manada, ellos te seguirán sin dudar, al igual que el rubio.- señaló.

Centré mi vista en ella. -Supongo que si. Son mi manada.- afirmé con una sonrisa.

-Conoces el código, pero ¿sabes por qué se creó, mija?- cuestionó cambiando de tema.

-Porque los sobrenaturales, que por casualidad tenían su mate en algún cazador, se aprovechaban de eso.- dije.

Negó con su cabeza. -Fue por ti y por Argent.- informó. Fruncí mi ceño confundida. -Alguna vez sucedió que una cazadora y un hombre lobo fueron mates, justo como ustedes. Es cierto que él se aprovechó de eso y asesinó a gente inocente solo por placer, así que acabaron con él. La mujer murió al instante. Los cazadores que acabaron con el lobo fueron maldecidos por la diosa Luna. No había forma de pararla, solo terminó hasta que estos estuvieron muertos. Talia, tú madre, nos dijo que existían parejas conformadas desde hace muchísimo tiempo. Ellos eran una de ellas. Ustedes fueron la primera pareja que la luna creó.- explicó. -Llegamos a un acuerdo. No podíamos separar a los mates y los hombres lobo serían controlados por tu madre, evitando que acabaran con los cazadores.-

-¿Por qué me cuentas todo esto?- pregunté. No me fiaba de sus motivos para contarme esto. Hasta donde me mostraba, no había razón alguna del porque revelarme esto.

-Mereces saber que Talia siempre te protegió, mija.- murmuró.

-Si sabías que no podías hacer ningún trato con Argent, ¿por qué lo sugeriste de todas maneras.-

-Quería ver hasta donde era capaz de llegar para protegerlos. Hay algo que los Calaveras respetamos y que no está en en ningún código. La familia.- acto seguido se dió la vuelta para regresar con su clan, sin dejarme responder lo que comentó.

Toreto estaría orgulloso de ustedes, pensé.

Regresé con mi familia, para ver cómo mi hermano se despedía de un asentimiento de cabeza junto a una sonrisa y acto seguido subía a su camioneta para emprender su viaje. -Lobita.- Chris trató de llamar mi atención.

-Cuéntenme lo que sucedió allá adentro.- pedí, pasando del cazador.

Los chicos se percataron de que estaba enfadada con el hombre y era mejor que no se metieran, así que procedieron a explicarme con lujo de detalle las cosas que pasaron desde que se enteraron del secuestro del Alfa y la kitsune.

Al finalizar su explicación solo asentí ante la información y me encaminé hasta Malia. Sabía que no era fácil ver algo así viniendo de tu padre y aunque no llevaba mucho tiempo conviviendo con mi tío, no era menos fácil.

-¿Me permites decirte algo sobre Peter?- le pregunté a mi prima.

-Me arrojó contra una columna.- informó en un gruñido.

-Eso lo sé, pero solo quería comentarte algo.- dije.

Rodó sus ojos. -De acuerdo.-

-Peter solo está roto. Si bien no estoy justificando sus acciones, él pasó por muchas cosas en su vida. Perder a su pareja, el que no lo tomaran en serio, que por culpa de Kate terminara en el hospital y perdiera a su familia, que lo alejaran de ti.- comenté. -Al aliarse con Kate quería recuperar el poder que cree que se le fue robado. Es ambicioso y no puede soportar el hecho de que alguien lo supere, pero aún así no puedo odiarlo y espero que tu no lo hagas. Solo espero que después de esto vuelva a ser el Peter que conocía.- seguí. -Nunca tuvo la oportunidad de ser padre, mi madre no se lo permitió, pero antes de que tú nacieras, él hizo lo posible para que fueras la niña más querida. Ahora no lo puedes ver, pero no quiero que guardes todo ese rencor. Mira en lo que terminó Peter, por lo que si necesitas hablar con alguien, no dudes en buscarme.- ella asintió, procesando lo que dije. Quería acercarme y abrazarla, pero no sabía si la incomodaría, así que tomé su mano, mostrando mi apoyo.

——————————————————

¿Hay alguna canción que les recuerde a este fic?

¿Qué opinan de lo que Alice dijo sobre Peter?

Con este capítulo se termina la cuarta temporada. No se olviden de votar y dejar sus comentarios, me encanta leerlos.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top